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Erick Simpson Aguilera
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    • Marcha por la justicia y contra la impunidad

      Posteado a las 5:08 pm por Erick Simpson Aguilera, el 10 septiembre, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      ¿Por qué es necesario que el pueblo panameño marche de frontera a frontera incluyendo islas y comarcas?

      Bien; veamos:

      1- En primer lugar, porque el país fue víctima de un saqueo sin parangón que se presume ronda los miles de millones de dólares y no estamos conformes con la forma como el sistema de “justicia” está abordando éste tema.

      2- Porque la Corte Suprema de Justicia, compuesta por 9 magistrados que son empleados de todos los ciudadanos panameños que somos sus jefes, por ser contratados dichos funcionarios con nuestros impuestos para impartir justicia, se niega a investigar como corresponde a algunos diputados nacionales y del Parlacen sobre los cuales pesan denuncias muy graves, a saber: uso injustificado de partidas circuitales por el orden de $416,678,206.00 millones de dólares, además de los múltiples casos por supuesta corrupción de ribetes no solo nacional pero también internacional, que pesan sobre un diputado del Parlacen sin que la Corte muestre interés alguno en deslindar éstos temas en justicia, buena lid, y con prontitud, lo que no implicaría si lo hicieran que dicho diputado del Parlacen sea culpable de los muchos casos por supuesta corrupción en que se le señala, pero sí que debe rendir cuentas y ser investigado como cualquier panameño mortal, cosa que la Corte no está haciendo.

      A propósito ¿cuántos siglos o milenios le tomará a la Corte fallar respecto a la inconstitucionalidad de la nefasta ley 55 conocida como ley blindaje, la cual constituye una ruta de escape para no pocos infractores?

      No sé, quizás yo estoy equivocado, pero en mi opinión, si un empleado o funcionario público no cumple con sus obligaciones (por las cuales devenga un salario) en el tiempo oportuno -no cuando le da la gana- debe ser destituido e investigado por obstruir la  justicia por la que debiera velar.

      La pregunta es ¿contemplan las leyes panameñas algún instrumento para destituir a un magistrado de la corte si éste en lugar de impartir justicia se constituye en un obstáculo a la misma promoviendo la impunidad, o dichos funcionarios tienen licencia para no cumplir con sus funciones y tenemos que aguantárnoslos 10 años sí o sí aunque su accionar u omisiones afecten gravemente a la patria?

      Si la respuesta es que no existe un instrumento legal para medir el desempeño de los magistrados y destituirlos si no cumplen con sus funciones afectando así a toda la nación, entonces reconozcamos que damos pena como país, que nuestras leyes son un chiste, y que somos una vulgar aldea estilo banana republic diseñada para que la impunidad florezca y prosperen las malas artes de la politiquería y la corrupción. Si por el contrario, la respuesta es que sí existen los mecanismos legales para destituirlos, pues a quién le corresponde aplicar dicha destitución, comoquiera que, no veo que nadie les exija a los magistrados cumplir con sus funciones por las cuales les pagamos.

      3- En cuanto a la Asamblea Nacional de diputados, razones no nos faltan para marchar tomándonos las calles como hicieron nuestros hermanos guatemaltecos, toda vez que, los 71 diputados que componen el Órgano Legislativo insisten en burlarse de 4 millones de panameños aprobando leyes para blindarse no solo por sus funciones parlamentarias, pero en general, aún cuando la Constitución prohíbe los fueros y privilegios.

      Además, algunos diputados se niegan a darle trámite a las graves denuncias que pesan sobre ciertos magistrados de la Corte demostrando con ello una suerte de pacto de no agresión donde los magistrados no investigan a los diputados nacionales por el uso sin justificar de millonarias partidas circuitales, ni a los del Parlacen por los casos de supuesta corrupción que afrontan, mientras los diputados no investigan las serias denuncias que pesan sobre algunos magistrados de la Corte, reinando así la impunidad que corroe todo el sistema político.

      Dicho esto, resulta obvio que el sistema de supuestos pesos y contrapesos entre los poderes del Estado no está funcionando en Panamá, que se está cayendo a pedazos ante nuestros ojos por su propio peso de inoperancia, y que mejor dicho: colapsó hace rato por el contubernio entre los Órganos del Estado para violar impunemente la ley sin rendirle cuentas a los 4 millones de panameños que somos sus jefes y quienes pagamos sus salarios, demostrando ésta situación que una constituyente para adecentar a nuestra nación es impostergable.

      4- Con relación al Órgano Ejecutivo, no es que desee su destitución en pleno; a propósito, si en mis manos estuviera, sí evaluaría a los 9 magistrados de la Corte y los destituiría si hubiera meritos legales para hacerlo, y me daría lo mismo si los 71 diputados de la Asamblea -blindados inconstitucionalmente- se quedan sin su curul, toda vez que no veo el beneficio real de su pobre aporte al quehacer político nacional; todo lo contrario, considero que dejan mucho que desear, que no legislan nada favorable al pueblo, pero sí a favor de ellos, de la elite, y de sus partidos, ni tampoco los veo fiscalizar absolutamente nada como se supone es su deber hacerlo. Sin embargo, en cuanto al Presidente Juan Carlos Varela se refiere, reitero, no considero que haya meritos para pedir su destitución como sí aconteció en Guatemala con Otto Pérez Molina, pero sí es necesario que marchemos para hacerle saber al Órgano Ejecutivo lo siguiente:

      • Que no estamos conformes con su extraña relación con la desprestigiada empresa brasileña Odebrecht, cuyo dueño se encuentra preso en Brasil por supuestos actos de corrupción y no obstante eso, el actual gobierno panameño le ha concedido a dicha empresa contratos que suman $2,394 millones de dólares (Línea 2 del Metro y Renovación de Colón).
      • Que no aprobamos ni entendemos los $ 7 millones de dólares pagados a la empresa Cobranzas del Istmo cuyo dueño está detenido preventivamente (casa por cárcel) por supuestos actos de corrupción.
      • Que rechazamos la adenda por $3.7 millones de dólares a favor de la empresa Hidalgo & Hidalgo cuyos directivos se encuentran detenidos en Panamá por supuestos actos de corrupción en el proyecto Riegos de Tonosí.
      • Que despreciamos el nepotismo, amiguismo, y partidismo que utilizan como regla para nombrar a altos funcionarios en puestos claves afectando con estas malas prácticas a industrias tan importantes como el turismo.
      • Que nos preocupa la forma lenta, improvisada, y errática en que están manejando la economía nacional que cada día se resiente más.
      • Que exigimos un cambio de gabinete en aquellas carteras en las cuales resulta obvia la inoperancia de sus ministros, lo cual afecta el buen desenvolvimiento del país que es impactado negativamente por tanta ineficacia.
      • Y que no estamos de acuerdo con los recortes presupuestarios sufridos por el Ministerio Publico que más bien requiere de mayores recursos financieros para crear nuevas fiscalías y no de recortes que impidan el desempeño de sus funciones y entorpezcan las muchas  investigaciones de alto perfil que realizan.

      En fin, asistimos a la debacle del sistema político panameño que se cae a pedazos y está hecho añicos por tantos años de abusos que alcanzaron su cenit en el pasado quinquenio que dejó al país en estado de coma y con respiración artificial, ergo, no es asunto de curitas. O componemos el sistema de raíz, o se caerá sin que nadie pueda impedirlo, comoquiera que la inercia, la dinámica de rompimiento, y la caída libre, ya están dadas, y si no controlamos dicha caída para que sea ordenada (constituyente), los efectos de la hecatombe política sin control, serán devastadores para todos los panameños que sufriremos las consecuencias sin discriminación por no actuar oportunamente cuando debimos hacerlo.

      Finalizo exhortando a todas las fuerzas vivas del país, a saber: a los trabajadores, empresarios, ciudadanos de a pie, gremios (maestros, profesores, padres de familia, médicos, enfermeras, etcétera), sindicatos, campesinos, indígenas, organizaciones de la sociedad civil, tuiteros, estudiantes, medios de comunicación, y demás, a organizarnos para marchar exigiendo justicia y cero impunidad, no una vez, sino muchas, hasta que logremos evitar el rompimiento del orden constitucional al que nos dirigimos inexorablemente y en caída libre, gracias a unos funcionarios que no respetan la Constitución ni las leyes a las que pisotean un día sí y otro también, desafiando con sus malas prácticas -como la impunidad; por mencionar una- a 4 millones de panameños.

      O tomamos cartas en el asunto imitando el buen ejemplo de nuestros hermanos guatemaltecos, u optamos por cruzarnos de brazos debido a la indolencia, pereza, comodidad que ofrece una falsa zona de confort que constituye una cuerda floja y un auto-robo (subsidios, dadivas y demás prebendas clientelistas), cobardía, falta de patriotismo, agendas ocultas, afiliación político partidista, e intereses creados, mientras se hunde el país y terminamos convirtiéndonos más temprano que tarde -con todo respeto- en el nuevo México, Venezuela, o Colombia; y después que nadie llore cuando eso acontezca sumiéndose Panamá en el caos, la violencia, la crisis económica (deuda pública abismal, saqueos multimillonarios, cero transparencia, ni rendición de cuentas), y la ingobernabilidad que nos impulsen a emigrar a otros lares cuando podríamos vivir prospera y equitativamente en nuestro propio suelo patrio. Un país petrolero y rico como Venezuela nunca pensó en convertirse en una nación de emigrantes, pero cometieron los mismos errores políticos, sociales y económicos que nosotros cometemos hoy día y lo demás es historia.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Despierta Panamá.

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      | 2 comentarios Etiquetado como Asamblea Nacional de Diputados, Órgano Ejecutivo, ciudadanos, constituyente, corte suprema de justicia, Diputados, Erick Simpson Aguilera, impunidad, justicia, ley blindaje, magistrados, Marcha, Odebrecht, Otto Pérez Molina, Panamá, Presidente Juan Carlos Varela
    • Democraticemos a Panamá

      Posteado a las 8:31 pm por Erick Simpson Aguilera, el 5 septiembre, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      bandera rostros

      Según el famoso Google, democracia significa lo siguiente:

      Democracia:

      1- Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes.

      2- Régimen político basado en esta doctrina.

      • Democracia directa:

      Democracia en la que el pueblo ejerce su soberanía directamente sin la intermediación de órganos representativos.

      «La democracia ateniense era una democracia directa en la que se convocaba a todos los ciudadanos en la plaza pública, el ágora, y una vez reunidos tomaban las decisiones»

      • Democracia popular:

      Nombre que se daban a sí mismos los regímenes de los países socialistas de la Europa del Este.

      «Los socios comunitarios se enfrentaban a un triple reto: la materialización del espacio único europeo en 1993, la asunción de la cuota correspondiente en la crisis del Golfo y el ordenamiento de los procesos democratizadores iniciados en las antiguas democracias populares y en la URSS»

      • Democracia representativa:

      Democracia en la que el pueblo ejerce su soberanía a través de los órganos representativos que se eligen por votación.

      «La democracia representativa es la que se proclama en nuestros días y supone que los ciudadanos delegan las funciones de gobierno en personas elegidas por ellos mismos»

      3- Estado que tiene este régimen político.

      «Las democracias europeas».

      4 – Sistema de relación de un grupo o colectividad basado en la participación de sus miembros en los asuntos importantes que le afectan.

      «Quizás en las hordas primitivas había democracia antes de que apareciesen las primeras autoridades, los primeros jefes; la democracia interna significa que el partido lo gobierna la mayoría, pero también que no puede silenciarse a las minorías».

      Origen: Préstamo (s. xvii) del latín democratia y este del griego demokratía ‘gobierno popular’, ‘democracia’, formado con dêmos ‘pueblo’ y krateîn ‘gobernar’. A la misma familia etimológica derivada del griego dêmos pertenecen demagogo, demografía, epidemia y endémico.


      Aclarados los conceptos que definen la palabra democracia, no los haré perder su valioso tiempo estimados lectores, explicando con lujo de detalles que lo que tenemos en Panamá está muy lejos de ser una democracia en cualquiera de sus variantes, y más bien califica como un perverso hibrido de feudalismo, caudillismo, caciquismo, clasismo, señorío, pseudo monarquía, sistema de castas, dictadura civil, cleptocracia, mediocrecracia, corruptocracia, partidocracia, banana republic, y demás artimañas de las más variopintas que pululan en nuestra fauna politiquera que cada día se degrada más; nos desafían más al resto de los panameños mortales haciéndonos ver que existen algunos ciudadanos por encima del bien, del mal, y la Constitución, quienes gozan de fueros y privilegios que dicha Constitución no les otorga, de impunidad, licencia para saquear, y patente de corso para esquilmar los recursos del Estado, sin necesidad de rendir cuentas a nadie, ni actuar con transparencia; y se burlan de 4 millones de panameños en nuestras caras, al pronunciar aún más los vicios políticos que carcomen a nuestro país, legalizando por medio de leyes inconstitucionales la impunidad y la corrupción, léase a través del nuevo esperpento jurídico denominado proyecto de ley 214, conocida también como Ley Súper Mega Blindaje, que superó con creces a la nefasta ley 55 del gobierno pasado, en lugar de subsanar sus vicios y exabruptos, razón por la cual debe ser vetada por el Presidente Juan Carlos Varela, quien de sancionarla acabaría con su credibilidad de compromiso por la democracia, justicia, y equidad, y se haría participe (cómplice) de éste atentado contra la Constitución vigente.

      Sí, ya sé que no gozo de la simpatía de la clase política panameña por mi forma cruda de argumentar, por lo que muchos politiqueros profesionales cuyo modus vivendi es denunciado por mis escritos, deben estar cariacontecidos una vez más por mis irreverentes e iconoclastas opiniones que no claudican ante vaca sagrada del statu quo alguna por más apellido que tenga o descendiente de “próceres” que sea, ni dejan títeres con cabeza a la hora de llamar a las malas artes de la politiquería panameña por sus nombres. Sin embargo, no estoy inscrito en concurso de simpatía, popularidad, electorero, ni carnavalesco alguno; ergo, es menester que me pronuncie claramente por el bien de mi pueblo panameño, comoquiera que nos estamos jugando nuestro presente y el mañana de las futuras generaciones de la patria la cual peligra en demasía por la proliferación de las malas prácticas políticas que corroen a nuestra nación.

