Por: Erick Simpson Aguilera
Sucedió en un reino llamado Latam que, surgió de las entrañas del bajo mundo, un personaje siniestro conocido como El Príncipe de los Ladrones. La astucia y sagacidad de este personaje oscuro para despojar a sus víctimas, rozaba la excelencia; pocos ladrones eran tan hábiles como este hampón, a la hora de esquilmar los bienes ajenos.
Pero, ¿quién era este ladrón tan especializado en el arte del despojo?
Bien, pues, su historia comienza en uno de los tantos barrios pobres que pululan en el Reino de Latam. Este reino (Latam) era gobernado por una casta criolla descendiente de los primeros ladrones que saquearon estas ricas tierras en nombre de la “civilización”. Cazadores de fortuna; condenados a muerte; prisioneros de la peor calaña; piratas; corsarios; bucaneros; filibusteros; en fin; las peores prendas de una tierra lejana, fueron los pioneros en el saqueo sistemático y genocida que sufrió, y continua padeciendo hasta nuestros días; el Reino de Latam.
Oro; plata; cobre; piedras preciosas; riquezas sin fin y a manos llenas, fueron expoliadas por los ladrones originales; hasta que, su prole que había nacido en estas ricas tierras, decidió que era hora de relevar a sus hampones padres, en el robo, saqueo, hurto y despojo de las casi inagotables riquezas del Reino de Latam.
Así las cosas, en el transcurso del tiempo, nació de entre las clases oprimidas, el protagonista de nuestra historia, léase, El Príncipe de los Ladrones. Una manilla, bate y bola de baseball; una bicicleta, zapatillas, y cartera, fueron los primeros objetos que hurtó a sus amigos del barrio, cuando apenas era un niño.
A medida que transcurría el tiempo, su hambre por apoderarse de lo ajeno, se tornó insaciable; razón por la cual, se especializó en el robo de autos, asalto a bancos, tumbes de droga, y demás actividades ilícitas que fueron aumentando su caudal monetario en gran manera hasta convertirlo en uno de los hombres más ricos y poderosos del Reino de Latam. Las ganancias productos del robo, muy hábilmente las invirtió en negocios “legales”, convirtiéndose así, en un “respetado” hombre de negocios, muy admirado por la corrupta, materialista, consumista, y hedonista clase dominante descendiente de los ladrones originales –también conocidos como Los Conquistadores– quienes veneran y admiten en su cofradía a cualquier espécimen de baja ralea siempre y cuando tenga una cuenta bancaria impresionante y de buen tamaño.
No obstante la gran riqueza que había acumulado “legalmente” por sus nuevos negocios, las ansias de robar que sufría El Príncipe de los Ladrones, seguían in crescendo; razón por la cual continuó cual cleptómano incontrolable, en sus andanzas, y subiendo aun las apuestas, como quiera que, ahora robaba grandes fincas (haciendas agrícolas y ganaderas, fincas de playa, etc.), usurpaba negocios ajenos por medio de la extorsión (bancos, medios de comunicación), en fin, se había transformado en un mafioso de cuidado.
Así las cosas, en la alta sociedad se celebró una boda de alcurnia a la que fue invitado el Hampa protagonista de nuestra historia. Entre los invitados también estaba, uno de los políticos más poderosos del Reino de Latam, conocido como El Padrino, el cual invitó al Príncipe de los Ladrones a una mesa aparte para charlar sobre negocios.
Así que, te consideras el ladrón más grande y hábil que ha pisado este reino, le preguntó El Padrino al Príncipe, quien contestó, efectivamente, considero que me he especializado en el arte del robo, llevándolo a niveles de sofisticación no vistos.
Ajá, ya veo, le respondió El Padrino mirándolo fijamente con una sonrisa burlona. Qué tal si te digo que, en realidad eres un niño de pecho al lado de los verdaderos ladrones, replicó El Padrino. Eres un pobre ladronzuelo de poca monta porque solo robas bienes materiales, continúo afirmando el político. Sin embargo, veo mucho potencial en ti para el crimen; eres cínico, insensible, y mentiroso; tienes el perfil, la casta y raza para ser un gran ladrón; siempre y cuando, me permitas ser tu mentor, tu guía, y tu maestro, en las artes del robo y el saqueo.
Ok, qué debo hacer para llegar a ser uno de los más grandes ladrones que ha pisado el mundo, preguntó El Príncipe de los ladrones. Sencillo, replicó El Padrino, para ser un gran ladrón, solo debes incursionar al corrupto mundo de la política, al cual yo te introduciré, usando a mi partido político como plataforma para catapultarte como candidato a la presidencia de una de las satrapías del Reino de Latam.
Pero, cómo sería esto posible sí, todo el mundo conoce mis actividades ilícitas, mi afición por el robo y el saqueo; nadie votaría por mí. No te preocupes, recuerda que, este reino está habitado por masas incultas a las que hemos idiotizado y zombificado a través de programación chatarra en los medios de comunicación de los que somos dueños; destruyendo su sistema educativo para que sean cada día más ignorantes; perpetuando la miseria y pobreza a la que los hemos sometido para robarles la voluntad de romper las cadenas; e imponiendo un sistema político clientelista e ilusorio que, alivia levemente las penurias que nosotros mismos les causamos. De manera que, como tenemos sus cerebros –capacidad de pensar– y voluntad –capacidad de actuar– secuestrados, ellos creerán lo que nosotros les digamos que crean, y, a través de propaganda y campañas publicitarias, elevaremos tu caída imagen hasta convertirte en un paladín de la justicia, en un salvador de las masas oprimidas, en una opción de cambio, y verás cómo todos esos borregos votarán por ti.
