Por: Erick Simpson Aguilera
Siguiendo con la disputa fiscal con Panamá, la Comisión de Finanzas del Senado francés rechazó el tratado de doble tributación entre Francia y Panamá, debido a que en opinión de la mencionada comisión, el dispositivo jurídico panameño tiene muchas lagunas.
Muy bien, dicha decisión soberana de Francia, no podemos cuestionarla porque tienen todo el derecho de proceder de tal forma, no obstante, me llama la atención que países como Estados Unidos, España y Holanda (por mencionar algunos) tienen tratados de doble tributación con Panamá (TDT), y no han objetado las supuestas lagunas jurídicas de Panamá, que ahora argumenta Francia.
En cuanto a los efectos que la soberana decisión francesa podría acarrearles a Panamá, estaría el no quitarle el estatus de paraíso fiscal de la lista francesa y de la OCDE, lo que implicaría ciertas medidas discriminatorias contra nuestro país.
Así las cosas, debemos impulsar los TDT (tratados de doble tributación) que están pendientes de aprobación con otras naciones, para cumplir con la cuota de 12 TDT que nos exige la OCDE, como quiera que, el TDT con Francia sería el número 12; ergo, es preciso disminuir los frentes conflictivos cumpliendo con la cuota exigida por la OCDE, hasta reducir dichas disputas fiscales a Francia vs Panamá.
En virtud que Panamá ya le aplicó la ley de retorsión a Francia, al retirar el mandato a la Compagnie Francaise DAssurance Pour Le Commerce Extérieur (COFACE) respecto a un contrato de préstamo de 297,8 millones de dólares destinado a la financiación parcial de las obras de construcción de la línea uno del metro en la Ciudad de Panamá, ahora tocaría extender dicha medida de retorsión a otros intereses franceses en el istmo; siempre y cuando tomemos en cuenta, las siguientes consideraciones.
Es importante agotar todas las medidas diplomáticas de negociación posibles, en el sentido de evaluar qué es lo que se supone que exige Francia respecto a Panamá, y si es viable adecuarnos a dichos requerimientos sin vulnerar nuestra economía y soberanía, toda vez que, mientras Francia se torna enérgica contra Panamá, se hace de la vista gorda en cuanto a los paraísos fiscales de la City de Londres, Delaware USA, y un sinnúmero de paraísos fiscales albergados por países miembros de la OCDE y el G-20, como demostramos en artículos previos que tratan acerca de este particular.
Después de analizar los pros y contras de las exigencias francesas, si las mismas son una suerte de represalia por haber Panamá aplicado la ley de retorsión a COFACE, debemos tomar todas las medidas necesarias para defender nuestra soberanía e impedir que Francia pretenda tratarnos como una suerte de colonia francesa. Por ejemplo, impedir el traslado de material radiactivo transportado por naves francesas por el canal de Panamá, en virtud que, no podemos exponernos a un accidente nuclear para ayudar a los franceses, cancelarle el contrato a la otra empresa francesa involucrada en el proyecto del metro, si es factible aumentarle el peaje a todas las naves francesas que transiten por el canal, y así sucesivamente extender la ley de retorsión a todos los intereses franceses en el istmo.
Entiendo que, debemos actuar con cabeza fría y medir las repercusiones antes de inclinarnos por alguna medida, para lo cual es preciso que nuestras autoridades examinen con lupa las exigencias francesas y si las mismas proceden, usando como marco de referencia el TDT firmado con USA, y no aceptar ninguna concesión más allá de las reconocidas a los norteamericanos, es decir, no cedamos a caprichos de una Francia que tras bombardear Libia para saquear los recursos petrolíferos y acuíferos de dicha nación, se siente la nueva superpotencia del mundo.
Hoy por hoy, la única superpotencia mundial es USA nos guste o no, y si los norteamericanos no objetaron nuestro TDT suscrito con ellos ni cuestionaron laguna alguna en nuestro sistema fiscal, pues, no le concedamos a los franceses ni una tilde ni un punto más, de los concedidos a Estados Unidos, y si no les parece y toman medidas discriminatorias contra nuestro país, pues respondámosles con la ley de retorsión, que otros países con gusto llenaran los vacíos que dejen las empresas francesas que expulsemos del país.
Saludos cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
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