Por: Erick Simpson Aguilera
En nuestro amado pero surrealista país, las perlas que sueltan un día sí y otro también, los políticos criollos en sus comparecencias ante los medios de comunicación, merecen ser registradas y analizadas con sumo cuidado, para entender el porqué de las cosas, para dimensionar sus erróneos conceptos, medir su cuestionable nivel intelectual, y erradicar los vicios que flagelan a la nación.
En ese sentido, quiero traer a colación, cuatro intervenciones de políticos del patio, que me han llamado mucho la atención, toda vez que, las mismas desnudan la visión distorsionada que tienen algunos políticos (la mayoría diría yo) de la cosa pública:
1- Institucionalizando el clientelismo político:
“Hay muchos panameñistas que se acuestan preocupados por sus puestos de trabajo, los cuales ayudaron a la alianza, fueron a una campaña y sienten que el gobierno también les pertenece, y ojala que el presidente no los bote”. Ex Presidenta Mireya Moscoso.
Palabras de la ex presidenta Mireya Moscoso que retratan a la perfección, la visión y conceptualización errónea, que tienen muchos políticos criollos de la cosa pública, a la cual ven como una suerte de botín político a ser repartido cada cinco años, entre los que aportaron dinero para la campaña, y los adherentes del partido político que buscaron votos para ganar las elecciones; los cuales se dividen la piñata llamada Panamá, en ministerios, instituciones, embajadas, consulados, contratos, concesiones, y posiciones para nombrar a los que trabajaron buscando votos, cual si de una agencia de empleos se tratará el gobierno.
Con semejante visión tan primitiva y feudal del estado, no me extraña que no salgamos del subdesarrollo, por más complejos de país primermundista que tengamos, seguimos siendo una nación retrograda que mira al estado con ojos de rapiña, y siempre pensando en cómo saquearlo, más no en cómo desarrollarlo.
Los panameñistas que son funcionarios públicos tienen derecho a preservar sus puestos, no porque se los hayan “ganado” apoyando en una campaña electoral (hasta ahora nunca he visto una papeleta que diga puesto de elección popular para secretaria, mensajero, conductor, oficinista, botella, etc.), sino, por ser ciudadanos panameños con todo el derecho a ser funcionarios públicos y con el deber de cumplir con sus responsabilidades y obligaciones, o de lo contrario ser destituidos. Es decir, el criterio para ser un funcionario público, debiera ser las acreditaciones académicas y el desempeño laboral, no un premio por la búsqueda de votos en campaña.
En virtud del clientelismo político que reina en Panamá, del cual se habla abierta y públicamente como si el mismo fuera una institución correcta y normal, el sector público es tierra fértil para la mediocridad y corrupción, como quiera que, no existe el ascenso y estabilidad laboral en base al mérito, desempeño y esfuerzo, por el contrario, si eres parte del grupo político en el poder, tienes licencia para ser un vago, botella, mediocre, coimero y corrupto, con la seguridad de que nadie podrá pedirte cuentas ni exigirte responsabilidades por tus actos, toda vez que, ese puesto te lo “ganaste” en la campaña buscando votos, y tienes cinco años garantizados para hacer lo que te da la gana en el sector público.
Los que hemos laborado en el gobierno, somos testigos de cómo en cada una de las administraciones sin excepción alguna, absolutamente en todas, pululan los imbéciles, analfabetos funcionales, botellas, vagos, mediocres, y malandrines, los cuales hasta se jactan de que nadie puede hacerles nada, y quienes ganan grandes salarios por el solo hecho de ser miembros del colectivo político en el poder, mientras profesionales con todas las credenciales y preparación necesarias, tienen que realizar su trabajo más el que le corresponde a estos ineficientes clientes políticos, percibiendo mucho menos salario que el hijito de Papá, la botella, y el politiquero de turno, que se “ganó” su posición por ayudar en la campaña buscando votos.
Clientelismo político a ultranza, en su máxima expresión y en estado puro, es lo que reina en Panamá. País en el que se ha institucionalizado la botadera, barrería, el quítate tú para ponerme yo, y la nombradera de botellas y clientes mediocres cada cinco años; situación propia de países atrasados, que es un cáncer que corroe la administración pública panameña, la cual cada cinco años comienza el ciclo de entrenar personal nuevo y prescindir del ya preparado. Sin embargo, la mayoría de los políticos panameños legitimizan y defienden ese nefasto sistema clientelista, definiéndolo como un derecho «ganado», lo cual nos habla de su calidad de politiqueros, más no de estadistas.
Si Panamá pretende convertirse en un país desarrollado, los políticos deben actuar como estadistas y romper con esa visión miope que mira al gobierno como una piñata en la que invierto en campaña para comprar puestos de ministros, directores, jefes, embajadores y cónsules, para ganar concesiones y contratos, o como una agencia de empleo donde nombro a mis clientes que me buscaron votos en campaña (que visión más bananera y tercermundista, pero luego nos creemos la gran cosa como país).
El Sector Publico, más que explotado como un botín político, debe ser reducido en su tamaño, simplificado, modernizado, sistematizado, desburocratizado, para hacerlo más eficiente, y normado por una verdadera carrera administrativa que garantice la estabilidad, ascensos y salarios por méritos y desempeño, protegiendo a los funcionarios públicos, independientemente de su afiliación política, como sucede en los países serios y desarrollados.
Pero, ningún político panameño pagará el costo de romper con el clientelismo, toda vez que, perdería los aportes financieros de sus principales clientes, no tendría qué ofrecerle a los desempleados que buscan los votos, y de llegar al poder, muchos funcionarios públicos “quedarían desempleados”, y como la mayoría de los políticos criollos, no tienen la creatividad necesaria para resolver el problema laboral (qué hacer con los funcionarios públicos si se reduce la planilla), no se meterán en un «lio» que les queda demasiado grande.
Razón por la cual, debemos como votantes que aspiramos a vivir en un país desarrollado, estar claros que, cualquier candidato que en campaña prometa desarrollar Panamá, sin mencionar qué hará para erradicar el clientelismo político, está mintiendo, toda vez que, mientras persistan los vicios de países tercermundistas, no habrá desarrollo alguno, y tan pronto como accedan al poder, seguirán con la misma fiesta y despilfarro del clientelismo, beneficiando solamente a sus familiares, y allegados políticos.
Un verdadero estadista, puede reducir la planilla estatal, sin que los funcionarios públicos que salgan del gobierno, queden desempleados, evitando así el trauma que significa, una gran cantidad de ciudadanos desempleados. ¿Cómo se logra esto?, se los dejo de tarea.
El estadista además de reducir la planilla estatal, rompe con la costumbre gubernamental arraigada en el ADN politiquero nacional, de ejercer como agencia de empleos, creando las condiciones necesarias para que el sector privado absorba a la fuerza laboral disponible en el mercado, sin necesidad de embotellarla o emplanillarla en el gobierno.
Empero, como en Panamá hay carencia de recurso humano altamente calificado, producto de nuestro pobre sistema educativo que gracias a nuestros otroras y actuales gobernantes, es uno los peores del mundo, seguirá el circulo vicioso del clientelismo político y seguiremos siendo una república bananera y tercermundista manejada por dictadorzuelos, hasta que un gobernante con algo de materia gris, administre al país en buena lid, con creatividad, estratégicamente, y con visión de estadista.
2- Institucionalizando el nepotismo:
“Como dijo el presidente Ricardo Martinelli vamos a gobernar con los mejores y nos hemos rodeado de gente buena y de linaje que viene a trabajar”.
Palabras de la Ministra de Trabajo Alma Cortes, tratando explicar por qué algunos de sus familiares y socios han sido nombrados en el sector público.
Si estimados lectores, así es; si ustedes no pertenecen a ese “especial linaje real», no se vistan que no van, toda vez que, por no ser familiares de algunos de los miembros principales del gobierno de turno, no tienen derecho a aspirar a un alto cargo de los más remunerados, como quiera que, el criterio para acceder a un puesto ejecutivo en el gobierno, es que seas de los «mejores», y los «mejores» panameños, son los propios familiares de ellos, el resto que no tenemos vínculos consanguíneos con el «linaje real» de turno en el poder, somos los “peores”, ergo, estamos excluidos de las mieles del poder. “Vamos Bien”.
¿Qué opinión les merece semejante explicación tan barata del porqué del nepotismo en el gobierno?