      Dichas malas prácticas políticas que se pronunciarían aún más si el proyecto de ley 214 es sancionado por el presidente de la república, nos han hecho un daño institucional y económico muy serio, el cual nos pasará una cara factura más temprano que tarde, dados los abusos de poder y saqueos al erario público del que somos víctimas, que supuestamente son del orden de los miles de millones de dólares, los cuales no se pueden comparar con los cargos que le costaron sus puestos al expresidente y exvicepresidenta de Guatemala, toda vez que si los hubieran cometido aquí en Panamá, absolutamente nada les hubiera pasado más allá de una anécdota folclórica y hasta risible, porque tal parece que los panameños estamos inoculados del virus de la corrupción y de allí que la toleremos, seamos resistentes a ella, y hasta la justifiquémonos -por no decir aupemos-. De manera que, no nos incomoda tanto que la corrupción campee y prospere cada día más en nuestra tierra, como para tomar medidas drásticas al respecto como sí hicieron nuestros hermanos guatemaltecos a los cuales respeto, admiro, y aplaudo mucho, por no dormirse en los laureles esperando ilusamente que los propios políticos causantes de sus males se autocorrijan sabiendo que nunca lo harán si no son obligados a hacerlo por el activismo y presión ciudadana.

      Es oportuno señalar que, todavía muchos panameños consideramos al presidente de la Republica, Juan Carlos Varela, una persona seria y temerosa de Dios que merece nuestro respeto por la investidura que ocupa. Razón por la cual, le pedimos encarecidamente y con todo respeto, que por favor no nos defraude dándole el jaque mate a la democracia e institucionalidad panameña, al sancionar éste atentado que lacera el Estado de Derecho y viola la Constitución vigente otorgando fueros y privilegios que la misma no contempla, lo cual podría desencadenar una vorágine social y política si el pueblo panameño al igual que los guatemaltecos despierta de su sueño tomándose las calles, pero se va al otro extremo, a un punto de no retorno e ingobernabilidad, que bien podría aprovechar a su favor un pseudo mesías populista, canalizando y capitalizando el hastío de la ciudadanía cansada de los saqueos al patrimonio nacional, la impunidad y la falta de justicia, erigiéndose dicho falso líder como un “salvador” que nos suma en épocas oscuras de dictadura perenne, gracias al terreno fértil y caldo de cultivo que éstas leyes arbitrarias, abusivas, inconstitucionales, y antidemocráticas constituyen, cual rutas de escape para que los saqueadores del erario público burlen a la justicia. Vete éste experimento e intento de legalizar la impunidad, apreciado presidente.

      En fin, la clase política inculta, soberbia, prepotente, poco intelectual, y nada estadista, ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias actuales, no saben leer los tiempos que viven Panamá y el mundo, y juegan con fuego al quemar la última oportunidad que les estamos dando de hacer las cosas bien, y aplicar los cambios necesarios que precisa Panamá, leáse, una constituyente ordenada, sin traumas ni sobresaltos sociales.

      No obstante, si insisten en burlarse de 4 millones de panameños pronunciando aún más los abusos de que hace gala la clase política  por medio de leyes impopulares, los 71 diputados de la Asamblea Nacional, los 9 magistrados de la Corte (que tienen congelado el fallo que declara inconstitucional a la nefasta ley blindaje 55), y el gabinete ejecutivo sancionando el esperpento jurídico que nos ocupa, que sepan que serán ellos los responsables que un país con todo a su favor para prosperar económica, social, e institucionalmente, convirtiéndose así en un ejemplo para la región y el mundo, se desestabilice políticamente, sufriendo su economía, y yéndose directamente al despeñadero, y tendrán que afrontar las consecuencias de su abuso, ignominia e indolencia.

      Ojalá reaccionen a tiempo y vean la luz, democratizando verdadera y organizadamente a la nación a las buenas, sino habrá que optar por otros caminos más riesgosos que Dios quiera resulten bien y no todo lo contrario como ha acontecido con otros países hermanos cuyos experimentos políticos para acabar con el monopolio del poder que ostentaba la corrupta elite y el statu quo, han resultado un fracaso por no decir un desastre, toda vez que han ocupado éstos populistas pseudo mesiánicos, el espacio dejado por las corruptas elites añejas, pero suprimiendo las libertades ciudadanas, es decir, nuevos corruptos, pero con otras ideologías, y menos libertades.

      No más impunidad; cero tolerancia con la corrupción; no más blindajes fueros ni privilegios. Sí a la democracia verdadera; sí a la equidad, justicia, rendición de cuentas y transparencia. Que viva Panamá.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

       

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      | 6 comentarios Etiquetado como Constitución, constituyente, corrupción, Democracia, Dios, el país, equidad, erario, Erick Simpson Aguilera, Estado, expresidente y exvicepresidenta de Guatemala, Google, ideologías, justicia, la Corte, la nación, la patria, ley blindaje 55, Ley Súper Mega Blindaje, Panamá, Presidente Juan Carlos Varela, rendición de cuentas y transparencia, sobresaltos sociales, y equidad
    • Mensajes confusos del gobierno

      Posteado a las 7:51 pm por Erick Simpson Aguilera, el 28 mayo, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      confusión3

      El gobierno del Ingeniero Juan Carlos Varela tiene todo el derecho de defenderse si sienten que están siendo acusados injustamente, y los ciudadanos tenemos todo el derecho a pedirles cuentas a todos los gobiernos que administran nuestro patrimonio estatal sin temor a ser descalificados ni tildados de conspiradores, enemigos de la patria, y demás hierbas aromáticas por el estilo a las que recurren alegremente todos los gobiernos sin excepción cuando los ciudadanos exigen transparencia y critican la gestión gubernamental.

      En lo que a mí concierne, me causa muy mala impresión y me provoca una suerte de déjà vu que me transporta al gobierno pasado, escuchar a algunos voceros del gobierno descalificar a los ciudadanos tildándonos de conspiradores («tratar de hacerle daño a Varela y a Dulcidio» alegan) por exigirle al gobierno que explique por qué se le pagó 7 millones de dólares a la empresa Cobranzas del Istmo no obstante habérsele anulado el contrato con el Estado por violatorio a la Constitución, a pesar de estar dicha empresa morosa con el fisco, y pese a las denuncias en su contra por malos manejos en el caso de los impuestos indebidamente cobrados al Aeropuerto de Tocumen.

      En lo particular reconozco y no me da pena decirlo públicamente que yo voté por el Presidente Juan Carlos Varela, lo que no implica la concesión de un cheque en blanco para el gobierno, ni que deba aplaudir todo lo que haga el mismo, ni que asumí un voto de silencio que me convierte en mudo ante las injusticias que pueda cometer el gobierno, ni mucho menos que renuncié a mi independencia de criterio. Ergo si algo no me parece, como ciudadano independiente y pensante que soy, tengo derecho a ejercer mi ciudadanía y a ejecutar mi libertad de expresión exigiéndole al gobierno rendición de cuentas y transparencia, sin que ello me convierta en un «enemigo de la patria» ni en conspirador.

      Dicho esto destaco que, es cierto que el gobierno en turno recibió un país sumido en una profunda crisis de valores, golpeado en sus finanzas por la deuda irresponsable que heredó de su antecesor, y con un margen de maniobra limitado por las drenadas arcas del Estado que fueron saqueadas como demuestran los múltiples casos de corrupción que se destapan un día sí y otro también.

      También es cierto que éste gobierno a diferencia de todos los anteriores, ha tenido la voluntad de investigar y someter a las autoridades competentes muchos casos de corrupción de alto perfil, lo cual constituye una buena señal de «compromiso» con la justicia y la rendición de cuentas, no obstante existir una percepción más que justificada en la ciudadanía de justicia selectiva.

