Compraventa de medidas cautelares; magistrados de la Corte Suprema que se acusan unos a otros de vender fallos; exmagistrados juzgados por corrupción y otros casos; el presidente de la Corte fuertemente descalificado por la sociedad panameña, impidiéndole dicha presión ciudadana fungir como juez de garantías en caso Financial Pacific; otro magistrado atascado en plena era de la información por un simple email que alega desconocer y en consecuencia no notifica al expresidente Ricardo Martinelli respecto a un proceso judicial en el que es señalado, dilatando el magistrado con dicha ineficacia y lentitud propia de la era de las cavernas, el proceso en cuestión; mora judicial; y una serie de etcéteras por el estilo, dan fe del estado deplorable de la administración de justicia panameña.
Así las cosas, no me sorprendería que fuera cierto el supuesto caso (respetando la presunción de inocencia) de la denominada “Taquilla”, el cual desnuda las miserias de la administración de justicia panameña que cual mercado persa se ha constituido en una institución que trafica con la justicia vendiéndola al mejor postor cuyo poder adquisitivo le permita comprar su libertad mientras miles de panameños son encerrados sin procesos judiciales en mazmorras por no disponer de los medios económicos para probar su inocencia (el mundo al revés y la presunción de inocencia de los pobres al garete) o comprar su impunidad -si son maleantes de poca monta- como sí hacen los privilegiados que gozan de licencia para delinquir, de patente de corso, y están por encima de la ley panameña que no puede coartar sus libertades aun habiendo meritos legales para ello por ser infractores.
Tal parece que el Foro Económico Mundial está en lo correcto cuando señala en el Índice de Competitividad Global 2015, que la administración de justicia panameña es una de las peores del planeta por carecer de independencia judicial. No en vano tenemos dicha mala fama mundial tan vergonzosa, toda vez que quienes administran justicia en Panamá se la han ganado a pulso por su pobre y muchas veces corrupto, proceder.
En fin, solo espero que la caja de pandora siga demostrando la esencia y bellezas de nuestra paupérrima administración de justicia a todos los niveles (no solo en mandos medios y bajos), con la finalidad que los ciudadanos despertemos del letargo de la zona de confort, tomemos conciencia, y nos estremezcamos moralmente con la cruda realidad del país en el que vivimos, el cual no es un lugar seguro en cuanto a justicia se refiere, porque mientras no realicemos el estado agonizante de nuestras instituciones -incluidos los otros poderes del Estado- seguiremos sin entender el por qué muchos de los que se benefician del corrupto sistema jamás aceptarán cambiarlo vía una constituyente que modernice y adecente al país, y seguirán promoviendo a perpetuidad como modelo de Estado a la banana republic aldeana y sin ley que hoy día tenemos como nación, a la cual explotan y saquean impunemente como si de una vulgar finca privada de su propiedad se tratara.
También espero que, algún día antes del año 3000, el Magistrado Jerónimo Mejía encuentre la “misteriosa y oculta formula científica” que le permita notificar al diputado del Parlacen.
Descubrir la rueda o las propiedades del agua tibia no es mi intención toda vez que la mala fama y el estado deplorable de la “justicia” panameña no son ningún secreto y de hecho trascienden nuestras fronteras.
Razón por la cual prefiero analizar la opinión del Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, respecto a la independencia judicial del sistema de justicia panameño comoquiera que dicho instrumento nos permite hacer un análisis comparativo con el resto del mundo con relación al tema que nos ocupa.
Como resultado del análisis en mención, tenemos que de un total de 140 países evaluados, Panamá ocupa la posición 119 en el indicador de independencia judicial, es decir que, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016, 118 países gozan de mayor independencia judicial que Panamá y solo 21 están en peor condición que nosotros en dicho particular.
Lo interesante del indicador en cuestión es que allende nuestras fronteras nos perciben -y concuerdo- como un país con un sistema de justicia tan paupérrimo que ni siquiera es capaz de superar a países con serios problemas institucionales debido a guerras, crisis político/económica/sociales, tiranías, narcotráfico y otros flagelos, a saber: Egipto, México, Colombia, Haití, Nigeria, Uganda, Grecia, Etiopía, Pakistán, Irán, Bosnia y Herzegovina, etcétera.
Así es estimados lectores, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, todos los países mencionados (y muchos más) los cuales afrontan o afrontaron recientemente severos problemas de los más variopintos, gozan de mayor independencia judicial que Panamá. ¿Qué les parece?
Aunque sé que resulta difícil creer que un país con sus instituciones permeadas por los carteles de la droga como es México -por mencionar un ejemplo- goce de mayor independencia judicial que Panamá, la verdad es que, un país en el cual 9 magistrados se encuentran empantanados con un tema tan simple como es la inmunidad parlamentaria del expresidente, cuyos magistrados se acusan entre ellos mismos de vender fallos, cuya Corte Suprema está constituida por algunos magistrados sobre los que pesan serias denuncias en la Asamblea Legislativa que dicho sea de paso, se hace de la vista gorda sin darle el trámite correspondiente a dichas denuncias, no tiene mucho que alegar en su defensa para desmentir que el sistema judicial de Panamá es uno de los peores del planeta.
En fin, es una vergüenza lo que sucede en Panamá con el sistema de justicia en general; es un golpe bajo a la dignidad de 4 millones de ciudadanos que observan cómo el patrimonio nacional es saqueado sin que la justicia actúe para evitarlo; y es un desafío a todo un pueblo que realiza cómo la justicia selectiva campea e impera la justicia clasista cual mercado de oferta y demanda donde pareciera ser que quien pueda pagar, compra su impunidad burlando a la justicia no obstante haber robado millones de millones de dólares del erario público, mientras le cae todo el peso de la ley al ciudadano de a pie por infracciones menores del talante de vender o tener en posesión CD’s piratas.
No me canso de decir que quienes alimentan, mantienen, perpetuán (satanizando a la constituyente), viven y usufructúan de éste corrupto sistema, más temprano que tarde recibirán lo que han sembrado y serán victimas del mismo sistema monstruoso que han creado cuando Panamá termine convulsionado en el despeñadero político/económico/social que ya han transitado varios países hermanos de la región que tentaron a su suerte como hacemos nosotros hoy en día creyéndonos impunes y los más vivos. Después que no lloren.
