Por: Erick Simpson Aguilera
«Yo me debo al pueblo que tiene poco, mucha fe, esperanza y vida familiar». «Yo no me debo al pueblo que lo tiene todo y lo critica todo». Palabras del presidente Juan Carlos Varela en respuesta de los cuestionamientos acerca de su viaje de carácter religioso a Polonia.
Declaraciones confusas y contradictorias que merecen un análisis y una corrección.
1- ¿Qué se supone que significan las citadas expresiones del presidente Varela?
2- ¿Será que no entiende que él es el presidente de 4 millones de panameños independientemente de si muchos de ellos lo critican o no, y no solo el presidente de los que lo alaban, aplauden o callan?
3- ¿Será que no se percata que semejantes afirmaciones que dividen el país hacen dudar de su capacidad para ejercer el cargo con sabiduría y ciencia como lo haría un verdadero líder que unifica a la nación en lugar de sembrar divisiones?
4- ¿Será que pretende invocar una lucha de clases entre los que tienen poco contra los que tienen mucho al estilo populista de algunos presidentes demagogos de la región que coquetean con el totalitarismo?
5- ¿Será que por criticar al presidente Varela pierdes tus derechos ciudadanos y por ende tienes que resignarte a no contar con el gobierno porque según el presidente él solo se debe a los panameños que no critican?
6- ¿Será que el presidente Varela no se ha enterado que existe un derecho humano consagrado a nivel mundial conocido como la libertad de expresión y que dicha libertad abarca el derecho de criticar al gobierno y a los funcionarios públicos que no cumplan con las expectativas de los ciudadanos que pagan sus grandes salarios?
7- ¿Será que estamos entrando en una etapa de hipersensibilidad gubernamental hacia la crítica en la que el gobierno hará diferencia entre panameños dóciles pro oficialismo, mientras satanizará y descalificará como sediciosos, malos panameños o ciudadanos de segunda clase a aquellos que se muestren críticos contra las acciones o inacciones del gobierno?
Así las cosas, sería bueno que el presidente Juan Carlos Varela le explicara a la ciudadanía qué se supone que quiso decir, porque sus afirmaciones no le hacen ningún bien al país que de por sí va en picada en muchos rubros desde que comenzó el actual gobierno que dicho sea de paso, es muy dado a hacer turismo a costa del Estado mientras el país arde en diversos temas que precisan soluciones. Si a estas desafortunadas declaraciones les sumamos el reciente amago de censura a las redes sociales y medios digitales mediante la fallida ley del olvido que buscaba controlar los medios y acallar las críticas, tenemos razones suficientes para preocuparnos por un gobierno que parece no tolerar las criticas y que divide el país entre ellos (los dóciles que callan y aplauden) y nosotros (los críticos).
En fin, procedo a corregir con todo respeto lo expresado por el presidente Varela porque tal parece que el gobierno no tiene claro aún el concepto de libertad de expresión, ni lo que implica gobernar una nación donde no todos lo aplaudirán:
Los panameños tenemos derecho a expresar nuestro malestar si sentimos que se exagera con el tema religioso (turismo sacrosanto) en un país que se supone es laico, si sentimos que el costo de la vida continua in crescendo, si sabemos que la educación panameña está herida de muerte, si no vemos acciones convincentes para erradicar la pobreza y cerrar la pronunciada brecha de desigualdad, si nos sentimos preocupados por el incremento incesante de la deuda pública, si consideramos que el control de precios es un fracaso, si sentimos que el país está paralizado -quizás en retroceso-, si nos sentimos abrumados por un gobierno incapaz que ni siquiera puede recoger la basura que inunda a toda la nación cual si ésta fuera un chiquero, si consideramos que el gabinete es extremadamente lento y la Asamblea de diputados da vergüenza, si sentimos que la justicia es selectiva y clasista, si nos sentimos defraudados y burlados en el tema constitucional, si vemos que todos los contratos se los gana Odebrecht, si la ley de contrataciones públicas el gobierno es incapaz de reformarla adecuadamente para inhabilitar a los corruptos, y una larga lista de etcéteras, y ninguna de esas críticas nos convierten en malos panameños, en pesimistas, ni en ciudadanos de segunda clase, todo lo contrario, eso se llama hacer patria, no ser conformistas, ser ciudadanos responsables que ejercen su ciudadanía de manera vigilante, y aspirar a vivir en una nación decente.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
PD: Avísenme si vivimos en una dictadura donde se criminaliza la libertad de expresión y no me había enterado, para exiliarme de una vez.