Entonces, cuando llegues a la presidencia, te enseñaré cómo es que se roba de verdad, porque, podrás apropiarte del erario público, pero también, podrás robar bienes intangibles como son, la esperanza de un pueblo, el futuro de los jóvenes, los sueños de la población, el destino de muchos, la paz de una nación, la tranquilidad ciudadana, la alegria, las vidas mismas; en fin, te daré a probar las mieles del robo, cuando disfrutes al saber que, mientras saqueas el tesoro nacional, muchos mueren de hambre y padecen pobreza en la satrapía que presides, y aun así, te aplaudirán y venerarán cuando les tires los huesos y migajas de tus despojos.
No hay placer comparable a mezclar el robo material, con el robo intangible, y que aun así, la gente te trate de Don Fulano de tal. Dejarás de ser un ladrón de poca monta, para convertirte en Don Ladrón, concluyó El Padrino. Mientras el Príncipe de Los Ladrones extasiado saboreaba y visualizaba las nuevas oportunidades que se le abrirían para seguir perfeccionando sus destrezas en el arte del robo.
Pasaron los años, y El Príncipe de los Ladrones bajo la tutela del Padrino, llegó a la presidencia, y en un período de mandato, saqueó el tesoro nacional con gran maestría, despojando además de las riquezas materiales, los sueños, las sonrisas, la alegría, tranquilidad, paz, sosiego, y esperanzas en él depositadas por los incautos votantes que creyeron en su engaño. Los jóvenes siguieron con una educación pésima y sin futuro, presas de las drogas y la violencia; los pobres siguieron muriendo de hambre; los ciudadanos del reino siguieron esclavizados bajo el peso de las deudas y el alto costo de la vida; en fin, les robaron el patrimonio, las esperanzas y la voluntad.
Misión cumplida, le dijo El Príncipe de los Ladrones al Padrino; ahora si soy uno de los hampones más grande que ha pisado este mundo. Jajajajaja, reía burlonamente el Maestro; cuánto te falta por aprender novato, jajajaja; apenas eres un Don Ladrón más del montón, pero aun no eres uno de los más grandes ladrones especialistas y profesionales en el mundo del crimen. Acaso eres un banquero del Cartel del Norte (Imperio ubicado al norte de América con aliados en la tierra antigua de donde llegaron los primeros ladrones que expoliaron el Reino de Latam).
Cuando estés dispuesto a vender tu alma al ángel caído que gobierna todo el mundo, me avisas para iniciarnos en la hermandad Iluminati, y así introducirnos en los misterios oscuros de la banca mundial. Entonces disfrutaremos el gran placer de manejar todo el dinero del mundo a nuestro antojo para controlar los alimentos, aguas, tierras, energías, etcétera. Gozaremos cuando los incautos nos confíen sus ahorros; cuando esclavicemos a la gente con créditos que otorgaremos con dinero ajeno y ficticio. Entonces, saborearemos el deleite de financiar guerras, de lavar dinero proveniente del tráfico de drogas, armas, y personas. Nos extasiaremos cuando los esclavos que encadenaremos con créditos, no puedan pagar sus deudas por las crisis financieras que nosotros mismos crearemos, y podamos en consecuencia, despojarlos con gran placer de sus viviendas, autos, y futuro. Y lo más delicioso será, cuando con la ayuda de los títeres que pondremos de presidentes en cada país, el dinero “ciudadano” de los tesoros nacionales, sea transferido a nuestros bancos para salvarnos de la crisis que nosotros mismos crearemos con nuestra especulación y malas prácticas; y como postre, también los dineros depositados por los ahorristas en nuestros bancos, serán incautados para rescatarnos de la crisis con dinero ajeno.
Jajajaja; a eso le llamo yo, llevar el arte del robo a la perfección; jajajaja, retumbaban las carcajadas de ultratumba del nefasto Padrino, mientras Don Ladrón sorprendido y admirado respondía, pero por qué banqueros del norte, mejor “compremos” bancos de Latam. Tú si eres imbécil, replicó El Padrino, no entiendes que el Reino de Latam es vasallo del Reino del Norte; que aquí somos simples sátrapas; que nuestra banca está limitada y catalogada como paraíso fiscal; y que el verdadero poder viene del norte, donde los bancos tienen licencia para matar, robar y lavar capitales. Por tanto, lo que más nos conviene es, firmar los contratos para pertenecer a la Hermandad o Cartel de Ladrones Iluminatis, y catapultarnos así, a las grandes ligas del crimen mundial, en las cuales tendremos mayor alcance para hacer daño, destruir vidas, robar almas; en fin, para usurpar bienes tangibles e intangibles como te he enseñado.
Wow; me falta tanto por aprender; quisiera llegar a ser algún día, un ladrón de tu estatura, estirpe, raza y casta; por eso estoy dispuesto a firmar el contrato con el ángel caído; concluyó diciendo El Príncipe de los Ladrones; jajajaja; reía a carcajadas y tenebrosamente, El Padrino.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
Nota: Si te consideras un político honrado, por qué te incomodas por un cuento ficticio basado en hechos no reales –valga la redundancia- . O ¿será que te sientes identificado con algunos de los personajes de esta novela?
Juan 10:10: El ladrón (Satanás) no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo (Jesús) he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Un pensamiento en “El Cartel de los Ladrones”
rolando sinserie
Yo! creo que todos los ladrones deven ser fichados, y divulger su foto, para que todo aquel que tenga una computadora tenga acceso.
La policia cuando detengan a un !MATON! o SICARIOs deve de darle acceso a los fotografo y tomarle foto a su perfil para que todos aqui en PANAMA lo puedan INDENTIFICARLOS cua sean visto en la calle o avenida.