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Erick Simpson Aguilera
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    • Un llamado a la sociedad civil

      Posteado a las 7:14 pm por Erick Simpson Aguilera, el 31 marzo, 2016

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Disolución-sociedad-civil

      Buen día queridos lectores.

      Con el mayor de los respetos quisiera hacerle un llamado a la sociedad civil organizada panameña y a los ciudadanos en general, a tenor de mis siguientes acotaciones.

      En primera instancia quiero señalar que el papel de la sociedad civil panameña en el quehacer nacional es fundamental en virtud del vacío dejado por los principales actores de la cosa pública, a saber, partidos políticos que son un lastre y una suerte de aparatos electoreros anacrónicos; gremios estudiantiles y de educadores -que en otrora tenían un peso en el acontecer nacional y hoy día brillan por su ausencia-; gremios empresariales que carecen de conciencia social y todo lo miden monetariamente; sindicatos y asociaciones de trabajadores que con todo el derecho velan por sus intereses particulares pero carecen de una visión integral del país, léase, pecan de egoístas; ambientalistas que sucumben a los altos salarios pagados en el sector publico los cuales apagan sus voces en otrora beligerantes y hoy callan ante los crímenes ambientales que todavía sufre el país; líderes religiosos que han dejado de tener una voz de vehemente condena ante los exabruptos cometidos por la clase política; etcétera.

      Así las cosas, la sociedad civil es el último bastión que se mantiene de pie en la crisis de valores que sufre el país la cual es propiciada por los tres Órganos del Estado que son los que enferman al resto de la sociedad panameña que coquetea con el desastre y el colapso.

      Para aquellos que consideren mis apreciaciones como pesimistas y en extremo apocalípticas, quisiera plantearles el siguiente dilema:

      Si el sistema de pesos y contrapesos colapsa en un país que por ende se queda sin separación de poderes y más bien se rige por un contubernio entre los Órganos del Estado para delinquir; si el poder legislativo solo legisla para los intereses de los diputados y de sus cúpulas políticas en detrimento de la patria; si dicho poder no fiscaliza como le corresponde constitucionalmente y más bien protege a los magistrados de la Corte archivando las denuncias en contra de los mismos; si el poder judicial tiene una mora que asusta; si la justicia que aplican es selectiva, clasista y se basa en la impunidad del mejor postor; si dicho Órgano del Estado archiva haciendo gala de un pacto de no agresión, las denuncias en contra de los diputados que no han rendido cuentas por los $416,678,206.00 millones de dólares en partidas circuitales que manejaron; si el poder ejecutivo no ejecuta, peca de lento, no combate las malas prácticas de antaño que tanto daño nos hacen como son el nepotismo, clientelismo político, populismo, subsidios por doquier, etcétera; y como si esto fuera poco le otorga contratos multimillonarios a una empresa desprestigiada mundialmente como es la brasileña Odebrecht cuyo principal accionista cumple una pena de prisión de 19 años por lavado de dinero, corrupción de funcionarios públicos, y por integrar una banda criminal, jugando de esta forma con el patrimonio y las finanzas publicas de todos los panameños al arriesgar tamaña suma de dinero con una empresa dada a las coimas que ya comienza a sufrir en su capacidad financiera tras la rebaja de calificación de riesgo que le aplicó la agencia Standard & Poor’s (S&P), etcétera, ¿cómo se supone que debemos calificar a semejante escenario de terror que refleja la crisis institucional que sufrimos?

      Dicho eso, quiero reiterar mi llamado a la sociedad civil organizada panameña y a los ciudadanos de a pie para que nos tornemos más beligerantes comoquiera que, la clase política nos ha demostrado que son un caso perdido, que son unos cínicos con un discurso de transparencia cuando son oposición y otro de tolerancia a la corrupción cuando son gobierno, que carecen de vergüenza, y que ya ni siquiera disimulan sus abusos contra erario público, ni sus asociaciones con bandas criminales. Panamá vive una hora crucial en la cual tenemos que decidir si seguiremos hablando bonito y huecamente, si seguiremos siendo políticamente correctos, dándonos ínfulas en los medios de comunicación como grandes gurús y comentaristas políticos que solo hablan y filosofan pero no proponen soluciones reales ni acciones concretas.

