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    • La mala fama mundial de la “justicia” panameña

      Posteado a las 8:02 pm por Erick Simpson Aguilera, el 25 octubre, 2015

      Por: Erick Simpson Aguilera

      justicia-sustituida

      Descubrir la rueda o las propiedades del agua tibia no es mi intención toda vez que la mala fama y el estado deplorable de la “justicia” panameña no son ningún secreto y de hecho trascienden nuestras fronteras.

      Razón por la cual prefiero analizar la opinión del Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, respecto a la independencia judicial del sistema de justicia panameño comoquiera que dicho instrumento nos permite hacer un análisis comparativo con el resto del mundo con relación al tema que nos ocupa.

      Como resultado del análisis en mención, tenemos que de un total de 140 países evaluados, Panamá ocupa la posición 119 en el indicador de independencia judicial, es decir que, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016, 118 países gozan de mayor independencia judicial que Panamá y solo 21 están en peor condición que nosotros en dicho particular.

      Lo interesante del indicador en cuestión es que allende nuestras fronteras nos perciben -y concuerdo- como un país con un sistema de justicia tan paupérrimo que ni siquiera es capaz de superar a países con serios problemas institucionales debido a guerras, crisis político/económica/sociales, tiranías, narcotráfico y otros flagelos, a saber: Egipto, México, Colombia, Haití, Nigeria, Uganda, Grecia, Etiopía, Pakistán, Irán, Bosnia y Herzegovina, etcétera.

      Así es estimados lectores, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, todos los países mencionados (y muchos más) los cuales afrontan o afrontaron recientemente severos problemas de los más variopintos, gozan de mayor independencia judicial que Panamá. ¿Qué les parece?

      Aunque sé que resulta difícil creer que un país con sus instituciones permeadas por los carteles de la droga como es México -por mencionar un ejemplo- goce de mayor independencia judicial que Panamá, la verdad es que, un país en el cual 9 magistrados se encuentran empantanados con un tema tan simple como es la inmunidad parlamentaria del expresidente, cuyos magistrados se acusan entre ellos mismos de vender fallos, cuya Corte Suprema está constituida por algunos magistrados sobre los que pesan serias denuncias en la Asamblea Legislativa que dicho sea de paso, se hace de la vista gorda sin darle el trámite correspondiente a dichas denuncias, no tiene mucho que alegar en su defensa para desmentir que el sistema judicial de Panamá es uno de los peores del planeta.

      En fin, es una vergüenza lo que sucede en Panamá con el sistema de justicia en general; es un golpe bajo a la dignidad de 4 millones de ciudadanos que observan cómo el patrimonio nacional es saqueado sin que la justicia actúe para evitarlo; y es un desafío a todo un pueblo que realiza cómo la justicia selectiva campea e impera la justicia clasista cual mercado de oferta y demanda donde pareciera ser que quien pueda pagar, compra su impunidad burlando a la justicia no obstante haber robado millones de millones de dólares del erario público, mientras le cae todo el peso de la ley al ciudadano de a pie por infracciones menores del talante de vender o tener en posesión CD’s piratas.

      No me canso de decir que quienes alimentan, mantienen, perpetuán (satanizando a la constituyente), viven y usufructúan de éste corrupto sistema, más temprano que tarde recibirán lo que han sembrado y serán victimas del mismo sistema monstruoso que han creado cuando Panamá termine convulsionado en el despeñadero político/económico/social que ya han transitado varios países hermanos de la región que tentaron a su suerte como hacemos nosotros hoy en día creyéndonos impunes y los más vivos. Después que no lloren.

      Antes de postear el ranking de independencia judicial, exhorto con todo respeto al presidente de la Republica, Ing. Juan Carlos Varela, a que no pronuncie aun más la crisis judicial que sufre Panamá nombrando a magistrados serviles y sin criterio que se venden al mejor postor torciendo el derecho; y que oxigene a la administración de justicia nombrando juristas valientes, con criterio, independientes, probos y con la estatura moral necesaria para atender los innumerables casos de lesión patrimonial que debe deslindar la Corte. En cuanto a la Asamblea Nacional de diputados, voy a pecar de iluso pidiéndole a un Órgano del Estado cuya capacidad intelectual promedio de sus miembros -demostrada un día sí y otro también- se limita a legislar sobre el festival del almojábano con queso, el día del sancocho y la cutarra, y la promoción del culto a la personalidad promoviendo leyes para “bautizar” obras, monumentos, calles y demás con nombres de personas vivas, que justifiquen su jugoso salario e investiguen a los magistrados de la Corte sobre los que pesan serias denuncias en la Asamblea, con el fin de expulsarlos del sistema si hubiere meritos para ello.

      A continuación los rankings de independencia judicial a nivel mundial y regional, los cuales realicé en base a los indicadores del Índice de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, y noten con sumo cuidado apreciados lectores, cuáles son los 118 países que nos superan para que dimensionen cómo nos ven allende nuestras fronteras, cómo perdemos competitividad por la ausencia de independencia judicial, y lo peligroso que resulta para la economía panameña la mala fama mundial de nuestro paupérrimo y corrupto sistema de justicia por espantar el mismo a la inversión de empresas serias e innovadoras que solo invierten en países con sistemas de justicia robustos en los cuales la seguridad jurídica no es un chiste de mal gusto como sí sucede en el caso de Panamá que solo atrae a inversionistas de la talla de Odebrecht, Hidalgo & Hidalgo, Sacyr, FCC, Finmeccanica, y demás empresas de pésima reputación mundial por el estilo, mientras las empresas con buenas prácticas que pudieran contribuir con nuestra economía y desarrollo nos ignoran por ser Panamá una riesgosa banana republic tercermundista donde el imperio de la ley y Estado de derecho brillan por su ausencia.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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      | 1 comentario Etiquetado como Índice de Competitividad Global 2015-2016, Bosnia y Herzegovina, Colombia, Egipto, Erick Simpson Aguilera, Etiopía, FCC, Finmeccanica, foro económico mundial, Grecia, Haití, Hidalgo & Hidalgo, independencia judicial, Irán, justicia panameña, México, Nigeria, Odebrecht, Pakistán, rankings de independencia judicial, Sacyr, Uganda
    • Lecciones del conflicto tributario con Colombia

      Posteado a las 11:29 pm por Erick Simpson Aguilera, el 22 octubre, 2014

      Por: Erick Simpson Aguilera

      MINISTRAS

      Después de “superado” el diferendo tributario con la Republica de Colombia, la cual retiró a la República de Panamá de su lista de paraísos fiscales, gracias a un acuerdo que según a quién se le pregunte, implica un triunfo para Panamá, o un triunfo para Colombia, es preciso que analicemos el tema en cuestión, para sacar una enseñanza positiva del mismo.

      En primera instancia, quiero destacar el buen desempeño del equipo negociador panameño encabezado por la vicepresidenta y canciller, Isabel de Saint Malo de Alvarado, por su buena gestión durante la crisis, gestión que logró dos puntos a nuestro favor, a saber, que Colombia nos retirara de su lista gris, y que se abrieran los espacios necesarios para negociar la firma de un tratado de doble tributación en igualdad de condiciones.

      No obstante, entiendo que, existe incertidumbre en Panamá comoquiera que, el gobierno colombiano afirma algo distinto a lo escuchado acá, a saber, lo siguiente:

      “Los dos países firmaron un memorando de entendimiento que sienta las bases para la negociación de un tratado de doble tributación que incluirá una cláusula de información financiera con los estándares de la OCDE, que era justamente lo que Colombia estaba buscando. El tratado incluirá además cooperación en el lavado de activos y blanqueo de capitales a través de la Unidad de Información y Análisis financiero (UIAF) y cooperación con organismos internacionales. Párrafo extraído de la Página web de la Presidencia de Colombia.

      De manera que, según el triunfalismo del gobierno colombiano, no es que Panamá negociará sin condiciones, ni bases preestablecidas favorables a Colombia , sino más bien que, aceptará en plazo de un año, el tratado de doble tributación a la imagen y semejanza de lo que exige Colombia, aunque ello riña con nuestras leyes tributarias. Es decir, firmaremos de aquí a un año, lo que no quisimos firmar ahora, según la página web de la presidencia colombiana.

      Así las cosas, le toca al gobierno panameño explicar a la ciudadanía –ojalá sea pronto-  los pormenores del memorando de entendimiento en cuestión. Mientras tanto, creeré en la versión panameña de que no se ha acordado el formato del tratado de doble tributación a firmarse, y que lo único que se acordó fue el plazo de tiempo para la negociación en igualdad de condiciones y sin presiones.

      En cuanto a las enseñanzas prácticas que podemos rescatar de este episodio, destaco las siguientes:

      1- Necesidad de diversificar nuestros mercados de exportación, importación, e IED (inversión extranjera directa), para depender lo menos posible de un país tan impredecible como ha resultado ser Colombia.

