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    • Análisis de la crisis política panameña

      Posteado a las 11:10 pm por Erick Simpson Aguilera, el 3 mayo, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      CRISIS 4

      Introducción:

      Que en Panamá existe una crisis política e institucional no es ningún secreto. Que el sistema político panameño parece haber colapsado hace rato, es notorio. Que el desgaste de las instituciones políticas panameñas es incuestionable, salta a la vista.

      Así las cosas, es preciso realizar un análisis que nos ayude a superar la crisis que afrontamos comoquiera que, en Panamá que dicho sea de paso, no es el único país del mundo que afronta una crisis política e institucional, de hecho, pareciera que ningún país se salva de esta debacle política, incluyendo las democracias más antiguas y las potencias mundiales, reitero, en Panamá todavía estamos a tiempo de enmendar y corregir el rumbo que nos está dirigiendo hacia el despeñadero, a diferencia de otros países que coquetean peligrosamente con el punto de no retorno de un Estado Fallido.

      En primera instancia, es importante poner en contexto la crisis política reconociendo que si bien cierto en la administración pasada dirigida por el expresidente Ricardo Martinelli, se acrecentó la crisis de una manera más pronunciada y evidente, dados los atentados que sufrió la institucionalidad democrática, a saber: concentración de poderes, transfuguismo, clientelismo político sin parangón, endeudamiento terrible para realizar obras -con supuestos sobrecostos- muchas de las cuales eran innecesarias, gravísimos actos de corrupción (caso PAN, etc.), populismo, demagogia, persecución política, etcétera, también es cierto y justo reconocer que, el gobierno pasado no fue el gestor de la crisis política que sufre Panamá, que ésta viene de arrastre, y que todos los partidos políticos tienen su cuota de responsabilidad en la debacle de las instituciones políticas panameñas por ser los verdaderos artífices de las malas artes que potenció el CD.

      Dicho lo cual, debemos realizar que, no por haber elegido los votantes a otro partido para administrar a la nación, la crisis política que afronta Panamá se solucionará por arte de magia, ni sus efectos nocivos se desvanecerán milagrosamente. Pensar eso sería pecar de ilusos.

      De hecho, si le damos un vistazo al ambiente político actual, realizaremos que el país sigue inmerso en una suerte de vorágine política que, aunque el termino no le resulte simpático a muchos, es una crisis política severa. A saber:

      I- Órgano Judicial: Un exmagistrado que fue presidente de dicho Órgano del Estado, fue condenado y encarcelado, quedando en la ciudadanía una sensación de duda acerca de los fallos en los que participó cuando realizaba los delitos que aceptó haber cometido. Otros magistrados de la Corte Suprema están siendo señalados con una lluvia de denuncias por la supuesta comisión de delitos de los más variopintos que incluyen la venta de fallos y otras bellezas. Reconocemos la presunción de inocencia de los magistrados denunciados, pero el daño hecho a la imagen del Órgano Judicial que es el poder del Estado llamado a impartir justicia, constituye una crisis muy grave.

      II- Órgano Legislativo: B/. 416,678,206.00 millones de dólares en concepto de partidas circuitales fueron manejados en el pasado quinquenio por los diputados de los cuales no pocos fueron reelectos, sin que al sol de hoy rindan cuentas por el uso dado a tamaña suma millonaria de dineros públicos.

      Gran cantidad de diputados de la actualidad son tránsfugas que por razones nada kosher en el pasado quinquenio traicionaron a sus electores cambiándose al partido CD.

      Muchos diputados fueron reelectos gracias al uso indebido de recursos del Estado durante la campaña política, regalando línea blanca, materiales de construcción, bolsas de comida, etcétera, los cuales fueron comprados con fondos públicos que son patrimonio de todos los panameños. Y los que fueron denunciados y el Tribunal Electoral (enfermo crónico de nepotismo también) les demostró el uso indebido de recursos del Estado para hacer proselitismo político, se les permitió participar en una nueva elección en la que algunos volvieron a triunfar demostrando que la corrupción no es patrimonio exclusivo de los políticos toda vez que, muchos ciudadanos son participes de la misma cual clientes políticos que transan sus votos al mejor postor.

