Por: Erick Simpson Aguilera
El lobo disfrazado de oveja pastoreaba al rebaño sin que éste se percatara de su verdadera naturaleza feroz y homicida.
El rebaño de borregos consentía con el liderazgo del lobo; se sentían protegidos por él; y lo amaban con el alma.
El magnetismo del lobo para cautivar a las masas de borregos con su encanto y palabras infladas era tal que, las multitudes harían sin titubear lo que fuera que les pidiera éste pseudo líder que los tenía prácticamente hipnotizados cual esclavos y robots.
Hasta que un buen día, del rebaño de las ovejas surgió un profeta cuya visión era tan clara y profunda que el engaño del lobo no surtía efecto alguno en él.
Éste vidente se dio a la tarea de quitarles las vendas de los ojos al rebaño de borregos revelándoles la verdadera naturaleza asesina de su líder el lobo feroz, y «les hizo entender» que la senda por la cual los guiaba el impostor no conducía a un lugar de delicados pastos y aguas cristalinas como les había prometido, pero que el fin de ese camino era el matadero.
La revelación desvelada por el vidente causó gran impacto y conmoción en el rebaño de borregos que se resistía a creer que su amado líder sería capaz de tal atrocidad en contra de ellos.
Razón por la cual el vidente tuvo que elaborar un nuevo plan que dejara en evidencia al farsante, el cual ejecutaría en la próxima asamblea que celebraría todo el pueblo dirigidos por su líder engañador conocido entre sus colegas como el lobo elocuente.
Llegó el día de la festividad con todo el rebaño reunido y cuando el lobo daba su elocuente discurso el vidente se acercó a él con sigilo y le quitó la máscara ante la vista de todos.
Con la estremecedora evidencia de la verdadera naturaleza del líder maligno a la luz pública, el pueblo pegó el grito al cielo y exclamando con gran espanto huyeron hacia un refugio en donde llenos de miedo, pavor y terror se ocultaron del farsante líder.
Pasados tres días el rebaño medio recuperado del espanto tramó un plan para lidiar con su nueva realidad que los hacía sentirse vulnerables y expuestos cual ovejas sin pastor que ahora eran. Razón por la cual invitaron al vidente a una fiesta al refugio para agasajarlo por el gran bien que les había hecho al desenmascarar al falso pastor, y escoger en consenso a un nuevo líder que los pastoreara para que las aguas volvieran a sus cauces.
Así las cosas, el vidente llegó a la fiesta en su honor con todo el rebaño recibiéndolo con alegría, vítores, y palmas. Cuando de pronto salió de entre la multitud el lobo feroz embistiendo con gran fuerza al vidente quien cayó presa de su violencia, y sucumbió muriendo al instante ante la mirada extasiada de todo el pueblo de borregos que celebraba su caída con gran júbilo y gritos de victoria y loores en honor a su «triunfante» líder el lobo elocuente, porque habían conspirado con él para tenderle una trampa al vidente y acabar con su vida por haber tenido la osadía de perturbar su comodidad de la cual gozaban bajo el liderazgo de su amado impostor quien siguió pastoreándolos y guiándolos directo al matadero como siempre lo había hecho, y donde más temprano que tarde le daría el jaque mate al rebaño entero.
Moraleja: Existen pueblos tan aborregados que no soportan la realidad por la responsabilidad que ésta conlleva y porque no les gusta hacerse cargo de su propio destino. De modo que, una buena dosis de realidad los perturba y los deja fuera de base. Motivo por el cual, se sienten cómodos en su zona de confort desde la cual un pseudo líder piensa, decide y ejecuta por ellos, y no dudarán en descalificar, satanizar y atacar a todo aquel que trate de abrirles los ojos.
En fin, cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Lo que no implica que no surgirán profetas y lideres que cuestionen el corrupto sistema aun a expensas de sus propias vidas, logrando sembrar la buena semilla en aquellos destinados a no ser parte de la manada extraviada.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.