Por: Erick Simpson Aguilera
Analizando la oferta electoral de cara a las elecciones de 2014, he llegado a las siguientes conclusiones:
1- Para mi gusto, ninguna de las opciones actuales, a saber: Juan Carlos Navarro, Juan Carlos Varela, José Domingo Arias, candidatos independientes por definirse, y quién surja del FAD, han articulado un discurso creíble, enérgico, convincente y comprometido con una hoja de ruta en pro del rescate de nuestra agonizante y secuestrada institucionalidad democrática. Hoja de ruta esta que, defina los tiempos y formas para convocar a una constituyente.
2- Tampoco se les ve ímpetu alguno para romper con la acostumbrada impunidad de administraciones salientes que no son auditadas seriamente y en el marco de la ley, por las administraciones entrantes. Costumbre perversa que frustra a la ciudadanía que es víctima de la falta de rendición de cuentas, toda vez que, los politiqueros en campaña prometen meter presos a todos los infractores y defraudadores del erario público, pero una vez en el poder, miran hacia otro lado. No se trata de prometer politiqueramente lo que están impedidos de realizar por ley y separación de poderes; se trata de que se comprometan a realizar una auditoria forense que revise hasta el último real manejado por el gobierno de turno, y someter los resultados de dichas auditorías a las autoridades competentes que mediante una constituyente previa, deberán ser nuevas e independientes.
3- Con relación a la pobreza general y extrema, desigualdad, canasta básica disparada, alto costo de la vida, sistema educativo decadente, inseguridad, carencia de agua potable, basura inundando la nación entera, abandono del agro, léase, falta de soberanía y seguridad alimentaria, etcétera, tampoco he escuchado de ninguna de las opciones electorales, un discurso contundente acerca de cómo erradicarán estos males que golpean a nuestro país que se jacta de primermundista, pero tiene demasiados problemas tercermundistas por resolver. Es cierto que hay amagos superficiales, y se balbucean tímidamente estos temas prometiéndose como en todas las campañas, darles solución; sin embargo, no son abordados de una manera profunda, seria, científica, y creíble que explique el cómo lograrán erradicar estas problemáticas.
Quizás la ausencia de discursos enérgicos, convincentes, y serios que tracen una hoja ruta clara de desarrollo humano integral, conservación del medio ambiente, y manejo fiscal responsable que sostenga el crecimiento económico que experimenta Panamá apelando a la creatividad, productividad, y valor agregado, y no al fácil pero caro camino del endeudamiento que pone una carga muy pesada sobre los hombros de las futuras generaciones, obedezca a que la campaña política recién comienza, y los partidos políticos e independientes se encuentran trabajando en sus respectivos planes de gobierno, proyectos de Estado, y visión de país.
Sin embargo, ya vemos a los principales partidos en caravanas con banderitas, y pegando propaganda política en postes, casas, y muros. También hemos visto las primeras escaramuzas que parecen anunciar la campaña sucia que se avecina. De modo que, bien pudieran los candidatos comenzar a presentar sus ofertas electorales y ser más beligerantes en el quehacer nacional, señalando lo malo sin caer en demagogia, y explicando cómo solucionarán estas problemáticas cuando sean gobierno.
Finalizo destacando mi opinión personal acerca de los tres candidatos definidos en propiedad hasta la fecha, a saber:
1- José Domingo Arias: En mi opinión el candidato del oficialista partido Cambio Democrático, no es un candidato fuerte para ganar una contienda electoral en buena lid, y tampoco lo considero un líder estadista capaz de enrumbar a Panamá por derroteros de desarrollo. No me imagino al candidato José Domingo Arias diciendo que fortalecerá la institucionalidad democrática del país convocando a una constituyente que sanee la podredumbre que corroe el sistema, prometiendo que promoverá la investigación a todos los niveles, de todos los casos de corrupción acaecidos durante el actual gobierno, reconociendo los yerros de la administración actual y proponiendo ajustes para salvar dichos fracasos, etcétera. Solo me lo imagino repitiendo cual disco rayado durante toda la campaña, que el actual gobierno es el mejor de los últimos 40 años, que el Presidente Ricardo Martinelli, en su opinión, roza la perfección y es el mejor, y que él es su heredero político –como Maduro lo es de Chávez– elegido por los dioses para continuar con más “cambios”.