Antes de postear el ranking de independencia judicial, exhorto con todo respeto al presidente de la Republica, Ing. Juan Carlos Varela, a que no pronuncie aun más la crisis judicial que sufre Panamá nombrando a magistrados serviles y sin criterio que se venden al mejor postor torciendo el derecho; y que oxigene a la administración de justicia nombrando juristas valientes, con criterio, independientes, probos y con la estatura moral necesaria para atender los innumerables casos de lesión patrimonial que debe deslindar la Corte. En cuanto a la Asamblea Nacional de diputados, voy a pecar de iluso pidiéndole a un Órgano del Estado cuya capacidad intelectual promedio de sus miembros -demostrada un día sí y otro también- se limita a legislar sobre el festival del almojábano con queso, el día del sancocho y la cutarra, y la promoción del culto a la personalidad promoviendo leyes para “bautizar” obras, monumentos, calles y demás con nombres de personas vivas, que justifiquen su jugoso salario e investiguen a los magistrados de la Corte sobre los que pesan serias denuncias en la Asamblea, con el fin de expulsarlos del sistema si hubiere meritos para ello.
A continuación los rankings de independencia judicial a nivel mundial y regional, los cuales realicé en base a los indicadores del Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, y noten con sumo cuidado apreciados lectores, cuáles son los 118 países que nos superan para que dimensionen cómo nos ven allende nuestras fronteras, cómo perdemos competitividad por la ausencia de independencia judicial, y lo peligroso que resulta para la economía panameña la mala fama mundial de nuestro paupérrimo y corrupto sistema de justicia por espantar el mismo a la inversión de empresas serias e innovadoras que solo invierten en países con sistemas de justicia robustos en los cuales la seguridad jurídica no es un chiste de mal gusto como sí sucede en el caso de Panamá que solo atrae a inversionistas de la talla de Odebrecht, Hidalgo & Hidalgo, Sacyr, FCC, Finmeccanica, y demás empresas de pésima reputación mundial por el estilo, mientras las empresas con buenas prácticas que pudieran contribuir con nuestra economía y desarrollo nos ignoran por ser Panamá una riesgosa banana republic tercermundista donde el imperio de la ley y Estado de derecho brillan por su ausencia.
Panamá sigue liderando el Índice de Competitividad Global 2015-2016 a nivel de Latam después de Chile, y ocupa la posición 50 entre 140 países evaluados, descendiendo 2 posiciones a nivel mundial con relación a la posición 48 ocupada en la medición de 2014.
Visto de forma global, resulta refrescante seguir siendo la 2da economía más competitiva de Latam, y la 50 entre 140 economías del mundo. Sin embargo, es preciso mencionar que desde el año 2012 al 2015, hemos perdido competitividad, toda vez que descendimos 10 posiciones en el ranking en dicho período, comoquiera que en la medición de 2012 ocupamos el lugar 40 a nivel mundial versus la posición 50 que ocupamos en la última medición (en el 2012 Chile nos superaba por 7 posiciones y en el 2015 nos supera por 15), razón por la cual es preciso que realicemos un análisis profundo de nuestras flaquezas para superarlas, y de nuestras fortalezas para mejorarlas.
A propósito, me pregunto si los Órganos Legislativo, Ejecutivo, y Judicial, utilizan ésta valiosa herramienta que es el Índice de Competitividad Global 2015-2016, realizado por el Foro Económico Mundial, con la finalidad de medir su desempeño y mejorarlo, o sí por el contrario se conforman con el resultado global sin entrar en el detalle de los indicadores porque 403 páginas para analizar es mucho trabajo para ellos que están más familiarizados con perder el tiempo legislando sobre el día de la cutarra y el sancocho; rindiéndole culto a la personalidad con leyes para denominar a las obras gubernamentales con el nombre de personajes vivos; queriendo resolver la crisis de refugiados sirios cuando ni siquiera pueden resolver las inundaciones locales; tratando de convertir a la nación en una provincia del Vaticano; y promoviendo la impunidad al congelar el fallo que declara inconstitucional a la nefasta ley 55 conocida como ley blindaje.
He allí la gran diferencia entre los estadistas que se preguntan cómo lo estamos haciendo y de qué forma podemos mejorar, y los politiqueros demagogos que viven de la propaganda sin entrar a analizar los problemas del país a profundidad para solucionarlos de raíz porque su pereza y mediocridad los rebasan. De pronto debe ser que, los administradores del Estado precisan gastar (desperdiciar) millones de dólares de nuestros impuestos en una consultoría sobre cómo mejorar la competitividad de Panamá, la cual nunca aplicarán como suele suceder.
Dicho eso destaco que, me di a la tarea de analizar los 114 indicadores que componen el Índice de Competitividad Global 2015-2016, obteniendo como resultado de dicho análisis un total de 39 indicadores en los que estamos calificados con una pobre puntuación de la mitad de la tabla hacia la base de la misma, a saber, de la posición 71 del ranking global (entre 140 países) hasta la 119 que es la peor puntuación que obtuvimos y corresponde al indicador de Independencia Judicial.
Por qué será que no me sorprende que la peor posición (119 entre 140 países) la hayamos obtenido en el indicador: Independencia Judicial. Hecho que significa que, solo 21 países del mundo tienen un sistema judicial peor que el panameño (118 países nos superan en éste particular), el cual a diferencia de los otros países centroamericanos que han juzgado a presidentes en funciones y expresidentes, no es capaz ni siquiera de solventar el tema de la inmunidad parlamentaria de los expresidentes, y cuando un caso parece tener meritos para llamamiento a juicio, en el mismo es asignado como juez de garantías un magistrado mencionado como parte supuestamente implicada en el caso en cuestión. Digno de Macondo pero mucho más grotesco, circense, y surrealista aún.
Veamos a continuación los indicadores en los cuales estamos calificados de la mitad de la tabla hacia abajo en detalle, comenzando desde los peores calificados:
Los invito estimados lectores a analizar a profundidad nuestras flaquezas en materia de competitividad listadas en los 39 indicadores que aparecen en el cuadro anterior, pero haciendo hincapié en el top 10 y top 20, los cuales son muy dicientes, asustan y precisan de solución urgente.
Sería oportuno que las máximas autoridades de los 3 poderes del Estado, los políticos de los partidos de gobierno y oposición, los gremios empresariales y de trabajadores, las universidades, y las organizaciones de la sociedad civil, explorasen éstos 39 indicadores en los que flaqueamos como país, con el fin de que determinen qué soluciones consideran menester aplicar para salvar éstas flaquezas y aumentar la competitividad de nuestra nación, lo cual se traduciría en la practica en crecimiento económico, y desarrollo humano.