      De manera que, aunque el panorama se muestra sombrío e imperfecto, sigo creyendo que voté por la mejor opción -dada la oferta electoral que no era una maravilla tampoco-, que de ganar cualquiera de las otras opciones no se hubiera investigado absolutamente nada, y que la oportunidad que aún tiene el gobierno en turno para pasar a la historia como uno de los mejores es una oportunidad de oro, pero se requiere de un compromiso verdadero, completo, y no a medias, para lograrlo.

      Para tales efectos es preciso que el gobierno se enfoque en un derrotero de compromiso total con la democracia, las buenas prácticas, la institucionalidad, la transparencia, y la rendición de cuentas. Compromiso que hoy por hoy no ha asumido a cabalidad como demuestran los dobles discursos y mensajes confusos de que hacen gala. Me explico:

      Si el gobierno nos dice que está «comprometido» en darle un vuelco a las malas prácticas de la politiquería panameña, pero se resiste a cambiar la ley de contrataciones públicas que facilitó el saqueo de las finanzas del Estado, se niega a cerrar el nefasto PAN y nos viene con el viejo truco del cambio de nombre insultando nuestra inteligencia, no exige que se rindan cuentas por los 400 millones de dólares en partidas circuitales que manejaron los diputados, procede a pagar 7 millones de dólares a Cobranzas del Istmo en circunstancias de las más sospechosas, practica y justifica el nepotismo, no cumple con su promesa de consultar antes de realizar nombramientos claves, reniega como todos los gobiernos anteriores de la constituyente que antes prometió impulsar, no muestra interés alguno en auditar en serio la línea 1 del metro sobre la cual se dice que hubo un gran sobrecosto, pero le otorga en un acto público al mismo consorcio la construcción de la línea 2 no obstante el mal antecedente de la empresa FCC con el fiasco de la Ciudad Hospitalaria, y se da el lujo de descalificar a los ciudadanos que exigimos rendición de cuentas tildándonos de conspiradores, entonces resulta muy difícil creer que el compromiso del gobierno actual con las buenas prácticas sea verdadero.

      En fin, de la administración actual depende pasar a la historia como el mejor gobierno o ser uno más del montón de los que prometen y no cumplen, predican y no practican, y no se atreven a acabar con el statu quo de la corrupción que nos sumió en el desastre y la crisis que vivimos la cual amenaza con llevarnos al despeñadero institucional, económico, social, y moral. Qué más quisiera yo que este gobierno triunfara y que el Ingeniero Juan Carlos Varela logre el éxito en el desempeño de sus funciones, porque de ser así ganaría todo Panamá y esa es mi verdadera agenda, a saber: el bienestar de mi patria y de todos sus ciudadanos, la prosperidad económica, la justicia social, la equidad, y el desarrollo humano.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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    • Análisis de la crisis política panameña

      Posteado a las 11:10 pm por Erick Simpson Aguilera, el 3 mayo, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      CRISIS 4

      Introducción:

      Que en Panamá existe una crisis política e institucional no es ningún secreto. Que el sistema político panameño parece haber colapsado hace rato, es notorio. Que el desgaste de las instituciones políticas panameñas es incuestionable, salta a la vista.

      Así las cosas, es preciso realizar un análisis que nos ayude a superar la crisis que afrontamos comoquiera que, en Panamá que dicho sea de paso, no es el único país del mundo que afronta una crisis política e institucional, de hecho, pareciera que ningún país se salva de esta debacle política, incluyendo las democracias más antiguas y las potencias mundiales, reitero, en Panamá todavía estamos a tiempo de enmendar y corregir el rumbo que nos está dirigiendo hacia el despeñadero, a diferencia de otros países que coquetean peligrosamente con el punto de no retorno de un Estado Fallido.

      En primera instancia, es importante poner en contexto la crisis política reconociendo que si bien cierto en la administración pasada dirigida por el expresidente Ricardo Martinelli, se acrecentó la crisis de una manera más pronunciada y evidente, dados los atentados que sufrió la institucionalidad democrática, a saber: concentración de poderes, transfuguismo, clientelismo político sin parangón, endeudamiento terrible para realizar obras -con supuestos sobrecostos- muchas de las cuales eran innecesarias, gravísimos actos de corrupción (caso PAN, etc.), populismo, demagogia, persecución política, etcétera, también es cierto y justo reconocer que, el gobierno pasado no fue el gestor de la crisis política que sufre Panamá, que ésta viene de arrastre, y que todos los partidos políticos tienen su cuota de responsabilidad en la debacle de las instituciones políticas panameñas por ser los verdaderos artífices de las malas artes que potenció el CD.

      Dicho lo cual, debemos realizar que, no por haber elegido los votantes a otro partido para administrar a la nación, la crisis política que afronta Panamá se solucionará por arte de magia, ni sus efectos nocivos se desvanecerán milagrosamente. Pensar eso sería pecar de ilusos.

      De hecho, si le damos un vistazo al ambiente político actual, realizaremos que el país sigue inmerso en una suerte de vorágine política que, aunque el termino no le resulte simpático a muchos, es una crisis política severa. A saber:

      I- Órgano Judicial: Un exmagistrado que fue presidente de dicho Órgano del Estado, fue condenado y encarcelado, quedando en la ciudadanía una sensación de duda acerca de los fallos en los que participó cuando realizaba los delitos que aceptó haber cometido. Otros magistrados de la Corte Suprema están siendo señalados con una lluvia de denuncias por la supuesta comisión de delitos de los más variopintos que incluyen la venta de fallos y otras bellezas. Reconocemos la presunción de inocencia de los magistrados denunciados, pero el daño hecho a la imagen del Órgano Judicial que es el poder del Estado llamado a impartir justicia, constituye una crisis muy grave.

      II- Órgano Legislativo: B/. 416,678,206.00 millones de dólares en concepto de partidas circuitales fueron manejados en el pasado quinquenio por los diputados de los cuales no pocos fueron reelectos, sin que al sol de hoy rindan cuentas por el uso dado a tamaña suma millonaria de dineros públicos.

      Gran cantidad de diputados de la actualidad son tránsfugas que por razones nada kosher en el pasado quinquenio traicionaron a sus electores cambiándose al partido CD.

      Muchos diputados fueron reelectos gracias al uso indebido de recursos del Estado durante la campaña política, regalando línea blanca, materiales de construcción, bolsas de comida, etcétera, los cuales fueron comprados con fondos públicos que son patrimonio de todos los panameños. Y los que fueron denunciados y el Tribunal Electoral (enfermo crónico de nepotismo también) les demostró el uso indebido de recursos del Estado para hacer proselitismo político, se les permitió participar en una nueva elección en la que algunos volvieron a triunfar demostrando que la corrupción no es patrimonio exclusivo de los políticos toda vez que, muchos ciudadanos son participes de la misma cual clientes políticos que transan sus votos al mejor postor.

      Dado el historial manchado de la Asamblea Nacional de Diputados, la mayoría de los panameños tienen mala opinión de dicho Órgano del Estado, no le dan credibilidad alguna, no se sienten representados por los diputados, y consideran al poder legislativo como una entidad no legitima y extremadamente corrupta.

