Por: Erick Simpson Aguilera
Sin pretender pecar de pesimista (soy optimista por naturaleza, más no crédulo), debo discrepar del famoso eslogan gubernamental “Vamos Bien”, en virtud que, dándole una lectura fría a la situación actual del país, lo que observo es lo siguiente:
1- Un sistema educativo a punto de colapsar que nos impide aprovechar al máximo el crecimiento económico impresionante que está experimentado Panamá, toda vez que, existe un déficit de recurso humano altamente calificado para suplir la demanda de personal.
2- Un sistema de salud al borde del colapso, como quiera que, hay desabastecimiento de medicamentos, déficit de camas hospitalarias vs pacientes a nivel nacional, déficit de médicos en las zonas rurales del país, falta de insumos, equipo e instrumentos médicos, debilitamiento de las medidas sanitarias (ahora se va al seguro social con una leve dolencia y se muere por bacterias nosocomiales), no se fumigan e inspeccionan los barrios como en otrora para combatir los criaderos de mosquitos Aedes aegypti (se cree que hay más muertes por dengue hemorrágico, que las que acepta el gobierno), etc.
3- EL IDAAN está cerca del colapso, como evidenció la crisis de fin y principio de año. Dios nos libre que se desate otra semana de lluvias como aquella vez, que deje en evidencia al IDAAN y su capacidad de afrontar otra crisis similar.
4- La canasta básica familiar anda por las nubes, y como las medidas aplicadas por los “genios” del gobierno son tan “apropiadas” que siempre perjudican al pueblo, ahora resulta que también subió el pan y pronto subirá el arroz, “vamos bien”.
5- La inseguridad en el país sigue in crescendo, como demuestran los casos de asesinatos cuyas cifras tratan de ocultar las autoridades; sin embargo, el secuestro del jefe de seguridad de la embajada israelí, y el asesinato del joven de origen Indostán Darmesh Ahir, constituyen una señal de alerta de lo peligrosa que se está tornando la Ciudad de Panamá, situación que hay que atender y solucionar pronto, para evitar una imagen negativa que afecte el clima de inversiones.
6- Los casos de corrupción gubernamental siguen saliendo a la luz pública, y las autoridades en lugar de combatir dicho flagelo que lesiona el patrimonio de todos los panameños, nos piden nombres como si fuéramos policías, terminando los mismos en impunidad. En qué quedó ese otro eslogan de campaña de que “Pueden meter las patas pero no las manos”; puras falacias y promesas electoreras.
7- Se priorizan obras millonarias de infraestructuras como la torre financiera, la adquisición de los corredores, la construcción de un nuevo centro de convenciones, etcétera, y se postergan necesidades de primer orden como la erradicación de la pobreza, la disminución del costo de la canasta básica familiar, la educación, salud y seguridad. Aún las buenas e impostergables obras de infraestructuras como las carreteras, las manchan con unos sobreprecios que convierten a Panamá en posiblemente, el lugar donde el kilómetro de carretera, cueste más caro en el mundo (sino somos los campeones en este rubro, nos defendemos).
8- El gobierno de turno mantiene al país en vilo, desasosiego, y en zozobra en zozobra, con los múltiples escándalos que vemos cada semana, y con el debilitamiento de las instituciones, como denunció The Economist recientemente.
9- La administración actual, ha rotó el record mundial de la politiquería, toda vez que, desde que comenzó su mandato, se la han pasado politiqueando y hablando de presidenciables e interprimarias, cuando todavía faltan 3 años para terminar su periodo y queda mucho trabajo por hacer (por el cual les pagamos grandes salarios), en un país cuya calidad de vida va en franco deterioro. Aquí en nuestro bananero y tercermundista país, los políticos viven en tiempo futuro, nunca el presente, como quiera que, cuando deben trabajar, gobernar y resolver los problemas, están pensando en perpetuarse en el poder, y en cómo ganar las próximas elecciones; que barbaridad, maduren por Dios, y pónganse a trabajar que para eso fueron electos y se les paga.
10- Los indicadores de pobreza, pobreza extrema y desigualdad, demuestran que en Panamá, queda mucho trabajo por hacer para erradicar la pobreza, y cerrar la brecha entre ricos y pobres; las estadísticas son de temer, como demuestra mi artículo titulado: Mi Informe a la Nación.
En fin, pudiera seguir, pero estos son los argumentos principales que sostienen mi tesis según la cual, el nefasto eslogan ese que reza “Vamos Bien”, no corresponde con la realidad, a la cual le ajusta mejor, un eslogan que rece “Vamos Bien Mal”.
Saludos Cordiales.
Erick Simpson Aguilera