Con relación a los factores más problemáticos para hacer negocios en Panamá, el Foro Económico Mundial concluyó que son los siguientes:
En cuanto a nuestras fortalezas en materia de competitividad, es bueno destacar que, en 75 indicadores obtuvimos una calificación de la posición 1 de la tabla hasta la 70 de la misma.
Es menester evaluar en detalle cada uno de los indicadores que nos son favorables (haciendo énfasis en los top 20) para no dormirnos en los laureles y seguir avanzando hasta poder compararnos con el líder en competitividad de la región que es Chile y con el líder mundial que es Suiza. A propósito, en el Índice de Desempeño Ambiental 2015 y en el Índice de Innovación 2015, acerca de los cuales escribí hace poco, en ambos Suiza -al igual que en éste- ocupa el primer lugar; hecho que es digno de admiración.
Sin embargo, lo más probable es que nuestros «líderes» de la fauna politiquera panameña, en lugar de preguntarse qué está haciendo Suiza para triunfar en materia de innovación, medioambiente y competitividad, y así aplicar dichas estrategias a nivel local, se conformen mediocremente con que lo hagamos más o menos a nivel de Latam. Tampoco se les puede pedir mucho que digamos a quienes desgobiernan el país desde 1903 hasta la fecha cuando ni siquiera son capaces de jubilar a la obsoleta Constitución de la dictadura militar con la cual se sienten más que cómodos. Cada uno da hasta donde puede hacerlo de acuerdo a su capacidad intelectual y moral; de manera que no esperemos milagros de éstos «genios».
Veamos a continuación los indicadores en los cuales estamos mejor calificados:
Vistos ambos cuadros notamos que nuestras flaquezas principales tienen que ver con la independencia judicial, agro, educación, corrupción, recurso humano, y salud. Mientras que nos destacamos en indicadores relacionados con la infraestructura aeroportuaria, transferencia de inversión extranjera directa (IED), y servicios financieros.
Razón por la cual, debemos seguir fortaleciendo nuestros principales rubros con una visión estratégica de Estado, no con la miopía juegavivista de siempre. Me explico, la infraestructura portuaria panameña es una de nuestras principales fortalezas en materia de competitividad, empero, en lugar de mejorarla aprovechando la ampliación del canal como están haciendo los países vecinos al ampliar sus puertos, nosotros nos estancamos por carecer de líderes con estatura y visión de estadistas que ejecuten éstos proyectos para bien del país, y en lugar de ello los encargados de llevar a cabo dicha mega obra portuaria, están empantanados viendo quién se hace del negocio en mención cual si la nación fuera una vulgar finca para la rebusca del mismo grupo económico de siempre que no ve más allá de su mezquindad genética incrustada en su ADN juegavivista que solo sirve para atrasar al país y restarnos competitividad.
En fin, procedo a facilitarles el análisis comparativo realizado por su servidor el cual confronta los resultados obtenidos por Panamá en el Índice de Competitividad Global 2015- 2016, versus los resultados del líder regional (Chile) y los del líder mundial (Suiza), toda vez que en lo que a mi concierne, me resulta de mayor utilidad determinar cómo estamos con relación a los lideres para mirar hacia arriba de la cumbre y así subir, que engañarme complacientemente con la mediocridad y el conformismo de ser el 2do de Latam mientras perdemos competitividad cada año. También les facilitaré cuadros, tablas, videos, e indicadores, para todos aquellos apreciados lectores que deseen documentarse mejor y profundizar más en el tema que nos ocupa.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
De un total de 112 indicadores comparados, Chile supera a Panamá en 76, distribuidos en los siguientes pilares:
En el pilar Instituciones, de 21 indicadores Chile nos supera en 18.
En el pilar Infraestructura, de 9 indicadores superamos a Chile en 5, y Chile nos supera en 4.
En el pilar Entorno macroeconómico, de 5 indicadores Chile nos supera en 4.
En el pilar Salud y educación primaria, de 8 indicadores Chile nos supera en 7.
En el pilar Educación superior y capacitación, de 8 indicadores Chile nos supera en 7.
En el pilar Eficiencia del mercado de productos, de 16 indicadores Chile nos superó en 10.
En el pilar Eficiencia del mercado laboral, de 10 indicadores Chile nos supera en 6.
En el pilar Desarrollo del mercado financiero, de 8 indicadores superamos a Chile en 5, y Chile nos supera en 3.
En el pilar Preparación tecnológica, de 7 indicadores Chile nos supera en 5.
En el pilar Tamaño del mercado, de 4 indicadores Chile nos superó en 3.
En el pilar Sofisticación de los negocios, de 9 indicadores Chile nos superó en 5.
En el pilar Innovación, de 7 indicadores Chile nos supera en 4.
De 112 indicadores evaluados, Suiza supera a Panamá en 96. Ver cuadros.
Resultados de Panamá en el Índice de competitividad Global 2015-2016:
Que el sistema de justicia panameño sufre una crisis de credibilidad es un hecho conocido aún allende nuestras fronteras, como demuestra el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2014-2015 según el cual, Panamá ocupa el lugar 116 entre 144 economías evaluadas en cuanto a independencia judicial se refiere.
Razón por la cual, no sorprende la debacle que acontece en la Corte Suprema debido a un sinnúmero de escándalos en que están envueltos varios de los magistrados que la componen -o componían- uno de los cuales paga condena de cárcel por delitos que aceptó haber cometido durante el ejercicio de sus funciones como magistrado, otro afronta una investigación en La Asamblea Nacional por supuestamente haber vendido fallos entre otras denuncias, y otros que no están siendo investigados actualmente, pudieran serlo en el futuro por las muchas denuncias en su contra pendientes de trámite en la Asamblea Nacional.
Dicho esto, debemos dimensionar el verdadero tamaño de la crisis judicial que sufre Panamá para determinar si el sistema político panameño puede darse el lujo de continuar «funcionando» sin uno de los principales pilares de la democracia como es el Órgano Judicial, comoquiera que, un país en el que no existe la justicia, coquetea peligrosamente con el desastre.
A continuación algunos indicadores que nos hablan de la situación de la justicia panameña con relación al resto del mundo:
A nivel de LATAM que es una de las regiones del mundo que más sufren el flagelo de la falta de independencia judicial, Panamá ocupa el lugar 12 entre 18 países de la región.
Es importante destacar que, las diez economías mejor calificadas del mundo en cuanto a independencia judicial se refiere y cuyos logros en materia de justicia debemos considerar y aplicar en nuestro propio país, son las siguientes:
Así las cosas, no sorprende el sesgo y la selectividad de que hacen gala otras instancias que también administran justicia en Panamá que no es un país con un sistema de justicia funcional sino todo lo contrario, toda vez que, si el principal Órgano del Estado encargado de impartir justicia agoniza, es entendible entoces que las otras instituciones con funciones judiciales (Órgano Legislativo y Ministerio Público) también adolezcan de parcialidad, y de una manera vulgar midan a los ciudadanos con diferentes varas, a saber: un canon de «justicia» basado en la impunidad (intocables de los círculos ceros empresariales y políticos que supuestamente están involucrados en todos los desfalcos y saqueos sin ser nunca investigados por estar por encima de la ley), privilegios, prebendas, casa o país por cárcel, y «cárceles» VIP, para los conectados políticamente y para los acaudalados económicamente, mientras se practica una «justicia» inclemente, abusiva, perversa, inhumana, e implacable contra las clases menos favorecidas cuyas garantías son pisoteadas un día sí y otro también en las peores cárceles del país que parecen un infierno.
Ningún sistema político puede sostenerse con sus bases corroídas, con sus pilares en ruinas, y con sus fundamentos carcomidos por la corrupción y la injusticia. El país que no entienda esto, pagará un alto precio por su ignorancia, mediocridad, e indolencia.
Es menester que tomemos cartas en el asunto para modernizar, humanizar, igualar, y fortalecer mediante una constituyente todas las instituciones políticas panameñas, los tres Órganos del Estado, el Tribunal Electoral, etcétera, con la finalidad de sanear el país de toda la podredumbre que le aqueja y evitar la debacle institucional que se avecina y puede estallar en una explosión social por cualquier pequeña llama que encienda la furia ciudadana que lleva años acumulándose cual combustible cuya volatilidad incendiará todo el sistema cuando alguien hastiado de tanto abuso del Estado diga:
«No reconozco el torcido sistema de justicia ni las corruptas instituciones políticas panameñas que están plagadas de corrupción, impunidad y gente privilegiada con licencia para delinquir y atropellar a las mayarías; tomaré la justicia en mis propias manos y si las autoridades torcidas, cuestionadas, mancilladas, y selectivas a las cuales desconozco por corruptas me piden cuentas e intentan encerrarme en sus inhumanas cárceles destinadas para el hijo de la cocinera solamente, responderé con fuego».
Y entonces se desencadene en muchos panameños cual efecto domino el mismo sentimiento de desobediencia ciudadana, la ingobernabilidad, y el caos de un Estado Fallido como ha sucedido en muchos países del área.
Tal parece que nadie aprende por cabeza ajena y quienes han creado la crisis institucional seguirán profundizándola y llevando el sistema hasta el fondo del abismo tentando a su propia suerte. Ojalá me equivoque y los panameños podamos ponernos de acuerdo y de manera seria ejecutemos un proyecto país justo e igualitario, acabando decididamente con nuestro actual sistema político feudal que hace rato mutó a una mafiocracia donde reinan la impunidad, la injustica, y la corrupción.
En un país donde la justicia solo impera con todo su peso y rigor contra las clases desposeídas, mientras los delincuentes de cierto perfil socioeconómico y político gozan de total impunidad, de licencia para delinquir, y patente de corso para saquear miles de millones de dólares del erario público sin que el brazo de la ley los alcance, la ingobernabilidad, el caos, y el Estado Fallido, están a la vuelta de la esquina. Solo es cuestión de tiempo para que explote la bomba social alimentada por años de abusos judiciales y desigualdad.
Una nación donde a una cajera de una institución gubernamental la condenan a 6 años de prisión por hurtar $ 5000 dólares (hurto que no aplaudo), mientras a ladrones de “alto perfil” que roban miles de millones de dólares de las arcas del Estado, no los condenan ni siquiera a un día de prisión, camina rumbo al despeñadero y coquetea con el desastre.
Entiendo que, quienes hacen apología de la impunidad, creen en el juega vivo, y promueven la corrupción como modo de vida, asegurarán que exagero. Sin embargo, los hechos hablan por sí solos, son innegables, y la pésima fama de nuestro sistema de justicia trasciende las fronteras, como demuestran los resultados del Índice de Competitividad Global 2014 -2015 del Foro Económico Mundial.
También habrán, quienes afirmen que Panamá goza de un nuevo gobierno más potable que el anterior, ergo, vienen días mejores, y la crisis institucional será resuelta de la nada. Respeto a quienes así opinan; no obstante, sin pretender pecar de pesimista, más bien, tratando de ser realista, opino que, la crisis institucional que sufrimos por la acumulación desde 1903, de gobiernos mediocres y abusadores que, atentaron contra la institucionalidad democrática y alcanzaron su cenit con el nefasto gobierno CD, es grave, profunda, pronunciada, y rebasa al ejecutivo actual, comoquiera que, por más pulcro que sea el ejecutivo, existen otros dos Órganos del Estado que languidecen y están en crisis, uno por su falta de independencia y por la corrupción que lo carcome, y el otro por tener entre sus miembros a diputados tránsfugas reelectos y nuevos electos, gracias al uso indebido de los recursos del Estado.
Es decir, la crisis institucional que sufre Panamá, por más potable que sea el actual gobierno -lo cual aún está por verse- no depende para su solución, exclusivamente del Órgano Ejecutivo, el cual por más buena voluntad que tenga, está maniatado por una Constitución caduca, y depende de la prestancia de entidades judiciales desprestigiadas que responden a sectores participes de la debacle institucional, para que la justicia alcance a los saqueadores del erario público, y para recuperar el patrimonio lesionado.
Así las cosas, si el nuevo contralor, y la nueva procuradora, se desempeñan como todos los panameños esperamos lo hagan, investigando todo lo actuado por los anteriores gobiernos, aun así, dependeremos del fallo de unas autoridades judiciales nada koshers, desprestigiadas, sin credibilidad, con fama de vender fallos (algunos magistrados lo afirman), de responder a ciertos círculos socioeconómicos y políticos, y de no gozar de independencia alguna, razón por la cual, dudamos que los infractores de “alto perfil” pagarán por sus delitos contra el erario público.
Aterrizando el tema que nos ocupa a un lenguaje sencillo, se dice y escucha que, gran parte de la clase política de los diferentes Órganos del Estado, y sobre todo de la oposición, más un poderoso sector empresarial y de la banca, están inmersos en la red de corrupción, tienen su historial manchado, y que todos se conocen sus secretos inconfesables. Razón por la cual, al final del día, nadie pagará por sus delitos contra el erario público, y los panameños que tenemos hambre y sed de justicia, frustrados tendremos que conformarnos con el show mediático, y con el linchamiento judicial de uno que otro chivo expiatorio o infractor de poca monta.
Espero que los que así pensamos, nos equivoquemos. No obstante, dificulto que se investiguen a cabalidad los B/. 416,678,206.00 millones de dólares en partidas circuitales administrados por los diputados del quinquenio anterior, que se investigue y juzgue de haber méritos, a los exfuncionarios de alto perfil señalados por actos de corrupción, que se investigue y juzgue de haber méritos, a los empresarios privados partícipes de la red criminal de corrupción que saqueó el país, y que se apliquen las sanciones correspondientes a los bancos que se prestaron para albergar fortunas mal habidas e injustificadas. Reitero, dudo mucho que todo ello se dé.
Es preciso aclarar que, no estoy sugiriendo que los hasta ahora implicados sean inocentes ni culpables; eso lo determinará el debido proceso si es que de da. Lo que afirmo es que, dificulto que los peces gordos de la corrupción, los delincuentes de abolengo, los tiburones cabecillas del saqueo, rindan cuentas como cualquier mortal y terminen en prisión como el hijo de la cocinera, de ser hallados culpables.
Ese es el país que tenemos hoy por hoy; una nación del tercer mundo en materia de justicia; un país donde se ajusticia a las clases populares, pero a las llamadas clases altas se les exime de cumplir con la ley. Mientras tanto, la clase media tributa con el sudor de su frente, para que los recursos del Estado sean saqueados inmisericordemente, sin que los principales perpetradores del ilícito rindan cuentas y paguen por ello. Qué injusto modelo de país el panameño.
Dicho esto, vuelvo a insistir en la necesidad de convocar a una constituyente originaria que refunde la patria, barra con toda la podredumbre politiquera corrupta que secuestró el país, y que modernice nuestro sistema político, de justicia y electoral, con el fin de tener un pacto social, un marco legal, y unas normas de convivencia, al menos medianamente decentes, y no la feudalista república bananera con fueros y privilegios de hecho para cierta clase social en detrimento de las mayorías, que hoy tenemos.
En fin, según el Índice de Competitividad Global 2014 -2015, del Foro Económico Mundial, entre 144 economías evaluadas, Panamá ocupa el lugar 116 en independencia judicial, y entre 18 naciones de Latam, ocupa la posición 12. De manera que, no solo su servidor opina que nuestro sistema de justicia está en crisis y transitando peligrosamente hacia el despeñadero, lo cual constituye una receta para el perfecto desastre, toda vez que, una ciudadanía que paga impuestos, padece de carencias de toda índole, sufre el rigor de un sistema de justicia abusivo y selectivo, y observa como una casta elitista goza de impunidad y licencia para saquear al Estado, en cualquier momento puede llegar al colmo de su paciencia y estallar sumiendo al país en el caos y la ingobernabilidad, al buscar la justicia que no recibió en los tribunales, en sus propias manos.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
A continuación, los rankings de Independencia Judicial del Índice de Competitividad Global 2014 -2015, del Foro Económico Mundial, a nivel de Latam y mundial:
“Después de tres años de fuertes ascensos en el ranking de competitividad, Panamá consolida su posición en el puesto 40 como la economía más competitiva de América Central, y la segunda en América Latina, después de Chile. En el último año, Panamá ha seguido mejorando su competitividad afianzando sus fortalezas. El país sigue mejorando continuamente su infraestructura (37), con uno de los mejores puertos (6) y redes de aeropuertos (5), lo cual se alinea estrechamente con su estrategia de desarrollo económico global que busca convertirse en el mayor centro de transporte de la región. Su mercado financiero (16) y la adopción de nuevas tecnologías (11) también están en constantemente mejoría, gracias en gran parte a las corporaciones multinacionales extranjeras que están estableciendo sus operaciones en el país. Además, Panamá ha logrado avances en el tratamiento de algunos de sus retos más apremiantes, sobre todo en términos de mejora de la calidad de la educación, donde ha avanzado al puesto 75 del 112 del año pasado. A pesar de esta dinámica positiva, el país todavía se enfrenta a importantes retos en términos de fortalecer el funcionamiento de sus instituciones (66), la lucha contra la corrupción (80) y el crimen (115), así como en la mejora de la confianza en los políticos (94) y en la independencia del sistema judicial (118). También será importante seguir mejorando la calidad de la educación, especialmente en materia de matemáticas y ciencias (114), lo cual será necesario para desarrollar una mejor capacidad tecnológica local”. Foro Económico Mundial.
Los resultados obtenidos por Panamá en el Índice de Competitividad Global 2013-2014 del Foro Económico Mundial, causan mucha satisfacción y constituyen un motivo de orgullo nacional.
Sin embargo, aquellos puntos en los que flaqueamos, a saber: institucionalidad débil, pobre lucha contra la corrupción y el crimen, falta de confianza en los políticos, e independencia judicial frágil, constituyen una vergüenza nacional, y un lastre que detiene nuestro avance hacia el desarrollo.
Así las cosas, no hay que ser un genio en análisis para notar que, nuestras principales flaquezas en materia de competitividad, se las debemos a los politiqueros que han debilitado la institucionalidad democrática (transfuguismo, concentración de poderes, etc.); ignorado la necesidad de combatir la corrupción, rendir cuentas y practicar la transparencia (contrataciones directas); y a la falta de independencia de que hace gala el Órgano Judicial que funciona como un apéndice del Ejecutivo.
Es importante destacar que, la peor calificación en el índice de competitividad, la obtuvimos en el subíndice de Independencia Judicial; como quiera que, de 148 países evaluados, nos posicionamos en el puesto 118; y en la posición 13 entre 19 países de LATAM.
Con relación a la confianza pública en los políticos, solo podemos competir a nivel de LATAM en donde la confianza de la población en los políticos, está por el suelo. Así las cosas, tenemos que, de 148 países evaluados, Panamá ocupó la posición 94, en el mencionado subíndice.