      Como si todo esto fuera poca cosa, la Asamblea fracasó otra vez más ante la opinión pública panameña, en lo concerniente al blindaje ilegal que les otorga la inconstitucional ley 55 cual si fueran una suerte de reyes privilegiados por encima del resto de los ciudadanos, a los cuales no se les puede juzgar por crímenes comunes que nada tienen que ver con el ejercicio de sus funciones políticas, lo cual entorpece los procesos que se llevan a cabo por supuestos actos de corrupción cometidos en el gobierno pasado por actuales diputados que están blindados por ese fuero inconstitucional que frustra el hambre y sed de justicia de la ciudadanía, acumulándose la ira del pueblo con el peligro de una explosión social que ello implica.

      Si la Asamblea sigue divorciada del clamor popular, no discierne los tiempos que estamos viviendo, y se constituye en un estorbo a la justicia, y en una suerte de escudo humano para defender a presuntos infractores facilitándoles impunidad con el blindaje que la ley 55 ofrece, con experimentos de doble blindaje, y demás artimañas, deberán afrontar las consecuencias de sus actos al darle la espalda a un país entero que exige justicia, al preferir promover la impunidad, y al inmolarse en nombre de la corrupción.

      Sí esto no es una crisis política extremadamente grave y peligrosa, díganme qué lo es.

      III- Órgano Ejecutivo: Una crisis per se, no la percibo en este poder del Estado, comoquiera que, el Presidente Juan Carlos Varela todavía tiene el apoyo de la ciudadanía, goza de buena opinión de los panameños, y está tratando de cumplir con los temas sociales que prometió; aunque de manera muy lenta y errática para mi gusto.

      No obstante lo mencionado, sí percibo una crisis en ciernes en el Órgano Ejecutivo, toda vez que, la luna de miel con la ciudadanía terminó, la paciencia del panameño se agota, y las grandes carencias sociales siguen vigentes sin que se vea un plan de acción coherente y agresivo para solucionar estas deudas sociales que son muy pronunciadas, a saber: pobreza, desigualdad, educación de mala calidad, inseguridad, falta de agua, costo de la vida elevado, etcétera.

      A todo ello súmele el hecho de que el gobierno de turno aunque es más potable que el anterior, no ha renunciado del todo a las malas prácticas de la politiquería panameña, léase, nepotismo, otorgamiento de becas con un sesgo de índole social inverso (becas para nuestros allegados políticos y familiares aunque ellos no las necesiten por estar bien económicamente, y nada de ayuda para los más pobres que sí necesitan auxilio, para que sigan vulnerables y dependientes del clientelista y perverso sistema político), e incumplimiento de varias promesas de campaña como son la consulta ciudadana para realizar nombramientos claves, y convocar a un proceso constituyente del que ahora con el acostumbrado doble discurso reniegan.

      Como si dicho escenario del Órgano Ejecutivo no fuera lo suficientemente preocupante ya, también existe la posibilidad de que el país sea presa de la ingobernabilidad si el denominado «Pacto de Gobernabilidad» -que tiene más de rebuscabilidad o repartibilidad que de otra cosa- se vaya al traste siendo reemplazado por un nuevo pacto entre los partidos CD y PRD, lo cual dificultaría la aprobación de los proyectos del Presidente Varela en la Asamblea.

      1

      22 - copia

      Sin título

      Es importante destacar que, los partidos CD y PRD tienen todo el derecho de aliarse si sienten que tienen una agenda en común, que comparten un proyecto político estratégico para sus intereses conjuntos, y si piensan que existe afinidad entre los valores que profesan ambos partidos.

      Y los panameños también tenemos el derecho de reaccionar si nos percatamos durante el transcurrir de dicha alianza entre los mencionados partidos, de una afectación al normal desenvolvimiento del Estado, de un país trancado, estancado, y maniatado por trabas politiqueras, dificultándose las soluciones a los principales problemas que nos afectan a todos los panameños.

      Conclusión:

      En fin, Panamá sufre una pronunciada crisis política que impacta socialmente a los ciudadanos y puede mutar a crisis económica también (deuda pública, déficit fiscal, impuestos, presupuesto, manejo de la economía nacional, etc.) si le sumamos a la improvisación (impuesto fallido al combustible), lentitud, yerros, y acciones erráticas del Órgano Ejecutivo, la falta de justicia por blindajes y fueros inconstitucionales que promueven la impunidad e impedirían investigar, juzgar, y condenar a los presuntos infractores que pudieran haber saqueado el erario público como se presume, resultando dicha falta de justicia en la no recuperación de esos fondos que son necesarios para inyectar nuestra economía, aunado a la posible ingobernabilidad que impediría el manejo correcto de las finanzas públicas si optara una alianza opositora CD/PRD, por llenar de obstáculos el camino y desempeño del gobierno, y si deciden sabotear además, los proyectos de Estado impulsados por el Ejecutivo, ACP, etcétera, que son beneficiosos para la nación y que el país reclama (puertos y demás).

      Ésta crisis ahora política, y mañana no sabemos si integral puesto que la política, la economía, y lo social, están interconectados, viene de arrastre desde 1903 hasta la fecha de hoy en que la politiquería causante de la misma ha tomado ribetes muy peligrosos. Razón por la cual, es preciso que todos los panameños que amamos este país y velamos por el bienestar de todos sus ciudadanos, promovamos un gran dialogo nacional para subsanar las dolencias que aquejan al enfermo sistema político panameño, antes que éste haga implosión sembrando el caos y la ingobernabilidad de un Estado Fallido que cree las condiciones, y las ruinas sobre las cuales se erija un líder populista pseudo mesiánico que recoja los despojos para establecer un régimen de terror que termine de empeorar las cosas aún más de lo que ya están.

      Entiéndanlo, estimados panameños de todas las clases sociales, sectores, gremios, asociaciones, y partidos políticos, llegó el momento de convocar a un proceso constituyente para adecentar el país, y enrumbar a Panamá por derroteros de desarrollo humano, equidad social, institucionalidad democrática robusta, y prosperidad. Nosotros los panameños somos un pueblo hábil, bendecido, e inteligente para discernir el peligro que se cierne sobre nuestra nación si no actuamos, y para identificar la solución de la crisis. Ergo, en consenso debemos aplicar los correctivos necesarios para salir de esta crisis política que por peligrosa que sea, también es una oportunidad para crecer, madurar como nación, y triunfar.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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      | 0 Comentarios Etiquetado como análisis, Órgano Ejecutivo, Órgano Judicial, Órgano Legislativo, Cambio Democrático, CD, crisis política, crisis política panameña, Erick Simpson Aguilera, Panamá, Panameñismo, Partido Panameñista, partido prd, PRD, Presidente Juan Carlos Varela
    • Panamá se respeta

      Posteado a las 6:57 am por Erick Simpson Aguilera, el 26 febrero, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      niñas panameñas

      En estos tiempos aciagos en que se abusa tanto de la palabra xenofobia cual si esta fuera un amuleto para espantar a quienes temen ser etiquetados por defender su derecho a vivir en paz y ser respetados en su propio suelo patrio, exigimos a nuestras autoridades que se las dan de muy políticamente correctas a la hora de mostrar una imagen simpática de cara al exterior, a que se muestren igual de prestas y enérgicas para exigir respeto a los extranjeros residentes en nuestro país hacía los panameños y la patria que les abrió las puertas dándoles las oportunidades que les negaron en sus países de orígenes.

      Quienes vivimos en Panamá, sabemos el porqué de mi afirmación, toda vez que la presente semana ha estado bastante caldeada a raíz del tema migratorio que se debate en la Asamblea Nacional con la finalidad de eliminar el conflictivo programa denominado: «Crisol de Razas».

