Por: Erick Simpson Aguilera
Cuando uno piensa que lo ha visto todo en la fauna política panameña, llega el partido panameñista con gran inventiva y creatividad a demostrarnos que aún no hemos visto nada.
Los que hemos sido alguna vez en la vida funcionarios públicos conocemos cómo se manejan quienes administran el Estado; los privilegios de que gozan cual si fueran una suerte de realeza tropical de nuestra banana republic; de los abusos y tropelías que cometen; y una larga lista de etcéteras que tomaría mucho espacio listar. Sin embargo confieso que esto de las mascotas con escoltas es nuevo para mí y no tenía ni idea de que el nepotismo había logrado tamaño alcance hasta incluir a otras especies. Felicidades al partido panameñista por tan magno logro.
Sé que muchos panameños que no han pasado por el sector publico quizás tendrán una vaga idea de cómo opera ese inframundo politiquero, pero solo quien ha pasado por ahí sabe a ciencia cierta de los privilegios de que goza la especie politiquera, los cuales reitero no listaré pero menciono algunos, a saber, derecho a usar la cuadrilla de equis institución y los materiales de la misma para construir casas para altos funcionarios y sus familiares; comprar equipo informático con fondos del Estado para uso familiar; utilizar una oficina pública como despacho para actividades de índole privada, lo que se traduce en un negocio redondo comoquiera que dichos funcionarios devengan altos salarios por los cuales no trabajan, y al mismo tiempo siguen con sus actividades privadas a cero costo desde las instalaciones del Estado; gasolina gratis; alquiler de autos lujosos; planillas brujas, léase botellas; pirámide laboral, es decir, nombran a personas con altos salarios pero el funcionario debe entregar gran parte de su salario quincenal a su padrino político; analfabetos funcionales con grandes salarios que doblan y triplican a los sueldos de los técnicos que en realidad realizan el trabajo; viáticos, dietas, becas y viajes a costa del Estado; embotellar al personal domestico de tu hogar como funcionario público para ahorrarte el dinero del salario; y demás artimañas por el estilo.
Razón por la cual no me espanta el tema del famoso canino con guardaespaldas de nombre “Gucci”, pero si me sorprende reitero, la originalidad del partido panameñista para innovar en sus escándalos con variantes nunca antes vistas, como el caso de los duro dólares en el gobierno de Moscoso, y el caso que nos ocupa en la actualidad, léase, el de la mascota con escoltas.
Bromas y memes aparte, aunque el tema en cuestión parece una trivialidad, jocoso y muy folclórico de nuestra fauna politiquera, el mismo constituye un síntoma muy grave de la enfermedad que sufre la institucionalidad democrática panameña, toda vez que, se resiente la población que tiene que enfrentar por sus propios medios la ola de inseguridad que vive el país, mientras observan cómo no solo los funcionarios, pero también sus mascotas, cuentan con un servicio de escoltas. Sí, yo sé que todo esto suena muy loco y surrealista, pero es lo que hay, a saber, un pueblo rifándose la vida por la inseguridad, mientras “la realeza” y sus mascotas cuentan con protección del Estado y por ende pagada con nuestros impuestos.
Por otra parte, el hastío de la población hacia los gobernantes y la clase política en general sigue in crescendo cuando escuchan las excusas baratas de los defensores de lo indefendible que son los mismos que en oposición se rasgan las vestiduras y se dan golpes de pecho como si fueran los paladines de las buenas prácticas y la transparencia, pero ahora en gobierno tratan de justificar exabruptos como el que nos ocupa.
Así es, y termino aclarándoles a los politiqueros de doble estándar, de doble discursos, los cuales usan una careta como opositores y cuando son gobierno se quitan las mascaras y muestran el cobre que, no se trata de una competencia por ser menos corruptos que el anterior gobierno; que el hecho de que hemos tenido gobiernos mega corruptos no les da licencia a ellos para seguir con las mismas tropelías pero a menor intensidad como si hubiera grados de tolerancia a la corrupción, al mal uso de los recursos del Estado, y a las malas prácticas en general. Entiéndanlo bien señores politiqueros, después de lo visto el pasado quinquenio, el pueblo panameño está en tolerancia cero a las malas prácticas. De manera que, no basta conque los escándalos de éste gobierno sean menos graves que los de la pasada administración.
Así las cosas, el presidente de la Republica tiene dos opciones, a saber, erradicar estas acciones deleznables como prometió en campaña que haría, o faltar a su promesa, palabra y compromiso, aupando las malas artes que ya forman parte de la cultura politiquera panameña.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.