Mejor no perdamos más tiempo comentando semejante argumento tan medieval (linaje y reyezuelos) y pasemos al siguiente punto.
3- Institucionalizando el trueque y chantaje político:
“Yo no puedo correr ningún nivel de riesgo con los proyectos que tengo para el área de Barú, arriesgándome a que no se ejecuten porque alguien me diga que no apoyé al presidente con el proyecto de la segunda vuelta”.
Palabras del diputado Osman Gómez, explicando el peligro que corrían sus proyectos de carretera de doble vía, muelle y viviendas, para la región de Barú, si no apoyaba la inconstitucional ley de la segunda vuelta, promovida por el ejecutivo.
Que un diputado nacional, reconozca semejante chantaje en televisión abierta, y el Fiscal Electoral o la autoridad competente, no digan ni esta boca es mía, es una señal de que las verdaderas instituciones del país, han sido vulneradas y secuestradas por el ejecutivo, que están debilitadas, en franco deterioro y en picada hacia el despeñadero.
La lectura que merece semejante chantaje denunciado indirectamente por el diputado Osman Gómez, quien de la manera más cándida, natural e inocente, lo grita y reconoce a los cuatro vientos como si el chantaje y trueque político fuera algo normal y legítimo (ya perdieron la noción del bien y el mal), es que, el órgano ejecutivo, encabezado por el Presidente Ricardo Martinelli, está dispuesto a condenar a la pobreza, miseria, y subdesarrollo, a cualquier región del país, cuyos representantes, alcaldes y diputados, no se sometan a los planes inconstitucionales del gobierno, es decir, o apoyan al ejecutivo en todos sus planes y proyectos aunque estos pisoteen la constitución y las leyes, o no hay partidas ni fondos para desarrollar obras en sus circuitos. «Vamos Bien».
Y, ¿dónde quedaron las consignas tipo: “poner los intereses del pueblo primero”?; puro cuento de campaña. Tomen nota votantes de los circuitos perjudicados y chantajeados, para que pasen la factura como el pueblo sabe hacerlo.
4- Institucionalizando la corrupción:
«No es justo que solo le achaquen el mal de la corrupción al Gobierno, cuando la empresa privada también tiene que ver en eso, a todo al que se le sorprenda y se le compruebe algo indebido le caerá todo el peso de la ley, aquí hay corrupción y la habrá siempre, porque no es algo que se genera solito, porque aquí la corrupción la genera la empresa privada«
El Presidente Ricardo Martinelli, justificando por qué en su opinión existe corrupción en el gobierno (por la empresa privada), a unos días de que el Informe Global de Competitividad 2011-2012, señalara que Panamá mantiene una alta percepción de corrupción, al aumentar la calificación panameña, en cuanto a corrupción se refiere, cuatro puntos porcentuales en relación con el año 2010.
Si estimado lector, si, usted leyó bien, según el Presidente Ricardo Martinelli, la empresa privada es la culpable de la corrupción en el gobierno, al ser la «generadora» de la misma, ¿qué les parece?
Bueno, en realidad no me sorprende que el presidente ataque a la empresa privada y la satanice como el origen de la corrupción gubernamental, como quiera que, esta ha sido la tónica de toda su administración, la descalificación, el ninguneo y la confrontación, contra todos los sectores de la sociedad; y no les listo todos los ataques sistemáticos del gobierno que han sufrido cada uno de los sectores del país, porque dicho listado al ser tan largo, requiere de un artículo completo.
Solo acotaré que, ya nos gustaría a los panameños ver la misma determinación del presidente para con la empresa privada, cuando dice que “a todo al que se le sorprenda y se le compruebe algo indebido le caerá todo el peso de la ley”, aplicada cuando se trate de algún funcionario público de alto nivel y de su entorno, toda vez que, hasta ahora, no hemos visto a ningún funcionario de los involucrados en los casos de corrupción de alto perfil, que le caiga todo el peso de la ley, más bien, lo que les ha caído es, todo el manto de la impunidad.
Si bien es cierto que, la ley debe ser pareja para todos, y la corrupción debe combatirse en todos los ámbitos, también es cierto que, la ley entra por casa; de modo que, el presidente antes de hablar de la empresa privada, debe demostrar tener moral para hacerlo, poniendo primero su casa en orden.