      En el citado contexto se dieron unas declaraciones muy fuertes por parte de la diputada Zulay Rodríguez quien se disculpó con el pueblo colombiano y explicó el contexto en torno al cual giraban sus desafortunadas afirmaciones. Cabe destacar que, no aplaudo insulto alguno hacia ningún gentilicio, ni generalizaciones ofensivas, comoquiera que también me disgustaría si alguien hiciera lo propio con los panameños.

      Dicho esto, considero que, así como el Presidente Juan Carlos Varela se expresó en contra de las fuertes afirmaciones de la diputada en mención, debe también hacer un llamado de atención a los extranjeros residentes en Panamá para que respeten a los panameños y al país que les abrió las puertas para vivir bajo condiciones de prosperidad y paz de las cuales muy probablemente no gozaban en sus naciones, toda vez que, la xenofobia de la que tanto acusan a quienes exigen respeto en su propia tierra, tiene dos vías, y cuando los excesos se dan a la inversa, léase, cuando un extranjero se expresa xenofóbicamente contra los panameños en las redes sociales como está aconteciendo a menudo (si así de mal se expresan de los panameños en Panamá, imagínense si viviéramos en sus países; pero nosotros somos los xenofóbicos según ellos), entonces las autoridades panameñas guardan silencio y permiten que se pisotee al nacional en su propia patria.

      Entiendo que, no es lo mismo que una diputada pierda los estribos, a que lo hagan extranjeros comunes y corrientes por las redes sociales. Sin embargo, si las autoridades no se muestran enérgicas en controlar estos insultos xenofóbicos por parte de extranjeros residentes en Panamá contra los panameños, el país puede entrar en una vorágine de violencia que es menester de todos evitar y más de las autoridades que deben velar por la paz social del país.

      Los panameños somos gente noble, acogedora con el extranjero, y amistosos. Razón por la cual, las autoridades deben analizar concienzudamente, a qué se debe el malestar repentino hacia ciertos inmigrantes en particular.

      Sobre dicho particular, no hay que ser un genio para entender que el malestar obedece al irrespeto de ciertos extranjeros que no saben ocupar su lugar y pretenden pisotear, ningunear, e insultar al panameño en su propia casa y eso no hay quien lo admita ni aguante en ningún país del mundo que tenga algo de dignidad. El hecho de que cierta elite panameña sufra de baja autoestima, que resalten lo extranjero como superior a lo autóctono, que sufran de complejo de entreguismo, y se hayan acostumbrado por aquello del coloniaje gringo a ser unos sátrapas del foráneo, no significa que el resto de los panameños suframos de los mismos dilemas y falta de dignidad como para permitir que nos pisoteen en nuestra propia tierra. Los panameños somos gente humilde, pero también somos orgullosos de nuestro bendecido y prospero país, de nuestras mezclas de razas que son un verdadero crisol -no uno propagandístico como lo venden ahora para hacerse de mano de obra barata y consumidores con poder adquisitivo- y no permitiremos que nadie venga de afuera a insultarnos en nuestra propia patria.

      Así las cosas, el extranjero que venga a Panamá con ganas de aportar (no a delinquir) su esfuerzo y trabajo, que respete nuestras leyes, y que no atente contra la sana convivencia sembrando odios, incurriendo en conductas que riñen con las buenas costumbres, insultando a los nacionales y al país que le abrió las puertas, bienvenido sea, y aquellos que no sepan estar y sean fuente de discordia poniendo en riesgo la paz social al provocar -Dios no lo permita- posibles actos de violencia por el irrespeto continuo hacia los panameños y a nuestro país, deben ser deportados a sus naciones de origen, comoquiera que así lo señalan nuestras leyes y los funcionarios están obligados a cumplirlas en aras de mantener un clima de paz y sana convivencia del cual no debe privarnos extranjero malintencionado alguno; a saber:

      ley

       

      ley 2

      Finalizo señalando que el programa Crisol de Razas debe ser eliminado, y que Panamá debe legislar seriamente sobre materia migratoria para evitar que delincuentes, narcos, sicarios, y otros extranjeros con malas intenciones, inunden nuestras calles como está sucediendo actualmente por tener las puertas abiertas de par en par sin restricciones algunas. Que traten quienes acusan a los panameños de xenófobos por exigir orden, control, y respeto, de tramitar residencia en USA o Europa para ver si es tan fácil lograrlo como lo es en Panamá, y no veo que alguien haya tratado de acusar a los territorios en mención de xenofóbicos por tener leyes migratorias serias y fuertes para controlar quiénes entran o no en sus fronteras.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Panamá se respeta.

      Leer: No más Crisol de Razas. 

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      | 12 comentarios Etiquetado como extranjeros residentes, Panamá, Presidente Juan Carlos Varela
    • Acerca de la coalición contra ISIS

      Posteado a las 4:14 am por Erick Simpson Aguilera, el 24 febrero, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      ISIS

      La sensación de improvisación, despropósito, y yerro en cuanto a política exterior se refiere que experimentamos durante la administración Martinelli, en la cual dejamos de ser un país neutral para tomar un papel beligerante en temas tan candentes como son el conflicto palestino-israelí, y el conflicto entre Japón y China por el control de las islas Senkaku (japonés) o Diaoyu (chino), por mencionar 2 de los muchos descalabros internacionales del pasado gobierno, lejos de terminarse, parece ser el norte de la nueva política exterior panameña, comoquiera que el nuevo gobierno en turno decidió que Panamá participe como parte beligerante en la coalición internacional contra el grupo terrorista ISIS.

      ¿Cómo puedo expresar lo que verdaderamente opino sobre tamaña decisión sin herir susceptibilidades? La verdad no lo sé, pero hagamos el intento.

      En primera instancia quiero recalcar que, respeto mucho al Presidente Juan Carlos Varela y a la Vicepresidenta y Canciller, Isabel de Saint Malo de Alvarado, quienes seguramente tendrán sus razones de peso desde sus puntos de vista para involucrarnos a todos los panameños en un conflicto en el que no sumamos ni restamos nada determinante por ser el nuestro un país pequeño, con recursos limitados, y sin ejercito que nada tiene que hacer en tamaño conflicto allende nuestras fronteras.

      Sin embargo, como un ciudadano común y corriente que no manejo todos los pormenores y a quien no me satisface la «explicación» de que nuestra participación en la coalición contra ISIS consiste en evitar que dicho grupo use el “sólido” sistema bancario panameño para financiarse, lo cual se supone que llevamos años haciéndolo sin declararle la guerra a grupo terrorista alguno y esgrimirlo ahora como argumento a estas altura suena a una confesión de que no estábamos cumpliendo dicho cometido, léase, de que éramos hasta antes de integrarnos a la coalición una suerte de plataforma para el flujo financiero del terrorismo mundial, opino que, no existe justificación creíble, ni beneficio alguno, en inmiscuirnos en tamaño problema, pero si muchos riesgos por involucrarnos en un conflicto que no nos compete.

      Sí, yo sé que algunos argumentarán que el terrorismo no conoce de fronteras, que tarde o temprano nos alcanzará si no participamos en su erradicación (no podemos ni siquiera con las pandillas locales, crimen organizado y común, y mucho menos con ISIS), que debemos ser solidarios con otros pueblos que sufren al grupo ISIS, y mil argumentos sin fuerza por el estilo. Empero, lo cierto es que, podemos mostrar solidaridad con los pueblos del cercano oriente, sin necesidad de tomar parte beligerante de una coalición militar que implica compromisos y riesgos de gran escala.

