Por: Erick Simpson Aguilera
Mientras tanto en un universo paralelo, políticos en plena campaña electoral se disputan la presidencia y diputaciones de la República del Istmo.
En dicho universo paralelo, la oferta electoral es de tan alta calidad que, decidirse por cuál de las opciones votar, resulta una disyuntiva mayúscula.
Los planes de gobierno de dichos candidatos, más que promesas electorales, constituyen planes de Estado a ejecutarse a corto, mediano y largo plazo, independientemente de quién se alce con la victoria.
Los debates presidenciales en la república en mención, son un deleite para la ciudadanía, como quiera que, cada uno de los candidatos cual estadistas, argumentan con maestría, propiedad, y prestancia, acerca de los principales problemas de la nación y el mundo, y proponen sus soluciones -bien sustentadas, cabe destacar- para resolver los que competen al ámbito nacional, y aminorar los efectos localmente de las crisis mundiales.
Como si fuera poco, en dicha nación del Istmo de un universo paralelo, las campañas son sufragas exclusivamente por el estado, para garantizar igualdad de oportunidades para todos los candidatos, y evitar que dineros mal habidos (narcotráfico, etcétera), o empresarios inescrupulosos que suelen invertir en campañas por otros lares, a cambio de favore$ político$, distorsionen los resultados de la contienda electoral.
En fin, el tema es que no obstante el gran nivel técnico, estatura moral, liderazgo comprobado, y capacidad de cada uno de los candidatos, el pueblo tuvo un halo de luz que los ayudó a inclinar la balanza por el mejor, a saber: por el candidato que en su plan de gobierno, y debates, abordó su visión de país desde una perspectiva de balance de situación, es decir, aquel que planteó que dado que los principales recursos de la nación, léase, su posición geográfica, canal, puertos, centro bancario, recursos hídricos, ferrocarril transístmico, belleza ecológica, capital humano joven en su gran mayoría, etcétera, eran suficientes para solventar los pasivos de la nación (pobreza, desigualdad, endeudamiento, sistema educativo deficiente, etcétera), era preciso administrarlos con equidad, transparencia, y de la mejor manera posible, con la finalidad de lograr un capital que se tradujera en erradicación total de la pobreza, desigualdad, y demás carencias sociales.
Además, dicho candidato propuso invertir en educación de alta calidad, y de acuerdo a los más elevados estándares mundiales, con el propósito de insertar a toda la población de la nación (técnicos, profesionales, agricultores, científicos, deportistas, artistas, empresarios, etcétera) al desarrollo humano, y convertirlos en el motor que mantenga a la máquina del crecimiento económico en condiciones óptimas para que dicho crecimiento sea sostenible a futuro.
Si, ya sé que, suena muy bonito e ideal dicho escenario de un universo paralelo; sin embargo, como vivimos en la República de Panamá que está secuestrada por una banda de politiqueros de la peor calaña, y no en el país descrito previamente, aterricemos a nuestra triste realidad de una contienda electoral demagógica, populista y clientelar, carente de contenido y discursos creíbles, basada en cuñas engañosas, campañas sucias, mitomanía, denigración del contrario, y demás hierbas aromáticas de las que abundan en nuestra fauna política criolla.
Sigamos en nuestro infierno paralelo donde los tránsfugas proliferan sin pudor alguno, y todavía se atreven a exigirte que votes por ellos, en donde muchos políticos practican el bullying contra los ciudadanos (votas por mi o atente a las consecuencias), y la mayoría de los políticos no obstante ser unos ignorantes de cuidado, corruptos, chabacanos, y analfabetos culturales, van de divos por la vida pavoneándose con sus riquezas mal habidas, y apoderándose de todos los espacios ciudadanos (deporte, cultura, negocios, etc.).
Continuemos como ciudadanos siendo cómplices de esta rapiña que saquea a la nación premiándolos con nuestros votos, y cuando te obliguen a desmejorar tu calidad de vida porque ahora tienes que convivir con la basura que inunda el país, el agua si es que te llega es cada vez de peor calidad, vives amenazado por mosquitos asesinos, tienes que conformarte con comer huevos porque no alcanza para la carne de res, pescado, ni pollo, no te quejes, porque eres participe del colapso político, económico, social, institucional, y moral, de tu patria.
Dios quiera que algún día entendamos los panameños (ojalá que no muy tarde), la bendición de país lleno de recursos y potencial que tenemos en nuestras manos, y nos elevemos por encima de la podredumbre que nos mantiene en reversa camino al despeñadero socioeconómico.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.