      Dado el historial manchado de la Asamblea Nacional de Diputados, la mayoría de los panameños tienen mala opinión de dicho Órgano del Estado, no le dan credibilidad alguna, no se sienten representados por los diputados, y consideran al poder legislativo como una entidad no legitima y extremadamente corrupta.

      Como si todo esto fuera poca cosa, la Asamblea fracasó otra vez más ante la opinión pública panameña, en lo concerniente al blindaje ilegal que les otorga la inconstitucional ley 55 cual si fueran una suerte de reyes privilegiados por encima del resto de los ciudadanos, a los cuales no se les puede juzgar por crímenes comunes que nada tienen que ver con el ejercicio de sus funciones políticas, lo cual entorpece los procesos que se llevan a cabo por supuestos actos de corrupción cometidos en el gobierno pasado por actuales diputados que están blindados por ese fuero inconstitucional que frustra el hambre y sed de justicia de la ciudadanía, acumulándose la ira del pueblo con el peligro de una explosión social que ello implica.

      Si la Asamblea sigue divorciada del clamor popular, no discierne los tiempos que estamos viviendo, y se constituye en un estorbo a la justicia, y en una suerte de escudo humano para defender a presuntos infractores facilitándoles impunidad con el blindaje que la ley 55 ofrece, con experimentos de doble blindaje, y demás artimañas, deberán afrontar las consecuencias de sus actos al darle la espalda a un país entero que exige justicia, al preferir promover la impunidad, y al inmolarse en nombre de la corrupción.

      Sí esto no es una crisis política extremadamente grave y peligrosa, díganme qué lo es.

      III- Órgano Ejecutivo: Una crisis per se, no la percibo en este poder del Estado, comoquiera que, el Presidente Juan Carlos Varela todavía tiene el apoyo de la ciudadanía, goza de buena opinión de los panameños, y está tratando de cumplir con los temas sociales que prometió; aunque de manera muy lenta y errática para mi gusto.

      No obstante lo mencionado, sí percibo una crisis en ciernes en el Órgano Ejecutivo, toda vez que, la luna de miel con la ciudadanía terminó, la paciencia del panameño se agota, y las grandes carencias sociales siguen vigentes sin que se vea un plan de acción coherente y agresivo para solucionar estas deudas sociales que son muy pronunciadas, a saber: pobreza, desigualdad, educación de mala calidad, inseguridad, falta de agua, costo de la vida elevado, etcétera.

      A todo ello súmele el hecho de que el gobierno de turno aunque es más potable que el anterior, no ha renunciado del todo a las malas prácticas de la politiquería panameña, léase, nepotismo, otorgamiento de becas con un sesgo de índole social inverso (becas para nuestros allegados políticos y familiares aunque ellos no las necesiten por estar bien económicamente, y nada de ayuda para los más pobres que sí necesitan auxilio, para que sigan vulnerables y dependientes del clientelista y perverso sistema político), e incumplimiento de varias promesas de campaña como son la consulta ciudadana para realizar nombramientos claves, y convocar a un proceso constituyente del que ahora con el acostumbrado doble discurso reniegan.

      Como si dicho escenario del Órgano Ejecutivo no fuera lo suficientemente preocupante ya, también existe la posibilidad de que el país sea presa de la ingobernabilidad si el denominado «Pacto de Gobernabilidad» -que tiene más de rebuscabilidad o repartibilidad que de otra cosa- se vaya al traste siendo reemplazado por un nuevo pacto entre los partidos CD y PRD, lo cual dificultaría la aprobación de los proyectos del Presidente Varela en la Asamblea.

