Por: Erick Simpson Aguilera
Después de que el gobierno de turno ha gritado por los cuatro vientos que Panamá es el segundo país más rico de LATAM, el segundo más competitivo de la región, el que lidera el crecimiento económico regional desde hace prácticamente una década, en fin, un país lleno de riquezas en dónde llueven dólares, y en donde prácticamente no hay pobres, ni desempleados, léase, el Dubái de Las Américas como aseguran los demagogos que nos desgobiernan, ahora resulta que, el cacareado proyecto que se vendió como la panacea para reducir el alto costo de la canasta básica, y que apenas acaba de nacer, a saber, la cadena de frio, requiere de capital privado.
¿En qué quedamos entonces? ¿Somos ricos o no?
Somos un país riquísimo pero, no podemos mantener a flote sin la inyección de capital privado a una empresa sufragada por el Estado, ergo, financiada por nuestros bolsillos ciudadanos; la cual ni siquiera ha comenzado a trabajar todavía, y no obstante, ya adecuan la ley para que el 49% de sus acciones puedan venderse al sector privado.
Sí, ya sé que, los defensores de esta privatización precoz, aseguran que el Estado no es buen administrador, ergo, la cadena de frio funcionará mejor en manos privadas. Sin embargo, el Estado si es bueno para realizar una inversión con nuestros impuestos del orden aproximado de 275 millones de dólares, para montar toda la infraestructura en cuestión.
Eso no se lo cree nadie. Es obvio que se busca beneficiar a terceros con una infraestructura sufragada con nuestros impuestos. Así cualquiera hace fortuna: Se concibe un negocio equis, el Estado asume la inversión, y acto seguido procede a vender el 49% de las acciones a terceros –que ya nos imaginamos quiénes son– para que usufructúen de un negocio montado con nuestros impuestos y con las deudas que los ciudadanos también tendremos que asumir.
Así las cosas, tal parece que la canasta básica seguirá por las nubes, toda vez que, el noble proyecto de la cadena de frio que ayudaría a bajarla, se está desviando de su enfoque social, y se ha orientado a uno de ganancia privada. Es decir, se montó un negocio con la necesidad del pueblo, patrocinado con los impuestos pagados por ese mismo pueblo, y al final, tendremos menos recursos financieros, más impuestos que pagar, más deuda pública que afrontar, y una canasta básica igual o peor de cara. Gracias gobierno de turno por convertir nuestras necesidades en oportunidades de negocio para un minúsculo grupo privilegiado, mientras las mayorías seguimos sufriendo esas mismas necesidades que nunca solucionarán.
Cada vez que el gobierno sale con algún proyecto y contrato sospechoso por decir lo menos, siento una sensación de despojo y rapiña; como si me estuvieran diciendo: “Arriba las manos”. Es triste no tener ni una pizca de confianza en los gobernantes.
Pueblo panameño, así como nos opusimos a las APP (Asociación Público Privada), a la privatización o remate de los terrenos de la Zona Libre de Colón, y a la venta de las acciones de las empresas mixtas, debemos rechazar rotundamente la privatización precoz de la cadena de frio que nació como un proyecto noble, pero que en el camino se contaminó y desvió de su objetivo social, tornándose en una suerte de negocio redondo para oportunistas e inescrupulosos que buscan lucrar a costillas del patrimonio estatal.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
2 pensamientos en “Arriba las manos”
alberto
Muy buenos comentarios, cortos, directos, realistas, y con criticas constructivas. Gracias por ilustrasnos en muchos temas.
erick507
A la orden Alberto.
Saludos.