En lo concerniente al favoritismo en las decisiones de gobierno, tenemos que, de 148 países evaluados, Panamá ocupó la posición 88 a nivel mundial, y la 10 entre 19 países de LATAM.
Resulta preocupante que, Panamá después de no estar acostumbrada a sufrir inflación (Panamá no tiene Banca Central), lo cual si es tradición en los otros países de LATAM, hoy por hoy es uno de los países con más inflación en el área; toda vez que, de 19 países latinoamericanos, Panamá es el número 15 en tasa de inflación; y a nivel mundial ocupamos el puesto 101 entre 148 naciones.
Es preciso prestarle atención a este indicador que pudiera ser un efecto del sobrecalentamiento de una economía que crece constantemente (lo cual es bueno, pero también lo es, lidiar con la inflación adecuadamente); y además, la inflación constituye un impuesto extra a los pobres que, cada día pierden más poder adquisitivo, como quiera que, precisamente en el mercado de alimentos es donde más se concentra la inflación, como demuestra el alza incesante de la canasta básica.
Sí, es cierto que, se han realizado importantes ajustes al salario mínimo para ayudar a los que menos ganan a hacerle frente al alto costo de la vida; no obstante, también es cierto que, el 37% de la población laboral no es asalariada y sobrevive precariamente en el sector informal. De manera que, no basta con ajustar el salario mínimo, pero, es necesario mejorar la competitividad productiva panameña por medio de mayores incentivos al sector agropecuario –que se encuentra en total abandono por el gobierno de turno-; y a través de una educación de primer mundo; capacitación técnica altamente calificada; mejoramiento del capital humano para añadir valor agregado a nuestra producción; y adopción de tecnología de punta para simplificar y sofisticar los procesos de producción. La fórmula es simple: a mayor capacitación y educación, mayor productividad; ergo mejores salarios, más bienes, y precios más competitivos.
Siguiendo con el tema de la productividad débil y los salarios pobres, es oportuno analizar el siguiente indicador que refleja la relación del pago con la productividad del trabajador, el cual demuestra la distorsión del mercado laboral panameño que no remunera la productividad, ni el mérito, y atiende a otros factores más subjetivos y menos honrosos, a la hora de establecer los salarios. Es necesario indicar que, según la Contraloría, el 45.6% de un millón 64 mil 257 hogares panameños perciben ingresos mensuales del orden de B/.400 o menos, y el 85% de la población devenga menos de B/.600 mensuales.
Dicho esto, tenemos que de 148 países evaluados, Panamá ocupa el lugar 111 en la relación pago/productividad, y a nivel de LATAM, ocupamos la posición 14 entre 19 países.
El próximo indicador es muy diciente, en virtud que trata acerca del tópico del amiguismo y nepotismo como vías expeditas para acceder a las posiciones gerenciales.
En este subíndice Panamá sale muy mal parado, toda vez que, de 148 países del mundo, califica entre los peores en la posición 109, y a nivel de LATAM, estamos situados en la posición 16 entre 19 países. Entiéndase que, aquí no se premia el mérito, ni se toman en cuenta criterios técnicos como son los créditos académicos, el profesionalismo, y la experiencia, a la hora de ocupar una vacante gerencial; pero, sí es sumamente importante ser familiar o amigo de quienes ostentan el poder económico y político, para escalar a las más altas posiciones gerenciales.
En cuanto a nuestras fortalezas, Panamá sigue siendo líder regional en muchas áreas logísticas, de transporte, y finanzas. Con el canal de Panamá como bandera; la segunda zona libre del mundo; unos de los principales centro bancarios mundiales; los principales puertos de LATAM; el Hub de Las Américas del Aeropuerto de Tocumen; el ferrocarril transístmico; y autopistas modernas, no sorprende que Panamá se situé en muchos de los subíndices, a la cabeza de LATAM.
Dicho esto, procedo a compartirles tablas y gráficos de subíndices en los que marcamos alto:
Panamá lidera la región latinoamericana en la calidad general de su infraestructura. En el ranking mundial, Panamá está bien posicionada en el puesto 30 entre 148 países evaluados.
Con relación a la calidad de las carreteras, Panamá ocupa el tercer lugar a nivel de LATAM, y la posición 48 entre 148 países del mundo.
En lo concerniente a la infraestructura del sistema ferroviario, Panamá ocupa el lugar número uno en LATAM, y el puesto 30 entre 148 países del mundo.
Es importante destacar que, Panamá lidera a la región latinoamericana en calidad de infraestructura portuaria , y ocupa un honroso sexto lugar a nivel mundial.
En cuanto a la infraestructura aeroportuaria, es refrescante señalar que, Panamá ocupa el quinto lugar en competitividad global, entre 148 países evaluados; y a nivel de LATAM, somos líderes en dicho rubro.
En el número de suscripciones a telefonía móvil, Panamá lidera LATAM, y se posiciona fuertemente como el cuarto país entre 148 países evaluados.
Demostrando su gran fortaleza y liderazgo en la región en disponibilidad de servicios financieros, Panamá se posiciona a la cabeza de LATAM, y se codea con los grandes a nivel mundial con un honroso décimo lugar entre 148 países.
Siguiendo con el tema de los servicios financieros, Panamá muestra su robustez como la plaza con mayor asequibilidad a los mismos en la región latinoamericana, y se codea con los grandes del mundo ocupando un séptimo lugar entre 148 países.
Así sucesivamente, en la mayoría de indicadores financieros, Panamá lidera la región latinoamericana, y se codea con los principales centros financieros del mundo en los primeros lugares, a saber; facilidad de acceso a préstamos (primer lugar en LATAM y octavo lugar entre 148 países); disponibilidad de capital para venture (12 lugar entre 148 países, y primer lugar en LATAM); solvencia de los bancos (posición número 7 entre 148 países, y primer lugar a nivel de LATAM); etcétera.
Con relación a la disponibilidad de las últimas tecnologías de punta, Panamá ocupa en el índice de competitividad global 2013-2014, el segundo lugar a nivel de LATAM, y la posición 31 entre 148 países del mundo.
En fin, como muestran muchos de los rubros presentados, Panamá es un país privilegiado, bendecido y lleno de ventajas que bien administradas, podrían constituirnos en un país sumamente competitivo no solo a nivel de LATAM, pero también mundial. La clave consiste en reemplazar a la corrupta clase política que nos resta competitividad por sus atentados en contra de la institucionalidad democrática (transfuguismo, concentración de poderes, etc.); por su falta de combate a la corrupción y el crimen; por no gozar de la confianza de la ciudadanía; y por la falta de independencia judicial que mantiene secuestrada a la justicia.