      1

      22 - copia

      Sin título

      Es importante destacar que, los partidos CD y PRD tienen todo el derecho de aliarse si sienten que tienen una agenda en común, que comparten un proyecto político estratégico para sus intereses conjuntos, y si piensan que existe afinidad entre los valores que profesan ambos partidos.

      Y los panameños también tenemos el derecho de reaccionar si nos percatamos durante el transcurrir de dicha alianza entre los mencionados partidos, de una afectación al normal desenvolvimiento del Estado, de un país trancado, estancado, y maniatado por trabas politiqueras, dificultándose las soluciones a los principales problemas que nos afectan a todos los panameños.

      Conclusión:

      En fin, Panamá sufre una pronunciada crisis política que impacta socialmente a los ciudadanos y puede mutar a crisis económica también (deuda pública, déficit fiscal, impuestos, presupuesto, manejo de la economía nacional, etc.) si le sumamos a la improvisación (impuesto fallido al combustible), lentitud, yerros, y acciones erráticas del Órgano Ejecutivo, la falta de justicia por blindajes y fueros inconstitucionales que promueven la impunidad e impedirían investigar, juzgar, y condenar a los presuntos infractores que pudieran haber saqueado el erario público como se presume, resultando dicha falta de justicia en la no recuperación de esos fondos que son necesarios para inyectar nuestra economía, aunado a la posible ingobernabilidad que impediría el manejo correcto de las finanzas públicas si optara una alianza opositora CD/PRD, por llenar de obstáculos el camino y desempeño del gobierno, y si deciden sabotear además, los proyectos de Estado impulsados por el Ejecutivo, ACP, etcétera, que son beneficiosos para la nación y que el país reclama (puertos y demás).

      Ésta crisis ahora política, y mañana no sabemos si integral puesto que la política, la economía, y lo social, están interconectados, viene de arrastre desde 1903 hasta la fecha de hoy en que la politiquería causante de la misma ha tomado ribetes muy peligrosos. Razón por la cual, es preciso que todos los panameños que amamos este país y velamos por el bienestar de todos sus ciudadanos, promovamos un gran dialogo nacional para subsanar las dolencias que aquejan al enfermo sistema político panameño, antes que éste haga implosión sembrando el caos y la ingobernabilidad de un Estado Fallido que cree las condiciones, y las ruinas sobre las cuales se erija un líder populista pseudo mesiánico que recoja los despojos para establecer un régimen de terror que termine de empeorar las cosas aún más de lo que ya están.

      Entiéndanlo, estimados panameños de todas las clases sociales, sectores, gremios, asociaciones, y partidos políticos, llegó el momento de convocar a un proceso constituyente para adecentar el país, y enrumbar a Panamá por derroteros de desarrollo humano, equidad social, institucionalidad democrática robusta, y prosperidad. Nosotros los panameños somos un pueblo hábil, bendecido, e inteligente para discernir el peligro que se cierne sobre nuestra nación si no actuamos, y para identificar la solución de la crisis. Ergo, en consenso debemos aplicar los correctivos necesarios para salir de esta crisis política que por peligrosa que sea, también es una oportunidad para crecer, madurar como nación, y triunfar.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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    • De alianzas, institucionalidad, y constituyentes

      Posteado a las 3:09 am por Erick Simpson Aguilera, el 20 mayo, 2014

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Asamblea

      Al lograr el Partido Panameñista en la Asamblea Nacional 12 curules solamente, más una obtenida por su aliado el Partido Popular, contra 30+2 del CD, y 25 del PRD, los equilibrios de poder en la asamblea de diputados resultan los adecuados para una democracia madura, como quiera que, al no obtener el partido que se alzó con la presidencia de la republica la mayoría en el Órgano Legislativo, se logran los pesos y contrapesos que fortalecen la separación de poderes, y limitan el accionar de cada órgano del Estado, balanceado las fuerzas, y evitando los abusos y concentración de poderes.

