Por: Erick Simpson Aguilera
Mientras el Gobierno nos entretiene con sus cortinas de humo y shows mediáticos de Ministros que “renuncian” irrevocablemente, porque supuestamente el Jefe de la Policía ha atentado contra la institucionalidad democrática del país, pisoteando la constitución y las leyes, al punto de que, hasta se habló del peligro de un golpe de Estado, para después de unos días revocar su renuncia con la excusa del clamor popular para que se mantenga en el cargo, como si fueran tan indispensables (todo lo contrario), sigue a toda maquina la agenda privatizadora del Gobierno actual que, pretende convertir a Panamá entero en una finca privada, en una S.A. y a todos los ciudadanos, en simple peones de la propiedad privada de un grupo minúsculo que ostenta el poder político-económico.
Como fracasaron en el intento de privatización de los sectores de salud, educación, agua etc. cuando el pueblo rechazó en masa el nefasto proyecto APP (Asociación Público Privada), ahora van a por nuestros recursos hídricos (hidroeléctricas privadas), la Zona Libre de Colón, Cable & Wireless, y todas las empresas mixtas en las que el Estado mantiene un importante numero de acciones.
Ante el apetito voraz del Gobierno de turno por privatizarnos el país entero, cabe preguntar lo siguiente:
1- ¿Para beneficio de quiénes y bajo qué criterios?
2- ¿Cuál es el problema o dificultad que ocasiona para el Estado ser dueño de los terrenos de la Zona Libre Colón?
3- ¿En qué perjudica al Estado Panameño poseer acciones en empresas mixtas?
4- ¿Afecta al servicio que presta Cable & Wireless el hecho que, el Estado sea accionista?
5- ¿El comportamiento de los resultados fiscales de las empresas mixtas, representa pérdidas para el Estado, y si no es así, en qué se basa la iniciativa de privatizarlas?
Hasta ahora entiendo que, Cable & Wireless y las empresas eléctricas, representan dividendos para el Estado al final de cada ejercicio fiscal, y los servicios prestados por dichas empresas bajo el formato mixto, son de calidad, de manera que, si no son estos criterios los que sustentan la ola privatizadora, entonces ¿a qué obedece esta iniciativa?
Es increíble el apetito voraz de aquellos que acceden al poder por el voto de confianza otorgado por la ciudadanía, y una vez en el cargo, se olvidan del pueblo, y traicionan a la nación, haciendo gala de un espíritu vende patria que ruborizaría hasta al mismo Bunau Varilla.
A este paso, si el pueblo no despierta de su sueño, cuando abramos los ojos, nos quedaremos sin patria, sin ríos, sin mares, sin montañas, sin Zona Libre, sin empresas claves y sin nada; todo será privado, como quiera que, el patrimonio nacional será vendido al capital privado foráneo y local, y la mayoría de panameños seremos simples peones y extranjeros en nuestra propia tierra, cuando la misma tenga letreros de “No Pase Propiedad Privada” en sus mejores tierras y empresas.
En caso tal que, el pueblo siga con su aborregada mentalidad regetonera y carnavalesca de poco importa, y nos vendan y privaticen el país entero en nuestras propias caras, al menos debemos velar los panameños pensantes para que, se pague por las privatizaciones los precios justos, y que las mismas sean transparentes –no los atracos leoninos que suelen ejecutar los Bunau Varrilla criollos a la hora de vender y regalar el país a sus compinches– y exigir que el usufructo de las privatizaciones sea depositado en el Fondo Fiduciario como un ahorro nacional, de suerte tal que, el producto de las ventas no se diluya en la caja menuda del Gobierno, siendo dilapidado en pago de deuda, y en sobrecostos de proyectos en entredicho en cuanto a su exagerado manejo presupuestario.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.