Por: Erick Simpson Aguilera
Como si la debacle institucional sufrida en el quinquenio pasado fuera poca cosa, los “honorables” padrastros de la patria pronuncian aun más la crisis institucional que padece el país al legalizar la impunidad por medio del proyecto de ley 214 (ley súper blindaje) que supuestamente busca corregir la corrupta ley 55 conocida como ley blindaje, pero en realidad constituye una burla y desafío a todos los panameños, comoquiera que en lugar de corregir los fueros y privilegios inconstitucionales de la mencionada ley 55, la nueva ley súper blindaje, reitero, acrecienta la impunidad de los tres poderes del Estado.
Así las cosas, hago hincapié en lo mencionado en otros artículos, a saber: que el sistema político panameño no funciona; que la supuesta separación de poderes es una farsa; que los Órganos del Estado no cumplen su función autónoma, independiente y de contrapeso, pero en contubernio se organizan para impunemente burlarse del resto de los panameños dando a entender que tienen derechos superiores a nosotros, y que pueden manejar nuestro patrimonio nacional a su antojo y sin rendir cuentas, toda vez que, las diferentes leyes blindajes con que se escudan pisoteando la Constitución, son su garantía para seguir perpetuando el corrupto sistema que constituye su modus vivendi.
Da vergüenza que mientras en Guatemala el expresidente Otto Pérez Molina en pleno ejercicio de sus funciones presidenciales, haya sido obligado a dimitir y a someterse a la justicia, gracias a la presión ciudadana del hermano país que ha demostrado cero tolerancia con la corrupción por más encumbrados que sean sus perpetradores, en Panamá gracias al corrupto sistema que blinda a los politiqueros, el hambre y sed de justicia de la ciudadanía se vean frustradas.
A propósito, el caso de corrupción que le costó el puesto al expresidente Pérez Molina de Guatemala, a saber, la estructura denominada «La Línea», cuyos cargos son por delitos de asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera, son en buen panameño, chicha de piña comparados con los grandes atracos acaecidos en Panamá que son supuestamente del orden de los miles de millones de dólares, y sin embargo nuestro vergonzoso sistema de justicia sigue empantanado sin poder deslindar dichos atracos y seguirá estándolo si experimentos nefastos como el proyecto de ley 214, léase, la ley súper blindaje, es sancionada por el presidente de la republica.
En fin, tenemos un país cuyos magistrados de la Corte no gozan de la confianza de la ciudadanía toda vez que, sobre algunos de ellos pesan denuncias muy graves que la Asamblea Nacional de diputados se niegan a tramitar en justicia, como si debiéramos conformarnos con los 2 casos que si atendieron; un país en el cual no pocos de los diputados reelectos manejaron partidas circuitales millonarias sin rendir cuentas del uso dado a dichos fondos que rondan los 406 millones de dólares, acerca de los cuales la Corte se niega a investigar; un país que se irá al despeñadero si el Órgano Ejecutivo, léase, el Presidente Juan Carlos Varela se hace partícipe (cómplice) de ésta burla institucional al legalizar la impunidad a través del nefasto proyecto de ley súper blindaje 214, sancionando dicho esperpento jurídico como ley de la republica.
De modo que, el exabrupto jurídico en cuestión debe ser vetado por el bienestar de la patria y la paz social de sus ciudadanos.
Finalizo exhortando a todos mis hermanos/as panameños/as a que nos mantengamos vigilantes del rumbo que toma la estafa en cuestión, y procedamos en consecuencia, aplicando para los efectos, el activismo y presión ciudadana utilizados por nuestros hermanos guatemaltecos, demostrando así que también a los panameños nos corre sangre por las venas y que no somos una manada de borregos serviles que permitiremos que el saqueo del erario público y la impunidad prosperen en Panamá cual si fuéramos una vulgar aldea o una finca privada de un grupito de corruptos cuyo hábitat es precisamente el caos y la debilidad institucional, y de allí que se nieguen a adecentar el país, a fortalecer sus instituciones, a promover la transparencia y la rendición de cuentas, y que por el contrario pronuncien aún más la crisis con leyes nefastas e inconstitucionales, y satanicen la constituyente alegando que nunca es ni será el momento propicio para llevarla a cabo .
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.