Por: Erick Simpson Aguilera
Lo sucedido con el tema de las reformas electorales que fueron formuladas y consensuadas durante un año de debate, discusión y análisis, por la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE) integrada por representantes de los partidos políticos y miembros de la sociedad civil, para ser archivadas definitivamente por la Asamblea Nacional que, acto seguido procedió a remplazarlas por un proyecto ley de reformas electorales apócrifo que, a diferencia de las consensuadas en el Proyecto N° 292, por el cual se reforma el Código Electoral y se modifica la ley 59 del 28 de diciembre de 2006), nació de los intereses mezquinos y exclusivos de un grupo minúsculo de diputados carentes de credibilidad y autoridad moral por ser en su mayoría tránsfugas que se han burlado de la voluntad popular, demuestra que, los panameños somos rehenes de una clase política que deja mucho que desear, desprecia la participación ciudadana y odia el consenso. Dicho en bueno panameño, a los diputados les importa un comino lo que opinen las mayorías, y promoverán su egoísta agenda electorera de reelección, contra viento y marea y por encima de lo que piensen los panameños.
Así las cosas, los promotores del nuevo proyecto de Ley que modifica artículos del Código Electoral, pretenden convencernos a los ciudadanos de que, dichas reformas apócrifas y carentes de consenso, son beneficiosas para nuestros intereses.
Sin embargo, apreciados lectores, díganme sinceramente, qué les resulta prioritario en el particular que nos ocupa, los temas electoreros que propone el nuevo proyecto, o los temas de transparencia que propone el archivado Proyecto N° 292, por el cual se reforma el Código Electoral y se modifica la ley 59 del 28 de diciembre de 2006.
Si bien es cierto que, es importante reglamentar las candidaturas presidenciales independientes, y acortar los asfixiantes e intoxicantes periodos de campañas electorales, también es cierto que, dichos temas son incluidos en el nuevo proyecto de reforma, a manera de caramelos para contentarnos y estafarnos a los ciudadanos, cual si de niños e ignorantes nos tratarán; toda vez que, en el fondo lo que persigue dicho proyecto de reformas, es la reelección de los tránsfugas por medio de la derogación del voto en plancha, y evitando que alianzas distintas respalden a un candidato a representante, diputado y alcalde.
Sí, ya sé que, los promotores de tan nefasta reforma dirán que, las mismas son la panacea, que dos días de participación en los debates a quienes se opongan son suficientes y mejores que lo consensuado durante un año por la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE) integrada por representantes de los partidos políticos y miembros de la sociedad civil, que estos cuatro temas benefician a los ciudadanos, que la transparencia en el torneo electoral no es un tema tan importante como los 12 artículos electoreros que ellos proponen, y demás hierbas aromáticas por el estilo.
Sin embargo, la realidad es que, dichas reformas como han expresado representantes de la sociedad civil, partidos políticos de oposición y hasta magistrados del tribunal Electoral, constituyen un traje a la medida de los intereses mezquinos y agenda exclusiva, de los diputados de la bancada oficialista, la mayoría de los cuales son tránsfugas que han atentado contra la institucionalidad democrática al burlarse del voto de los ciudadanos.
De manera que, si la Asamblea Nacional decidió archivar el Proyecto de Ley N° 292, por medio del cual se reglamentaban, entre otros temas importantes, los concernientes a: la transparencia en el financiamiento privado y topes a los gastos y a las donaciones, medidas para reducir el costo de las campadas y la saturación de la propaganda electoral, debates presidenciales, igualdad de género, libre postulación para presidente y vicepresidente de la República, etcétera, entonces que no pretendan meternos gatos por liebres. Si los temas de transparencia electoral que si benefician a la ciudadanía, no son importantes para los diputados, pues, sus temas electoreros para perpetuarse en el poder y seguir con su fiesta en detrimento del país, tampoco son importantes para nosotros.
No al nuevo proyecto de ley de reformas electorales.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
Nota: A manera de aporte para los apreciados lectores que quieran profundizar en el tema, documentarse, y comparar el nuevo proyecto de ley de reformas electorales, con el archivado por la Asamblea Nacional, Proyecto de Ley N° 292, procedo a postear ambos a continuación: