Por: Erick Simpson Aguilera
Para entender el surgimiento del grupo terrorista ISIS en el escenario mundial como una de las amenazas más temidas aún para “Las Naciones Unidas», es preciso analizar los acontecimientos acaecidos en Irak y Siria, con el fin de entender el trasfondo del conflicto, y el cuándo, cómo y el por qué, se desestabilizó esa región creándose así las condiciones que cual terreno fértil permitieron la irrupción del Estado Islámico (ISIS) en el escenario regional y mundial.
Dicho eso, entramos en materia:
1- Corría el año 2001; George Walker Bush era el presidente de Estados Unidos; Sadam Hussein lo era de Irak; y Osama Bin Laden que era líder del grupo terrorista Al Qaeda -otra creación estadounidense-, se supone que se movía entre Afganistán que era gobernada por Los Talibanes, y en Pakistán.
2- El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sufre los atentados de las Torres Gemelas y el Pentágono. Emprendiendo el presidente Bush a raíz de los atentados, la denominada “War on terror» (Guerra contra el terrorismo), con la venia de algunos de sus socios y aliados de la OTAN que fueron literalmente amenazados por Bush cuando lanzó su tristemente célebre frase: «Quien no está con nosotros, está contra nosotros».
3- Dicha guerra contra el terror fue realizada en el feudo de los talibanes (Afganistán) donde supuestamente se escondía el “cerebro” de los atentados en mención, a saber Osama Bin Laden (antiguo socio de guerra de los Estados Unidos, como suele suceder) y en Irak a la sazón gobernada por Sadam Hussein que no tuvo participación alguna en los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono, pero USA decidió que había que invadir Irak alegando que dicho país tenía un arsenal de armas de destrucción masiva, que por cierto, resultó ser una falsedad mayúscula. La mencionada invasión a Irak fue parte de la doctrina Bush cuyo dogma es «La agresión positiva o guerra preventiva”, la cual consiste en atacar militarmente a un país si esotérica y paranoicamente sospechas que ese país te atacará algún día.
4- Es oportuno mencionar que, Sadam Hussein que dicho sea de paso, también fue aliado y socio de USA cuando era apoyado por los norteamericanos en su guerra contra Irán, no era ningún santo, de hecho era un gran tirano. Sin embargo, mantenía a Irak con cierta estabilidad política que en nada se compara al infierno y caos en que se convirtió después de la invasión estadounidense que se saldo con 500,000 iraquíes asesinados por las fuerzas de ocupación yankees según la Universidad Johns Hopkins de EEUU (según Opinion Research Business de Londres, la cifra real de personas asesinadas en Iraq por el ejército invasor yankee es 1,220,580 personas), y con un país en ruinas política, social, y económica, lo cual creó las condiciones y el caldo de cultivo, para que surgiera el denominado Estado Islámico (ISIS).
4- A todo esto súmele las empresas privadas mercenarias norteamericanas que comenzaron a operar en la zona por encargo del gobierno cometiendo toda clase de atrocidades y crímenes de lesa humanidad contra la población, y las torturas en contra de los iraquíes ejecutadas por el propio ejército norteamericano, como quedó evidenciado en la cárcel de Abu Ghraib (Irak) y Guantánamo (Cuba).
5- Con la inestabilidad de la zona causada por la intervención estadounidense que duró hasta el 2011 (el mismo año en que comenzó la primavera árabe) cuando Obama retiró las tropas yankees dejando el país destruido, hecho un infierno y sin encontrar jamás las armas de destrucción masiva que “justificaron” la ocupación, pero sí sus muchos yacimientos petroleros que eran la verdadera razón de la invasión yankee, surgieron los señores de la guerra que Hussein tenía bajo control, y los grupos terroristas que se apoderaron del área.
Eso en cuanto Irak se refiere.
6- Con relación a Siria, en plena primavera árabe de 2011, comienzan las protestas sociales contra el régimen de Bashar Al Assad, las cuales desembocaron en una suerte de “guerra civil” que ha provocado alrededor de 250.000 muertos, 11 millones de desplazados, 5 millones de refugiados y 12.2 millones de personas que subsisten a duras penas gracias a la asistencia humanitaria.
Las aristas del conflicto sirio precisan de un articulo aparte, toda vez que, la guerra no es tan civil como alegan los medios de comunicación del mainstream, comoquiera que, potencias como USA y las monarquías del golfo, son quienes sostienen a la supuesta oposición -creada por ellos mismos- en su guerra contra el gobierno sirio, y no son pocos quienes afirman que los otros actores que luchan contra el gobierno del presidente Al Assad, leáse, los grupos terroristas Al Qaeda (Al Nusra) e ISIS (Estado Islámico) también son financiados y armados por USA y sus aliados del Golfo.
7- Sea como fuere, Irak y Siria, cuyos territorios han sufrido el embate, furia y terror de ISIS, no son ni la sombra de lo que fueron antes que las potencias metieran sus manos en la región con la finalidad de desestabilizarla y hacerse con los grandes recursos de la zona, a saber, petróleo, gas natural, carbón, asfalto, sal, mineral de hierro, plomo, fosfato, oro, cobre, y la clave posición geoestratégica que convierte a la zona en un codiciado tesoro y objeto de deseo geopolítico de las grandes potencias y sus aliados, entiéndase: USA, Turquía, y las monarquías del golfo, que buscan hegemonía en el área que también es zona de influencia de Rusia (exporta armas a Siria) y China (no le conviene que una guerra total contra Siria dispare los precios del petróleo) que son aliados de Bashar Al Assad.
En fin, el conflicto bélico en Irak y Siria, y la amenaza que significa el Estado islámico (ISIS) para la paz mundial, son un coctel de intereses geopolíticos y económicos de los más variopintos. Razón por la cual, cuando el presidente Juan Carlos Varela alega que Panamá integró la coalición en contra de ISIS porque “estamos del lado del bien”, me pregunto si él, sus asesores y ministros, en realidad entienden de qué va éste conflicto, cuál es su génesis, qué intereses oscuros motivan el mismo, etcétera, y me temo qué no entienden lo que sucede en dicha zona explosiva del planeta, toda vez que, creer ingenuamente que USA, Turquía -que a propósito, financia a ISIS comprándole petróleo de contrabando-, Arabia Saudita, Qatar, etcétera, representan “el lado del bien”, es vivir de espaldas a la realidad y en un mundo de fantasía.
También cabe la posibilidad que nuestro gobierno si esté bien empapado en el tema, pero tiene otras razones inconfesables que lo motivaron a ser parte de la coalición contra ISIS; coalición que dicho sea de paso, no nos compete, no es nuestro problema, nos afectará seriamente, atenta contra nuestra neutralidad, y es ampliamente rechazada por la población, mientras es apoyada por funcionarios públicos que no argumentan de manera seria, solida y creíble, pero la defienden con términos que rayan en el fanatismo y lo esotérico cual si de una guerra santa entre el bien y el mal se tratara.
En lo que a mí concierne, considero que todos los lados involucrados en el conflicto representan el mal, y Panamá nada tiene que hacer en esa guerra de titanes (de cuándo acá somos potencia), ni en un conflicto geopolítico que tiene ribetes y potencial para desencadenar una guerra mundial por lo delicado del tema, poniéndonos dicha desacertada, impopular e inconsulta decisión, en peligro de sufrir atentados terroristas y de perder nuestra soberanía en la zona del canal que pudiera ser nuevamente ocupada por el ejército norteamericano si el canal es objeto de amenazas terroristas. Sí el partido gobernante no apoyó los Tratados Torrijos/Carter, ni la ampliación del canal, entonces con más razón debieran ser muy cuidadosos de no dar ocasión a situaciones complicadas que afecten a nuestro principal activo, como lo es el involucrarnos en temas bélicos que además nos son ajenos.
Espero que el gobierno reflexione, mida y dimensione, lo que está haciendo y la manera cómo compromete al país y a todos los panameños al involucrarnos en coaliciones bélicas junto a las grandes potencias que buscan ampliar su hegemonía y dominios, y hacerse de los recursos naturales de las regiones en disputa.
Sí, sé que suena duro lo que digo, pero es mi opinión y tengo derecho a expresarla. No creo en la supuesta bondad de la coalición y de hecho considero a ISIS un instrumento del jefe de la coalición, léase, USA que bajo el gobierno de Barack Obama ha continuado con su doctrina de intervencionismo y desestabilización de regiones del mundo (investiguen de dónde salieron los armamentos y flota de Toyotas de ISIS), a los que hoy por hoy se le escapó de las manos llenando al mundo de terror, lo cual no es nada inverosímil como demuestran los casos de otros instrumentos creados por los norteamericanos para sus fines geopolíticos, a saber, Sadam Hussein, Osama Bin Laden, etcétera.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.