Por: Erick Simpson Aguilera
Cada cinco años se convoca al pueblo panameño para que escoja en las urnas a quienes serán sus verdugos durante el próximo quinquenio. Acto seguido, la participación ciudadana en esta caricatura de democracia que tenemos, se reduce a sufrir las iniciativas legislativas de diputados mal intencionados que, más que representar a los ciudadanos, atentan contra estos promoviendo leyes lesivas a los intereses de la colectividad.
En cuanto al Órgano Ejecutivo, desde que Panamá es Republica, el mismo es el feudo de una elite política que monopoliza el poder y controla a las masas a través de propagandas populistas y mitológicas (tipo “este gobierno ha hecho más en 4 años que los anteriores en 40 años”); por medio del clientelismo, repartición de dadivas, prebendas y migajas; y apelando a todos los instrumentos perversos de control, disponibles.
Con relación al Órgano Judicial, es sabido que el mismo existe en función de las elites políticas que gozan de total impunidad, y opera como mecanismo de persecución en contra de aquellos que no se plieguen a los intereses malignos del establishment. Además, nuestro sistema de injusticia es clasista; como quiera que, obedece a los intereses de las elites políticas y económicas, mientras despoja a los ciudadanos menos favorecidos de sus derechos; entiéndase, en Panamá solo hay justicia para los ricos y poderosos. Es oportuno indicar que, según el Índice de Competitividad Global 2013, en materia de independencia judicial, Panamá ocupa el lugar 132, entre 144 países del mundo; lo que significa en buen castellano que, en nuestro país prácticamente no existe la independencia judicial, léase, no existe un verdadero estado de derecho.
De manera que, los Órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial, se confabulan en contra de los ciudadanos marginándolos del poder, y reduciendo a los espacios de participación y consultas necesarios para defender los derechos e intereses de la ciudadanía, a su mínima expresión hasta extinguirlos. Somos víctimas y rehenes de un sistema político que como un lobo disfrazado de oveja, se hace pasar por una democracia, cuando en realidad es una dictadura civil.
Así las cosas, no se sorprendan si demagógicamente, aún los candidatos oficialistas, prometen ahora que el país está en campaña electoral, un gobierno abierto a la consulta ciudadana, de concertación, “amigo” de la Sociedad Civil, y demás yerbas aromáticas por el estilo. Para una vez en el poder, proceder como el gobierno de turno que, no consulta sus leyes nefastas y lesivas con nadie, y reprime con excesiva fuerza (SENAFRONT) a los ciudadanos cuando estos recurren al único espacio que les dejan para defenderse, a saber, a las protestas y cierres de calles; ocasionándoles serias lesiones (ciegos, tuertos, etc.) y causando aún muertes.
Quiero ver si, un gobierno que ha manifestado de forma desafiante que, no co-gobernará con nadie, y ha ninguneado a la sociedad civil tildándola de partido político, tendrá el descaro de pedirles a los ciudadanos organizados, un voto de confianza para continuar cinco años más en el poder con su estilo confrontador y autocrático.
Tal parece que, votamos para que nos perjudiquen con leyes nefastas, y para aplaudir las obras de gobierno cuestionadas por supuestos sobrecostos, y contratadas directamente sin transparencia alguna, las cuales día tras día nos recuerdan en cuñas millonarias pagadas con nuestros impuestos. Votamos para que, nos despojen del patrimonio nacional que está en pleno baratillo y remate, como si las valiosas tierras de los colegios de Paitilla, del Hospital Psiquiátrico, Cárcel de Mujeres, y Asilo de Ancianos, fueran de los gobernantes y autoridades de turno, y pudieran disponer de las mismas sin consultar con sus verdaderos dueños que somos todos los panameños. Votamos para que se vendan las acciones de las empresas mixtas, como si Panamá estuviera en quiebra y tuviéramos que salvar a la economía nacional, cuando la realidad es que estamos en pleno boom económico desde hace una década. Votamos para que cuando exijamos transparencia y rendición de cuentas en el manejo de los fondos públicos, nos ninguneen y descalifiquen, tildándonos de malos panameños, enemigos de la patria, fariseos, bochinchosos, empresaurios, zoquetes, bobos, y demás epítetos ofensivos conque altos funcionarios se dirigen a los ciudadanos un día sí, y otro también.
Por dicha degeneración política, opino que, en Panamá no existe una democracia participativa, toda vez que, los ciudadanos somos marginados cada día más de las decisiones que nos afectan a todos, reduciéndose así nuestra participación exclusivamente al voto cada cinco años, para luego soportar los desmanes, endeudamientos, ventas del patrimonio nacional, escándalos por supuestos actos de corrupción, falta de rendición de cuentas, insultos, represiones, el alto costo de la vida, la canasta básica por las nubes, la falta de agua, la inseguridad, la basura inundando al país, etcétera.
Nuestro papel como ciudadanos de esta pseudo democracia consiste en, sufrir las consecuencias de las acciones de una corrupta clase política que nos tiene de rehenes del secuestro propinado al país, y esperar cada cinco años para volver a votar y ser estafados una vez más. Razón por la cual, hasta que no se vislumbre en el horizonte una verdadera iniciativa y voluntad para reconstruir a Panamá de la ruina política y moral en que se encuentra gracias a una clase política depredadora que ha destruido la institucionalidad democrática, firmando todos los candidatos de oposición, un pacto con la sociedad civil, en el cual se comprometan a convocar a una asamblea constituyente durante la próxima gestión de gobierno (no ahora en pleno torneo electoral), con la finalidad de librar a la nación del obsoleto, nefasto, corrupto, y agotado, sistema político ultra presidencialista, me niego a ser partícipe de este circo, y atentado contra la patria.
Cómo quisiera ver a una oposición unida, desprendida, y dispuesta a conformar una coalición para rescatar a Panamá del despeñadero al que nos aproximamos. Si la oposición ha sido cómplice -o artífice- desde la era post invasión, del descalabro político que sufrimos, por negarse a modernizar el Estado, y por promover el clientelismo político, ahora debieran dar el primer paso despojándose de sus aspiraciones personales y partidarias, conformando una gran alianza opositora, y estableciendo una hoja ruta conjunta para que Panamá logre su destino promisorio de acuerdo a todo nuestro potencial como nación. Pero, me temo que se impondrán la mezquindad política, el enanismo moral, las ansias de poder, la falta de visión, y seguiremos presos del corrupto sistema político que tiene al país rezagado hasta que, Panamá y sus instituciones políticas, económicas y sociales, colapsen. Cinco años más de gobierno similares al presente quinquenio, en el cual la institucionalidad democrática panameña ha sido atacada (transfuguismo, concentración de poderes, etc.), hasta encontrarse en cuidados intensivos, y el colapso que vaticino, será una triste realidad.
Ojala me equivoque.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
3 pensamientos en “¿Para esto votamos?”
rica1lasso
Excelente interrogante que al final debemos replantearnos!
rica1lasso
Los culpables al final somos todos por confiados, desorganizados e indiferentes
erick507
Así es Rica.
Saludos.