Por: Erick Simpson Aguilera
Buen día apreciados lectores.
Sin animo de echarle mas leña al fuego, sino mas bien, de analizar con el derecho ciudadano a opinar que me asiste, me dispongo a compartir con ustedes mis impresiones de las “disculpas” ofrecidas por el Presidente Ricardo Martinelli al periodista Hugo Famanía -a quien trató de humillar de una manera muy baja-, al gremio de periodistas, y al país en general.
En primer lugar considero que, las “disculpas” del Presidente Martinelli dejaron mucho que desear, toda vez que, las mismas debieron ser de igual calibre que las ofensas en las que incurrió; sin embargo, me resultaron muy tibias, tímidas, a regañadientes y medio forzadas, sus «disculpas».
Si el Presidente hubiera señalado de manera frontal como lo hizo en la conferencia de prensa a la hora de ofender, me equivoque, no estuvo bien mi reacción, y le ofrezco mis sinceras disculpas al periodista Hugo Famanía por mi desafortunado proceder, así como a los gremios de periodistas y al país en general, y me comprometo a no volver a utilizar mi cargo para vulnerar la privacidad e integridad moral de nadie más, el país entero hubiera pasado página de este triste episodio y el Presidente se hubiera elevado ante la faz del país y el mundo, como un ser humano de una gran estatura moral.
Sin embargo, muy por el contrario, las “disculpas” ofrecidas por el Señor Presidente Ricardo Martinelli, estuvieron revestidas de una suerte de justificación y tergiversación que empañaron su intención de enmendar su error; como quiera que, dijo de manera muy tibia y forzada, “Si alguien se siente ofendido, si el periodista Famanía se ofendió, pido disculpas”; lo cual deja en tela de duda la sinceridad de sus disculpas al no mostrarse del todo convencido y seguro de, si su actuar fue ofensivo o no. También destacó Martinelli, el llamado de atención que le hizo la Primera Dama; llamado de atención que, me parece muy correcto y razonable, y es un fiel reflejo de cómo nos sentimos la mayoría de panameños que fuimos testigos de su mal proceder, y al igual que la Primera Dama, le exigimos una corrección y le hacemos un llamado de atención para que cesen los insultos e intimidaciones en contra de los panameños.
En mi opinión personal, el Presidente se quedó corto en sus “disculpas” y las contaminó con una suerte de apología a ultranza a favor de Valter Lavitola, a quien pintó como un héroe nacional que ha logrado mucho por Panamá. Por Dios Santo ¿ahora se supone que tenemos los panameños que, sentirnos agradecidos y en deuda con Lavitola?
Por otro lado, si el Presidente pretende justificar su desafortunado insulto a Hugo Famania con un supuesto irrespeto a su familia, la sinceridad de sus “disculpas” queda en entredicho, toda vez que, si de veraz se está disculpando se supone que, es porque reconoce su error, no obstante, si justifica su yerro, pierde fuerza su supuesto arrepentimiento y queda la impresión de que, pudiera reaccionar de igual forma en el futuro si, se considera nuevamente atacado (según él) por la prensa nacional.
Cuando hablo de tergiversación en las disculpas presidenciales, me refiero al hecho de que, el Presidente argumente que, preguntarle a él, porqué se descalifica ahora a Mauro Veloccci por ser supuestamente adicto a las drogas, cuando dicha condición no fue impedimento para negociar con él previamente, y que cuestionarlo acerca del porqué conocía los titulares y contenido de un medio periodístico impreso con un día de anticipación, es un ataque contra su familia, me resulta incongruente, y una tergiversación de los hechos.
Si bien en cierto, un periodista previamente lo había cuestionado acerca de una supuesta vinculación entre su hijo y Valter Lavitola, lo cual en mi opinión no es ningún pecado, como quiera que, la pregunta obedece a unos supuestos emails y grabaciones que forman parte de las investigaciones, también es cierto que, dicha pregunta no fue formulada por Hugo Famanía, quien más bien preguntó, reitero, acerca de Mauro Velocci y el Panamá América; preguntas estas que, no tienen nada que ver con el entorno familiar del Presidente Ricardo Martinelli como él argumenta, y sin embargo, desataron su ira que desembocó en un ataque muy bajo contra la moral e integridad personal del periodista en cuestión.
De pronto mis opiniones pueden resultar muy duras para algunos, al no otorgarle veracidad al Presidente Ricardo Martinelli, en el sentido de que, dudo de la sinceridad de sus “disculpas”; y quizás puede ser que, su servidor sea un tanto prejuicioso con el mandatario, sin embargo, resulta lógico dudar de un discurso presidencial que, un día se compromete en equis asunto, y al día siguiente hace todo lo contrario, como ha sido el comportamiento consuetudinario del mandatario durante su gestión. Para muestra un botón, en la misma conferencia de prensa del tema en cuestión, el presidente dijo, “Pueden preguntarme todo lo que quieran, que no tengo nada que ocultar”, y ya vieron cual fue su reacción a las dos preguntas formuladas por el periodista Hugo Famanía; de manera que, cuando un presidente pierde la credibilidad, los ciudadanos tenemos todo el derecho a dudar de sus palabras que, hoy dicen una cosa, pero mañana hace otra.
Bien, esas son mis impresiones acerca de las “disculpas” ofrecidas por el Presidente Ricardo Martinelli; impresiones que constituyen mi lectura personal de sus palabras, y no tienen porqué ser las únicas sobre el particular, toda vez que, no poseo el patrimonio de la verdad. De modo que, les recomiendo apreciados lectores, que vean el video que posteo a continuación, para que puedan sacar sus propias conclusiones.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.