      En fin, considero que, Panamá no debió inmiscuirse en la coalición contra el grupo ISIS, que esa decisión desatinada nos pone en el radar de un grupo terrorista de gran alcance cuyos miembros son invisibles (cualquiera puede ser un yihadista de ISIS) y se mueven con facilidad por el mundo entero sin ser detectados, lo que les facilita su capacidad de atentar contra sus objetivos, que somos un país pequeño con muchos problemas internos por solucionar, que ni siquiera podemos jactarnos de haber superado la inseguridad que sufrimos la cual continua in crescendo, que somos vulnerables por nuestra posición geográfica de país de tránsito y por ser sede del canal, que nuestra vocación es ser un país de paz y neutral, y que este conflicto nos queda demasiado grande y por ende nos pone en riesgo a todos los que habitamos en este país.

      Razón por la cual, considero que, si participar en esta coalición no nos brinda beneficio alguno, si no sumamos ni restamos nada relevante al tomar parte beligerante en este conflicto, el verdadero motivo de nuestra participación en el mismo obedece a un mandato de USA, país del que somos una suerte de protectorado y dirige nuestra política internacional -por no decir todo nuestro quehacer nacional- con la finalidad de incentivar a otros países de LATAM a participar también en esta loca aventura bélica.

      A propósito, hay muchas versiones de que este tema de ISIS es un teatro montado por USA a quien señalan de haber creado, armado, y financiado a dicho monstruo (ISIS), con el fin de encender el cercano oriente e invadir Siria usando a ISIS de coartada. No me consta que así sea, ni tampoco lo descarto dado el historial manchado de USA en estos menesteres, sin embargo, reitero, Panamá no tiene nada que hacer en esa clase de líos que pueden ocasionar el martirio de panameños que viajen a otros países y ni Dios lo permita sean raptados por estos fanáticos, o provocar atentados –Dios no lo quiera- en nuestro propio suelo patrio, y de ser así, quiero saber quién se hará responsable de los daños suscitados a inocentes.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Constituyente Soberana Ya.

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      | 1 comentario Etiquetado como coalición, Erick Simpson Aguilera, política exterior, Presidente Juan Carlos Varela
    • Una oportunidad de oro

      Posteado a las 7:22 pm por Erick Simpson Aguilera, el 29 mayo, 2014

      Por: Erick Simpson Aguilera

      oportunidad

      En honor a la verdad, el país que administrará a partir del 1 de julio del presente año el hoy gobierno electo, es un reto mayúsculo, como quiera que, la situación socioeconómica de Panamá no está como para lanzar fuegos artificiales.

      De manera que, después de la euforia por habernos librado de una dictadura civil, nos toca ser realistas y poner en perspectiva los desafíos que tenemos por delante como nación, con la finalidad de afrontarlos con cabeza fría, tesón, y valentía.

      Dicho esto, destaco que, dado el rezago que tenemos en materia educativa, laboral (déficit de mano de obra altamente calificada, 37% de la fuerza laboral trabajando en la informalidad), agropecuaria (canasta básica disparada, el agro destruido, cero soberanía y seguridad alimentarias), social (pobreza y desigualdad), servicios públicos (déficit de agua potable, mala disposición de desechos, etc.), urbanismo (ordenamiento territorial y uso de suelos), cultura y deporte, institucionalidad democrática (daño institucional de arrastre más 5 años de severos ataques continuos), transparencia (cero rendición de cuentas), y gestión fiscal (gastos superfluos, deuda pública astronómica, ingresos decreciendo, etc.), la tarea titánica que tiene por delante el Presidente Juan Carlos Varela y su equipo de trabajo, es de tal magnitud que las soluciones requeridas para desarrollar el país, sobrepasarán su periodo presidencial.

      Además de lo previamente expuesto, es preciso dedicar un tiempo a desmontar el gobierno paralelo montado por el gobierno saliente al extender los periodos de ejecutivos a cargo de instituciones claves, y citar a la Asamblea Nacional a aquellos funcionarios cuestionados por un accionar indebido o por omisión de sus funciones, y a algunos magistrados de la Corte que pudieran haber violado la Constitución y las leyes, para determinar en dicho Órgano del Estado (AN), si procede o no, aplicar a dichos funcionarios y magistrados, la remoción de sus cargos más otras medidas que establezca la ley.

      En cualquier empresa privada o pública, el empleado que no cumple con sus obligaciones debe ser despedido inmediatamente, y en el caso que nos ocupa existen los mecanismos legales para medir el desempeño de funcionarios con mandatos fijos con la finalidad de prescindir de sus servicios si no cumplen con sus funciones. De manera que, no tenemos por qué afectar (paralizar) el desenvolvimiento del Estado con funcionarios que no justifiquen el salario que devengan, que sigan agendas político-partidistas cuando la ley se los prohíbe por la naturaleza de sus cargos, o que estorben en la consecución de las metas nacionales.

      Aclarado ello, seguimos en materia.

      Como quiera que, el gobierno saliente renunció a las mediciones educativas PISA, suspendió alegando falta de fondos (sí, así es, el gobierno de la danza de los millones) las encuestas de niveles de vida que medían a la población en pobreza general y extrema, realizó un censo de población y vivienda que fue un desastre total, y no publica el verdadero saldo de la deuda pública (incluyendo la deuda subterránea), ni el déficit energético, ni el déficit de vivienda, ni el déficit de agua potable, etcétera, es preciso realizar mediciones de estos y otros rubros, con la finalidad de establecer científicamente, el estado socioeconómico de la patria, y enfocar entonces en la dirección correcta, todos los esfuerzos necesarios a corto, mediano, y largo plazo, para desarrollar el país.

      Sí, así es, yo también conozco esa sensación de impotencia y enfado que, tienen muchos panameños debido a estos 5 años de vacas gordas que se desperdiciaron tirándolos a la basura, toda vez que durante los mismos mientras la economía marchaba bien y podíamos desarrollar integralmente el país, la institucionalidad democrática por casi es aniquilada, la rendición de cuentas y transparencia no fueron fortalecidas, y las deudas sociales (desarrollo humano y calidad de vida de los panameños) fueron ignoradas por un gobierno confrontador, problemático, y poco transparente cuyo énfasis fue dirigido a obras de infraestructura cuestionadas por supuestos sobrecostos, mientras 2 panameños mueren de hambre cada semana.

      Sin embargo, todavía seguimos siendo un país bendecido por Dios con múltiples ventajas, lleno de potencial, con un canal ampliado, los mejores puertos de LATAM,  la segunda zona libre del mundo, un centro bancario importante, un desempeño económico envidiable, etcétera. De modo que, debemos levantarnos como lo hicimos después de la invasión, y desarrollar a Panamá de manera integral, de una vez por todas.

      Todos los panameños en general, y el Presidente Juan Carlos Varela en particular, tenemos una oportunidad de oro para lograr el cometido de desarrollar a Panamá, aportando todos, nuestro mayor esfuerzo, y el Presidente Juan Carlos Varela, dirigiendo con visión de estadista, dichos esfuerzos conjuntos, hacia derroteros de desarrollo humano, justicia social, y crecimiento económico sostenible. De nosotros depende si decidimos hacerlo, si aceptamos el reto, si demostramos estar a la altura de las circunstancias, o si nos dormimos en los laureles una vez más, con las mismas excusas de siempre.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      decisiones

       

      Leer artículo Al trabajo sin más dilación.

       

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      | 2 comentarios Etiquetado como Presidente Juan Carlos Varela
    • Al trabajo sin más dilación

      Posteado a las 10:18 pm por Erick Simpson Aguilera, el 7 mayo, 2014

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Después de cinco años de gobierno CD, es preciso analizar la situación política y socioeconómica de Panamá, con el fin de emprender los cambios y ajustes que requiere la nación.

      Dicho lo cual, entramos en materia.

      I- Situación económica:

      1- El gobierno entrante se encontrará con una considerable deuda pública del orden de  $22,607.7 millones de dólares a la fecha de hoy, más las variaciones que se den en los dos meses de transición. La deuda per cápita ronda los $6,265.29.

      2- Además, tendrá que afrontar un costo de la canasta básica familiar de alimentos que no para de crecer. Durante la administración actual el costo de la canasta básica ha aumentado $ 65.22.

      3- También, tendrá que resucitar al sector agropecuario que se encuentra agonizando en cuidados intensivos por las políticas de importación y baja de aranceles promovidas por la administración Martinelli que ha acabado con la soberanía y seguridad alimentarias panameñas (Panamá es el segundo mayor importador de productos alimenticios en LATAM). Actualmente, el 50% de los productos alimenticios que consumimos los panameños, son importados, lo que ha provocado la fuga de productores hacia otras actividades económicas (en el ciclo agrícola 2012/2013, 98 mil 380 hectáreas de arroz fueron cultivadas en Panamá, lo que representa 11 mil 190 hectáreas menos que en el período previo).

      4- Crisis en la Zona Libre de Colón cuya actividad comercial se encuentra afectada por el tema venezolano, colombiano (alza de aranceles), etcétera. Crisis en el Canal de Panamá (menos ingresos), debido a los atrasos de la ampliación por el tema de GUPC, y ahora por una huelga de trabajadores panameños a quienes  pareciera importarles poco cuidar a nuestro principal activo. Son otros escenarios económicos difíciles  que heredará el gobierno electo.

      5- Una fuerza laboral que supuestamente está plenamente empleada, pero que en realidad se encuentra en gran parte subempleada, como quiera que, el 39% de la fuerza laboral (sin incluir a los trabajadores agropecuarios) laboran en el sector informal, de manera que, no disponen de seguridad social, ergo no se jubilarán y serán los futuros clientes de subsidios tipo 120 a los 70.

      6- Subsidios anuales por el orden de $ 1,251 millones de dólares (cifra que supera los aportes anuales del canal). Esta pesada carga no la resiste país alguno. Razón por la cual deben focalizarse estos beneficios para que los mismos lleguen solo a la población más vulnerable, y no sean un instrumento clientelista.

      II- Situación social:

      El gobierno electo se encontrará con una situación social muy precaria. Si, ya sé que, se supone que somos el “Dubái de Las Américas”, el segundo país más rico de LATAM, y demás hierbas aromáticas mitológicas por el estilo. Sin embargo, el otro Panamá, el invisible, el marginado, espera por un gobierno estadista que entienda que Panamá no es solo el eje comercial y logístico que gira en torno al canal, pero, también lo es el interior, las montañas más remotas, las comarcas indígenas, las islas, y las áreas marginadas de la misma capital donde también se sufre y padece carencias.

      1- Así las cosas, tenemos que 900, 530 panameños (25.3% de la población total) sufren de pobreza, mientras 441,367 (12.4%) padecen de pobreza extrema, es decir, no tienen qué comer. Es importante señalar que, de acuerdo a la Contraloría, 2 panameños mueren de hambre cada semana.

      2- También deberá el gobierno entrante hacerle frente a la inequidad que reina en Panamá, el cual es según el coeficiente de GINI, el país 16 más desigual del planeta.

      3- Con relación al sistema educativo, el panorama no es nada alentador, toda vez que, según las últimas pruebas PISA en las que participamos antes que el gobierno en turno decidiera no participar más para ocultar su fracaso en este particular, ocupamos los últimos lugares a nivel de LATAM. Un país que en serio pretenda alcanzar el desarrollo, no se puede dar el lujo de tener un sistema educativo tan atrasado y precario. Es preciso capacitar al más alto nivel a nuestra población para que la misma mantenga el crecimiento económico de manera sostenible y ocupe las muchas plazas de trabajo que hoy en día son llenadas por recursos humanos foráneos dada la falta de capacitación de la mano de obra local.

      4- Debido a la mencionada falta de capacitación, tenemos una fuerza laboral poco productiva y por ende muy mal remunerada que no puede hacerle frente al alto costo de la vida que continúa cada día in crescendo. Según la Contraloría el 45.6% de un millón 64 mil 257 hogares panameños perciben ingresos mensuales del orden de $ 400 o menos, y el 85% de la población devenga menos de $ 600 mensuales.

      5- El déficit de agua potable, el déficit habitacional, y el déficit energético, son otras tareas pendientes que deberá afrontar el Presidente Juan Carlos Varela.

      III- Situación institucional:

      Si los escenarios previos asustan, pues la situación de las instituciones que heredará el gobierno electo, son un reto mayúsculo, como quiera que, lo que encontrarán son ruinas y escombros.

      1- Cero separación de poderes, campos minados por funcionarios fieles al actual gobierno que fueron blindados por leyes especiales que extienden sus periodos más allá del futuro gobierno, múltiples escándalos por supuestos actos de corrupción que deberán ser investigados, una Asamblea Nacional contraria y plagada de tránsfugas, una Constitución que nació en los cuarteles militares y ya cumplió su vida útil, entiéndase, está obsoleta y no sirve para los tiempos modernos y democráticos que aspiramos vivir, y un Código Electoral que promueve la partidocracia, más no la transparencia, es el escenario caótico que le toca resolver al Presidente Varela.

      2- Es oportuno mencionar que, según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2014, Panamá ocupa el lugar 118 entre 148 países en el indicador de Independencia Judicial, lo que traducido significa que, somos uno de los países con menos independencia judicial del mundo.

      3- Así las cosas, no hay que ser un genio para concluir que, debemos convocar a una constituyente para modernizar el Estado, y reformar el Código Electoral para que las campañas electorales sean de corta duración, y sufragadas exclusivamente por el Estado. Además, es preciso realizar auditorías forenses de hasta el último centavo administrado por el gobierno en turno, desmantelar todo el andamiaje de funcionarios blindados por leyes que prolongan sus funciones, y pedirles cuentas a todos los funcionarios y magistrados que no han cumplido con su deber.

      En fin, concluyo pidiéndoles a los ciudadanos paciencia con el gobierno entrante, el cual tiene muchas tareas titánicas por cumplir, ergo, no podrá con una varita mágica resolver en un dos por tres semejante estado de cosas; esto tomará su tiempo. El daño acumulado causado a la patria es de tal magnitud que, quizás no baste con un solo mandato para resolver todos los pendientes.  No obstante, si existe la verdadera voluntad de comenzar a levantar a Panamá de las ruinas, lograremos hacerlo. Así las cosas, el Presidente Juan Carlos Varela tiene una bonita oportunidad de pasar a la historia como el estadista que comenzó la reconstrucción y desarrollo integral de la patria. Dios lo ilumine, guie, ayude, y libre de oportunistas, mercaderes, manzanillos, aduladores profesionales, y demás alimañas amigos del poder que nunca faltan.

      “Al trabajo sin más dilación”.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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