      En ese sentido es preciso que analicemos el peor de los escenario posibles, y no distraernos con triunfalismos, es decir que, debemos explorar el escenario que afrontaríamos si no se hubiera logrado el memorando de entendimiento, a saber: 33% de impuesto para los giros hacia Panamá, transacciones hechas en Panamá no deducibles del impuesto sobre la renta en Colombia, etcétera.

      En dicho caso, quizás tendríamos una fuga de capitales que buscarían otros centros financieros, sufriríamos la huida de inversiones colombianas que buscarían mercados más competitivos que no afronten las medidas discriminatorias, experimentaríamos un desincentivo de transacciones comerciales por no ser estas deducibles de impuesto sobre la renta en Colombia, afrontaríamos un decrecimiento del turismo, y una serie de etcéteras adversos, provenientes del vecino país, los cuales aunque no nos hubieran llevado a la quiebra como algunos colombianos ilusos creen, toda vez que, Panamá no ha dejado de ser un imán para la inversión extranjera, en virtud de las ventajas logísticas que la plataforma multimodal panameña ofrece, por nuestra envidiable posición geográfica, trayectoria financiera, telecomunicaciones, infraestructuras, y todo aquello que nos posiciona como el segundo país más competitivo de LATAM según el Foro Económico Mundial, no obstante, todo aquello, destaco que, sí nos hubiera impactado negativamente un rompimiento comercial con Colombia, en virtud del peso que dicho país está logrando sobre nuestra economía.

      Dicho lo cual, precisamos mirar hacia otros horizontes con la finalidad de equilibrar nuestra dependencia comercial al diversificarla en diferentes mercados sin darle demasiado peso sobre la economía panameña a ninguno en particular, lo cual constituye un suicidio comercial comoquiera que, nunca faltarán países chantajistas que intenten afectarnos económicamente si no cedemos a su agenda, si sienten que tienen demasiado poder e influencia sobre nuestra economía.

      Países como Chile, Perú, Brasil, México, y Costa Rica, pudieran ser nuestros nuevos socios preferenciales en Latam, y más allá del vecindario, debemos fortalecer nuestras relaciones comerciales con USA que es nuestro socio natural para bien y para mal, y con quien nos liga un tratado que les da protagonismo en nuestra tierra, sin descartar a China continental que es el socio comercial que todo el mundo busca, incluido Estados Unidos. Japón, Singapur, y Corea, son países que han mostrado interés en invertir en Panamá, y a los cuales debemos abriles las puertas para invertir en nuestra tierra, por encima de Colombia que se supone es nuestro hermano, pero nos ha dejado un muy mal sabor de boca, por su agresivo proceder a mansalva en contra nuestra.

      2- Necesidad de fortalecer la Zona Libre de Colón ampliándola a la provincia de Colón entera, léase, ejecutar de una vez por todas, el Proyecto Colón Puerto Libre, con la finalidad de mantenernos por encima de países como Colombia cuyos ataques constantes contra la zona franca panameña, constituyen un atentado para debilitarla con el propósito de establecer sus propios proyectos de zona franca en detrimento de la nuestra, lo cual es su derecho, y el nuestro es competirles sin titubeos y apostando a lo grande para que entiendan porqué somos los líderes y la segunda zona libre del mundo.

      3- Necesidad de construir un mega puerto en la terminal pacifica del Canal de Panamá, con el propósito de mantenernos por encima de todos aquellos países que envidian nuestro progreso, prosperidad,  y liderazgo a nivel de Latam en materia portuaria. Es oportuno mencionar que, aún USA ha ampliado sus puertos para adecuarlos al canal ampliado. De manera que, con mucha más razón nosotros que somos los dueños del proyecto, debemos construir mega puertos, y ampliar los existentes para mantenerlos competitivos con las nuevas realidades del comercio mundial. No es tiempo de dormirnos en los laureles, es hora de competir a lo grande contra todo país que quiera sacarnos del mercado.

      4- Necesidad de incentivar el turismo panameño a muchas plazas del mundo con alto poder adquisitivo, para que nadie piense que nos vamos a la quiebra si les exigimos visas a sus ciudadanos para viajar a nuestro país, logrando dicho mito hasta ahora, que nuestras autoridades mantengan las puertas abiertas sin visas a “turistas” colombianos -no todos, pero sí muchos- que a diferencia de los verdaderos turistas que vienen, pasean y se van, se quedan de inmigrantes ilegales causando muchos problemas sociales y aumentando la inseguridad.