      Es preciso que realicemos de una vez por todas que la clase política no renunciará a sus prebendas fueros y privilegios; que no modernizarán el tema constitucional mediante una nueva carta magna; que no legislarán un instrumento legal de contrataciones públicas que impida la participación en licitaciones de empresas forajidas que están saqueando Panamá porque ellos son cómplices del saqueo y les conviene que todo siga igual o peor; que nunca harán una reforma electoral verdadera que les quite el poder de poner y quitar reyes a los donantes secretos que titiritean el sistema; etcétera; si todavía no entendemos todo esto, la palabra ingenuos es un piropo para lo que verdaderamente somos.

      En fin, o la sociedad civil panameña es parte de la solución o lo será del problema al ser disuelta por inoperante y engullida por el sistema corrupto que tiene a Panamá al borde del colapso institucional. Sí, yo sé que muchos ilusos creen que el problema era Martinelli y que con la llegada de Varela todo el sistema se saneó por arte de magia, y por eso han bajado la guardia, caído en el letargo y viven en la ilusión de que todo marcha bien. Sin embargo, la presencia omnipresente de la empresa Odebrecht en el quehacer nacional, es uno de los muchos indicios que me indican que todo sigue igual y en franco deterioro.

      Llegó la hora pueblo panameño de despertar del sueño y actuar como los guatemaltecos y brasileños, entiéndase, tomarnos las calles y presionar hasta que el sistema cambié, porque de lo contrario el Estado fallido está a la vuelta de la esquina. Es solo cuestión de que mermen las finanzas, se incremente la deuda pública, y se resienta la economía nacional, para que explote peligrosamente el descontento generalizado de los ciudadanos sufriendo estrechez y nos demuestre a las malas dicha explosión social que Panamá no es inmune al colapso socioeconómico que han sufrido países hermanos del área que hoy por hoy están sumidos en el caos, la violencia e ingobernabilidad, y entonces se acordarán de mí. Dios quiera que me equivoque. Para los efectos de evitar el colapso institucional, es preciso el liderazgo de las asociaciones de la sociedad civil organizada que tienen el poder de convocatoria y deben por tanto articular y consolidar sus esfuerzos para lograr el cometido común de movilizar al país en contra de los abusos de los politiqueros, los cuales amenazan con dar al traste la sana convivencia y el clima de paz, conduciéndonos al despeñadero.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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      | 2 comentarios Etiquetado como asamblea nacional, Órgano Judicial, constituyente, contrataciones públicas, crisis de valores, Erick Simpson Aguilera, Juan Carlos Varela, legislar, Odebrecht, organos del estado, Panamá, poder ejecutivo, ricardo martinelli, sociedad civil
    • Acerca del Pacto Ético Electoral

      Posteado a las 7:49 pm por Erick Simpson Aguilera, el 22 febrero, 2013

      Por: Erick Simpson Aguilera

      mapa-bandera

      Respecto al Pacto Ético Electoral promovido por la iglesia católica panameña, considero que, el mismo debe ser suscrito por todos los sectores involucrados directa o indirectamente, en la campaña electoral para las elecciones de 2014; léase, por los partidos políticos oficialistas y de oposición; la sociedad civil organizada; y los medios de comunicación; con la finalidad de salvaguardar el clima político que de por si será bastante caldeado; ergo, debemos evitar que el mismo se enrarezca al punto de desembocar en actos violentos que nadie quiere ni necesitamos.

      Temas como son: el respeto a la dignidad de los candidatos y de sus familiares; la prohibición de las campañas sucias; evitar el uso de bienes y recursos estatales para hacer proselitismo político; establecer topes a los gastos de campaña, para que no se desnaturalice el torneo electoral, evitándose así que, sea la plata la que compre los puestos en contienda; la transparencia y divulgación de las listas de donantes para detectar el dinero sucio y las inversiones inescrupulosas disfrazadas de donaciones; y la promoción de debates de altura para conocer las propuestas, planes y capacidades de los candidatos, son puntos claves que en mi opinión, deben ser incluidos en el pacto es cuestión.

      Ahora bien, es preciso que definamos las fronteras, para que no sacrifiquemos en nombre del Pacto Ético Electoral, libertades ciudadanas como son: el derecho a exigir rendición de cuentas a los funcionarios por sus manejos del patrimonio del Estado, y la libertad de expresión.