      El tema es que, dicho escenario ideal funciona como dice el párrafo anterior, en una democracia madura, es decir, en un país donde existe la visión de Estado, y en el cual todos los partidos velan por el bienestar de la patria independientemente de ser gobierno u oposición. Escenario muy lejano de la realidad política panameña en la cual tenemos a una Asamblea Nacional plagada de diputados tránsfugas, semi-tránsfugas, y no tránsfugas, que promueven el clientelismo, carecen de independencia -por no decir que son unos serviles del Órgano Ejecutivo o de las cúpulas de sus partidos-, y no tienen la menor idea de lo que es un debate de altura en el cual se defienden las ideas con argumentaciones bien elaboradas y en buena lid. Estoy seguro que muchos diputados ni siquiera leen las leyes que aprueban y solo siguen las líneas de sus titiriteros cual robots programados para levantar la mano votando a favor de aquello que les ordenen.

      Dicho en buen panameño, a la mayoría de diputados les importa un comino el bienestar de la patria, y si tienen que estorbar un proyecto beneficioso para los panameños con tal de perjudicar al gobierno electo, lo harán sin pestañear. De hecho, la misma bancada del partido Cambio Democrático (y Molirena) que le tocará hacer una oposición supuestamente constructiva en el próximo quinquenio, es la que tiene un historial manchado por leyes nefastas que han causado luto y dolor a los panameños, a saber: la ley chorizo, la ley minera, la ley para vender las acciones de las empresas mixtas, la Sala V, la ley para vender los terrenos de la Zona Libre de Colón, etcétera.

      A esto súmele la necesidad de desmantelar el blindaje institucional realizado por el gobierno saliente que extendió los periodos de muchos funcionarios claves, el deber de nombrar a funcionarios independientes que investiguen y auditen el manejo dado por el gobierno saliente y los propios diputados que han manejado partidas millonarias, a los fondos públicos (Contralor y Procurador), así como una serie de nombramientos de magistrados de la Corte, Tribunal Electoral, y demás funcionarios claves de la administración pública, y resulta iluso -por no decir increíble- creer en la responsabilidad, buena fe, y colaboración de muchos diputados que actualmente son oficialistas y que serán oposición en el próximo quinquenio, para nombrar a personas potables e independientes en consenso con el gobierno entrante y la sociedad civil.

      No vamos muy lejos, a la misma bancada del Partido CD (y Molirena), es a la que le tocará complacer un llamado in extremis del Presidente Ricardo Martinelli, a sesiones extraordinarias para de una manera inexplicable y bastante sospechosa, aprobar en las postrimerías de la administración actual y en pleno periodo de transición, 23 proyectos de ley que crean mucha suspicacia por la premura con la que se pretende aprobarlos. Así las cosas y con semejante historial, no resulta nada fácil creer en la madurez de un órgano del estado tan desprestigiado como es la Asamblea Nacional.

      Dicho lo cual aclaro que, los diputados de los partidos CD y PRD, tienen todo el derecho de ser opositores, como quiera que, dicho papel fiscalizador es necesario, no constituye ninguna ilegalidad, y es saludable para la democracia.

      La pregunta es, ¿qué entienden dichos diputados por oposición?; porque si entienden el concepto oposición como: atentar contra la gobernabilidad del Estado, y sabotear todos los proyectos del próximo gobierno para evitar que este se reelija, aunque dichos proyectos sean beneficiosos para los panameños, entraremos en contradicciones de tal índole que desembocarán en un sinnúmero de ciudadanos que aspiran a un mejor país, exigiendo una asamblea constituyente originaria para barrer completamente a la Asamblea y a otras instituciones, sin que nadie derrame una lagrima por ello, y dicho escenario aunque no me asusta en lo particular, implica un riesgo de tamaño mayúsculo por el momento político que vive Panamá, ergo preferiría por ahora, que se logrará una alianza legislativa entre el Panameñismo y el PRD que garantice la gobernabilidad, la recuperación de la institucionalidad maltrecha, y la debida independencia para la correspondiente rendición de cuentas (auditorias forenses y demás investigaciones), para no llegar de paralizarse el Estado por un gobierno paralelo maquinando contra los interés de la patria, al escenario más drástico en mención (una asamblea constituyente originaria).

