Por: Erick Simpson Aguilera
A manera de aporte para mis estimados lectores, les facilito la información técnica, que define en apego a la historia, el significado de la palabra fariseo; la cual se ha hecho muy famosa en Panamá, después que el Presidente Ricardo Martinelli, calificará a sus opositores de fariseos, cuando expresó la siguiente frase:
“Yo perdono a esos pocos fariseos; esos fariseos que se quejan de todo, esos fariseos que no quieren que Panamá progrese.” Ricardo Martinelli
Fariseos:
La secta judía de los fariseos (heb. «los separados») comprendía en tiempos de Jesús alrededor de seis mil miembros; como la de los asenios, se la relaciona ordinariamente con los asideos (heb. hrnridim: «los piadosos») que en tiempo de los macabeos lucharon encarnizadamente contra la influencia pagana (1Mac 2,42). Contaba entre sus miembros a la totalidad de los escribas y de los doctores de la ley, como también a cierto número de sacerdotes. Organizando a sus miembros en cofradías religiosas trataba de mantenerlos en la fidelidad a la ley y en el fervor.
1. Orígenes del conflicto con Jesús. Parece que históricamente la responsabilidad de la muerte de Jesús incumbe en primer lugar a la casta sacerdotal y a los saduceos; a los fariseos no se los nombra en los relatos de la pasión (excepto Jn 18,3); algunos de ellos asumieron abiertamente la defensa de Jesús (Jn 7,50; 9,16) y de los cristianos (Act 5,34; 23,9); varios vieron en Jesucristo al que *cumplía o realizaba su fe judía (Act 15,5) – así Pablo, su más ilustre representante (Act 26,5; Flp 3,5) -. Es un hecho, sin embargo, que gran número de fariseos se opuso encarnizadamente a la enseñanza y a la persona de Jesús. Esta oposición, no ya el oportunismo de los sumos sacerdotes, es la que ofrecía interés a los ojos de los evangelistas, puesto que caracterizaba el conflicto entre el judaísmo y el cristianismo.
Para no juzgar farisaicamente a los fariseos de tiempos pasados es preciso reconocer las cualidades que dieron origen a sus excesos. Jesús admira su *celo (Mt 23,15), su solicitud por la perfección y por la *pureza; Pablo subraya su voluntad de practicar minuciosamente la ley; hay que fe-licitarlos por su adhesión a tradiciones orales vivas. Pero escudándose en su ciencia legal aniquilan el precepto de Dios con sus *tradiciones humanas (Mt 15,1-20), desprecian a los ignorantes en nombre de su propia justicia (Le 18.11s); impiden todo contacto con los pecadores y los publicanos limitando así a su horizonte el *amor de Dios; consideran incluso que tienen derechos para con Dios en nombre de su práctica (Mt 20,1-15; Lc 15,25-30). Y como, según Pablo (Rom 2.17-24), no pueden poner en práctica este ideal, se comportan como *hipócritas, «sepulcros blanqueados» (Mt 23,27). Encerrados en su universo legalista, están ciegos a toda luz, que venga de fuera y se niegan a reconocer en Jesús más que a un impostor o un aliado del demonio.
2. El fariseísmo. Esta utilización de la palabra «fariseos» en un contexto de polémica determina un uso habitual en la tradición cristiana. En este sentido restringido el fariseísmo no es una secta, sino un espíritu, opuesto al del evangelio. El cuarto evangelio conservó algunas escenas típicas sobre la ceguera de los fariseos (Jn 8,13; 9,13.40), pero ordinariamente los asimila a los «*judíos», mostrando así que su conflicto con Jesús tiene un valor transhistórico. Hay fariseísmo cuando se cubre uno con la máscara de la *justicia para dispensarse de vivirla interiormente o de reconocerse *pecador y escuchar el llamamiento de Dios, cuando encierra uno el amor de Dios en el círculo estrecho de su ciencia religiosa. Esta mentalidad se descubre en el cristianismo naciente, entre los judeocristianos con que tropezará san Pablo (Act 15,5): éstos quieren someter a prácticas judías a los convertidos procedentes del paganismo y de esta manera mantener bajo el yugo de la *ley a los que habían sido *liberados de él por la muerte de Cristo. Hay también fariseísmo en el cristiano que desprecia al judío desgajado del árbol (Rom 11,18ss). El fariseísmo amenaza al cristianismo en la medida en que éste retrocede al estadio de observancia legal y desconoce la universalidad de la *gracia. -> Hipócrita – Incredulidad – LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teología Bíblica, Herder, Barcelona, 2001
FARISEOS: Diccionario bíblico Vila Escuaín.
(Transcripción griega del arameo «p’rîshã»: «separado»).
Uno de los tres partidos judíos que menciona Josefo, siendo los otros dos los saduceos y los esenios.
Los fariseos eran los más rigurosos (Hch_26:5). Con toda certeza, la secta de los fariseos apareció antes de la guerra de los Macabeos, como reacción contra la inclinación de ciertos judíos hacia las costumbres griegas. Los judíos fieles vieron horrorizados la creciente influencia del helenismo, y se aferraron con mayor fuerza a la ley mosaica. Al desatar la persecución contra ellos, Antíoco Epifanes (175-163 a.C.) dio lugar a que se organizaran como partido de resistencia. Este rey de Siria ordenó la muerte de todos aquellos israelitas que no quisieran abandonar el judaísmo ni ajustarse al helenismo. Intentó destruir todos los ejemplares de las Sagradas Escrituras, ordenó la muerte de todos los que estuvieran en posesión de un libro del Pacto o que observaran la Ley (1Ma_1:56-57). Los asideos, o hassidim (judíos piadosos e influyentes), y todos los que observaban la Ley (1Ma_2:42; cp. 1:62, 63), participaron en la revuelta de los Macabeos como grupo particular. Aunque no llevaban el nombre de fariseos, fueron ellos, con toda probabilidad, los precursores. Cuando la guerra perdió su carácter de lucha por la libertad religiosa y empezó a perseguir objetivos políticos, los hassidim se desinteresaron. Desaparecieron de la escena durante el periodo en que Simón y Jonatán encabezaron la nación judía (160-135 a.C.).