      Pretender condicionar la firma del Pacto Ético Electoral, a la limitación de la función informativa de los medios de comunicación social, cercenándose a tal punto la libertad de expresión que, el desempeño honrado o deshonesto como funcionarios públicos de algunos candidatos, lo convirtamos en tema tabú, y nadie pueda exigirles cuentas por escándalos que surjan o hayan surgido en las carteras que gestionan, cuando precisamente el desempeño público de los candidatos, constituye el mejor o peor testimonio a favor o en contra de sus aspiraciones políticas, habla muy mal del partido gobernante, y demuestra la poca vocación democrática del mismo; como quiera que, quienes ostentan el poder político, debieran ser los primeros en dar el ejemplo, velando por un clima de sosiego, y evitando que la campaña electoral se convierta en un lodazal que ensucie al país entero, y desemboque en actos violentos que nos pasen facturas a todos.

      Entiendo que, la línea que divide la campaña negativa, de la sucia, es bastante borrosa. Ergo, todos debemos hacer el máximo esfuerzo para definir una frontera que evite los excesos. El respeto a la presunción de inocencia, debe ser el norte a la hora que se trate algún supuesto caso de corrupción; de manera que, no se lesione la dignidad de los funcionarios implicados.

      Dicho lo cual, finalizo reiterando que, el Pacto Ético Electoral debe ser suscrito por todos los sectores de la vida nacional; que las libertades ciudadanas como son: la libertad de expresión, el derecho a exigir rendición de cuentas por el manejo del erario público, la presunción de inocencia, y la dignidad de los candidatos y de sus familiares, son temas no negociables, por tanto, deben formar parte integral del pacto en cuestión.

      Estimados votantes, a los partidos políticos y candidatos que se resistan a elevar el debate, y a sanear el torneo electoral, negándose a firmar el Pacto Ético Electoral, por medio del cual pudiéramos tener una fiesta, y no un duelo electoral, descártalos como opción, toda vez que, por sus hechos mezquinos y agendas particulares demuestran, cuan poco les importan, el bienestar y la paz social del país.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera

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      | 2 comentarios Etiquetado como funcionarios públicos, medios de comunicación social, partidos políticos, sociedad civil
    • Acerca de las reformas electorales

      Posteado a las 7:43 pm por Erick Simpson Aguilera, el 14 agosto, 2012

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Lo sucedido con el tema de las reformas electorales que fueron formuladas y consensuadas durante un año de debate, discusión y análisis, por la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE) integrada por representantes de los partidos políticos y miembros de la sociedad civil, para ser archivadas definitivamente por la Asamblea Nacional que, acto seguido procedió a remplazarlas por un proyecto ley de reformas electorales apócrifo que, a diferencia de las consensuadas en el Proyecto N° 292, por el cual se reforma el Código Electoral y se modifica la ley 59 del 28 de diciembre de 2006), nació de los intereses mezquinos y exclusivos de un grupo minúsculo de diputados carentes de credibilidad y autoridad moral por ser en su mayoría tránsfugas que se han burlado de la voluntad popular, demuestra que, los panameños somos rehenes de una clase política que deja mucho que desear, desprecia la participación ciudadana y odia el consenso. Dicho en bueno panameño, a los diputados les importa un comino lo que opinen las mayorías, y promoverán su egoísta agenda electorera de reelección, contra viento y marea y por encima de lo que piensen los panameños.

      Así las cosas, los promotores del nuevo proyecto de Ley que modifica artículos del Código Electoral, pretenden convencernos a los ciudadanos de que, dichas reformas apócrifas y carentes de consenso, son beneficiosas para nuestros intereses.

      Sin embargo, apreciados lectores, díganme sinceramente, qué les resulta prioritario en el particular que nos ocupa, los temas electoreros que propone el nuevo proyecto, o los temas de transparencia que propone el archivado Proyecto N° 292, por el cual se reforma el Código Electoral y se modifica la ley 59 del 28 de diciembre de 2006.

      Si bien es cierto que, es importante reglamentar las candidaturas presidenciales independientes, y acortar los asfixiantes e intoxicantes periodos de campañas electorales, también es cierto que, dichos temas son incluidos en el nuevo proyecto de reforma, a manera de caramelos para contentarnos y estafarnos a los ciudadanos, cual si de niños e ignorantes nos tratarán; toda vez que, en el fondo lo que persigue dicho proyecto de reformas, es la reelección de los tránsfugas por medio de la derogación del voto en plancha, y evitando que alianzas distintas respalden a un candidato a representante, diputado y alcalde.