De modo que, ya sabemos cuáles son nuestras fortalezas, y de qué pie cojeamos; así que, manos a la obra.
Algunas de las cadenas internacionales que se han instalado en el país son Hilton, Wyndham, Hard Rock y RIU.
ALEX E. HERNÁNDEZ
Panamá escaló 19 posiciones en el informe de competitividad turística elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), pasando del puesto 56 logrado en 2011 al 37, en 2013.
Con este salto Panamá fue calificada como una “estrella naciente” en el turismo internacional por el WEF. El país es el que más posiciones avanzó en el ranking global que se elabora cada dos años.
En el estudio se analizan factores que hacen atractivo a un destino para realizar inversiones o desarrollar negocios en el sector de viajes y turismo.
A nivel regional Panamá se ubicó en la cuarta posición por detrás de Estados Unidos, Canadá y Barbados, pero superando a naciones con mayor trayectoria turística como México, Costa Rica, y Brasil.
El informe se basa en datos de diversas fuentes públicas, instituciones internacionales que trabajan con el sector de turismo y viajes, y expertos, así como en los resultados de la encuesta de opinión ejecutiva, realizada por el WEF.
El incremento en la oferta hotelera con la instalación de cadenas internacionales de prestigio, fue uno de los factores que más impulsó al país dentro del informe que este año se publicó bajo el tema “Reduciendo las barreras al crecimiento económico y a la creación de empleos”.
Entre 2010 y 2012 se construyeron más de 30 nuevos hoteles, habilitándose 6 mil 200 nuevas habitaciones en todo el país, de las cuales el 72% –unas 4 mil 500– está en la ciudad capital. A este número hay que agregarle los 27 hoteles que se construyen en la provincia de Panamá.
Entre las cadenas internacionales instaladas en el país destacan Hilton, Wyndham, Hard Rock y RIU, entre otras.
En el renglón de infraestructura turística Panamá alcanzó el puesto 42 de un total de 140 países analizados, mientras que en infraestructura aeroportuaria obtuvo el puesto número 16.
Otros tópicos que considera el informe para analizar la competitividad turística de los países son el marco regulatorio para realizar negocios y el costo de la vida. En estos renglones Panamá se ubicó en las posiciones 18 y 26, respectivamente.
A pesar de lograr el mayor avance dentro del ranking de competitividad, el destino no ha superado obstáculos relacionados con la preparación del personal humano, limitado acceso a servicios de salud, así como el gasto que deben incurrir las empresas por motivo de seguridad y violencia.
La falta de personal con experiencia quedó en evidencia con la construcción de nuevos hoteles. Se estima que existe una demanda de ocho mil trabajadores calificados, en especial en áreas operativas como camareras, saloneros y técnicos.
Además de no contar con personal experimentado, el sector turístico está demandando trabajadores que dominen otros idiomas como inglés, alemán y portugués.
Un estudio de la firma inglesa de recurso humano People 1st determinó que Panamá necesita mejorar la calidad del servicio para consolidarse como un destino turístico de primer nivel.
Jesús Sierra, presidente de la Asociación Panameña de Hoteles, sostiene que el informe del WEF plasma la realidad del país, pero agrega que se está trabajando para reducir el déficit de mano calificada.
En cuanto a los niveles de seguridad, señala que Panamá es un destino seguro para los turistas, y adelantó que este año se realizará en el país el primer congreso hemisférico de seguridad hotelera. “Panamá es un destino seguro, lo que buscamos es mejorar la experiencia de los visitantes”, agregó.
PAÍSES EUROPEOS DOMINAN INFORME DEL FORO ECONÓMICO
Suiza volvió a ocupar la primera posición en el estudio de competitividad turística del Foro Económico Mundial (WEF). Suiza destaca por su eficiente sistema de transporte y excelente atención al cliente. Según el WEF Suiza cuenta con las mejores escuelas de hotelería del mundo, además que gran parte de su territorio está protegido, convirtiéndose en un atractivo para los turistas.
Los países europeos dominan los 10 primeros puestos del ranking, con excepción de Estados Unidos, Canadá y Singapur. Según el informe, el sector turístico se ha fortalecido por el crecimiento que ha registrado la clase media en los países emergentes.
Panamá ocupa el lugar N° 40 entre 144 países del mundo, y la posición N° 3 a nivel de LATAM, en el índice Global de Competitividad 2012- 2013, del Foro Económico Mundial. Puerto Rico y Chile, son los dos países más competitivos de LATAM, según el índice en mención.
Al analizar los diferentes indicadores, pilares, y sub-índices que componen el Índice de Competitividad Global, concluyo que, los mismos son un fiel reflejo de la realidad panameña cual si de una radiografía se tratará; como quiera que, los puntajes más altos corresponden a nuestra condición de hub logístico multimodal de transporte y centro de servicios financieros (puertos, aeropuertos, canal, ferrocarril, telecomunicaciones, infraestructuras, y centro financiero); mientras perdemos competitividad en temas institucionales; a saber: corrupción gubernamental, independencia judicial, seguridad (impacto del crimen y la violencia en el ambiente de negocios), etcétera.
Así las cosas, destacamos que, Panamá se codea con los mejores países del mundo en materia de competitividad, en los siguientes indicadores:
1- Precio asequible de servicios financieros: Ocupamos el segundo lugar mundial (entre 144 países) después de Hong Kong.
2- Disponibilidad de Servicios Financieros: Nos situamos en la cuarta posición mundial (entre 144 países) en este rubro, solo superados por: Suiza, Sudáfrica, y Reino Unido.
3- Firmeza del sector bancario: En este particular, Panamá marca alto al calificar como el cuarto país del mundo con mayor firmeza bancaria, después de Canadá, Sudáfrica, y Nueva Zelanda.
4- Subscripción de telefonía móvil: Panamá ocupa el segundo lugar a nivel mundial, después de Hong Kong.
5- Relación IED / Transferencia de Tecnología: En este renglón, nos posicionamos en el tercer lugar mundial, después de Irlanda y Qatar.
6- Calidad de la infraestructura de transporte aéreo: Panamá ocupó la posición N° 6 mundial (entre 144 países) en este rubro, después de Singapur, Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos, Holanda y Suiza.
