Por: Erick Simpson Aguilera
Sé que tamaño titulo puede resultarle a algunos, un poco exagerado, toda vez que, desde que la “democracia” llegó a Panamá, las contiendas electorales han sido transparentes respetándose el cambio de mando del gobierno a la oposición sin mayores sobresaltos. No obstante, debemos reconocer que, los tiempos que vivimos en la actualidad, no corresponden a período alguno de la era “democrática”; hasta el punto que, los propios magistrados del Tribunal Electoral, han encendido las luces de alerta y manifestado públicamente que, temen la posibilidad de un fraude electoral en las elecciones de 2014. De modo que, el titulo del presente articulo, no resulta tan descabellado después de todo.
Así las cosas, es importante analizar los hechos acaecidos en la Asamblea Nacional tocante a las reformas electorales, como quiera que, más allá de las formas, entiéndase por formas, las bufonadas de los diputados oficialistas –la mayoría de los cuales son tránsfugas– quienes haciendo alarde y gala de sus limitaciones morales y mentales para debatir argumentando en buena lid y articulando discursos de altura sin recurrir a la chabacanería, se dedicaron más bien a arengar, despotricar, descalificar, ningunear, a mostrar los puños en actitud desafiante, a hacer muecas, y reírse burlonamente como si fueran unos párvulos, lo que en realidad me preocupa es, el tema de fondo que esconde dichas reformas; toda vez que, estamos claros que no podemos esperar otra cosa de los padrastros de la patria que, bufonadas, maromas y piruetas circenses que buscan distraernos de la agenda de fondo que en realidad persiguen.
En este sentido, es oportuno señalar que, no pretendo satanizar las reformas per sé, ni alegar que las mismas servirán de plataforma para la comisión de un fraude electoral en 2014; no; no es eso de lo que hablo. Si bien es cierto que, las reformas en cuestión benefician exclusivamente a los diputados oficialistas -o al menos eso creen ellos- también es cierto que, los mismos no han hecho nada innovador, como quiera que, los madrugonazos, trajes a la medida de un partido equis, leyes impopulares, etcétera, no son patrimonio del gobierno de turno, y, muchos de los diputados de oposición que hoy se rasgan las vestiduras, son expertos legislando de espalda y en contra del pueblo cuando han sido gobierno.
Dicho lo cual destacó que, mi verdadera preocupación y lectura de fondo del tema que nos ocupa, conciernen a una campaña sistemática de desprestigio, desconocimiento y deslegitimación en contra de los magistrados del Tribunal Electoral, y la Sociedad Civil, llevada a cabo por los voceros más recalcitrantes del gobierno de turno. Eso es lo que me asusta y preocupa.
Cómo es posible que, un gobierno desprestigiado por numerosos escándalos de corrupción, que ha rotó record atentando contra la institucionalidad democrática al hacer añicos la separación de poderes gracias a la promoción del transfuguismo y otras malas artes por el estilo, haga caso omiso del proyecto de reformas electorales consensuado por los partidos políticos, la sociedad civil y el Tribunal Electoral en la Comisión Nacional de Reformas Electorales, proyecto que entre otros puntos medulares incluía los siguientes: la transparencia en el financiamiento privado y topes a los gastos y a las donaciones, medidas para reducir el costo de las campañas y la saturación de la propaganda electoral, debates presidenciales, igualdad de género, libre postulación para presidente y vicepresidente de la República, etcétera, para imponernos unas reformas Made in CD, impulsadas por unos diputados tránsfugas cuya legitimidad está por el suelo, y pretendan decirnos a los panameños que, esas reformas apócrifas son para modernizar la democracia. Hay que ser cínicos en la vida, para esgrimir tamaño exabrupto como argumento.
De manera que, por desconocer la iniciativa de reformas electorales promovidas en consenso por la mayoría de sectores representativos del país –incluido el Tribunal Electoral– y por ningunear un día si y otro también, a la Sociedad Civil y a los magistrados del Tribunal Electoral, pretendiendo sembrar sombra de duda sobre el actuar de los mismos, es que, me temo que el CD está vulnerando la institucionalidad, atentando contra la transparencia, y rebasando los limites de la legitimidad, de cara a las elecciones de 2014. Amanecerá y veremos.
Finalizo señalando que, la suma del clientelismo a ultranza tipo El Bebedero; el desconocimiento de las reformas electorales propuestas por la CNRE; la aprobación de las reformas Made in CD; la legitimación de las campañas sucias; la activación de fuerzas de choque para agredir físicamente a los opositores cual si de un déjà vu de los “Batallones de la Dignidad y CODEPADIS” se tratará; la satanización de la Sociedad Civil; y la campaña sistemática para defenestrar a los magistrados del Tribunal Electoral, me llevan a pensar que, estamos viendo los primeros y fuertes vientos que anuncian una tormenta perfecta de cara a los comicios de 2014. Ojala me equivoque.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.