      Sí, ya sé que, los promotores de tan nefasta reforma dirán que, las mismas son la panacea, que dos días de participación en los debates a quienes se opongan son suficientes y  mejores que lo consensuado durante un año por la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE) integrada por representantes de los partidos políticos y miembros de la sociedad civil, que estos cuatro temas benefician a los ciudadanos, que la transparencia en el torneo electoral no es un tema tan importante como los 12 artículos electoreros que ellos proponen, y demás hierbas aromáticas por el estilo.

      Sin embargo, la realidad es que, dichas reformas como han expresado representantes de la sociedad civil, partidos políticos de oposición y hasta magistrados del tribunal Electoral, constituyen un traje a la medida de los intereses mezquinos y agenda exclusiva, de los diputados de la bancada oficialista, la mayoría de los cuales son tránsfugas que han atentado contra la institucionalidad democrática al burlarse del voto de los ciudadanos.

      De manera que, si la Asamblea Nacional decidió archivar el Proyecto de Ley N° 292, por medio del cual se reglamentaban, entre otros temas importantes, los concernientes a: la transparencia en el financiamiento  privado y topes a los gastos y a las donaciones, medidas para reducir el costo de las campadas y la saturación de la propaganda electoral, debates presidenciales, igualdad de género, libre postulación para presidente y vicepresidente de la República, etcétera, entonces que no pretendan meternos gatos por liebres. Si los temas de transparencia electoral que si benefician a la ciudadanía, no son importantes para los diputados, pues, sus temas electoreros para perpetuarse en el poder y seguir con su fiesta en detrimento del país, tampoco son importantes para nosotros.

      No al nuevo proyecto de ley de reformas electorales.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Nota: A manera de aporte para los apreciados lectores que quieran profundizar en el tema, documentarse, y  comparar el nuevo proyecto de ley de reformas electorales, con el archivado por la Asamblea Nacional, Proyecto de Ley N° 292, procedo a postear ambos a continuación:

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      | 3 comentarios Etiquetado como asamblea nacional, autoridad moral, comisión nacional, sociedad civil
    • ¿Votarían por ellos?

      Posteado a las 4:32 am por Erick Simpson Aguilera, el 7 agosto, 2012

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Qué tal apreciados lectores.

      Es esta ocasión quisiera hacerles las siguientes preguntas:

      1- ¿Qué opinan acerca de una posible reelección de los diputados oficialistas?

      2- ¿Se merecen la reelección en el 2014 en virtud de un desempeño óptimo cuyos resultados positivos podemos medir y sustentar citando proyectos de ley impulsados por ellos que, han mejorado la calidad de vida de los panameños?

      3- ¿Están en capacidad apreciados lectores de,  citar algún proyecto de ley impulsado por la bancada oficialista para mejorar la educación panameña que tiene 40 años de rezago, acabar con el clientelismo político que se nutre de la falta de transparencia y rendición de cuentas, erradicar la pobreza, cerrar la brecha de desigualdad que azota a Panamá, y para abordar las otras carencias que sufre el pueblo panameño?

      4- ¿Se caracterizan los diputados de la bancada oficialistas por ser defensores de la institucionalidad democrática; actúan con criterio e independencia como como corresponde a  un Órgano del Estado autónomo; son grandes oradores que sustentan con argumentos de altura las leyes que proponen; promueven espacios de debate para que la sociedad civil, gremios, sindicatos, y demás asociaciones participen en la aprobación de las iniciativas legislativas que les afectan, de forma tal que, cada una de ellas sean producto del consenso de todas las fuerzas vivas del país?

      5- ¿Consideran a los diputados de la bancada oficialista como lideres nacionales cuyos intereses están en sintonía con el bienestar común, cuyas acciones no están motivadas por el animo de lucro personal desmedido, pero si por el desarrollo integral de las grandes mayorías de panameños que están al margen de la bonanza económica que vive el país?

      6- ¿Sus vidas apreciados lectores, han mejorado en materia de canasta básica, seguridad, agua potable, salud, etcétera, gracias a la gestión de la bancada oficialista?

      7- ¿Si otros panameños ocuparán en 2014, las curules de la bancada oficialista, el país sufriría una crisis, o por el contrario, saldríamos ganando?

      Bien apreciados lectores, los dejo con las preguntas planteadas para que reflexionen, sus votos sean inteligentes, y no permitamos que nadie nos embauque, no sin antes, darles mi opinión personal, la cual no tiene por qué ser la única, toda vez  que, no tengo el patrimonio de la verdad.

      En lo que a mi concierne, no votaría por ningún diputado de la bancada oficialista, como quiera que, la mayoría de ellos han atentado contra la institucionalidad democrática al burlarse de la voluntad popular expresada en las urnas mediante el voto, al practicar el transfuguismo.

      En cuanto a los diputados oficialistas que no son tránsfugas, mi negativa a darles la oportunidad para un nuevo periodo legislativo obedece al hecho de que,  no los considero gente de criterio que se atreven a pensar por cuenta propia y decirle no al Órgano Ejecutivo cuando este promueve leyes que afectan la paz social y la sana convivencia, además de ser lesivas a los intereses del pueblo panameño. No los considero amigos del debate y el consenso con todas las fuerzas vivas para que las iniciativas legislativas que promueven, tengan un sello de aceptación y credibilidad.

      Debo reconocer que, quizás estoy prejuiciado con la bancada oficialista por considerarlos cómplices de los yerros del Órgano Ejecutivo, los cuales en mi opinión, mantienen al país en constante zozobra, desasosiego, endeudado y en una vorágine por escándalos de corrupción. Sin embargo, si algún diputado oficialista tiene a bien enviarme un listado de los logros de su gestión que, han mejorado la calidad de vida de los panameños, y fortalecido la institucionalidad democrática, con gusto lo publicare en el blog.

      Mientras tanto, lo único que relacionado en mi mente con la gestión de la bancada oficialista es, la Ley Carcelazo; las leyes chorizo y minera que, sumieron al país en el caos y se saldaron con la perdida de vidas humanas; la ley APP que pretendía privatizar servicios claves; la creación del fondo soberano con el vacío en lo concerniente a los ingresos que por la ley del Fondo Fiduciario entraban al ahorro nacional, y con su flexibilización del tope de endeudamiento que incentivará aún más, la danza de los millones del gobierno de turno; la nefasta Sala V que, sumió al país en la ingobernabilidad y convirtió a la Asamblea Nacional en un tinglado de patio limoso, haciéndonos a los panameños sentir vergüenza de la clase política; las leyes para vender las acciones de las empresas mixtas; y ahora pronto, unas reformas electorales hechas a la medida de los intereses mezquinos de la bancada oficialista.

      En fin, respeto la opinión de aquellos que simpatizan con los diputados oficialistas y están dispuestos a dales un nuevo mandato en 2014, sin embargo, en lo que a mi concierne, como ya habrán notado, el masoquismo no es una de mis aficiones.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Nota: A continuación el listado de los diputados oficialistas para  que los conozcan bien y voten de manera inteligente. Panameño, no botes tu voto.

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      | 6 comentarios Etiquetado como desarrollo integral, sociedad civil
    • Enhorabuena Panamá

      Posteado a las 9:22 pm por Erick Simpson Aguilera, el 20 junio, 2012

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Después de la última crisis sufrida por el país en la presente semana, gracias a las medidas impopulares e inconsultas adoptadas por el Gobierno del “Cambio”, al que muy bien pudiéramos renombrar como, el Gobierno de la Crisis, como quiera que, llevamos tres años de confrontaciones, zozobra, escándalos, desasosiego, y crisis, ocasionados por el gobierno en mención, me dispongo a hacer un balance de los hechos acaecidos, con la finalidad de tratar de rescatar algo positivo de la mencionada crisis que, amenazó con sumir a Panamá en la ingobernabilidad, debido a la terquedad de un gobierno autócrata que no consulta, que impone un día sí y otro también (siempre tropieza con la misma piedra, como sucedió con la ley minera, ley chorizo, APP, etc.) y que provocó como respuesta a sus desmanes e imposiciones, movilizaciones, protestas, anuncios de huelgas y paros a nivel nacional, y acciones violentas, de un pueblo entero que se cansó de tanto despropósito y abuso gubernamental, y dijo basta, Panamá no se vende.

