Por: Erick Simpson Aguilera
«Jajaja, un teórico de la conspiración», le decía el borrego a carcajadas al resto del rebaño mientras señalaba al león que ni los determinaba.
Otro de los borregos de la manada respondía al rebaño, “Es cierto, ese es uno de los fanáticos del que nos habló el lobo cuando nos dijo que es ridículo creer en las teorías conspirativas de esos leones fantasiosos”.
Así las cosas, todos los borregos se burlaban del león con aires de grandeza intelectual cual si con descalificarlo en su propia cara -mientras éste seguía impávido ignorándolos como si no existieran- tildándolo de teórico de la conspiración, los hiciera a ellos (los borregos) superiores y miembros de la manada con la falsa sensación de pertenencia y seguridad que les daba ser parte del rebaño.
Mientras todo esto acontecía un león joven que observaba desde la esquina se le acercó al león del que festinaba la manada de borregos y le propuso que entre los dos devoraran al rebaño y de paso a su líder y falso pastor el lobo feroz, para que aprendieran a respetar la fuerza y superioridad felina, a lo que el león mayor le respondió:
“No tengo tiempo para desviarme de mi objetivo por las opiniones de un rebaño de borregos que creen ciegamente en lo que les dice el lobo mientras éste los dirige directo al matadero y tampoco me interesa devorar al lobo ahora mismo porque aún no ha llegado su hora, pero ya le llegará el momento de que ajustemos cuentas”.
Desconcertado ante lo expresado por el león mayor, el león joven preguntó, ¿Y cuál es tu objetivo primordial tan importante como para pasar por alto ésta ofensa y desperdiciar la oportunidad de una gran batalla contra el lobo y su rebaño de borregos que no son rivales para nosotros?
El león mayor guardó silencio, y al rato le contestó, “Mi guerra es contra ángeles caídos, así que no me interesa y me resulta irrelevante lo que opinen sus esclavos humanos, a saber: los lobos y sus borregos. Yo voy directamente a atacar al tronco, no a sus ramas secas de las que se encargará el mismo viento cuando caiga el tronco al que derribaré con todo mi ímpetu y fuerza.
A lo que el león joven respondió: “Es cierto, tienes toda la razón; me uno a tu lucha si me lo permites”, y ambos siguieron su camino pasando de los ilusos borregos y su crecido líder el lobo feroz.
Moraleja: El ser humano fue creado con un libre albedrio, de modo que el que quiera ser ciego que lo sea; el que quiera apelar a la burla demostrando su escaza capacidad intelectual, allá él; y el que quiera ser guiado por pseudo lideres renunciando a su propio criterio porque teme pensar e investigar por sí mismo y prefiere que otro le señale el camino y le diga en qué creer o no, está en su derecho de actuar cual borrego que teme ser individual e independiente porque eso significaría dejar de ser parte del rebaño y nada los atemoriza más que la independencia porque actúan en base a la psicología de las masas y presión de grupo cual esclavos sin identidad que están encadenados mental y espiritualmente.
Así las cosas, precisamos concentrarnos y enseñarles a quienes tengan hambre y sed de aprender; a quienes son de naturaleza curiosa, rebelde e independiente; a quienes están dispuestos a dudar de lo que le enseñamos e investigan por si mismos para verificar la veracidad o falsedad de nuestros postulados; a quienes conocen su fuerza y no se someten ni se conforman con ser parte de una manada de borregos que aplauden cual focas a todo lo que digan sus amos los lobos que son quienes los esquilman y dirigen al despeñadero; a quienes saben que están destinados a grandes cosas porque son imagen y semejanza del Altísimo y no un accidente de la naturaleza destinados a la extinción por medio de la muerte, sino a la vida eterna que trasciende a la dimensión de espacio tiempo; y a quienes tienen estirpe de león y por tanto pueden entender cuando se les explica y seguir con convicción por el camino trazado para los valientes.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.