Por: Erick Simpson Aguilera
Buen día apreciados lectores.
Respecto al Caso Odebrecht reconozco que al no ser abogado tengo más preguntas que respuestas. No obstante, el sentido común me lleva a concluir lo siguiente:
1- Es preciso que el Ministerio Publico entreviste al reo confeso que reconoció ante las autoridades de Brasil, Estados Unidos y Suiza, haber pagado coimas a panameños por el orden de $ 59 millones de dólares para hacerse de contrataciones públicas, con la finalidad de que el mismo amplíe su confesión esclareciendo quiénes fueron los beneficiarios de la coima que reconoce haber pagado y cuáles bancos fueron utilizados para llevar a cabo la mal habida transacción.
En virtud de que se trata de una confesión, el Ministerio Publico se ahorra la engorrosa investigación para determinar el delito y el modus operandi, y reitero, solo debe ampliar la confesión en cuanto a Panamá concierne. De modo que, no hay tiempo para excusas ni para dilatar el caso que nos ocupa.
2- El Ministerio Publico debe proceder ya en todos los frentes, a saber: recolectando información en Brasil (a ver si no le pagan con la misma moneda), Estados Unidos y Suiza. Mientras hace las gestiones para la ampliación de la confesión de Marcelo Odebrecht.
3- En caso de que el Señor Odebrecht se resista a cooperar con las autoridades judiciales panameñas por considerarnos una republiqueta bananera corrupta que no pesa como Estados Unidos y Suiza para exigir nada, entonces será menester recordarle cuál es el país de Latam en el cual Odebrecht tiene mayores contratos cuya cartera ronda los 9 mil millones de dólares, y bloquear todos los pagos y contratos hasta que coopere con las autoridades delatando a todos sus compinches (como hizo en Brasil, USA y Suiza) con los que ha hecho de las suyas durante varios gobiernos de diferentes partidos políticos.
4- Como no soy ningún iluso y el poco accionar del Ministerio Publico y la Contraloría en el caso que nos ocupa, del cual han hecho caso omiso negándose a investigar mediante el uso de mil artilugios para evadir la responsabilidad que por ley y Constitución les corresponde, me hace sospechar que tampoco ahora querrán profundizar investigando y ampliando la confesión, no obstante haber reconocido el reo confeso el pago de coimas por el orden de $59 millones de dólares a panameños, pues entonces exhorto a todas las fuerzas vivas del país a que tomemos cartas en el asunto y nos movilicemos para exigir que se sepa toda la verdad respecto al atraco al patrimonio panameño en cuestión.
Y hablo de atraco al patrimonio para aclararles a quienes creen erradamente que las coimas son pagadas con fondos de la empresa en mención que, nada más lejos de la verdad. Las coimas son financiadas mediante sobrecostos y adendas. Razón por la que las obras terminan constándonos el doble de su valor real, lo cual resulta en un asalto a las arcas del Estado, léase en una lesión patrimonial millonaria.
Sí, ya sé que algunos gurús y genios de la fauna política criolla están argumentando que es muy difícil dar con los nombres de los beneficiarios de las coimas porque se usan sociedades anónimas y triangulaciones bancarias para borrar rastros, y también alegan otros que no se debe auditar para no entorpecer las muchas obras que realiza Odebrecht a la sazón el mayor contratista del Estado con una cartera del orden de 9 mil millones de dólares, y demás hierbas aromáticas por el estilo.
Sin embargo, ante una confesión, reitero, solo falta presionar al contratista para que amplíe y revele nombres de los beneficiarios si quiere mantener la relación contractual que de hecho violó con sus malas prácticas, y en lo tocante a la auditorias, las misma se pueden realizar paralelamente sin necesidad de suspender las obras, y esto como auditor que soy doy fe de que es posible, y si los resultados son adversos para la empresa, lo cual es obvio dado que la confesión reconoce el dolo, pues algún mecanismo se buscará para culminar las obras, pero no puede ser que un país esté secuestrado y a merced de la delincuencia nacional e internacional con las excusas baratas de «cuidar» las obras y empleos.
Además, mil veces le advertimos al gobierno que se desvinculara de la empresa Odebrecht para no comprometer al país e hicieron caso omiso otorgándole cuanto contrato de mega obra millonaria licitaron, lo cual dicho sea de paso, me resulta extremadamente sospechoso comoquiera que, me cuesta creer que una empresa dada a las malas prácticas renunciara a las mismas porque llegó al poder “el gobierno más santo” de la historia patria.
No estoy acusando a nadie de nada, pero precisamente por las dudas que tienen su razón de ser dado el historial delictivo de la empresa cuyo dueño está preso y confesando, es menester investigar y auditar hasta el fondo todo lo actuado por la empresa Odebrecht desde que llegó a Panamá hasta la fecha (incluidas la línea 2 del metro, y la renovación de Colón, etc.), toda vez que el gobierno de turno no tiene corona, no está por encima de la ley y tiene el deber de rendir cuentas aunque se encuentre en el poder, es decir, no tenemos por qué investigar solamente a los gobiernos pasados y darle un voto de confianza al actual. Los bienes del Estado se administran transparentemente y todos los gobiernos, entiéndase, pasados y presente, tienen la obligación de rendir cuentas sobre el uso dado a los mismos.
El tema es quién investiga y audita a los gobiernos pasados y presente en un país extremadamente presidencialista, con una institucionalidad maltrecha y nula independencia judicial. Por eso se resisten todos los partidos políticos a la constituyente, para que el país carezca de instituciones funcionales y quede expuesto a empresas como Odebrecht y sus secuaces criollos. El asunto es bien critico porque desnuda el fracaso del colapsado sistema político panameño que está diseñado para que reine la corrupción, y por eso el mundo nos trata como lo que somos, un país proclive a la corrupción que está presente en los principales escándalos internacionales. Por mucho menos en Guatemala el pueblo se lanzó a las calles a poner orden y adecentar a su país de la podredumbre política.
5- ¿Será que podemos los ciudadanos panameños explorar y exigir al gobierno una alternativa judicial estilo La Comisión Internacional Contra la Impunidad de Guatemala, en virtud que sabemos que las autoridades judiciales convencionales están contaminadas y carecen de credibilidad?
En fin, los que se oponen a que se deslinde a cabalidad el caso que nos ocupa, para mí es como si ellos mismos se estuvieran inculpando y confesando ser participes del dolo, comoquiera que el que no la debe no la teme. Así las cosas, no esperemos panameños que la clase política exija transparencia en éste caso toda vez que no se suicidarán investigándose; porque tal parece que hay mucha gente de poder de todos los partidos implicada en estos hechos y no quedará títere con cabeza en las altas esferas si se deslinda toda la trama como corresponde.
De modo que, nos toca a los ciudadanos de la sociedad civil organizada, gremios, asociaciones, iglesias, campesinos, indígenas, profesores, estudiantes, médicos, enfermeras, empresarios, trabajadores, profesionales, y ciudadanos de a pie, empujar y presionar en las calles para que se sepa toda la verdad, porque me temo que los $59 millones de dólares en coima son solo la punta del iceberg, y que asuman las consecuencias quienes se les compruebe haber saqueado el patrimonio panameño.
Llegó la hora pueblo panameño de decidir si seguiremos siendo una corrupta republiqueta bananera usada como cueva por la delincuencia nacional e internacional, o si tomamos cartas en el asunto para rescatar y adecentar a nuestro país.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.