Por: Erick Simpson Aguilera
Allá están, dispersos en la llanura cual ovejas sin pastor, a merced de cualquier depredador; serán presas fáciles para nosotros; le dijo desde la cima de la colina el político ladrón a su cómplice, el cual se frotaba las manos imaginándose los despojos que recogería de esta rapiña.
Asaltémoslos a una hasta despojarlos de todos sus bienes materiales y sueños por un futuro mejor; asegurémonos de que nuestro atraco sea de tal contundencia que, queden en servidumbre para siempre, desmoralizados, sin fuerza de voluntad para luchar, y resignados a su suerte, continuó diciéndole el político ladrón conocido como Don Corrupto, a su infame cómplice quien asintió y respondió, hagámoslo.
Ahora verás al máximo depredador en acción, al rey de la cadena alimenticia, al ladrón supremo despojar a sus víctimas con tal maestría que estas pensarán que soy su benefactor, su proveedor, y amigo; y engañados me amarán al punto de idolatrarme cual si yo fuera un Robin Hood; riéndose jactanciosamente le comentaba Don Corrupto a su cómplice que extasiado sonreía pensando para sus adentros, cómo me gustaría ser algún día, un hombre de “éxito” como lo es Don Corrupto.
Así como lo planearon, lo hicieron, logrando el golpe de sus vidas, y apropiándose de un inmenso botín que incluía: la calidad de vida, futuro, esperanzas, y sueños de los despojados y de sus hijos, la fuerza de voluntad de todo un pueblo condenado a la ignorancia, servidumbre, esclavitud, e ignominia cual rehenes de un secuestro masivo, grandes porciones de tierra de la nación, y miles de millones de dólares que de no haber sido robados, hubieran sido utilizados para proveer a sus legítimos dueños de alimentos asequibles, salud, educación, viviendas, carreteras, etcétera.
Al momento de la repartición del botín, Don Corrupto solo le dio migajas a su cómplice que inconforme y contrariado le reclamó su parte de tamaño golpe que habían realizado, a lo que el político ladrón replicó, confórmate con estas bolsas de comida, materiales de construcción, becas, línea blanca, y subsidios que te doy, porque tuve que repartir gran parte del botín con mis socios donantes y banqueros, sin los cuales nunca hubiéramos podido realizar este gran saqueo.
Resignado el cómplice respondió, está bien Don Corrupto, pero la próxima vez, si quieres que te siga consiguiendo el voto de toda mi familia, amigos, vecinos, y conocidos, tendrás que darme un poco más del dinero que les robes desde la cima del poder, a lo que Don Corrupto como un gran manipulador que es respondió, no te preocupes ciudadano ingenuo y clientelista, mientras yo y mis secuaces sigamos en la cumbre gracias a tus servicios y a los votantes desprevenidos, siempre habrá un poco más de migajas para ti, solo asegúrate de predicar a las presas, incluidos tus hijos y otros familiares cercanos que, nosotros los políticos corruptos somos buenos, que somos unos Robín Hood modernos, que sin nosotros se morirán de hambre, que somos la solución a sus problemas inmediatos, que es cierto que robamos, pero al menos hacemos obras y repartimos dadivas, que somos honorables y exitosos, todo un modelo a seguir, que el juega vivo es el camino, y que el Estado es algo ajeno a ellos por lo que no serán perjudicados directamente por nuestros atracos contra el erario público.
Trato hecho, respondió el ciudadano cómplice, sacrificando a su propia descendencia cual traidor y servil supremo.
Fin.
Moraleja: Un pueblo que elige a corruptos, que vende sus votos a cambio de dadivas clientelistas, que defiende a políticos delincuentes alegando que mientras estos repartan y hagan una que otra obra, todo está bien y hay que seguir perpetuándolos en el poder, que idolatran a maleantes, que en sus adentros desean estar en la posición de sus amos políticos para saquear al Estado también, que no se incomodan con la rapiña realizada contra el erario público, y apoyan la impunidad, no son víctimas, son cómplices de la corrupción que carcome el país. Además, son traidores a su propia familia, al permitir con sus votos y promoción a favor de políticos corruptos que, sus hijos sean despojados de un futuro mejor, de una educación de altura, y de una vida digna.
Pueblo panameño, llegó el momento de elegir de qué lado estamos, del lado de corruptos que tienen secuestrado a Panamá con su sistema de rapiña contra los fondos públicos, o si estamos del lado de los panameños que nos sentimos indignados, hastiados, y dispuestos a combatir este perverso sistema hasta que todos los delincuentes que saquean el país, paguen con cárcel y devuelvan el patrimonio lesionado.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.