Es oportuno destacar que, así como no todos los funcionarios públicos son corruptos, tampoco todos los empresarios lo son, de manera que, generalizar no es muy sabio que digamos, y me da la impresión que, lo que en realidad se persigue con estos ataques infundados, es desviar la atención de la corrupción que campea en el sector público desde siempre y que se ha acrecentado en el gobierno actual, donde las contrataciones directas y los sobreprecios, están a la orden del día.
Es cierto que siempre ha habido corrupción, pero, eso no es consuelo, ni justifica el poco esfuerzo que ha hecho el gobierno actual para erradicarla, el cual, en lugar de combatirla, la justifica, diciendo que la culpa es de otros (la empresa privada), o exigiéndole a la iglesia católica, que presente las pruebas y nombres, de quiénes son los corruptos, y otras distracciones por el estilo.
Mientras sigan los casos de corrupción en el gobierno sin deslindarse, mientras no se rindan cuentas, ni haya transparencia, mientras se cobije a los corruptos con el manto de la impunidad, se institucionalizará la corrupción, y cuando el Informe Global de Competitividad nos lo eche en cara, como uno de los obstáculos que impiden nuestro desarrollo como nación, debemos asumir el golpe y enmendar el camino, no tratar de justificarnos embarrando a otros (la empresa privada).
Conclusión
Bueno, también existen otras malas artes que se han institucionalizado en Panamá, como son: el transfuguismo, la coima, el negociado, y los sobreprecios, pero, no las trataremos en este artículo, en virtud que, para tratar dichos temas desde la realidad política panameña, tendría que confeccionar una enciclopedia de varios tomos.
Finalizo resaltando que, las instituciones democráticas son las únicas que debemos fortalecer, más no así, las malas artes, a saber, el clientelismo político, el nepotismo, el chantaje y la corrupción, si de veras aspiramos a salir del subdesarrollo y entrar al grupo de naciones del primer mundo. Meta para la cual, precisamos de un verdadero líder con estatura y visión de estadista, que se atreva a erradicar los vicios y lacras que mantienen al país estancado y postrado, y a aplicar las grandes medidas requeridas para alcanzar el desarrollo pleno y la justicia social.
Pregunto: ¿Alguno de los candidatos presidenciales, se considera un estadista, se cree capaz de romper con estos vicios y patrones tercermundistas que rezagan a Panamá, y piensa que puede con su visión enrumbar de veras a la nación convirtiéndola en el primer país latinoamericano desarrollado?
Entonces que, lo demuestre presentándonos a los ciudadanos, un plan de desarrollo nacional creativo, estratégico, y coherente, que tenga metas razonables, y objetivos precisos a corto, mediano y largo plazo, no con promesas electoreras, populistas, vacías y baratas; que ya hace rato que superamos la etapa de la patria boba, y no estamos creyendo en intercambio de espejitos, en cuentos de hadas, ni en cantos de sirenas de políticos tradicionales dados a las malas artes.
Saludos Cordiales.
Erick Simpson Aguilera
Proverbios de Salomón 24:3-6:
Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable. El hombre sabio es fuerte, y de pujante vigor el hombre docto. Porque con ingenio harás la guerra, y en la multitud de consejeros está la victoria.
4 pensamientos en “Institucionalizando las Malas Artes”
#LimpiemosPanama (@anamari_28)
A RM le cae bien ese refrán que «cuando apuntas con un dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti» o algo parecido como «el que no haya pecado que tire la primera piedra». ¿Se conocerá tan bien a si mismo? Tiene el descaro de atreverse a condenar a otros las mismas fechorías que el ha cometido. ¿Será que quiere desquitar su egocentrismo en los demás? Patetismo, frustración? que alguien me explique.. vaya!
erick507
AnaMari, lo de RM es mirar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el ojo propio. Saludos.
Roberto Jean-Francois
Excelente diagnóstico del pensamiento o condición mental de la clase política panameña. La verdad que nos falta un mundo de preparación, conquistas y avances. Este periodo no favorece en nada esto, mas bien fomenta la epidemia de las mismas malas artes. Saludos y seguimos amigo! Roberto
erick507
Gracias por tu comentario Roberto.
Saludos.