Por: Erick Simpson Aguilera
Buen día, estimados lectores.
En esta ocasión quiero compartirles mis apreciaciones respecto al último foro presidencial organizado por Capital Financiero y Medcom.
En primera instancia quiero agradecer el esfuerzo de los organizadores y de los candidatos que tuvieron a bien asistir para compartir sus ofertas electorales con los ciudadanos.
1- En cuanto al formato estilo foro, considero que el mismo le resta frescura y autenticidad al ejercicio, toda vez que, da la impresión que los candidatos están recitando de memoria sus propuestas, en una suerte de concurso de oratoria. De modo que, en mi opinión, resulta más efectivo el formato debate por lo dinámico, fluido, y natural, del mismo.
2- Con relación al desempeño de los candidatos, opino que ninguno destacó al nivel de la excelencia, y quizás el mencionado esquema de foro los encasilló a repetir sus consignas cual si de una cuña televisiva se tratara, limitándolos en sus razonamientos que no requirieron mayor esfuerzo como quiera que, sus ideas no estaban siendo cuestionadas ni confrontadas, lo cual de haber acontecido les hubiera exigido mayor concentración, energía, pensamiento profundo, elaboración de ideas y argumentos, disposición mental, y discernimiento.
3- En lo concerniente al contenido del debate, el cual entiendo giraba en torno a temas de índole económica y social, considero que, las exposiciones dejaron mucho que desear, dado que los candidatos a menudo se desviaban de las preguntas planteadas, y comenzaban a vender sus propuestas a nivel electorero, no a nivel técnico como era de esperarse.
4- En cuanto a la ausencia del candidato oficialista, José Domingo Arias, opino que dicha actitud evasiva esconde una incapacidad manifiesta en el dominio de los grandes temas nacionales que promete solo en cuñas siguiendo un libreto pensado por otros, resolver.
Resulta de muy mal gusto que, un candidato que derrocha cantidades industriales de dinero en cuñas electoreras que prometen el cielo, la luna, y las estrellas, no tenga la entereza para darle la cara al electorado y sustentar sus miles de promesas que son fantasiosas, hasta que se demuestre lo contrario en un debate presidencial, cuando el candidato en cuestión explique el cómo las llevará a cabo.
Considero que, quien rehúya un debate presidencial es porque teme que la silla del debate le quede grande al no poder sustentar su oferta electoral, y quedar en evidencia a la faz del país como un vendedor de ilusiones y de publicidad engañosa que no domina los temas nacionales y por ende es incapaz de convencer al electorado debatiendo en buena lid, con prestancia y propiedad. Si a algún candidato en particular, las sillas de los debates les quedan muy grandes y por eso se ausenta de los mismos, imagínense cómo sería con la silla presidencial per sé.
5- En términos generales, en los cuatro debates presidenciales que he visto hasta ahora –dicho sea de paso, el tercero fue el mejor en mi opinión- el gran ganador ha sido el candidato Juan Carlos Navarro, como quiera que, demuestra dominio de los temas, y su oferta electoral sin ser una maravilla, pareciera ser las más sólida y concisa.
Debo reconocer que en el debate anterior, que si mal no recuerdo, lo organizó La Prensa, me llevé una grata impresión por el desempeño del candidato Navarro.
Sin embargo, la campaña en mención, insiste en desbaratar con los pies, lo que hacen con las manos, toda vez que, después de consolidarse en las encuestas (IPSOS) y desempeñarse muy bien en los debates presidenciales, proceden a envenenar con alcohol a nuestra juventud, con tal de congraciarse con ellos para obtener sus votos. “Respeto” a quien considere que promover el vicio y los antivalores en nuestra juventud es una buena estrategia electoral, pero en mi opinión, el fin no justifica los medios.
Si he de ser correcto y coherente con mis puntos de vista expresados en este blog, debo ser igual de crítico con este mal proceder de una campaña opositora, como lo he sido cuando he cuestionado al gobierno por comprar conciencias y votos a través del clientelismo, dadivas y demás prebendas. De manera que, considero peor regalar alcohol, que una refrigeradora o estufa a un votante.
Sí, ya sé que, algunos dirán que soy un radical, que me creo el más santo, etcétera, y respeto a quienes así opinen. Sin embargo, la verdad es que soy un pecador más, como todos, pero no obstante ello, tengo mis propias opiniones, no me adhiero a la sicología de las masas, ni sigo al rebaño, ergo, opino que, una cosa es la diversión, y otra la política, es decir, la política es un tema serio, no de rumbas, guaro y campana, y por esa actitud carnavalesca, tropical, y poco importa, es que hemos convertido a la política nacional en un circo y mercado de compra y venta de votos, donde todos tienen su precio en dólares y especies (línea blanca, bolsas de comida, guaro, etc.), lleno de transfuguismo, y sin moral ni dignidad algunas. En fin, no comulgo con el clientelismo político, con el populismo, ni con la demagogia, vengan de donde vengan, léase, del oficialismo o de la oposición.
Así las cosas, es menester que la campaña PRD rectifique su proceder y demuestre coherencia entre lo que predican (supuestamente quieren lo mejor para nuestra juventud) y lo que practican, como quiera que, hablan de transparencia, pero se reúnen con empresarios de dudosa reputación, tienen donantes que dejan mucho que desear, y ahora este tema de promover el vicio y los antivalores que, lo ponen a uno a pensar y dudar. Un día te convencen con su plan de gobierno bien elaborado, y con la buena exposición de sus ideas, y el otro te desmoralizan con este tipo de acciones.
En fin, amanecerá y veremos.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.