Por: Erick Simpson Aguilera
El Ministerio Público y el Órgano Judicial, pueden acusarse, culparse y responsabilizarse mutuamente por el fiasco del emblemático y de talla mundial, Caso Odebrecht. Sin embargo, los ciudadanos que no entendemos los tecnicismos legales que invocan para tratar de justificar su inoperancia y culparse el uno al otro, hay algo que sí entendemos, a saber, que desde agosto de 2015 el escándalo Odebrecht está en la palestra pública nacional, y desde el 2016 los fiscales brasileños se quejaban de la falta de cooperación de sus colegas del Ministerio Público panameño.
Razón por la cual, cuesta creer que los fiscales nacionales sean tan incompetentes como para no poder armar casos solidos del Escándalo Odebrecht, desde el 2015 hasta la fecha de hoy.
Es importante señalar que, El Ministerio Público pudo investigar desde Panamá -de haber querido hacerlo- el caso que nos ocupa, habida cuenta que, como está ampliamente documentado, la empresa Odebrecht utilizó a nuestro país como centro de operaciones de su red de sobornos, razón por la cual, los fiscales brasileños, suizos, etcétera, solicitaban a sus pares panameños, asistencia judicial sobre el particular.
Además, -como si lo anterior fuera poco-, el Caso Odebrecht está tan documentado por las confesiones y delaciones de los altos ejecutivos de la empresa en cuestión que, no se entiende cómo es posible que, teniendo Panamá a su disposición tanto material probatorio a nivel nacional, y proveniente de Brasil, Estados Unidos, Suiza, España, etcétera, nuestros fiscales y jueces, no pueden hacer justicia como constitucionalmente les corresponde.
¿Será que las autoridades judiciales panameñas están esperando a que vengan los fiscales, jueces y policías de Brasil, Estados Unidos y Suiza a detener y judicializar a los implicados para que les hagan el trabajo completo, el cual su incompetencia que raya en la complicidad no les permite cristalizar?
¿Será que los coimeados que la empresa Odebrecht confesó haber sobornado en Panamá para hacerse con contrataciones públicas son puros fantasmas?
¿Será que ahora sí entendemos los panameños que nuestras instituciones hacen agua y coquetean con el colapso como dejó en evidencia el Caso Odebrecht en el cual ninguno de los tres poderes del Estado se salva?
¿Será que seguiremos haciendo caso omiso del contubernio entre los Órganos del Estado que se archivan mutuamente los casos de corrupción cual si de un pacto de no agresión se tratara?
¿Será que los presidenciables que aspiran a presidir nuestro país tienen una opinión sobre la crisis de justicia que sufrimos y acerca de la impunidad rampante del Caso Odebrecht, u optarán de manera cómplice por guardar silencio y no opinar sobre este tema que es tan crucial para el país, toda vez que, sin justicia no hay desarrollo humano posible, solo tercermundismo?
¿Será que los ciudadanos de este país nos cruzaremos de brazos y permitiremos que un caso de corrupción de talla mundial como el que nos ocupa, sea el descalabro definitivo que nos constituya a la faz del mundo que nos observa, como un país sin ley ni institucionalidad en el cual reinan la corrupción e impunidad?
¿Será que los panameños seremos capaces de tomarnos las calles exigiendo justicia, alto a la impunidad, y que paguen los coimeros y coimeados, o de lo contrario que renuncien todos los fiscales, jueces y magistrados de la corte (funcionario que no sirve, se bota; no se le deja en el cargo para que afecte a 4 millones de panameños), y que una Comisión Internacional de la ONU, realice las investigaciones correspondientes que nuestras autoridades judiciales se resisten a dilucidar hasta las últimas consecuencias, léase, abarcando todos los periodos gubernamentales en que operó la empresa Odebrecht sin excepción ni selectividad?
En fin, ningún país que pretenda ser tomado en serio en el escenario mundial, puede darse el lujo de tener un sistema de justicia agonizante, secuestrado y clasista que no ofrece garantías a las mayorías que pueden perder su libertad sin pruebas fehacientes que los incriminen, mientras a cierto privilegiado grupo político/empresarial lo mantienen al margen y por encima de la ley, gozando de total impunidad y licencia para delinquir; ni de ser referenciado mundialmente como una cueva de ladrones y paraíso fértil de la corrupción, como es la paupérrima imagen y pobre reputación internacional que tenemos hoy día, gracias a nuestro pésimo sistema de justicia que solo es capaz de judicializar a cazadores de iguanas, pero no a peces gordos nacionales e internaciones que hacen estragos en Panamá.
Panameño, despierta y sal a las calles al rescate de nuestro país, sus instituciones y sus arcas públicas que han sido víctima de un saqueo continuo y sistemático, sin que nadie rinda cuentas y pague por lesionar el patrimonio de todos los panameños. Si fracasamos en un caso tan emblemático y de talla mundial que nos mantiene en la mira y bajo el escrutinio de todos los países que observan nuestro accionar u omisión, como es el Caso Odebrecht, después no lloremos ni nos lamentemos cuando surja un Chávez panameño y venezolanicé a Panamá sumiéndonos en el caos socioeconómico e ingobernabilidad política.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
2 pensamientos en “Justicia secuestrada”
analisisburo
Artículo claro de lo que pasó, ocurre y campea en El Istmo.
No contesto hoy el puntual ‘tuit’suyo; porque he de pedirle «respuestas a los actores @asamblea @prensaOJ y @presidenciapan sobre el tema en persona»; cuando de una u otra forma esten frente a mí. DIOS ponga en mis labios las palabras adecuadas, acertivas, y que Ellos no eludan contestar.
…’Bandera Panameña sube, sube hasta perderte en el azul; y luego de volar a la la patria del querube, de flotar junto al velo de la nube; si ves que el hado ciego en los istmeños puso cobardía; desciende al Istmo convertida en fuego, y extingue con febril desasociego; a los que amaron Tu esplendor un dìa !(sic)…’
Saludos.
Yexenia Cárdenas
Yo estoy de acuerdo en unirnos y salir a pelear, nuestro país es un país rico y el pueblo (clase media y pobre) vive de las migajas que tiran los corruptos que tenemos en el pais. Necesitamos reestructurar todo, iniciar de cero, y cómo dice usted en su artículo, el que no hace su trabajo eficientemente, pues a la calle, porque en nuestro bello país se premia la dejadez, la sumisión y la deshonestidad, y ya va siendo hora que dejemos de ser alcahuetas de la delincuencia y la falta de valores y principios morales y éticos.
Vuelvo a implorarle a Dios, que ponga en nuestras mentes La sabiduría para enderezar el camino de nuestro pueblo, ojalá y me escuche.
Mis saludos,