Por: Erick Simpson Aguilera
Muy buen día, estimados lectores.
En esta ocasión quisiera compartir con ustedes mis apreciaciones respecto al equipo de espionaje adquirido por el pasado gobierno, cuyo paradero supuestamente se desconoce hoy por hoy.
En primera instancia, destaco que, si el hecho de que un gobierno viole derechos humanos fundamentales de sus ciudadanos como lo es el derecho a la intimidad, ya de por sí es bastante grave, y coloca a dicho Estado en una categoría de dictadura al margen del derecho internacional, que dicha violación a la privacidad ciudadana sea realizada por un grupo de particulares que mantienen en su poder el peligroso equipo de espionaje extraviado, es mucho más grave aún y constituye un caso de seguridad nacional y hasta podría calificarse como terrorismo.
Sobre dicho particular, el Artículo 12 de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas señala lo siguiente:
«Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.»
Según la RAE, la definición de privacidad es la siguiente:
Privacidad: Ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión.
Dicho lo cual, y aunque resulte obvio por más que algunos no lo tengan claro, el derecho a la intimidad está consagrado universalmente como un derecho humano fundamental, y el país que no se ciña a dicha disposición, ya sea porque viola la privacidad de sus ciudadanos sin recurrir a los mecanismos legales para hacerlo, o porque negligentemente permite que un grupo de forajidos particulares espíen a un país entero con un equipo comprado con nuestros propios impuestos, difícilmente podría considerarse como un país serio que se rige por el derecho internacional, y más bien califica como una suerte de finca secuestrada, o una república bananera donde nadie puede sentirse a salvo, ni confiado de que sus derechos serán respetados y protegidos por la ley.
Mientras en Colombia la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado (asilada en Panamá), es solicitada por la justicia debido a delitos de seguimientos (interceptaciones telefónicas) contra magistrados, opositores, periodistas y defensores de derechos humanos, en Panamá, que se violen estos mismos derechos a la privacidad por medio de interceptaciones telefónicas, hackeo, captura de audio, etcétera, no tiene mayor repercusión, es visto como algo casi normal, inofensivo, irrelevante, folclórico, y anecdótico. Qué vergüenza.
Sinceramente, cuando observo las cosas inverosímiles que suceden en Panamá, un país que se jacta de estar cerca del desarrollo, me quedo sorprendido y me da la impresión de estar viviendo una película de ciencia ficción mezclada con tragicomedia y terror. Cómo es posible que se extravíe tamaño y tan peligroso equipo de espionaje con facultad de violar la privacidad de 4 millones de panameños, y de vulnerar temas confidenciales del propio gobierno, y lo único que escuchamos de las autoridades son ruegos tímidos para que dicho equipo sea devuelto.
Acaso en este país no hay investigadores con la capacidad de dar con el paradero de dicho equipo; será que aquí no existen leyes que obliguen a las autoridades del gobierno anterior a explicar el rumbo que tomó el equipo en cuestión cuya responsabilidad estaba bajo su cargo; acaso no sabemos quiénes son los sospechosos principales de haberse apropiado de esa suerte de arma contra la intimidad ciudadana y la seguridad del Estado.
Basta de suplicas; es hora que el gobierno por el cual votamos por considerarlo capaz de atender este caso y muchos otros más, nos garantice a los ciudadanos nuestro derecho a la intimidad, y si tienen que tumbar puertas, allanar, o hacer lo que legalmente corresponda para volver el país a la legalidad y la paz, pues toca hacerlo sin titubear, y si no se sienten capaces de hacerlo, que busquen la ayuda o asesoría de un organismo internacional con las agallas y capacidad de ponerle coto a este asunto.
Si los ciudadanos nos cruzamos de brazos, no nos incomodamos, y guardamos silencio ante la violación de nuestro derecho humano a la privacidad, ya sea que éste sea violado por un gobierno equis, o mucho peor aún, por un grupo de particulares, el día de mañana seremos despojados de todos nuestros otros derechos y quedaremos cual rehenes a merced de un grupo al margen de la ley que no respetará ni siquiera la vida humana, convirtiéndonos en el próximo México.
De manera que, exijamos que este tema sea resuelto lo antes posible con acciones concretas y contundentes por parte del gobierno que es quien goza de jurisdicción y poder para garantizar las vidas, honra y bienes de los ciudadanos. De lo contrario, si se le sigue dando largas a este tema, quedará en evidencia que Panamá carece de un Estado de Derecho, ergo, es un país que se maneja en la ilegalidad; estaremos indefensos e inseguros; y se confirmará el secuestro de un país entero que ha sido postrado por un grupo con capacidad de vulnerar la privacidad de todos, incluida la del propio gobierno (terrorismo), lo que constituiría la antesala de un Estado Fallido.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
Isaías 54:17: Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.