Por: Erick Simpson Aguilera
Después de cinco años de gobierno CD, es preciso analizar la situación política y socioeconómica de Panamá, con el fin de emprender los cambios y ajustes que requiere la nación.
Dicho lo cual, entramos en materia.
I- Situación económica:
1- El gobierno entrante se encontrará con una considerable deuda pública del orden de $22,607.7 millones de dólares a la fecha de hoy, más las variaciones que se den en los dos meses de transición. La deuda per cápita ronda los $6,265.29.
2- Además, tendrá que afrontar un costo de la canasta básica familiar de alimentos que no para de crecer. Durante la administración actual el costo de la canasta básica ha aumentado $ 65.22.
3- También, tendrá que resucitar al sector agropecuario que se encuentra agonizando en cuidados intensivos por las políticas de importación y baja de aranceles promovidas por la administración Martinelli que ha acabado con la soberanía y seguridad alimentarias panameñas (Panamá es el segundo mayor importador de productos alimenticios en LATAM). Actualmente, el 50% de los productos alimenticios que consumimos los panameños, son importados, lo que ha provocado la fuga de productores hacia otras actividades económicas (en el ciclo agrícola 2012/2013, 98 mil 380 hectáreas de arroz fueron cultivadas en Panamá, lo que representa 11 mil 190 hectáreas menos que en el período previo).
4- Crisis en la Zona Libre de Colón cuya actividad comercial se encuentra afectada por el tema venezolano, colombiano (alza de aranceles), etcétera. Crisis en el Canal de Panamá (menos ingresos), debido a los atrasos de la ampliación por el tema de GUPC, y ahora por una huelga de trabajadores panameños a quienes pareciera importarles poco cuidar a nuestro principal activo. Son otros escenarios económicos difíciles que heredará el gobierno electo.
5- Una fuerza laboral que supuestamente está plenamente empleada, pero que en realidad se encuentra en gran parte subempleada, como quiera que, el 39% de la fuerza laboral (sin incluir a los trabajadores agropecuarios) laboran en el sector informal, de manera que, no disponen de seguridad social, ergo no se jubilarán y serán los futuros clientes de subsidios tipo 120 a los 70.
6- Subsidios anuales por el orden de $ 1,251 millones de dólares (cifra que supera los aportes anuales del canal). Esta pesada carga no la resiste país alguno. Razón por la cual deben focalizarse estos beneficios para que los mismos lleguen solo a la población más vulnerable, y no sean un instrumento clientelista.
II- Situación social:
El gobierno electo se encontrará con una situación social muy precaria. Si, ya sé que, se supone que somos el “Dubái de Las Américas”, el segundo país más rico de LATAM, y demás hierbas aromáticas mitológicas por el estilo. Sin embargo, el otro Panamá, el invisible, el marginado, espera por un gobierno estadista que entienda que Panamá no es solo el eje comercial y logístico que gira en torno al canal, pero, también lo es el interior, las montañas más remotas, las comarcas indígenas, las islas, y las áreas marginadas de la misma capital donde también se sufre y padece carencias.
1- Así las cosas, tenemos que 900, 530 panameños (25.3% de la población total) sufren de pobreza, mientras 441,367 (12.4%) padecen de pobreza extrema, es decir, no tienen qué comer. Es importante señalar que, de acuerdo a la Contraloría, 2 panameños mueren de hambre cada semana.
2- También deberá el gobierno entrante hacerle frente a la inequidad que reina en Panamá, el cual es según el coeficiente de GINI, el país 16 más desigual del planeta.
3- Con relación al sistema educativo, el panorama no es nada alentador, toda vez que, según las últimas pruebas PISA en las que participamos antes que el gobierno en turno decidiera no participar más para ocultar su fracaso en este particular, ocupamos los últimos lugares a nivel de LATAM. Un país que en serio pretenda alcanzar el desarrollo, no se puede dar el lujo de tener un sistema educativo tan atrasado y precario. Es preciso capacitar al más alto nivel a nuestra población para que la misma mantenga el crecimiento económico de manera sostenible y ocupe las muchas plazas de trabajo que hoy en día son llenadas por recursos humanos foráneos dada la falta de capacitación de la mano de obra local.
4- Debido a la mencionada falta de capacitación, tenemos una fuerza laboral poco productiva y por ende muy mal remunerada que no puede hacerle frente al alto costo de la vida que continúa cada día in crescendo. Según la Contraloría el 45.6% de un millón 64 mil 257 hogares panameños perciben ingresos mensuales del orden de $ 400 o menos, y el 85% de la población devenga menos de $ 600 mensuales.
5- El déficit de agua potable, el déficit habitacional, y el déficit energético, son otras tareas pendientes que deberá afrontar el Presidente Juan Carlos Varela.
III- Situación institucional:
Si los escenarios previos asustan, pues la situación de las instituciones que heredará el gobierno electo, son un reto mayúsculo, como quiera que, lo que encontrarán son ruinas y escombros.
1- Cero separación de poderes, campos minados por funcionarios fieles al actual gobierno que fueron blindados por leyes especiales que extienden sus periodos más allá del futuro gobierno, múltiples escándalos por supuestos actos de corrupción que deberán ser investigados, una Asamblea Nacional contraria y plagada de tránsfugas, una Constitución que nació en los cuarteles militares y ya cumplió su vida útil, entiéndase, está obsoleta y no sirve para los tiempos modernos y democráticos que aspiramos vivir, y un Código Electoral que promueve la partidocracia, más no la transparencia, es el escenario caótico que le toca resolver al Presidente Varela.
2- Es oportuno mencionar que, según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2014, Panamá ocupa el lugar 118 entre 148 países en el indicador de Independencia Judicial, lo que traducido significa que, somos uno de los países con menos independencia judicial del mundo.
3- Así las cosas, no hay que ser un genio para concluir que, debemos convocar a una constituyente para modernizar el Estado, y reformar el Código Electoral para que las campañas electorales sean de corta duración, y sufragadas exclusivamente por el Estado. Además, es preciso realizar auditorías forenses de hasta el último centavo administrado por el gobierno en turno, desmantelar todo el andamiaje de funcionarios blindados por leyes que prolongan sus funciones, y pedirles cuentas a todos los funcionarios y magistrados que no han cumplido con su deber.
En fin, concluyo pidiéndoles a los ciudadanos paciencia con el gobierno entrante, el cual tiene muchas tareas titánicas por cumplir, ergo, no podrá con una varita mágica resolver en un dos por tres semejante estado de cosas; esto tomará su tiempo. El daño acumulado causado a la patria es de tal magnitud que, quizás no baste con un solo mandato para resolver todos los pendientes. No obstante, si existe la verdadera voluntad de comenzar a levantar a Panamá de las ruinas, lograremos hacerlo. Así las cosas, el Presidente Juan Carlos Varela tiene una bonita oportunidad de pasar a la historia como el estadista que comenzó la reconstrucción y desarrollo integral de la patria. Dios lo ilumine, guie, ayude, y libre de oportunistas, mercaderes, manzanillos, aduladores profesionales, y demás alimañas amigos del poder que nunca faltan.
“Al trabajo sin más dilación”.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.