Por: Erick Simpson Aguilera
Panamá al igual que otros países de Latam y el mundo ha ofrecido su suelo patrio para brindar refugio a inmigrantes sirios desplazados de su tierra a consecuencia de la guerra civil que comenzó a inicios del 2011.
Respecto a los por qué de la guerra, y a los diferentes intereses regionales y allende a Oriente Próximo que se decantan por un lado u otro por tener su propia agenda oscura en el conflicto, a saber: Rusia, Irán, Irak, Corea del Norte, Hezbolá, Brigadas Al- Abbas, milicias chiíes iraquíes, que apoyan directa o indirectamente al régimen del presidente sirio Bashar al-Asad, así como Estados Unidos, Catar, Arabia Saudita, Turquía, Israel, Ejército de Muyahidines, Al-Nusra (Al-Qaeda), y Estado Islámico (ISIS) apoyan de una forma u otra a La Coalición Nacional Siria (oposición al gobierno), prefiero no profundizar toda vez que es un tema bastante complicado y opaco como demuestra el coctel extremadamente variopinto de intereses de los más macabros en ambos lados del conflicto, los cuales aglutinan una clase de aliados que dan miedo (terroristas), lo que evidencia la hipocresía de que hacen gala las potencias mundiales que transan aun con el mismo diablo con tal de lograr sus objetivos y agendas de dominio mundial, por lo que no debemos pasar por alto quiénes son los responsables de ésta tragedia humana, los cuales deben por tanto ser los primeros en abrir sus fronteras a las víctimas.
Dicho eso, nos enfocamos mejor en el tema de los refugiados, preguntándonos lo siguiente:
¿Debe Panamá dar refugio a los emigrantes sirios que huyen de la guerra civil que sufre su país?
Bien, para responder a dicha pregunta debemos hacerlo desde una perspectiva humana y de empatía, en virtud que las principales víctimas de la guerra por lo regular nada o muy poco tienen que ver con la misma, y más bien son personas vulnerables atrapadas entre el fuego cruzado de ambas partes, a saber: niños, ancianos, mujeres, y civiles en general.
De manera que, desde un punto de vista humano está bien que Panamá diga presente y ofrezca su suelo patrio para aportar su granito de arena en el caso de los refugiados sirios que suman millones, comoquiera que, si ni Dios lo permita fuéramos los panameños quienes tuviéramos que huir de nuestro país, nos gustaría contar con la solidaridad y el cobijo de otras naciones.
Ahora bien, es preciso brindar el apoyo por las razones correctas, y con la debida organización. No de la manera improvisada, y desordenada como solemos hacer las cosas en nuestro folclórico país; ni tampoco por puras ansias de protagonismo mundial, imagen, y propaganda.
Me explico; tengo mis dudas de los motivos por los cuales el gobierno panameño ofrece el país como destino para refugiados sirios, y sinceramente creo que lo hacen por ser una moda mundial, por mostrarse políticamente correctos de cara al exterior, y para hacer alarde de una solidaridad que no muestran con los 488,000 panameños que según La CEPAL padecen de hambre por estar en condiciones de pobreza extrema, los cuales equivalen al 12.2% de la población.
Además, un país que según el coeficiente de inequidad de GINI es la nación #15 más desigual del planeta, y donde 928,000 personas (23.2% de la población) padecen de pobreza según la CEPAL, no puede pretender que cuenta con las credenciales para resolver problemas foráneos cuando ni siquiera muestra la más mínima voluntad de resolver los propios.
Cuando el gobierno nacional resuelva el tema de las inundaciones y defienda a los panameños que son víctimas de las empresas constructoras que por ánimo de lucro desmedido y cual grandes ecocidas que son, están depredando humedales, manglares y demás ecosistemas frágiles, ocasionando inundaciones que acaban con las propiedades y pertenencias de éstos panameños humildes, y ponga en jaque a dichas empresas inhumanas obligándolas a indemnizar a las víctimas de sus atentados contra el medioambiente, entonces creeré que es un gobierno solidario con el dolor ajeno, y que se preocupa por defender los derechos y vidas de los más vulnerables.
A todo esto súmele el flagelo de los propios desplazados panameños que huyen de los campos a la ciudad para vivir en condiciones deplorables de hacinamiento, pobreza y marginación por el abandono del agro, y por la política de importación que promueven todos los gobiernos -incluido el actual- en detrimento del productor nacional, la cual mantiene a las zonas rurales del país y a las comarcas indígenas deprimidas y presas del subdesarrollo y la precariedad.
De modo que, si a ninguno de los gobiernos -pasados ni actuales- les ha preocupado en absoluto mejorar la calidad de vida de los panameños más vulnerables; si no les interesa educar verdaderamente a la población para que salgan de la pobreza los que sufren dicho flagelo; si no muestran proyectos de Estado agresivos para erradicar el hambre y cerrar la pronunciada brecha de desigualdad que sufrimos; etcétera; cómo podemos creerles que están muy preocupados en mejorar la calidad de vida de los refugiados sirios por otras razones que no sean: puro deseo de figurar mundialmente, ansias de protagonismo, propaganda, imagen, y demagogia barata.
No sé, quizás estoy equivocado y las motivaciones del gobierno sí son altruistas, y que me disculpen si así es, pero como no estoy acostumbrado a ver sus nobles acciones para con nuestra población en precariedad, pues entonces me cuesta creer en su buena voluntad para con otros. Así de sencillo.
En fin, si el gobierno dará refugio a los emigrantes sirios, bienvenidos sean, pero que tomen las medidas necesarias para evitar la infiltración de elementos terroristas de ISIS -como se dice que está sucediendo en Europa- y que reciban una cuota de personas a las que realmente podamos ayudar dados nuestros recursos limitados. Si un país rico y gigantesco en recursos y territorios como USA solo recibirá 10 mil sirios no obstante su gran responsabilidad en el conflicto como protagonista que es, pues Panamá que no es un país rico, grande en territorio, ni mucho menos protagonista o causante de dicha guerra -como sí lo son las potencias mundiales y las monarquías sunitas del golfo que se niegan a recibir refugiados sirios- use una media proporcional similar a la de USA a la hora de ayudar en la medida de sus posibilidades.
Finalizo aclarando -porque nunca faltan personas sin argumentos que entienden lo contrario de lo que uno en realidad expresa, por puras ganas de descalificar a los demás- que, no estoy diciendo que el caso de los refugiados sirios no sea doloroso, ni que no son desgarradoras las imágenes de las penurias que están sufriendo cual víctimas de un conflicto que no pidieron y se salda con miles de muertos y millones de refugiados, ni tampoco estoy sugiriendo que les cerremos las puertas. Lo que afirmo y reitero es que los ayudemos por las razones correctas de humanidad, solidaridad y empatía con el dolor ajeno, que lo hagamos ordenada y controladamente, léase, por cuotas que podamos atender y revisando de arriba abajo que no se nos cuelen extremistas de grupos irregulares, y que también a los panameños vulnerables, desplazados, inundados, pobres, y marginados que no son pocos, se les atiendan sus necesidades con la misma premura y disposición que el gobierno alega tener para con los foráneos.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.