El término «fariseos» aparece en la época de Juan Hircano (135-105 a.C.). él mismo era fariseo, pero abandonó su partido, uniéndose a los saduceos (Ant. 13:10, 5-6). Su hijo y sucesor, Alejandro Janneo, intentó exterminar a los fariseos. Su esposa Alejandra, que le sucedió en el año 78 a.C., reconoció que la fuerza no podía hacer nada contra la fe; entonces favoreció a los fariseos (Ant. 13:15, 5; 16:1). Desde entonces, dominaron la vida religiosa de los judíos.
Los fariseos defendían la doctrina de la predestinación, que estimaban compatible con el libre albedrío. Creían en la inmortalidad del alma, en la resurrección corporal, en la existencia de los espíritus, en las recompensas y en los castigos en el mundo de ultratumba. Pensaban que las almas de los malvados quedaban apresadas debajo de la tierra, en tanto que las de los justos revivirían en cuerpos nuevos (Hch_23:8; Ant. 18:1, 3; Guerras 2:8, 14). Estas doctrinas distinguían a los fariseos de los saduceos, pero no constituían en absoluto la esencia de su sistema. Centraban la religión en la observancia de la Ley, enseñando que Dios solamente otorga su gracia a aquellos que se ajustan a sus preceptos. De esta manera, la piedad se hizo formalista, dándose menos importancia a la actitud del corazón que al acto exterior. La interpretación de la Ley y su aplicación a todos los detalles de la vida cotidiana tomaron una gran importancia.
Los comentarios de los doctores judíos acabaron formando un verdadero código autorizado. Josefo, él mismo un fariseo, dijo que los escribas no se contentaban con interpretar la Ley con más sutilidad que las otras sectas sino que además imponían sobre el pueblo una masa de preceptos recogidos de la tradición, y que no figuraban en la Ley de Moisés (Ant. 13:10, 6). Jesús declara que estas interpretaciones rabínicas tradicionales no tienen ninguna fuerza (Mat_15:2-6)
Los primeros fariseos expuestos a la persecución se distinguían por su integridad y valor, eran la élite de la nación. El nivel moral y espiritual de sus sucesores descendió. Los puntos débiles de su sistema se hicieron hegemónicos y les atrajeron duras criticas. Juan el Bautista llamó a los fariseos y a los saduceos «raza de víboras». Jesús denunció su orgullo, hipocresía y su negligencia de los elementos esenciales de la ley, en tanto que daban la mayor importancia a puntos subordinados (Mat_5:20; Mat_16:6, Mat_16:11-12; Mat_23:1-39).
En la época de Cristo los fariseos formaban una astuta camarilla (Ant. 17:2, 4) que tramó una conspiración contra él (Mar_3:6; Jua_11:47-57). Sin embargo, siempre hubo entre ellos hombres sinceros, como Nicodemo (Jua_7:46-51). Antes de su conversión, Pablo fue fariseo. Hizo uso de ello en sus discusiones con los judíos (Hch_23:6; Hch_26:5-7; Fil_3:5). Gamaliel, que había sido su maestro, era también fariseo (Hch_5:34). Diccionario bíblico Vila Escuaín.
Después de documentarnos sobre el significado de la palabra fariseo, cabe la posibilidad que, cuando el Presidente Ricardo Martinelli, califica a sus opositores de fariseos, tenga algo de razón, como quiera que, como leímos previamente, habían fariseos buenos como Nicodemo, Pablo, Gamaliel, etc. y malos fariseos que fueron calificados por Jesús como hipócritas y sepulcros blanqueados.
En mi opinión, fuera del gobierno hay más fariseos tipo Nicodemo, que dentro del mismo, donde prevalecen los fariseos del tipo corruptos e hipócritas que se rasgan las vestiduras como si les interesara el bienestar del pueblo, cuando sus acciones demuestran todo lo contrario, es decir, que su fin primario es valerse de sus posiciones para sus propios intereses y en detrimento del pueblo al que dicen servir.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
Mat 23:1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
Mat 23:2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
Mat 23:3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.
Mat 23:4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
Mat 23:5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;
Mat 23:6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,
Mat 23:7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.
Mat 23:8 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.
Mat 23:9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
Mat 23:10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
Mat 23:11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
Mat 23:12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Mat 23:13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
Mat 23:14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
Mat 23:15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
Mat 23:16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor.
Mat 23:17 ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?
Mat 23:18 También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor.
Mat 23:19 ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?
Mat 23:20 Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él;
Mat 23:21 y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita;
Mat 23:22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él.
Mat 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
Mat 23:24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!
Mat 23:25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.
Mat 23:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.
Mat 23:27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
Mat 23:28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
Mat 23:29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,
Mat 23:30 y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas.
Mat 23:31 Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.
Mat 23:32 ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!
Mat 23:33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?
Mat 23:34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;
Mat 23:35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.
Mat 23:36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.
2 pensamientos en “Acerca de los Fariseos”
rica1lasso
No deja de sorprenderme con sus escritos, reflexiones y sugerencias amigo, en esta como en otras se inspiró mucho, saludos!
erick507
Gracias Rica.
Saludos.