      Un país tan pequeño en extensión geográfica y población como es Panamá, no se puede dar el lujo que otro país que no ha superado el trauma de la separación y aun añora recuperarnos como departamento, sobrepase con sus inmigrantes a la población local. Inmigrantes estos que, según los medios colombianos rondan las 700 mil personas; un número que asusta, comoquiera que los panameños apenas somos 4 millones de habitantes. Exigimos a las autoridades panameñas censar a todos los extranjeros residentes en el país, toda vez que, los 700 mil colombianos, más los miles de miles de miles, de otras nacionalidades, en cuestión de años nos superarán a los nacionales sino ponemos orden ya, y nos quedaremos sin país, cual extranjeros en nuestra propia tierra, por la poca visión y cero amor patrio de las autoridades entreguistas.

      5- Necesidad de congelar el tema de interconexión eléctrica, toda vez que, no podemos depender energéticamente de un país que ha demostrado mala fe hacia nosotros, y también ha demostrado estar dispuesto a atacarnos económicamente si sus intereses mezquinos así lo requieren.

      En fin, no podemos caer en triunfalismos por el memorando de entendimiento logrado, ni debemos bajar la guardia con el gobierno colombiano, porque lo acontecido esta semana no fue un simple amago, un relajo, ni un desliz colombiano, fue una puñalada por la espalda, una declaración de guerra financiera, y el daño ocasionado a la imagen del centro financiero panameño, hecho está y sin reversa, y quién nos resarce ahora el perjuicio causado por esa publicidad negativa.

      De modo que, negociemos el tratado de doble tributación con ellos, pero no el automático y abierto, sino el que se ajuste a nuestras leyes fiscales, las cuales deben prevalecer en nuestro país por encima de la ley tributaria colombiana, a la que pretenden que nos ajustemos como si fuéramos un departamento colombiano y no un Estado soberano.

      Si somos realistas y no ingenuos, debemos aprender la lección, tomar nota, leer bien el mensaje, y saber que las relaciones con Colombia han sufrido un antes y un después luego del incidente que nos ocupa, y que las cosas no se subsanarán de la noche a la mañana. Se necesita más que un memorando de entendimiento para recuperar nuestra confianza hacia dicho país.

      Ergo, busquemos socios alternativos, diversifiquemos nuestros mercados, tengamos un Plan B para hacerle frente a posibles eventualidades incomodas provenientes del lado sur de la frontera, léase, posibles boicots, chantajes, y demás malas artes del gobierno colombiano en contra nuestra.

      Cero dependencia de nadie. Llegó la hora de ponernos los pantalones largos, de asumir nuestra soberanía, y de no entregarle nuestra economía en bandeja de plata a país alguno, lo cual constituye un crimen de lesa patria.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

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      | 1 comentario Etiquetado como Colombia
    • Law of Retaliation for Colombia

      Posteado a las 1:00 am por Erick Simpson Aguilera, el 18 octubre, 2014

      By Erick Simpson Aguilera

      October 15th, 2014

      Panamá

      According to Juan Manuel Santos, President of Colombia, to declare Panama a tax haven “is not a decision against Panama, but a measure to prosecute tax evaders.“

      According to President Santos, we as Panamanians should interpret as positive and favorable the negative effects of the measure, especially, the damage to the international image of Panama’s financial center; the increment of 14% to 33% taxes on the money orders  from Colombia to Panama;  the double taxation for Colombians living in Panama, and so on.

      How easy it is to play with words as if Panamanians were ignorant not knowing any better. You should understand, President Santos, that Panama is a sovereign state, not a Colombian department which you can cheerfully submit to the collateral damage of internal Colombian politics without paying the price, ignoring Panama´s sovereignty all together.

      In addition, says President Santos, Colombia has to implement a policy including these measures because they want to be recognized by the OECD as a country seriously fighting tax evasion.    This means that the attack to the Panamanian banking center, according to Santos disrespectful justification, is collateral damage, not a direct measure against us.   In fact, Colombia´s aspires to become part of the OECD and win admission into this self-congratulatory group of hypocritical countries who pretend to have the moral authority to make lists of tax havens when many of them are just that, tax havens.  They believe the law does not apply to them, only to Panama and other countries outside the exclusive club of rich OECD nations which Colombia seeks to join.

      The Colombian president seems unaware of the inconsistency of his arguments. On one hand he claims that to include us in its list of tax havens is not a measure against Panama, while on the other hand he refers to us as a sort of sacrificial offering to the mighty OECD in order to be admitted into the club.

      The Colombian President also noted that Panama “was informed of this situation long ago,” and even technical meetings were held, but given the lack of response from the Central American country in recent weeks, “the “Minister of Finance had no option other  than to act because the law demands it.” Fine, if that’s the sovereign position of Colombia which should be respected even if it is prejudicial to us.  However, by the same token, Panama’s can act as the sovereign country it is and retaliate against Colombia by applying what its law demands.

      In that sense, once more I praise the decision of the Government of Panama to apply to Colombia the lawful principle of retaliation, following its discriminatory treatment to our nation: if within the seven days notice given it does not rectify its position by withdrawing us from their specious list of fiscal havens.

      In a week we will know whether or not we need to apply to Colombia some of the following measures:

      1- The same percentage of tariffs to major Colombian exports which they impose on our Colon Free Zone.
      2- An increase to 33% tax on remittances and money orders.

      3- Visa requirements for Colombian citizens who want to travel to Panama.

      4-Cancellation of the Monteria Treaty that granted free passage for their ships through the Panama Canal.

      5-Deportation of thousands of Colombian prisoners and illegal immigrants in Panama.

      6- The immediate cancellation of the project for electricity interconnection, for Colombia has proven to be a country unworthy of confidence; we cannot depend on energy provided by a nation that threatens, blackmails, and attacks our economy.

      7-  Inclusion of Colombia in our own blacklist of troublemaker countries involved in drug-trafficking, terrorism and human trafficking,  nations with which we should avoid association and should keep under scrutiny.  We should not collaborate with a country that exports so much instability and problems to the entire world, and disqualifies us in order to finance their post-conflicts at our expense.

      8- Exclusion of Colombian companies from Panama’s public contract solicitations.

      Perhaps the enforcement of the drastic measures mentioned above would make Colombia appreciate the brotherhood, friendship, and goodwill that Panama has shown, unlike countries such as Venezuela, Ecuador, and Nicaragua, which for various reasons (which I respect as each country is free to choose their friends and enemies) have openly opposed Colombia and have harshly strained relations with Colombia and thus won respect for themselves.  It is obvious that  Colombia´s policy is not to disturb their contrary neighbors, to show friendliness and to please as much as possible, even though  they treat Colombians as enemies. If that is not masochism, then it is the Stockholm syndrome but normal, it is not.

      By the way, do you remember the conflict between Colombia and Nicaragua regarding  the boundary delimitation in the Caribbean? Who rushed to defend and backed Colombia against Nicaragua? Panama did, dear reader; Panama supported Colombia in that conflict. And this is the payback we receive for our friendship and brotherhood; for the great support we have given to secure our common border so the Province of Darien does not become a sanctuary for Colombian rebel groups; and the warm welcome we give to their nationals who until now have had open doors to live, study, work, and invest in Panama as if they were Panamanians.
      Ultimately, as Colombia partners with the OECD to damage our economy, Panamanians are again reminded they are not our allies; that we should be tougher; that we cannot live out of the romanticism born from our joint history; and that we must completely separate from them as we did in 1903.

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      | 0 Comentarios Etiquetado como Colombia
    • Ley de retorsión para Colombia

      Posteado a las 1:33 am por Erick Simpson Aguilera, el 15 octubre, 2014

      Por: Erick Simpson Aguilera

      Panamá

      Ciudad de Panamá

      Según el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, declarar a Panamá paraíso fiscal “no es una decisión en contra de Panamá, sino una medida para perseguir a los evasores fiscales”.

      De modo que, de acuerdo al presidente Santos, debemos interpretar como positivos y a favor de Panamá, los efectos negativos de dicha medida, a saber, afectar la imagen internacional del centro financiero panameño, aumentar del 14% al 33% los impuestos a los giros que se hagan desde Colombia a Panamá, doble tributación para los colombianos residentes en Panamá, etcétera.

      Que fácil resulta jugar con las palabras como si los panameños fuéramos unos ignorantes que no nos enteramos. Entienda presidente Santos que, Panamá es un Estado soberano, no un departamento colombiano al que se le puede someter alegremente a los daños colaterales de la política colombiana sin pagar el precio, como si los panameños estuviéramos pintados en la pared.

      Además, asegura el presidente Santos que, Colombia tiene que poner en marcha una política que incluya este tipo de medidas porque quiere ser reconocido por la OCDE como un país serio que lucha contra la evasión fiscal.

      Es decir que, de acuerdo a esa irrespetuosa justificación, el ataque al centro bancario panameño, que según Santos es un daño colateral, no una medida directa en contra nuestra, es la carta de presentación de Colombia para congraciarse con la OCDE y ser admitido en ese grupo de países hipócritas que se dan golpes de pecho, y se creen con moral para hacer listas de paraísos fiscales cuando muchos de ellos son precisamente eso, léase, paraísos fiscales, pero la ley no aplica para ellos, solo para Panamá y otros países fuera del exclusivo club de naciones ricas de la OCDE a la que aspira pertenecer Colombia.

      Tal parece que, el presidente colombiano no se percata de la incoherencia de sus argumentos. Por un lado alega que incluirnos es su lista de paraísos fiscales no es una medida en contra de Panamá, mientras por el otro señala que somos una suerte de ofrenda de sacrificio para congraciarse con la OCDE y pertenecer a dicho club.

      También señala el mandatario colombiano que, Panamá «estaba informada de esta situación hace mucho tiempo» e incluso hubo reuniones técnicas, pero ante la falta de respuesta por parte del país centroamericano en las últimas semanas, «al ministro de Hacienda no le quedó opción diferente a actuar, porque la ley se lo exige».

      Muy bien, esa es la posición soberana de Colombia y se respeta aunque nos afecte. Ahora procede que, Panamá también actúe en contra de Colombia, como país soberano que somos, aplicándoles lo que nuestra ley exige, léase, medidas de retorsión.

      En ese sentido aplaudo una vez más, la decisión del Gobierno de Panamá de aplicarle a Colombia, la ley de retorsión, a raíz de su trato discriminatorio contra nuestra nación, si en un plazo de 7 días no rectifican retirándonos de su odiosa lista de paraísos fiscales.

      De manera que, en una semana sabremos si precisamos aplicar o no, a Colombia, algunas de las siguientes medidas:

      1- Aranceles para las principales exportaciones colombianas al mismo porcentaje que ellos le impusieron a la Zona Libre de Colón.

      2- Aumentar al 33% los impuestos sobre sus remesas y giros.

      3- Visas para los ciudadanos colombianos que quieran viajar al Istmo de Panamá.

      4- Cancelación del Tratado de Montería que les otorga paso gratuito a sus naves por el Canal de Panamá.

      5- Deportación de los miles de privados de libertad colombianos y de los inmigrantes ilegales que se multiplican cada día.

      6- Cancelar inmediatamente el proyecto de interconexión eléctrica, comoquiera que Colombia ha demostrado ser un país no digno de confianza, léase, no podemos depender energéticamente de una nación que nos amenaza, chantajea, y ataca económicamente.

      7- Incluir a Colombia en nuestra propia lista negra de países problemáticos en temas de narcotráfico, terrorismo, y trata de personas, con los cuales debemos evitar asociarnos como nación y mirar con lupa, toda vez que, no permitiremos que un país que exporta tanta inestabilidad y problemas al mundo, incluido Panamá por supuesto, pretenda descalificarnos y financiar su posconflicto a costillas nuestras.

      8- Excluir a las empresas colombianas de las licitaciones públicas.

      Quizás tomando las drásticas medidas en mención, Colombia aprenderá a apreciar la hermandad, amistad, y buena voluntad que Panamá le ha mostrado, a diferencia de países como Venezuela, Ecuador, y Nicaragua, los cuales por diversas razones que respeto (cada país es libre de escoger a sus amigos y enemigos), han sido abiertamente contrarios a Colombia y en duros términos han tensado sus relaciones con dicho país, logrando con esa tirantez, el respeto del gobierno colombiano hacia ellos, comoquiera que, son obvios el deseo y la política colombiana de no molestar, de mostrarse amigos, y agradar lo más posible, a sus vecinos incomodos, los cuales tratan a los colombianos cual enemigos. Si eso no es masoquismo, entonces es síndrome de Estocolmo, pero normal no es.

      A propósito, ¿recuerdan en el conflicto de Colombia con Nicaragua debido a la delimitación fronteriza del Mar Caribe, quién corrió a defender y aliarse con Colombia en contra de Nicaragua?, así es estimados lectores, Panamá apoyó a Colombia en dicho conflicto. Y así nos pagan nuestra amistad, hermandad, la gran ayuda que les hemos dado al blindar la frontera para que no sea un santuario de grupos irregulares colombianos, y la acogida cordial que les damos a sus nacionales que hasta ahora han tenido las puertas abiertas para vivir, estudiar, trabajar, e invertir en Panamá como si fueran unos panameños más.

      En fin, Colombia al aliarse con la OCDE para dañar nuestra economía, vuelve a recordarnos a los panameños que, ellos no son nuestros aliados, que debemos ser más duros, que no podemos vivir de romanticismos nacidos de nuestra historia conjunta, y que debemos separarnos del todo de ellos como en 1903.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Leer: Mitos, verdades y medias verdades de los paraísos fiscales.

