POR: MAURO ZÚÑIGA ARAÚZ
Todo ciudadano tiene plenos derechos a participar en las contiendas políticas de sus respectivos países. Ya yo he señalado mi opinión que los que a los partidos, llámeseles de derecha, de izquierda, de arriba o de abajo, se les pasó su tiempo; que los mismos, por aferrarse al carrusel de la democracia representativa se han convertido en piezas de museo. He sostenido también que la vía para salir de ese atolladero que sólo beneficia a un reducido grupo, es a través de la convocatoria a una Asamblea Constituyente Originaria, Participativa e Incluyente, que desemboque en un nuevo pacto político, económico, social y cultural entre todos los panameños. Que un Asamblea Constituyente no se limita a elaborar una nueva constitución sino que el pueblo se convierte en agente constituyente, vale decir, en poder constituyente. En esta asamblea, los partidos políticos no tienen ni arte ni parte. Para mí, esos son grupos privilegiados y antidemocráticos que la constitución vigente les otorga la facultad de escoger a las personas que van a ocupar los cargos dentro del engranaje gubernamental y a los ciudadanos no le queda otra opción que tomar una papeleta con los nombres que nos van a representar, como quien escoge un plato de comida del menú que el restaurante nos presenta. Queda, entonces, la actividad ciudadana limitada a un despojo: les entregamos nuestra capacidad de decidir y de vigilar a otras personas. A los pocos meses de posesionare el nuevo gobierno, nos limitamos a protestar y a denunciar, y a esperar las próximas elecciones para darle el voto de castigo y que continúe el mismo carrusel con los mimos rostros o con rostros nuevos, pero contemplando la misma película.
No esperemos que una Asamblea Constituyente Originaria, Participativa e Incluyente sea convocada por el gobierno, ni tampoco a través de los mecanismos constitucionales para convocar a una paralela. Lo pueden hacer, pero no será ni originaria, ni participativa, ni incluyente. La única fórmula de convocarla es a través de las organizaciones que el pueblo vaya creando. Es por eso que veo con buenos ojos la formación de la Alianza Nacional Estratégica constituida por muchas agrupaciones de base. Pero veo un peligro y es la infiltración de personas que aspiran a participar en la próxima contienda electoral. Eso puede llevar a vincularla con aspiraciones personales y restarle fortaleza. Lo repito: toda persona puede participar en las elecciones de 2014, pero, por favor, no busquen escudos ni se cobijen dentro de estas organizaciones.