Por: Erick Simpson Aguilera
“Hay una situación muy puntual que algunos ministros plantearon, que era el artículo que se quería incluir afectaba no a uno o dos, sino a más de 12 o 14 contratistas del gobierno, de medicina, de tecnología, de finanzas que han sido sancionados en otros países; entonces no era una decisión fácil. Yo sí, inclusive hasta consensué proponer un artículo que cumpliera con esas aspiraciones de esos sectores de la sociedad; el tiempo se acabó, pero yo creo que el debate sigue abierto”. Palabras del Presidente Juan Carlos Varela, respecto a la aprobación de la ley de contrataciones públicas.
A veces reflexiono acerca de la gran responsabilidad que conlleva desempeñar el cargo de presidente de la nación que es una tarea muy difícil y me imagino que en extremo estresante y desgastante. También medito en mi propia situación y en cómo cuando la vida nos golpea por varios frentes a la vez, uno siente que naufraga. Imaginen entonces lo difícil que debe ser tomar decisiones por 4 millones de panameños. Razón por la cual respeto al presidente actual y a los anteriores en virtud de que no es fácil satisfacer diversos intereses de los más variopintos.
Dicho eso, señalo que el criterio para priorizar tantos intereses cuando existen dudas de qué decidir, debe ser elegir aquello que beneficie a las mayorías de la patria, léase escoger el bien común antes que el particular. Sin embargo, con todo respeto, considero que el presidente Juan Carlos Varela está haciendo precisamente lo contrario al priorizar los intereses de 14 empresas extranjeras condenadas por corrupción en el exterior, en detrimento de la imagen de Panamá que hoy por hoy no es la mejor.
Sinceramente me cuesta creer que el presidente Varela dijo lo que dijo respecto al caso que nos ocupa, y repito el video una y otra vez sin dejar de sorprenderme por sus declaraciones que resultan una suerte de confesión de que el Estado panameño está contratando a una gran cantidad de empresas condenadas por corrupción en el exterior, lo cual aunque el presidente lo reconozca con gran naturalidad como si no fuera nada, a oídos de países serios que velan por las mejores prácticas y combaten la corrupción, suena a esperpento propio de naciones atrasadas del tercer mundo cuya institucionalidad está maltrecha y coqueteando con el descalabro.
Corríjanme si me equivoco porque quizás no entendí bien lo expresado por el presidente Varela, pero, si el artículo de la ley de contrataciones públicas mediante el cual se buscaba inhabilitar a las empresas que hayan sido condenadas por corrupción en el exterior no se incluyó en la mencionada ley porque según el presidente Varela afectaba a 14 contratistas, debo entender entonces que las afectaría no por ser empresas decentes, sino porque dichas empresas han sido condenadas por actos dolosos allende nuestras fronteras, entiéndase por ser empresas corruptas, lo cual habla muy mal del Estado panameño que en lugar de cercenar una ley tan importante sacrificando la transparencia para no afectar a semejantes empresas en detrimento de la imagen de Panamá que está devaluada mundialmente por los Panamá Papers, lo que debería hacer es auditarlas para determinar si también en Panamá han cometido algún delito de corrupción.
No sé, quizás soy un exagerado, pero como panameño que he vivido en países desarrollados donde existen estándares de transparencia, se persigue la corrupción y la justicia funciona, las cosas surrealistas que suceden en Panamá y la manera frívola de expresarse de las autoridades, me desconciertan y por eso a veces escribo artículos fuertes que reflejan la gran frustración que tengo por nuestro país que se resiste a salir del oscurantismo. En honor a la verdad, me pregunto si llegó el momento de emigrar otra vez porque esto no lo arregla nadie y lo que viene es el despeñadero. Qué decepción y tristeza.
En fin, exhorto con todo respeto al presidente Juan Carlos Varela que señaló que el debate sigue abierto, a que vete parcialmente la ley de contrataciones públicas para perfeccionarla en lo tocante al artículo que inhabilita a las empresas que hayan sido condenadas por actos de corrupción en el exterior, demostrando así que él como máxima autoridad del Estado panameño, defiende los mejores intereses de la patria, y no los intereses de 14 empresas extranjeras corruptas.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.