Por: Erick Simpson Aguilera
Leyendo los comentarios en foros y redes sociales respecto al anunciado tren Panamá / David, el cual se encuentra en fase de estudio para determinar las posibles rutas, impactos medioambientales, demanda, costo/beneficio, etcétera, observo opiniones bien argumentadas a favor y en contra -lo cual es lógico-, así como opiniones viscerales, conspirativas, y radicales, de lo más variopintas, pero con el denominador común de descalificar el proyecto en cuestión.
Así las cosas, he leído la preocupación de muchos ciudadanos respecto al endeudamiento en que incurrirá Panamá con China para financiar el tren; a la poca demanda en cuanto a pasajeros se refiere, lo que implicaría otro subsidio gubernamental; y sobre la necesidad de priorizar otros temas que consideran más importante solventar que el tren, como son la educación, salud, vivienda, etcétera. También he leído la alegría que ha producido en muchos interioranos que al fin una obra de gran magnitud los incluya como beneficiarios principales.
Sobre dicho particular, comienzo por señalar que, respeto todas las opiniones y más aquellas que son respetuosas, bien argumentadas, y que nacen de una genuina preocupación e interés por el uso dado a las finanzas públicas que en teoría les pertenecen a todos los panameños.
Dicho eso, opino que, Panamá es todo el país desde Chiriquí hasta Darién y las islas; no solo la capital; y para ser más específico: no solo las riberas del canal. Digo esto porque nos ha influenciado tanto a los panameños el tema del canal -lo cual es entendible comoquiera que el mismo ha definido e impactado nuestro destino como nación en gran manera- que, vemos como un desperdicio invertir sumas astronómicas de dinero en aquellas regiones del país que están fuera de la moderna metrópoli rodeada por las aguas del canal, y adornada por una hermosa Cinta Costera.
Por dicha visión miope que gira en torno exclusivamente al centro de la capital, es que hemos postergado el desarrollo de las vulnerables provincias y comarcas, no obstante, el auge económico experimentado por Panamá desde hace más de una década, durante la cual hemos liderado el crecimiento económico en el continente americano, sin que los frutos de dicho boom económico hayan llegado a nuestros hermanos del “otro Panamá” que siguen al margen de dicha prosperidad económica.
Me pongo en el lugar de los hermanos interioranos y enhorabuena por ellos porque sin lugar a dudas, su economía se beneficiará por el tren en cuestión, toda vez que, Panamá es un país pequeño, ergo con un tren de alta velocidad se acortarán tanto las distancias que, muchos que hoy en día sufren desempleo, podrán optar por una plaza de trabajo en la capital que es donde se mueve la economía nacional.
Además, aumentará el turismo interno porque muchos capitalinos se animarán a visitar las provincias activando el consumo local, y trasladando así, el flujo de dinero hacia otras zonas afuera de la capital que también son parte de Panamá, ergo tienen derecho a beneficiarse del auge económico que experimenta la nación.
En cuanto al endeudamiento público se refiere, entiendo la preocupación que algunos expresan, y quienes siguen mi blog son testigos de que éste es un tema al que le doy seguimiento todos los años. Sin embargo, considero que, vale la pena endeudarse a favor de nuestros hermanos del interior para conectarlos e integrarlos al desarrollo y movimiento económico de la capital.
Yo soy capitalino (hijo de colonense y coclesana, pero nacido y criado en la capital), pero si de mí dependiera, no solo conectaría a Panamá con David, pero también a Darién y Bocas del Toro que son dos provincias abandonadas, marginadas y deprimidas que solo ven el desarrollo y crecimiento económico desde lejos como si no fueran parte de Panamá.
Recuerdo de niño cuando Colón todavía era Colón que, todos los fines de semana viajábamos mis padres y mis hermanos, hacia allá en tren desde Panamá; disfrutando de la exuberante belleza de la flora y fauna de la ruta interoceánica. Ojalá Dios me permita hacer también, el recorrido en tren desde Panamá hasta Chiriquí.
Con relación a otros temas urgentes en materia educativa, de salud, vivienda, etcétera; no se trata de escoger entre unos u otro. Panamá es un país rico que puede darse el lujo de atender los temas sociales cuyos indicadores nos son adversos, y emprender a la vez, mega proyectos de infraestructura como el que nos ocupa, los cuales son necesarios para el desarrollo de la nación. El asunto es que, muchos asaltantes de cuello blanco y estirpe politiquera, se han dado a la tarea de saquear a la nación en contubernio con empresas foráneas y nacionales corruptas que son dadas a los sobornos y sobrecostos.
Razón por la cual, no se trata de descalificar el tren Panamá / David, como si realizarlo constituiría la causa que nos impida combatir la pobreza, mejorar la educación, cerrar la brecha de inequidad, etcétera. De hecho, una obra de la magnitud de la que nos ocupa, contribuirá a mejorar la calidad de vida de la población interiorana, y por tanto sus indicadores socioeconómicos.
Ahora bien, lo que nos toca como ciudadanos responsables es: darle seguimiento al asunto de manera vigilante para evitar que se den negociados, sobrecostos, coimas y demás artimañas que suelen acompañar a este tipo de proyectos multimillonarios; y exigirles también a las autoridades que, inviertan en educación, salud, etcétera; como corresponde a todo país serio o que aspire a serlo; y máxime en una nación rica como la nuestra que, debiera estar en capacidad de abordar todos estos temas a la vez, si fuéramos gobernados por verdaderos estadistas. En pocas palabras, no hay excusas para descuidar los otros tópicos sociales.
En fin, opino que, no es sabio darle la espalda al desarrollo del país entero, para preservar el negocio de los dueños de buses en detrimento de las grandes mayorías que se beneficiarán con el tren en mención. Si así fuera, no se hubieran construido el ferrocarril transistmico ni el canal de Panamá, para preservar el negocio de los transportistas del Camino de Cruces y de los lancheros del Chagres. Los países crecen y emprenden grandes proyectos basados en los intereses nacionales que beneficien a las grandes mayorías y no solo a grupos minúsculos. En ese sentido, Panamá debe interconectar su geografía nacional, imitando así, lo bueno de las naciones desarrolladas de Europa y Asia que están interconectadas a pesar de sus grandes extensiones de territorio -que no es el caso de Panamá que es una pequeña nación- por medio de trenes bala, lo cual sin duda le dará una nueva dinámica y un cambio positivo e importante a nuestro país.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.