      Sí, ya sé que, algunos ven otra opción intermedia, a saber: mantener el status quo de la corrupción legislativa, léase, promover el transfuguismo, o transar partidas circuitales a cambio de votos, alianzas y lealtades, es decir, mantener la misma mercadería, corrupción, y clientelismo de siempre, los cuales son un cáncer que carcome a la democracia panameña y desvía a los diputados de su deber constitucional de elaborar leyes exclusivamente sin convertirse en una suerte de Santa Claus que reparte jamones, bicicletas, línea blanca y demás dadivas. Dicha opción de usar las partidas circuitales como un mediocre sistema de premio o castigo, está descartada por la mayoría de panameños que mandamos un mensaje de rechazo y hastío total a esa forma clientelista de hacer política -por no decir politiquería-, y que no estamos dispuestos a que un grupo de diputados sigan afectando el desarrollo y bienestar de 3.6 millones de panameños que hoy por hoy, nos sentimos rehenes de un secuestro masivo (en sentido figurado) perpetrado desde la Asamblea Nacional.

      Amanecerá y veremos qué opciones nos dejan a los panameños los “ilustres” padrastros de la patria.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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    • Analizando el panorama político

      Posteado a las 11:30 pm por Erick Simpson Aguilera, el 12 noviembre, 2013

      Por: Erick  Simpson Aguilera

      Respetando el derecho que tiene el Partido Panameñista de correr solo en las elecciones de 2014, nos vemos en la necesidad de evaluar los distintos escenarios políticos que resultarían de dicha negativa a conformar una gran alianza de oposición.

      I- Escenario 1:

      a- El Partido Panameñista con todo el derecho que le asiste, sigue con su agenda y mantiene su alianza electoral cerrada con el Partido Popular, excluyendo de la misma a las otras fuerzas opositoras, como tal parece que sucederá.

      b- El Partido PRD no rehúye el reto, y demuestra su musculo político, organización, y mística, disputándole la primera magistratura del país, al oficialismo y al Partido Panameñista.

      c- El FAD hace su primera incursión en la arena política, logrando capitalizar el malestar de un numeró plural de panameños hastiados de la política tradicional que solo busca llegar al poder para dividirse el botín político y repartir los despojos. Aunque el FAD saca suficientes votos para sobrevivir como partido (votos que deben restarse a la oposición), aún está muy lejos de tener posibilidades de alzarse con la presidencia en esta primera experiencia electoral.

      d- Los candidatos independientes también logran capitalizar votos de indecisos y de panameños intoxicados de la politiquería criolla que promete, no cumple, pero si saquea al erario público. Votos estos que, también deben restarse a la oposición.

      e- El oficialismo sigue con su agenda de saturar con propagandas a los panameños en todos los medios habidos y por haber (convencionales y digitales); repartiendo dadivas y prebendas clientelistas mediante un operativo millonario tipo El Bedero a escala nacional; e inaugurando múltiples obras en fechas claves, las cuales serán un argumento arrollador y muy convincente para muchos, como quiera que, son ciertos la mayoría de los señalamientos negativos que se le atribuyen al gobierno, pero, también debemos reconocer las virtudes del mismo, y sus muchas obras son su fortaleza innegable; fortaleza que sin duda el Partido  Cambio Democrático capitalizará estratégicamente.

      f- Sin pecar de pitoniso, me parece que en el escenario 1 con una oposición dividida que se reparte el voto opositor en cada una de las partes, gana el oficialismo por un leve margen, pero gana en buena lid y sin necesidad de la ayuda de árbitros electorales ilegítimos.