El candidato Arias como panameño que es, tiene todo el derecho a aspirar a la presidencia, ergo, respetamos ese derecho, y a su persona; sin duda esta experiencia le beneficiará a futuro, como quiera que es un candidato joven. Empero, hoy por hoy, pareciera carecer de una agenda y discurso propio, no habla de los principales problemas sociales que aquejan al país, y está aferrado a la figura del Presidente Ricardo Martinelli a quien menciona e invoca hasta la saciedad en todas sus apariciones públicas, eclipsando con sus alabanzas dedicadas al fuerte liderazgo del mandatario, a su propia figura en ciernes la cual debiera promover como candidato que es, al punto de darle a su candidatura un matiz de reelección presidencial indirecta. Es decir, como el presidente no puede relegirse por prohibirlo la Constitución, el CD escoge a un candidato dócil, manejable, que no brilla con luz propia pero refleja la luz del mandatario que es su sol, para así garantizar que el Presidente Ricardo Martinelli siga gobernando y mandando desde las sombras, a través de una hipotética presidencia de José Domingo Arias, quien no se atreve a ser él mismo, ni a ejercer el protagonismo, espacio político, cuota de poder, y liderazgo de su partido, y hasta ahora ha asumido un rol secundario de representante del verdadero líder que controla, manda y gobierna en Cambio Democrático, léase, Ricardo Martinelli. Esa es la percepción que tengo sobre el candidato José Domingo Arias debido a su actuar y pronunciamientos.
2- Juan Carlos Varela: En mi opinión el candidato Varela es un panameño con sensibilidad social, ideales y buenas intenciones. También me da la impresión de que es un candidato con luces claras, e inteligente, que conoce el país y sus principales problemas que requieren de solución impostergable. Su estilo conciliador y poco altisonante resulta refrescante toda vez que, los panameños estamos saturados e intoxicados del mediático y omnipresente protagonismo, carácter confrontacional, y manera de hablar -por no decir de insultar- del Presidente Ricardo Martinelli.
Ahora bien, el principal obstáculo que deberá salvar el candidato Varela para convencer al electorado de que es capaz de enrumbar al país hacia el primer mundo y desarrollo, es su pasado reciente, léase, su etapa como aliado del gobierno de turno. Los 26 meses de alianza con Cambio Democrático constituyen una pesada carga que no será fácil de llevar. Ergo, se espera más beligerancia -en el buen sentido de la palabra- por parte del candidato Varela para que logre desvincularse definitivamente del gobierno de turno, y consolidarse como un verdadero líder opositor y opción diferente a la actual. Mientras siga siendo Vicepresidente, y se atribuya los logros del gobierno de turno (100 a los 70, Proyecto Curundú, etc.), pero pretenda marginarse de los yerros del mismo, su candidatura seguirá siendo algo confusa y ambigua para el electorado.
3- Juan Carlos Navarro: Considero que el candidato Navarro es un panameño muy capacitado e inteligente que tiene una clara visión de país y la suficiente constancia como para alcanzar sus metas. Me da la impresión que, tiene un verdadero y sincero deseo de transformar a Panamá para bien. Al igual que el candidato Varela, su carácter no confrontador garantiza una presidencia más tranquila y diferente a la actual que se ha caracterizado por confrontaciones con todos los sectores, grupos, y gremios nacionales.
No obstante, su ausentismo en las principales crisis acaecidas durante la actual administración, su falta de pronunciamiento en momentos cruciales, y su renuencia a responder de manera enérgica ante los embates que le han dedicado y le seguirán dedicando durante la campaña política desde el oficialismo, pueden dar la falsa impresión de carencia de liderazgo y ausencia del carácter requerido para levantar al país de la ruina política y moral en que está; para tomar y ejecutar las decisiones necesarias para convocar a una constituyente, modernizar el código electoral dotándolo de transparencia, auditar como se debe a la administración saliente; y para enrumbar a Panamá por derroteros de desarrollo humano y justicia social, hasta alcanzar el primer mundo.
Es cierto que, no es buena estrategia caer al bajo nivel de quienes con provocaciones buscan enlodar la campaña política, sin embargo, tampoco es bueno ausentarse en demasía, pasar desapercibido, y no reaccionar cuando es propicio. Es posible responder contundente e inteligentemente, sin perder la elegancia, ni caer en chabacanería ni patio limoso, cuando la ocasión lo amerita y procede hacerse sentir imponiendo respeto y liderazgo.
En fin, amanecerá y veremos si mejoran la oferta electoral, discursos, propuestas, y proyectos de país, los cuales hasta ahora dejan mucho que desear. Solo espero que la oposición no caiga en triunfalismos, ni se duerma en los laureles, como quiera que, desconocemos las distorsiones que puede causar en el sistema electoral, una exagerada como nunca antes, danza de millones inyectados a la campaña oficialista. Así como Cambio Democrático rompió el bipartidismo en las pasadas elecciones, en la actual con todo y las carencias del candidato José Domingo Arias, pueden lograr la continuidad del gobierno, gracias al clientelismo de un pueblo necesitado y dispuesto a venderse al “mejor” postor, y a la asesoría de consultores expertos en producir milagros electorales. Si no se hace un trabajo serio de docencia para educar al pueblo acerca de las consecuencias del clientelismo político, los yerros del gobierno actual, los mitos y realidades de los subsidios, y la importancia de votar responsablemente, podemos llevarnos una amarga sorpresa.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.