7- Calidad de la infraestructura portuaria: Ocupamos la cuarta posición mundial en este renglón, solo superados por: Holanda, Singapur, y Hong Kong.
En cuanto a los indicadores que nos restan competitividad, destacan los siguientes:
1- Independencia Judicial: Panamá ocupó el lugar N° 132, entre 144 países del mundo, en este particular; lo que equivale a decir que, a los ojos del mundo, somos un país donde prácticamente no existe independencia judicial, entiéndase, una nación donde la justicia es inoperante, ergo, no funciona.
2- Favoritismo en decisiones de gobierno: En materia de amiguismo y tráfico de influencia en las decisiones gubernamentales, no salimos bien parados, como quiera que, ocupamos el lugar N° 103, entre 144 países.
3- Confianza publica en los políticos: En este renglón, Panamá ocupó la posición N° 101, entre 144 países del mundo; lo que se traduce en, una ciudadanía que no cree en los políticos debido a sus actos dolosos, falta de ética, carencia de principios, y promesas incumplidas que, han hecho añicos la credibilidad de la clase política.
4- Inflación: Somos el país 90 entre 144, con más inflación en el mundo. Situación que nos resta competitividad.
5- Impacto o costo del crimen y la violencia en los negocios: En este sensible renglón, Panamá resultó con una de las peores calificaciones del mundo, toda vez que, marcamos en el lugar 118, entre 144 países; lo que equivale a decir que, comienzan a vernos a nivel mundial como un país violento donde los crímenes inciden en el ambiente empresarial, ocasionando gastos extras. Es preciso atender este indicador adverso que nos resta competitividad frente a países con mayor seguridad que mantienen mejores estándares de combate al crimen y control de la violencia.
6- Calidad del sistema educativo: El tema educativo, sigue siendo una de nuestras principales debilidades, toda vez que, ocupamos la posición N° 112 entre 144 países. Sin embargo, Panamá está mostrando cierto progreso en materia educativa, según destaca el informe de competitividad del Foro Económico Mundial, sin dejar de señalar el mismo que, aún nos faltan grandes retos por afrontar en materia educativa.
7- Calidad de la educación en ciencias y matemáticas: Ocupamos la posición N° 125 entre 144 paísesa nivel mundial. Estamos mal.
Es importante destacar que, los factores más problemáticos para hacer negocios en Panamá son:
La corrupción.
La ineficiente burocracia gubernamental.
Una fuerza laboral inadecuadamente educada.
Crimen y robo.
Inflación.
Etc.
De manera que, el análisis del Índice de Competitividad Global 2012 -2013, es muy interesante y demuestra la bipolaridad y marcada dicotomía que sufre Panamá; toda vez que, cuando nos destacamos en ciertos rubros, lo hacemos a lo grande marcando las más altas posiciones mundiales; y, cuando cojeamos en ciertos renglones, nos vamos al otro extremo; léase, marcamos entre los peores países del mundo. Es decir que, fluctuamos entre el primer mundo, y el inframundo, sin poder encontrar un equilibrio que nos acerque cada vez más a los primeros lugares en todos los indicadores de competitividad; lo cual no es nada imposible de lograr si consideramos que, los temas en que peor nos va, tienen que ver con institucionalidad, educación, y seguridad; renglones todos superables si erradicamos las causas que deterioran a los mismos.
Mi lectura final del tema que nos ocupa es que, Panamá es un país llamado a ser una gran nación (por supuesto que no hablo de extensión geográfica, ni de una potencia política mundial), y lo único que nos impide desde antaño, y hasta la fecha, alcanzar nuestro destino es, una corrupta, retrograda, y atrasada clase política que, nos resta competitividad y detiene nuestro progreso y desarrollo integral que, son posibles de alcanzar en virtud de nuestro gran potencial estratégico. Mientras Panamá siga secuestrado por señores feudales que carecen de visión de Estado y de un proyecto país; que se han quedado estancados en el medievo; que consideran que entre más pobres hay en el país, más ricos son ellos (gran pobreza mental es lo que denotan); que llevan a la nación en franco retroceso hacia épocas cavernarias y dictatoriales que creíamos ya superadas; que desprecian la rendición de cuentas, odian la transparencia, pisotean la constitución, y no creen en la separación de poderes; seguiremos navegando entre dos aguas, o dando vueltas en el desierto sin conquistar la tierra prometida que, pudiéramos alcanzar por nuestro gran potencial y grandes recursos estratégicos de que disponemos.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
Nota: A continuación les facilito todos los indicadores, sub-índices, y pilares que conforman el Índice de Competitividad Global 2012 – 2013, del Foro Económico Mundial, en formato de tablas, cuadros, gráficos y PDF.
ÍNDICE DE COMPETITIVIDAD GLOBAL 2012 -2013
“Panamá, en el lugar 40 y con nueve grados más que el año anterior, continúa su progreso constante y consolida su posición como la economía más competitiva de América Central. Panamá valoriza sus tradicionales fortalezas con su muy buena infraestructura de transporte (33rd), especialmente para puertos (4th); su estabilidad macroeconómica (53rd) -a pesar de la inquietante tasa de inflación de casi 6%-; sus eficientes mercados financieros (9th); y sus niveles relativamente altos de competencia (31) y apertura a IED (Inversión extranjera directa) (9th). El país también ha hecho progresos para superar algunas de sus principales debilidades que tradicionalmente han disminuido su potencial competitivo. A saber: Panamá parece estar mejorando la calidad de su sistema de enseñanza en comparación con el año anterior, aunque todavía quedan grandes desafiaos en este particular (112th). Las inversiones corporativas R&D (34) parecen estar contribuyendo en la mejora de la capacidad innovadora del país (94th), la cual es el mayor reto para diversificar la economía nacional. Sin embargo, solo pequeños progresos se observan en el sistema institucional de Panamá, donde la credibilidad pública de los políticos (101) es baja, la seguridad (96) permanece como una preocupación general, y la independencia judicial es una de la más baja en la región (132nd). Fortalecer el funcionamiento de las instituciones y persistir en la mejora de la educación, investigación, y sistemas de innovación, será crucial para que Panamá continúe levantando su desempeño en materia de competitividad”. Foro Económico Mundial – Ginebra Suiza 2012.
Respirando aire puro, sol y brisa veranera. Cómo da vueltas la vida. Quién diría que respirar aire puro sin bozal,… twitter.com/i/web/status/1…5 days ago