      En primera instancia, quiero destacar, la unidad de diversos sectores de la sociedad -algunos de los cuales se dispensan mutuo antagonismo- la cual, si bien es cierto, es una unidad coyuntural y puntual, constituye el inicio, la plataforma -si se quiere- para establecer un gran dialogo y pacto nacional que, nos permita rescatar nuestra hermosa nación que se tambalea por senderos peligrosos hacia un régimen totalitario, léase, dictatorial, con el propósito de lograr mediante este diálogo y pacto, un sistema democrático robustecido, y un verdadero desarrollo humano que alcance a todos los panameños.

      Entiendo el escepticismo de aquellos que, no ven con buenos ojos la unión de la sociedad civil, gremios y sindicatos, con los partidos políticos de oposición, como quiera que, estos últimos, tienen una alta cuota de responsabilidad en el estado caótico del sistema político nacional que, ha tocado fondo y hoy nos pasa factura a todos, toda vez que, cuando a dichos partidos de oposición, les ha tocado gobernar, han vulnerado la institucionalidad a través de la corrupción y el clientelismo político; de manera que, es entendible que la mayoría de panameños no crea en los politiqueros criollos y los tachen de oportunistas. Reitero, entiendo a quienes desconfían de una clase política devaluada y carente de credibilidad, no obstante, es preciso darnos una oportunidad para que todos los panameños aprendamos la lección –incluidos los políticos de oposición- y cedamos para que, con el concurso de todos, refundemos la nación.

      Respeto la opinión de aquellos que, consideran que se debe refundar la nación desde cero al margen de los partidos políticos, de la clase empresarial, etcétera. Sin embargo, no la comparto; toda vez que, soy de la opinión que, no se puede edificar una nación que aspire a vivir en paz, libertad, prosperidad y desarrollo compartido, en base a rencores, ni promoviendo la división y marginación de grandes sectores que componen la sociedad panameña; lo cual representaría caer en la misma división y marginación que hoy en día reprochamos a quienes ostentan el poder económico-político. De modo que, creo en la unión de todos los panameños; en el consenso; en la participación; no en la división, ni en la marginación. Considero que, todos los sectores del país, léase, los trabajadores, la sociedad civil, empresarios, gremios, sindicatos, estudiantes, iglesias, grupos originarios, y partidos políticos, son necesarios en el devenir de una nación, siempre y cuando, cada uno sepa desempeñar sin caer en excesos, el papel que le toca en la sociedad.

      De manera que, evitar los extremos es la clave. Sino me creen, pregúntenles a los venezolanos, en cuyo país antes de Chávez, la mayoría del pueblo era marginado por una clase elitista que acaparaba la riqueza, mientras, el 80% de la población, vivía en la pobreza. Sin embargo, ahora con Chávez, se fueron al otro extremo, a saber,  se destruyó la iniciativa privada empresarial, se dividió aún más a los venezolanos, y no han mejorado gran cosa en cuanto a erradicación de la pobreza, combate de la corrupción y desarrollo se refiere (desde el 2007 están construyendo un metro y cada día cambian la fecha de entrega; ahora dice Chávez que terminarán en 2014; esa mala gestión no es desarrollo, es mediocridad y burocracia). De hecho, Venezuela no obstante ser una potencia petrolera mundial, donde no debieran existir pobres, después de una eternidad de gobierno chavista, sigue siendo un país pobre y dividido, con la diferencia que, ahora es uno de los países más peligrosos del mundo, donde prolifera el hampa y la vida humana no vale nada. Ergo, todos los extremos son malos, y en Panamá debemos buscar el centro, el balance, el equilibrio, para lograr un sistema donde todos tengan su espacio, y podamos desarrollarnos como nación y vivir en paz.

      Por lo tanto, saludo la iniciativa de unificar a Panamá en torno al Frente Nacional por la Democracia, haciendo la salvedad que, no obstante, el anuncio del Presidente Ricardo Martinelli de someter la ley que persigue rematar el patrimonio de todos los panameños para cubrir el hueco fiscal que, ha ocasionado la francachela y danza de millones del irresponsable Gobierno del “Cambio”, al cual, reitero, prefiero catalogar como, el Gobierno de la Crisis, no debemos dar el brazo a torcer en la defensa y rescate de la patria, toda vez que, la palabra del Presidente Ricardo Martinelli, carece de credibilidad. Dicho lo cual añado que, este movimiento debe mantenerse al margen del proselitismo y protagonismo político partidista. En ese sentido, exhorto a los políticos de oposición que, forman parte del movimiento a que, no nos defrauden ni violen nuestro voto de confianza, contaminando el Frente por la Democracia, con oportunismo politiquero electoral.

      Así las cosas, el movimiento debe seguir afianzándose, y ampliando las demandas al gobierno de turno, a saber, que el patrimonio nacional no se venda por más que pretendan perder el tiempo en mesas de concertaciones –el pueblo habló y no es no-, que se aprueben las reformas constitucionales electorales honrando el trabajo realizado por la Comisión Especial de Notables, que se protejan los humedales y no se deprede más nuestro ecosistema y hábitat, que se detenga el despilfarro de los fondos del Estado y el endeudamiento sin parangón que vulnera a nuestro sistema fiscal en plena época de crisis financiera mundial que requiere de mesura en el manejo fiscal. En cuanto al Frente por la Democracia per se, los miembros del mismo, deben comprometerse a, firmar un pacto para eventualmente (en el momento más razonable) realizar una constituyente, y establecer una hoja de ruta para el desarrollo, con la finalidad de que, el crecimiento económico que experimenta Panamá, alcance a todos los ciudadanos logrando una verdadera calidad de vida, y no un deterioro socioeconómico como está sucediendo actualmente en los hogares panameños.

      Finalizo agradeciéndole al gobierno de turno por, haber sometido a prueba al frágil y extremadamente presidencialista, sistema político panameño, a la vulnerable institucionalidad democrática que, han atacado a nivel nacional con la operación “El Bebedero”, léase, populismo y clientelismo político extremo, y por haber dejado en evidencia la poca moral de los políticos criollos que, se venden al mejor (o peor; como usted prefiera) postor, los cuales se han subastado a si mismos en el mercado de tránsfugas cual si de ganado se tratara, demostrando lo maltrechas que están las instituciones que han caído una por una, en una concentración de poderes sin parangón en la época post dictadura militar. Moraleja, toda crisis representa una oportunidad para aprender, madurar y superar los obstáculos que nos atrasan, y esta no ha sido la excepción, como quiera que, ahora el país va camino a la unidad nacional (Frente por la Democracia), gracias al Gobierno de la Crisis que, con su ataque frontal contra la democracia, logró despabilarnos y unificarnos para decirles, Basta Ya, Respeten, Panamá no se vende.  Finalmente sirvió para algo este fiasco de gobierno; a saber, para quitarles las vendas de los ojos a los panameños, y para convencernos de la necesidad de establecer las bases para la unidad nacional, con miras a reconstruir una justa, equitativa, prospera, democrática, y desarrollada nación.

      Enhorabuena Panamá.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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      | 4 comentarios Etiquetado como nivel nacional, sociedad civil
    • El alarmante autoritarismo de Ricardo Martinelli

      Posteado a las 3:18 pm por Erick Simpson Aguilera, el 8 febrero, 2012

      JUAN CARLOS HIDALGO 12:00 A.M. 08/02/2012

      Panamá vive una de sus mayores crisis políticas desde el regreso a la democracia en 1989. Los fuertes enfrentamientos de los últimos días de la Policía con los indígenas ngäbe en la región occidental del país –que ya han dejado al menos dos muertos– son parte de un mayor clima de crispación política que tiene su origen en el creciente actuar autoritario del presidente Ricardo Martinelli.

      Desde que llegó al poder en julio del 2009, Martinelli ha dado señales preocupantes de querer socavar las instituciones democráticas panameñas. No más empezando su mandato, Martinelli aprovechó la apertura de dos vacantes en la Corte Suprema para nombrar allegados suyos como magistrados, uno de los cuales es el actual presidente de la Corte. También ha puesto a exsubordinados o gente cercana al mando de instituciones claves como la Contraloría de la República y la Fiscalía General. Si bien Martinelli no violó la ley al realizar o promover los nombramientos, estos ciertamente atentan contra la independencia de dichas instituciones. Peor aún, a través del uso discrecional de partidas específicas, Martinelli ha logrado aumentar su bancada en la Asamblea Nacional de 13 a 36 diputados.

      A esto se suman múltiples irregularidades en el manejo de fondos públicos. Los procesos de licitaciones públicas son comúnmente ignorados, y los contratos estatales son asignados a parientes y socios políticos.

      Amenazas a la prensa. Martinelli también la ha emprendido contra los medios de comunicación, la sociedad civil y los empresarios. En los dos últimos años, Panamá ha caído 58 puestos en el índice de libertad de prensa elaborado por Reporteros sin Fronteras. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha advertido de las amenazas que reciben los medios de comunicación por parte no solo del Poder Ejecutivo, sino también del Poder Judicial y la Fiscalía. Periodistas extranjeros han sido expulsados o se les ha negado la entrada al país.

      Un cable de agosto del 2009 de la entonces embajadora estadounidense en Panamá, Barbara Stephenson, revelado por Wikileaks, advirtió de las “tendencias autocráticas” de Martinelli. La diplomática comentó una cita que tuvo con el mandatario panameño donde este le pidió ayuda a la Embajada de EE. UU. para intervenir las llamadas telefónicas de figuras de la oposición –petición que fue debidamente rechazada–. Stephenson añadió que Martinelli ha recurrido al “acoso y chantaje” de empresarios. De hecho, el Gobierno ha utilizado auditorías tributarias para intimidar a personas del sector privado que han ventilado su oposición a las acciones de Martinelli.

      El ambiente político panameño se empezó a caldear hace unas semanas debido a los esfuerzos de Martinelli por resucitar un desaparecido tribunal constitucional dentro de la Corte Suprema que podría pavimentarle su camino a la reelección. Este tribunal, conocido como la Sala Quinta, existió durante un breve lapso en 1999 pero rápidamente fue derogado por el Congreso. Sin embargo, la Corte Suprema dictaminó el año pasado que la ley que lo abolió es ilegal.

      Martinelli aprovechó el controversial fallo de la Corte Suprema para impulsar un proyecto de ley que rehabilitaría de nuevo a la Sala Quinta. De aprobarse, Martinelli tendría la facultad de nombrar a los tres magistrados del nuevo tribunal, el cual conocería temas constitucionales, siendo uno de ellos la constitucionalidad de los límites a la reelección presidencial. La Constitución panameña actualmente impide la reelección consecutiva del presidente. El mandatario de turno debe dejar pasar dos períodos para poder aspirar nuevamente al cargo. Muchos panameños temen que el objetivo de Martinelli con la Sala Quinta sea eliminar dicha restricción.

      A pesar de que Martinelli cuenta con una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, la oposición fue capaz de detener la creación de la Sala Quinta. Sin embargo, gracias al fallo de la Corte Suprema, e instigado por el presidente de dicho órgano, Martinelli ahora amenaza con nombrar a los tres magistrados e instalar unilateralmente a la Sala Quinta, aun cuando no haya una ley aprobaba por la Asamblea Nacional. Todo esto amenaza con desatar una seria crisis institucional en Panamá.

      Oposición ciudadana. La población está empezando a reaccionar ante estos exabruptos y arremetidas contra la institucionalidad democrática. Un sondeo reciente publicado por La Prensa reveló que el 70% de los panameños considera a Martinelli como “autoritario” y el 73% se mostró preocupado por el futuro de la democracia en su país. El manejo represivo del Gobierno de las protestas de los indígenas ngäbe –quienes se oponen a la minería en sus comarcas– confirma estos temores. Prueba de ello fue la admisión por parte del ministro de Seguridad de que el Gobierno bloqueó este fin de semanas las telecomunicaciones en la zona del conflicto, una medida que atenta contra las garantías constitucionales y se asemeja al actuar de otros Gobiernos autoritarios como el de Egipto y Siria. La prensa también ha documentado el uso de armas de fuego contra los manifestantes. Dado el pasado reciente de Panamá, el carácter represivo con el que el Gobierno ha respondido a las protestas ha generado indignación en la mayoría de la población.

      Los acontecimientos de los últimos días se suman a una larga secuencia de eventos que parecen confirmar los temores de los panameños por el futuro de su país. Sin duda, no resulta exagerado decir que Ricardo Martinelli es el hombre más peligroso para la democracia y el Estado de derecho en Centroamérica, luego de Daniel Ortega.

      Juan Carlos Hidalgo es analista de políticas públicas para América Latina en el Cato Institute (www.elcato.org).

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      | 0 Comentarios Etiquetado como dos muertos, extranjeros, los empresarios, región occidental, ricardo martinelli, sociedad civil
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