Por: Erick Simpson Aguilera
Descubrir la rueda o las propiedades del agua tibia no es mi intención toda vez que la mala fama y el estado deplorable de la “justicia” panameña no son ningún secreto y de hecho trascienden nuestras fronteras.
Razón por la cual prefiero analizar la opinión del Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, respecto a la independencia judicial del sistema de justicia panameño comoquiera que dicho instrumento nos permite hacer un análisis comparativo con el resto del mundo con relación al tema que nos ocupa.
Como resultado del análisis en mención, tenemos que de un total de 140 países evaluados, Panamá ocupa la posición 119 en el indicador de independencia judicial, es decir que, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016, 118 países gozan de mayor independencia judicial que Panamá y solo 21 están en peor condición que nosotros en dicho particular.
Lo interesante del indicador en cuestión es que allende nuestras fronteras nos perciben -y concuerdo- como un país con un sistema de justicia tan paupérrimo que ni siquiera es capaz de superar a países con serios problemas institucionales debido a guerras, crisis político/económica/sociales, tiranías, narcotráfico y otros flagelos, a saber: Egipto, México, Colombia, Haití, Nigeria, Uganda, Grecia, Etiopía, Pakistán, Irán, Bosnia y Herzegovina, etcétera.
Así es estimados lectores, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, todos los países mencionados (y muchos más) los cuales afrontan o afrontaron recientemente severos problemas de los más variopintos, gozan de mayor independencia judicial que Panamá. ¿Qué les parece?
Aunque sé que resulta difícil creer que un país con sus instituciones permeadas por los carteles de la droga como es México -por mencionar un ejemplo- goce de mayor independencia judicial que Panamá, la verdad es que, un país en el cual 9 magistrados se encuentran empantanados con un tema tan simple como es la inmunidad parlamentaria del expresidente, cuyos magistrados se acusan entre ellos mismos de vender fallos, cuya Corte Suprema está constituida por algunos magistrados sobre los que pesan serias denuncias en la Asamblea Legislativa que dicho sea de paso, se hace de la vista gorda sin darle el trámite correspondiente a dichas denuncias, no tiene mucho que alegar en su defensa para desmentir que el sistema judicial de Panamá es uno de los peores del planeta.
En fin, es una vergüenza lo que sucede en Panamá con el sistema de justicia en general; es un golpe bajo a la dignidad de 4 millones de ciudadanos que observan cómo el patrimonio nacional es saqueado sin que la justicia actúe para evitarlo; y es un desafío a todo un pueblo que realiza cómo la justicia selectiva campea e impera la justicia clasista cual mercado de oferta y demanda donde pareciera ser que quien pueda pagar, compra su impunidad burlando a la justicia no obstante haber robado millones de millones de dólares del erario público, mientras le cae todo el peso de la ley al ciudadano de a pie por infracciones menores del talante de vender o tener en posesión CD’s piratas.
No me canso de decir que quienes alimentan, mantienen, perpetuán (satanizando a la constituyente), viven y usufructúan de éste corrupto sistema, más temprano que tarde recibirán lo que han sembrado y serán victimas del mismo sistema monstruoso que han creado cuando Panamá termine convulsionado en el despeñadero político/económico/social que ya han transitado varios países hermanos de la región que tentaron a su suerte como hacemos nosotros hoy en día creyéndonos impunes y los más vivos. Después que no lloren.
Antes de postear el ranking de independencia judicial, exhorto con todo respeto al presidente de la Republica, Ing. Juan Carlos Varela, a que no pronuncie aun más la crisis judicial que sufre Panamá nombrando a magistrados serviles y sin criterio que se venden al mejor postor torciendo el derecho; y que oxigene a la administración de justicia nombrando juristas valientes, con criterio, independientes, probos y con la estatura moral necesaria para atender los innumerables casos de lesión patrimonial que debe deslindar la Corte. En cuanto a la Asamblea Nacional de diputados, voy a pecar de iluso pidiéndole a un Órgano del Estado cuya capacidad intelectual promedio de sus miembros -demostrada un día sí y otro también- se limita a legislar sobre el festival del almojábano con queso, el día del sancocho y la cutarra, y la promoción del culto a la personalidad promoviendo leyes para “bautizar” obras, monumentos, calles y demás con nombres de personas vivas, que justifiquen su jugoso salario e investiguen a los magistrados de la Corte sobre los que pesan serias denuncias en la Asamblea, con el fin de expulsarlos del sistema si hubiere meritos para ello.
A continuación los rankings de independencia judicial a nivel mundial y regional, los cuales realicé en base a los indicadores del Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, y noten con sumo cuidado apreciados lectores, cuáles son los 118 países que nos superan para que dimensionen cómo nos ven allende nuestras fronteras, cómo perdemos competitividad por la ausencia de independencia judicial, y lo peligroso que resulta para la economía panameña la mala fama mundial de nuestro paupérrimo y corrupto sistema de justicia por espantar el mismo a la inversión de empresas serias e innovadoras que solo invierten en países con sistemas de justicia robustos en los cuales la seguridad jurídica no es un chiste de mal gusto como sí sucede en el caso de Panamá que solo atrae a inversionistas de la talla de Odebrecht, Hidalgo & Hidalgo, Sacyr, FCC, Finmeccanica, y demás empresas de pésima reputación mundial por el estilo, mientras las empresas con buenas prácticas que pudieran contribuir con nuestra economía y desarrollo nos ignoran por ser Panamá una riesgosa banana republic tercermundista donde el imperio de la ley y Estado de derecho brillan por su ausencia.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.