      Paraísos Fiscales el secreto mejor guardado.

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      | 25 comentarios Etiquetado como Colombia, Juan Manuel Santos
    • Políticamente incorrecto

      Posteado a las 8:45 pm por Erick Simpson Aguilera, el 10 octubre, 2014

      Por: Erick Simpson Aguilera

      centro-bancario-panama

      Centro Bancario de Panamá

      Respecto al conflicto tributario entre Colombia y Panamá, lo políticamente correcto sería decir con la mayor diplomacia posible, que esto es una anécdota sin mayor relevancia entre dos naciones hermanas que sin duda será solucionada de manera conjunta y amistosa lo antes posible. Sin embargo, como su servidor tiene el defecto de ser políticamente incorrecto, y este blog se caracteriza por la exposición de opiniones con una franqueza que muchas veces ofende, procederé a exponer mi punto de vista sobre el particular, sin hipocresía alguna, y como realmente veo el asunto.

      Me resulta difícil descifrar en qué consiste la supuesta hermandad de Colombia hacia Panamá, cuando su accionar atenta de manera tan baja contra la economía panameña. Existe un patrón continuo de ataques de Colombia contra Panamá que, no pueden verse como casos aislados y aleatorios, sino más bien, como una agenda trazada, pensada y en plena ejecución, a la cual podemos catalogar como una agenda anti-panameña, o como muy bien la definió el abogado Adolfo Linares, como: “Una declaración de guerra económica contra Panamá”.

      Secundo a pies juntillas esa definición de guerra económica, y así las cosas, debemos asumir que, las guerras se ganan con armas y luchando, no dormidos en los laureles creyendo en las supuestas buenas intenciones, ni en los cantos de sirena de encantadores de serpientes que por un lado dicen ser nuestros hermanos, mientras por el otro, se confabulan con la OCDE para hacernos daño, golpear la credibilidad e imagen de nuestro centro bancario, y asestar un duro golpe a nuestra economía. En ese tipo de amistades y hermandades, no creo.

      Si la manera en que Colombia demuestra su “amistad y hermandad” con Panamá, es aumentando exorbitantemente los aranceles a las exportaciones de la Zona Libre de Colón con destino a Colombia, e incluyéndonos en su antojadiza lista negra de paraísos fiscales que, sataniza a nuestro centro financiero, ningunea a nuestra legislación tributaria, y nos trata cual parias fiscales, entonces, debemos nosotros los panameños, retribuirles su “gran amistad y hermandad”, aplicándoles medidas similares en contundencia y efectos adversos.

      En ese sentido, es preciso medirlos con la misma vara, toda vez que, si ellos alegan que nuestro sistema tributario los perjudica, pues, nosotros podemos listar una serie de efectos adversos que sufrimos gracias al vecino país, a saber: el narcotráfico que implica para Panamá, gastos millonarios para el combate de dicho flagelo producido por Colombia, el cual para desgracia nuestra, nos impacta de manera letal (tumbes, sicariato, ajusticiamientos, peajes, bandas criminales, tráfico al detal, pandillas, etc.); las guerrillas, paramilitares, y demás grupos irregulares cuyo accionar ha golpeado en más de una ocasión a los poblados fronterizos, asesinando en su propia tierra a panameños que, nada tienen que ver con ese conflicto; la delincuencia común de gran número de inmigrantes colombianos que han escogido a Panamá como centro de operaciones; la migración de cabecillas del crimen organizado que nos obliga a invertir, invertir, e invertir, millones de millones de dólares para evitar que proliferen en nuestra tierra replicando las desgracias sociales que se viven del otro lado; la prostitución de gran número de mujeres colombianas que son explotadas sexualmente en Panamá por sus propios paisanos que las traen engañadas a muchas de ellas; etcétera.

      Algunos colombianos dirán que, los mencionados flagelos son problemas nuestros por no tener controles de quién entra a nuestro país, y no de ellos, y lo mismo podemos alegar nosotros los panameños de sus problemas fiscales, que son problemas de ellos por no tener controles internos, no nuestros.

      Es justo reconocer que, no todos los colombianos que viven en Panamá, califican como gente del mal vivir, y que muchos de ellos son gente trabajadora, honrada, servicial, educada, respetuosa, inversionistas legales, y demás gente sana que busca una mejor vida en un país pacífico y próspero como lo es Panamá, el cual ofrece mejores garantías de exito que el suyo. Sin embargo, de que no pocos colombianos están exportando hacia acá su cultura delincuencial común y organizada, es un hecho innegable que nos ocasiona problemas y drena nuestras finanzas para combatirlos.

