Por: Erick Simpson Aguilera
Últimamente se está esparciendo un mito allende nuestras fronteras que le atribuye el éxito y crecimiento sostenido de la economía panameña a la reciente inmigración venezolana.
Hace dos días por ejemplo, la periodista cubana americana María Elvira Salazar entrevistaba a la vicepresidenta panameña Isabel de Saint Malo y citó el mito en cuestión atribuyéndoles a los venezolanos la belleza de la Ciudad de Panamá. Acto seguido, la canciller y vicepresidenta de Panamá la ubicó con mucha diplomacia y contundencia a la vez, haciéndole saber que el éxito panameño se debe a nosotros, y que hay otros inmigrantes que en su momento sí hicieron grandes contribuciones en la economía panameña como son la comunidad china, y los afro antillanos que ayudaron a construir el canal.
Ahora es el escritor argentino Andrés Oppenheimer, el que se sale con la siguiente perla:
A todos aquellos promotores de mitos infundados acerca del éxito de la economía panameña que lleva una década liderando el área de Latam en cuanto a crecimiento se refiere –lo cual muchos vecinos resienten, por no decir envidian- con mucho gusto les informo que, la economía panameña ha tenido un boom in crescendo gradualmente desde la reversión de todo el territorio nacional que estaba bajo la jurisdicción de USA, incluido el Canal de Panamá, a partir del 31 de diciembre de 1999.
De manera que, si los señores Andrés Oppenheimer, Vicente Fox, María Elvira Salazar, etcétera, manejan alguna información que demuestre que el Canal de Panamá -principal motor de nuestra economía-, las áreas revertidas de la antigua zona del canal, los puertos panameños que son los principales de LATAM en cuanto a movimiento de TEUs se refiere, la Zona Libre de Colón que es la segunda más grande del mundo solo superada por Hong Kong, el Centro Financiero de Panamá que no tiene competidor en LATAM y compite a nivel mundial, la creciente industria del turismo, el prospero sector de la construcción, el auge inmobiliario que experimentamos, etcétera, son manejados con capital y recurso humano venezolanos, que nos avisen, porque no me había enterado.
Cualquier persona seria, medianamente instruida, informada, documentada, bien intencionada, y con algo de cultura general, conoce cuales son los principales pilares de la economía panameña, y está consciente de que atribuirle el éxito de la misma a una reciente inmigración venezolana cuya participación en la economía panameña consiste en uno que otro restaurante, inversiones que no impactan el PIB de manera determinante, tiendas de motos, puestos de arepas, y un banco entre los muchos que abundan en nuestro centro bancario, no solo es hacer un ridículo mayúsculo, pero también demuestra una ignorancia atrevida y mucha alevosía.
Quizás sea envidia pura y dura; tal vez sea un prejuicio que se resiste a reconocer que los panameños nos valemos por nosotros mismos y somos capaces de construir un país que sobresale en toda la región de LATAM, y la explicación fácil y perversa que esgrime la psique prejuiciosa de quienes esparcen mitos sobre nuestra economía es atribuirle nuestro éxito a foráneos. De pronto es una agenda política para hacer ver que si el régimen chavista no fuera como es, Venezuela sería tan exitoso como Panamá, atribuyendo falsamente a los inmigrantes de aquella nación el éxito de la economía panameña. Quién sabe; pero sea por lo que sea, no están ni tibios quienes esparcen este mito tan risible.
En fin, invito a los señores Andrés Oppenheimer, Vicente Fox, y María Elvira Salazar, a que realicen un análisis económico técnico que desglose el siguiente grafico del PIB panameño correspondiente al año 2014, con la finalidad de que definan a cuánto corresponde la participación del capital y recurso humano venezolano en cada una de las actividades que componen el mismo, para saber si su mito que le atribuye el éxito de la economía panameña a la inmigración venezolana tiene un fundamento técnico, veraz y palpable, o si por el contrario es un invento malintencionado, una leyenda urbana, y una agenda perversa que no tienen cómo justificar de manera seria, técnica y científica como sospecho.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.