Por: Erick Simpson Aguilera
“Después de tres años de fuertes ascensos en el ranking de competitividad, Panamá consolida su posición en el puesto 40 como la economía más competitiva de América Central, y la segunda en América Latina, después de Chile. En el último año, Panamá ha seguido mejorando su competitividad afianzando sus fortalezas. El país sigue mejorando continuamente su infraestructura (37), con uno de los mejores puertos (6) y redes de aeropuertos (5), lo cual se alinea estrechamente con su estrategia de desarrollo económico global que busca convertirse en el mayor centro de transporte de la región. Su mercado financiero (16) y la adopción de nuevas tecnologías (11) también están en constantemente mejoría, gracias en gran parte a las corporaciones multinacionales extranjeras que están estableciendo sus operaciones en el país. Además, Panamá ha logrado avances en el tratamiento de algunos de sus retos más apremiantes, sobre todo en términos de mejora de la calidad de la educación, donde ha avanzado al puesto 75 del 112 del año pasado. A pesar de esta dinámica positiva, el país todavía se enfrenta a importantes retos en términos de fortalecer el funcionamiento de sus instituciones (66), la lucha contra la corrupción (80) y el crimen (115), así como en la mejora de la confianza en los políticos (94) y en la independencia del sistema judicial (118). También será importante seguir mejorando la calidad de la educación, especialmente en materia de matemáticas y ciencias (114), lo cual será necesario para desarrollar una mejor capacidad tecnológica local”. Foro Económico Mundial.
Los resultados obtenidos por Panamá en el Índice de Competitividad Global 2013-2014 del Foro Económico Mundial, causan mucha satisfacción y constituyen un motivo de orgullo nacional.
Sin embargo, aquellos puntos en los que flaqueamos, a saber: institucionalidad débil, pobre lucha contra la corrupción y el crimen, falta de confianza en los políticos, e independencia judicial frágil, constituyen una vergüenza nacional, y un lastre que detiene nuestro avance hacia el desarrollo.
Así las cosas, no hay que ser un genio en análisis para notar que, nuestras principales flaquezas en materia de competitividad, se las debemos a los politiqueros que han debilitado la institucionalidad democrática (transfuguismo, concentración de poderes, etc.); ignorado la necesidad de combatir la corrupción, rendir cuentas y practicar la transparencia (contrataciones directas); y a la falta de independencia de que hace gala el Órgano Judicial que funciona como un apéndice del Ejecutivo.
Es importante destacar que, la peor calificación en el índice de competitividad, la obtuvimos en el subíndice de Independencia Judicial; como quiera que, de 148 países evaluados, nos posicionamos en el puesto 118; y en la posición 13 entre 19 países de LATAM.
Con relación a la confianza pública en los políticos, solo podemos competir a nivel de LATAM en donde la confianza de la población en los políticos, está por el suelo. Así las cosas, tenemos que, de 148 países evaluados, Panamá ocupó la posición 94, en el mencionado subíndice.
En lo concerniente al favoritismo en las decisiones de gobierno, tenemos que, de 148 países evaluados, Panamá ocupó la posición 88 a nivel mundial, y la 10 entre 19 países de LATAM.
Resulta preocupante que, Panamá después de no estar acostumbrada a sufrir inflación (Panamá no tiene Banca Central), lo cual si es tradición en los otros países de LATAM, hoy por hoy es uno de los países con más inflación en el área; toda vez que, de 19 países latinoamericanos, Panamá es el número 15 en tasa de inflación; y a nivel mundial ocupamos el puesto 101 entre 148 naciones.
Es preciso prestarle atención a este indicador que pudiera ser un efecto del sobrecalentamiento de una economía que crece constantemente (lo cual es bueno, pero también lo es, lidiar con la inflación adecuadamente); y además, la inflación constituye un impuesto extra a los pobres que, cada día pierden más poder adquisitivo, como quiera que, precisamente en el mercado de alimentos es donde más se concentra la inflación, como demuestra el alza incesante de la canasta básica.
Sí, es cierto que, se han realizado importantes ajustes al salario mínimo para ayudar a los que menos ganan a hacerle frente al alto costo de la vida; no obstante, también es cierto que, el 37% de la población laboral no es asalariada y sobrevive precariamente en el sector informal. De manera que, no basta con ajustar el salario mínimo, pero, es necesario mejorar la competitividad productiva panameña por medio de mayores incentivos al sector agropecuario –que se encuentra en total abandono por el gobierno de turno-; y a través de una educación de primer mundo; capacitación técnica altamente calificada; mejoramiento del capital humano para añadir valor agregado a nuestra producción; y adopción de tecnología de punta para simplificar y sofisticar los procesos de producción. La fórmula es simple: a mayor capacitación y educación, mayor productividad; ergo mejores salarios, más bienes, y precios más competitivos.
