Por: Erick Simpson Aguilera
Según los resultados del estudio realizado por la Empresa Education First, Panamá ocupó el lugar 51, entre un total de 54 países evaluados, y el último lugar a nivel de LATAM, en el dominio del idioma ingles; es decir que, somos uno de los peores países del mundo en el conocimiento y uso del idioma ingles. Situación penosa que, no me sorprende como quiera que, la misma es sintomática del deplorable estado en que se encuentra nuestro rezagado sistema educativo.
Sin embargo, nuestros gobernantes se jactan de que somos el Dubái, el Singapur de las Américas, y demás yerbas aromáticas por el estilo; cuando la realidad es que, resulta imposible salir del subdesarrollo y alcanzar un desarrollo humano del primer mundo, pasando por alto el tema educativo. Ergo, por más rascacielos y autopistas que construyamos, mientras nuestro sistema educativo continúe siendo uno de los peores del mundo, seguiremos siendo un país tercermundista con falsos aires de primer mundo (no es lo mismo crecimiento económico, y obras de infraestructuras, que desarrollo humano).
Resulta contraproducente que, un país que por su posición geográfica es un hub multimodal de servicios de toda índole, léase, aeroportuarios, marítimos, financieros, etcétera, se dé el lujo de no dominar el idioma universal de los negocios.
Mientras seamos gobernados por politiqueros carentes de visión estratégica, de un proyecto serio e integral de país, que solo son diestros en populismo (regalar bolsas de comida a cambio de votos), clientelismo político (donantes ocultos que invierten financiando campañas electoreras a cambio de prebendas y contratos), transfuguismo, nepotismo, corrupción, negociados, concentración de poder, atentando contra la institucionalidad democrática, y otras malas artes por el estilo, Panamá seguirá siendo presa de la ignorancia, pobreza, delincuencia, desigualdad, injusticia social, y politiquería barata.
Cuanta falta nos hacen panameños que sean verdaderos patriotas con un amor comprobado por la nación, y no mercaderes ávidos de ganancias deshonestas; personas con visión y un proyecto de desarrollo humano integral (no confundir con obras de infraestructuras y concreto); estadistas dispuestos a atacar de frente el tema de la desigualdad socioeconómica que nos agobia, erradicándolo de raíz (valga la redundancia), y dando punto final, al sistema feudal que impera en el país, según el cual, Panamá es una finca patrimonio de una pequeña élite, y la mayoría de panameños somos simples esclavos modernos, sin derecho a una buena calidad de vida, ni a un desarrollo humano elevado, no obstante la gran riqueza que produce la nación, la cual es acaparada por unas pocas familias. Riqueza que, si fuera bien administrada y distribuida equitativamente, nos colocaría como un país desarrollado.
Sin embargo, dicho escenario de desarrollo humano integral para todos, seguirá siendo un sueño; toda vez que, Panamá está secuestrado por politiqueros que no atentarían jamás, contra el feudalista sistema clientelista que, perpetúa la pobreza gracias a la ignorancia del pueblo. Para qué, dicen ellos, abrirles los ojos a los ciegos con la luz de la enseñanza que provee un sistema educativo de calidad, cuando podemos seguir produciendo borregos manipulables y moldeables para que trabajen (por no decir, para explotarlos) en nuestra finca conocida como Panamá.
Dicho lo cual, procedo a facilitarles el ranking en cuestión, para que saquen sus propias conclusiones.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
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