      Sí, ya sé que, algunos ilusos piensan que el Partido Cambio Democrático será un bistec de dos vueltas. Sigan durmiendo en los laureles; midiendo mal el clientelismo que sufre gran parte de un pueblo necesitado y dispuesto a vender su voto; los efectos de la saturación propagandística; y la capacidad de las innegables obras de convencer a muchos indecisos; y podrían encontrarse con una dura, amarga, y desagradable para muchos (incluido su servidor) victoria oficialista.

      II- Escenario 2:

      a- El Partido Panameñista continúa en su agenda exclusiva, la cual nadie debe criticar en virtud de que, es válido que como partido político autónomo y tradicional, quieran impulsar su propia agenda partidista en la que no caben otras fuerzas de oposición, porque como ellos explican, no comparten su visión, planes, proyectos, y principios.

      b- El resto de las fuerzas opositoras que han manifestado su disposición a formar una gran alianza opositora, a saber, el Partido PRD, candidatos independientes, diversos gremios (médicos, abogados, empresariales y de trabajadores), diferentes asociaciones de la sociedad civil organizada; grupos indígenas, etcétera, deciden que así como el Partido Panameñista tiene todo el derecho a excluirse de la coalición opositora que buscan concretar todos los mencionados grupos, también ellos tienen todo el derecho de seguir con sus planes de consolidar las fuerzas opositoras por medio de una gran alianza, y realizan la misma con todas las fuerzas que sí han dicho amén a esta iniciativa.

      c- De esta forma, la alianza de oposición logra minimizar el efecto fragmentador del voto opositor, polarizando la contienda electoral entre la gran alianza opositora y el oficialismo, no obstante la cuota de votos que obtengan el panameñismo y el FAD.

      d- La alianza en mención se logra en base a compromisos en pro del rescate de la patria. Compromisos estos que incluyen el establecimiento de un gobierno que durante 2 años realice las auditorias forenses necesarias; el saneamiento de los Órganos del Estado juzgando a los magistrados que hayan incurrido en faltas, y reemplazando a quienes se hayan prestado para atentar contra la institucionalidad democrática panameña; convocar después de 2 años a una constituyente para modernizar al Estado y al tema electoral; y llamar a nuevas elecciones de ser necesario (puede que no lo sea), con las adecuadas reglas del juego ya establecidas.

      e- En este escenario, la alianza opositora podría incluir un candidato independiente en la fórmula electoral; por ejemplo: el Sr. Nito Cortizo para presidente, y la Sra. Ana Matilde Gómez para vicepresidenta. Por mencionar una formula entre muchas otras que podrían estudiarse; eso es importante, pero secundario; lo prioritario ahora es la conformación de la alianza para salvar a la patria.

      f- Otra vez sin pretender pecar de Nostradamus, en el escenario 2, la gran alianza opositora en una reñida contienda, logra superar al oficialismo alzándose con la presidencia y la mayoría en la AN.

      Sí, ya sé que, es más fácil decirlo que hacerlo, pero, no hay de otra, toda vez que, el Partido Panameñista hasta ahora ha optado por su agenda partidista resistiéndose a conformar una gran alianza opositora (lo cual respetamos), y el resto de las fuerzas opositoras que buscan una candidatura única para evitar la continuidad de un gobierno que ha hecho añicos la institucionalidad democrática del país, también tienen todo el derecho de no tomarse el riesgo de ir divididas a una suerte de ruleta rusa a ver qué pasa. Así las cosas, es menester consolidar el voto opositor con o sin el panameñismo. De hecho, debemos preguntarnos qué hubiera sucedido si el CD no echa a los panameñistas del gobierno, y hasta el sol de hoy fueran aliados; en dicho escenario igual la oposición unida hubiera tenido que enfrentarlos para evitar otro Bocas del Toro, ley pro transfuguismo, blindaje policial, etcétera; de manera que, debemos asumirlo y enfrentarlos por el bien de la patria.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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