      De modo que, si hablamos de perjuicios, los hay de lado y lado, pero, con la diferencia de que nosotros no hacemos listas negras de países indeseables, ni le echamos en cara a Colombia sus muchos males que nos afectan, y de hecho, colaboramos con ellos en la lucha contra esos flagelos invirtiendo millones de millones de dólares de nuestro presupuesto nacional para dichos fines, mientras del otro lado “amigo”, quieren hacernos ver como los malos de la película, nos tildan de delincuentes fiscales, nos desprecian, menosprecian, ningunean, y atacan económicamente.

      No sé qué pretende el gobierno colombiano con su bajo proceder contra Panamá; si persiguen congraciarse con la OCDE que está repleta de países hipócritas que son paraísos fiscales y se creen con moral suficiente para acusar a otros de serlo; si es un revanchismo por haberse separado Panamá de ellos; si es envidia por nuestro éxito económico y gran prosperidad cuando algunos desearían vernos como antes de 1903, léase, atrasados como el Choco Colombiano; si es una suerte de neo colonización colombiana del istmo, toda vez que, eso de pretender imponernos un sistema fiscal a la imagen y semejanza de Colombia como si todavía fuéramos un Departamento de ellos, da muy mala espina y constituye una bandera roja que debe alertarnos a los panameños; o si es la suma de todas las tesis anteriores.

      En lo que a Panamá concierne, es preciso aplicarle a Colombia sin titubear, la ley de retorsión, como hicimos con Francia cuando nos tildó de paraíso fiscal y los obligamos a recular. Aranceles para sus principales exportaciones al mismo porcentaje que ellos le impusieron a la Zona Libre de Colón; impuestos del 33% sobre sus remesas; visas para sus ciudadanos; cancelación del Tratado de Montería que les otorga paso libre en el canal; deportación de los miles de privados de libertad colombianos y de los inmigrantes ilegales que se multiplican cada día; cancelar el proyecto de interconexión eléctrica;  incluir a Colombia en nuestra propia lista negra de países problemáticos en temas de narcotráfico, terrorismo, y trata de personas, con los cuales debemos evitar asociarnos como nación y mirar con lupa; excluir a sus empresas de las licitaciones públicas; etcétera; son las medidas que debemos aplicar como armas en esta guerra económica contra Panamá iniciada por Colombia que, ya mostró las suyas afectando la imagen internacional de nuestro centro bancario sin titubear, y atacando con fuerza a nuestras finanzas.

      Ahora nos toca a nosotros ripostar con contundencia, hacernos sentir, y darnos a respetar, y si les ofende que sepamos defendernos y pelear en el propio terreno que ellos escogieron, y quieren romper relaciones, pues las rompemos, porque si la única opción que nos dejan es colonizarnos comenzando por imponernos sus leyes fiscales, pues no hay de otra que ponerlos en su sitio.  Ya una vez rompimos relaciones con Estados Unidos, y no es Colombia la que va a asustarnos. Confiamos en que nuestro gobierno tendrá la valentía suficiente para defender los intereses panameños y nuestra soberanía.

      Sí, ya sé que, a algunos panameños les espanta este escenario de aplicar la ley de retorsión y enfrentarnos a Colombia de tú a tú, debido a que la inversión colombiana en Panamá es muy alta, como es el caso de la banca y otros rubros. Sin embargo, esta guerra económica ya está declarada y no por nosotros, sino por Colombia que escogió un tinglado de conflicto apuñalando por la espalda, despreciando el dialogo entre hermanos, y debemos estar a la altura de la circunstancias, tomar nota, replantear nuestra relación con ellos, ajustarnos a la nueva realidad que nos plantea Colombia al comportarse no como un buen vecino y hermano, pero sí como un enemigo que busca dañarnos económicamente, diversificar por ende nuestros mercados para depender cada vez menos de Colombia, evitar que sus capitales e inmigración masiva nos colonicen como parece ser la agenda, demostrar que no somos un departamento colombiano, y comportarnos como un país soberano que tiene sus propios intereses y no se ciñe a directrices foráneas, ni asumirá un rol de sucursal de hacienda colombiana haciendo las veces de recaudadores fiscales de Colombia. Una y mil veces no; no nos someteremos a imposiciones; no cederemos a amenazas; y no perderemos nuestra soberanía.

      Saludos cordiales.

      Erick Simpson Aguilera.

      Leer: Mitos, verdades, y medias verdades de los paraísos fiscales. 

      Paraísos Fiscales el secreto mejor guardado.

      Ciudad de Panamá

      Ciudad de Panamá

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