Siguiendo con el tema de la productividad débil y los salarios pobres, es oportuno analizar el siguiente indicador que refleja la relación del pago con la productividad del trabajador, el cual demuestra la distorsión del mercado laboral panameño que no remunera la productividad, ni el mérito, y atiende a otros factores más subjetivos y menos honrosos, a la hora de establecer los salarios. Es necesario indicar que, según la Contraloría, el 45.6% de un millón 64 mil 257 hogares panameños perciben ingresos mensuales del orden de B/.400 o menos, y el 85% de la población devenga menos de B/.600 mensuales.
Dicho esto, tenemos que de 148 países evaluados, Panamá ocupa el lugar 111 en la relación pago/productividad, y a nivel de LATAM, ocupamos la posición 14 entre 19 países.
El próximo indicador es muy diciente, en virtud que trata acerca del tópico del amiguismo y nepotismo como vías expeditas para acceder a las posiciones gerenciales.
En este subíndice Panamá sale muy mal parado, toda vez que, de 148 países del mundo, califica entre los peores en la posición 109, y a nivel de LATAM, estamos situados en la posición 16 entre 19 países. Entiéndase que, aquí no se premia el mérito, ni se toman en cuenta criterios técnicos como son los créditos académicos, el profesionalismo, y la experiencia, a la hora de ocupar una vacante gerencial; pero, sí es sumamente importante ser familiar o amigo de quienes ostentan el poder económico y político, para escalar a las más altas posiciones gerenciales.
En cuanto a nuestras fortalezas, Panamá sigue siendo líder regional en muchas áreas logísticas, de transporte, y finanzas. Con el canal de Panamá como bandera; la segunda zona libre del mundo; unos de los principales centro bancarios mundiales; los principales puertos de LATAM; el Hub de Las Américas del Aeropuerto de Tocumen; el ferrocarril transístmico; y autopistas modernas, no sorprende que Panamá se situé en muchos de los subíndices, a la cabeza de LATAM.
Dicho esto, procedo a compartirles tablas y gráficos de subíndices en los que marcamos alto:
Panamá lidera la región latinoamericana en la calidad general de su infraestructura. En el ranking mundial, Panamá está bien posicionada en el puesto 30 entre 148 países evaluados.
Con relación a la calidad de las carreteras, Panamá ocupa el tercer lugar a nivel de LATAM, y la posición 48 entre 148 países del mundo.
En lo concerniente a la infraestructura del sistema ferroviario, Panamá ocupa el lugar número uno en LATAM, y el puesto 30 entre 148 países del mundo.
Es importante destacar que, Panamá lidera a la región latinoamericana en calidad de infraestructura portuaria , y ocupa un honroso sexto lugar a nivel mundial.
En cuanto a la infraestructura aeroportuaria, es refrescante señalar que, Panamá ocupa el quinto lugar en competitividad global, entre 148 países evaluados; y a nivel de LATAM, somos líderes en dicho rubro.
En el número de suscripciones a telefonía móvil, Panamá lidera LATAM, y se posiciona fuertemente como el cuarto país entre 148 países evaluados.
Demostrando su gran fortaleza y liderazgo en la región en disponibilidad de servicios financieros, Panamá se posiciona a la cabeza de LATAM, y se codea con los grandes a nivel mundial con un honroso décimo lugar entre 148 países.
Siguiendo con el tema de los servicios financieros, Panamá muestra su robustez como la plaza con mayor asequibilidad a los mismos en la región latinoamericana, y se codea con los grandes del mundo ocupando un séptimo lugar entre 148 países.
Así sucesivamente, en la mayoría de indicadores financieros, Panamá lidera la región latinoamericana, y se codea con los principales centros financieros del mundo en los primeros lugares, a saber; facilidad de acceso a préstamos (primer lugar en LATAM y octavo lugar entre 148 países); disponibilidad de capital para venture (12 lugar entre 148 países, y primer lugar en LATAM); solvencia de los bancos (posición número 7 entre 148 países, y primer lugar a nivel de LATAM); etcétera.
Con relación a la disponibilidad de las últimas tecnologías de punta, Panamá ocupa en el índice de competitividad global 2013-2014, el segundo lugar a nivel de LATAM, y la posición 31 entre 148 países del mundo.
En fin, como muestran muchos de los rubros presentados, Panamá es un país privilegiado, bendecido y lleno de ventajas que bien administradas, podrían constituirnos en un país sumamente competitivo no solo a nivel de LATAM, pero también mundial. La clave consiste en reemplazar a la corrupta clase política que nos resta competitividad por sus atentados en contra de la institucionalidad democrática (transfuguismo, concentración de poderes, etc.); por su falta de combate a la corrupción y el crimen; por no gozar de la confianza de la ciudadanía; y por la falta de independencia judicial que mantiene secuestrada a la justicia.
De modo que, ya sabemos cuáles son nuestras fortalezas, y de qué pie cojeamos; así que, manos a la obra.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
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A continuación todos los índices y subíndices en detalle: