Por: Erick Simpson Aguilera
Bienaventurado sea el 3% de los elegidos que devengan salarios mensuales de $ 3,000 y más, dentro de la fuerza laboral panameña que promedia unos miseros $721.90 mensuales, según cálculos del INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo de la Contraloría). En dicha privilegiada categoría del 3%, están el Administrador del Canal con su jugoso salario mensual del orden de los $26,666.00 dolares; así como no pocos funcionarios públicos conectados y cercanos al poder de turno, independientemente del partido que le toque repartir el botín, digo, “administrar la cosa pública”; diputados y magistrados; una que otra botella; y también algunos profesionales del sector privado que sí se lo merecen y seguramente justifican con producción sus altos salarios.
Sí, yo sé que el discurso del dichoso 3% suena a resentimiento y reclamo; como si estuviera sugiriendo una suerte de igualdad a la baja con el resto de los mortales cuya mediana de salario mensual equivale, reitero, a unos miseros $721.90 mensuales según INEC, es decir, que todos sean mal remunerados. No obstante el dejo de resentimiento, envidia o reclamo, la realidad es que mi enfoque consiste en igualdad hacia arriba (que todos sean bien remunerados), proporciones guardadas claro está, toda vez que, resulta iluso sugerir que toda la fuerza laboral devengue salarios en la categoría del 3%, léase, de $ 3,000 para arriba.
También entiendo que, aunque un aumento salarial general es justo (no solo el salario mínimo), porque lo único que sube en Panamá es el alto costo de la vida, la condición endeble de la economía panameña gracias a 30 años de mala gestión gubernamental, corrupción, saqueos, impunidad y demás, impide que ese justo reclamo se materialice en ésta coyuntura, lo que haría quebrar a muchas empresas privadas y públicas de realizarse en éste momento.
Ahora bien, lo que sí puede y debe hacer el gobierno es, combatir y erradicar la especulación, toda vez que, no puede ser que el costo de vida en Panamá se compare y hasta supere al de grandes ciudades de países desarrollados cuyos ciudadanos perciben grandes salarios, ergo, tienen mayor poder adquisitivo que los panameños.
A continuación, algunos datos gráficos sobre el particular que nos ocupa, y posteriormente mis conclusiones.
Mediana salarial:
Ese privilegiado 3% que devenga un salario de $3,000 mensuales para arriba, me recuerda a la serie brasileña titulada precisamente, 3%, la cual trata acerca de: “ un argumento que se desarrolla en un futuro distópico en Brasil en el que a las personas se les da la oportunidad de ir a la «mejor cara» de un mundo dividido entre el progreso y la devastación, pero solamente el 3 % de los candidatos va a tener éxito. Una serie de pruebas a través del «proceso» serán las que determinen si los candidatos son oportunos o no para viajar al exterior. En el caso de que el candidato/a supere con éxito las pruebas, se cancela todo vínculo con su familia y su entorno previo al reclutamiento. Este nuevo sistema de dominación de la población pondrá a prueba a los candidatos, pero habrá algunos que no estarán dispuestos a continuar con el sometimiento del proceso en un mundo totalmente desigual”.
Dicha serie que retrata al pie de la letra la desigualdad, fácilmente pudiera ser inspirada en el caso panameño que es uno de los más pronunciados en cuanto a inequidad se refiere, dado que, según el coeficiente de GINI, somos uno de los países más desiguales del planeta.
Ahora bien, tampoco se trata de denostar ni satanizar a ninguna figura en particular comoquiera que, nadie está desconociendo los méritos, por ejemplo, del Administrador del Canal (Ricaurte Vásquez), y según entiendo, el astronómico aumento salarial que recibió, ya había sido decidido por la Junta Directiva del Canal, antes de que el nuevo administrador fuera nombrado en el cargo. Además, tampoco estoy bastardeando, ninguneando, ni desmeritando a aquellos que devengan salarios de $3,000 o más en buena lid, dada su preparación académica, experiencia y créditos que respaldan su desempeño. Y siendo sincero, si a cualquiera de nosotros se nos ofreciera un gran salario para trabajar en el sector público, lo aceptaríamos sin titubear y nos convenceríamos para nuestros adentros de que somos merecedores y los más capaces.
De manera que, mi malestar no es de carácter personal contra ninguna figura en particular, pero, lo que sí disgusta es, saber que en Panamá siempre ha habido familias que parasitan del Estado, botellas, funcionarios que no producen nada, ni mucho menos aportan algo útil a cambio de sus jugosos salarios, mientras el resto de las masas que no pertenecen al selecto grupo del 3%, luchan para sobrevivir con el alto costo de la vida en Panamá, que no obstante ser un país con muchas carencias sociales, y deficientes servicios públicos (hospitales que rozan el desastre, pésima recolección de la basura, déficit en cobertura de agua potable, calles en mal estado, educación paupérrima, etcétera), es uno de los países más caros del planeta.
Así las cosas, solo espero que todos aquellos que devengan salarios astronómicos en el sector público, justifiquen sus grandes emolumentos, por ejemplo, el nuevo Administrador del Canal, que según se dice -y no tengo por qué dudarlo- es un capacitado y experto profesional de ligas mayores en su disciplina técnica y profesional, justifique su gran salario de $26,666.00 mensuales, incrementando las ganancias de la vía interoceánica, y que tenga la inventiva necesaria para lograr que Panamá explote al máximo su posición geográfica y el canal ampliado, porque hasta ahora son los vecinos (Costa Rica y Colombia), los que adecuaron sus infraestructuras portuarias para aprovechar la ampliación del canal, mientras que nosotros que somos los dueños de la obra, seguimos sin hacer un megapuerto por intereses mezquinos, y porque nuestros genios que son la envidia de la NASA, que rivalizan con los CEO de las compañías más grandes del mundo, y que se merecen los salarios más altos del orbe, no han sido capaces de promover, liderar y materializar, los proyectos conexos que giran en torno a la posición geográfica y al canal ampliado.
En fin, adelante la pica y la pala, y al trabajo sin más dilación, que hay que pagar muchos impuestos para que el dichoso y privilegiado 3% siga viviendo como reyes y sin rendir cuentas. A propósito, en cuanto a ese Canal de Panamá, lo siento ajeno y lejano a la nación; todavía percibo las fronteras zonians aunque invisibles y con nuevos zoneitas; aún se siente cual un feudo y rosca de las familias de abolengo pro gringas que no aportaron ningún mártir y ni siquiera derramaron una gota de sangre o sudor en la lucha por la soberanía nacional, pero ahora son los dueños de las áreas revertidas, de las juntas directivas, de los negociados, y demás usufructos de la vía interoceánica. Por supuesto que no niego que el canal aporta importantes dividendos al fisco, y estoy de acuerdo con mantenerlo al margen de la politiquería panameña, pero, a dichas sumas aportadas se les pierde la pista al entrar al tesoro nacional y con los grandes desfalcos que se han dado en nuestro país y por los cuales nadie rinde cuentas porque en Panamá reina la impunidad, como que no se siente el gran efecto de la vía interoceánica en la mayoría de familias panameñas que no gozan de dicha prosperidad que produce el canal.
Bueno, que siga la fiesta, y la danza de los millones, y solo espero que no repliquemos el caso venezolano de PDVSA acá, y terminemos en el despeñadero por basar el sistema panameño en usufructo y explotación para beneficio exclusivo de un minúsculo y privilegiado grupo de oligarcas elitistas, mientras el grueso de la población sufre la desigualdad, marginación, y el alto, implacable e insostenible costo de la vida.
Saludos cordiales,
Erick Simpson Aguilera.