Por: Erick Simpson Aguilera
Proverbios 29:2 Cuando gobiernan los justos, el pueblo se alegra; cuando gobiernan los malvados, el pueblo gime.
Analizando el citado proverbio del Sabio Salomón, observo que, la biblia nunca pasa de moda; siempre está a la vanguardia tocando temas de actualidad, en virtud que, la naturaleza humana con sus vicios y virtudes, “permanece igual”, -o más bien diría que la misma se degrada- el tema es que, seguimos gozando de gobiernos justos, y sufriendo regímenes que se destacan por su maldad y opresión en contra de su propio pueblo.
Con dicha reflexión no quiero dar a entender que, el gobierno de mi país (Panamá), sea el régimen malvado de que hablaba Salomón, toda vez que, también dice la palabra de Dios en Juan 8:7 que Jesús manifestó lo siguiente: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». Ergo, es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones acerca de cómo califican al gobierno de turno en cuanto a su nivel de bondad o maldad.
Sin embargo, lo que sí puedo decir sin temor a ser tildado de fariseo, es que, el pueblo panameño gime como señala la parte final del citado proverbio de Salomón. Gime por el alto costo de la vida, gime por la falta de servicios médicos dignos y de medicamentos, gime por la inseguridad que campea en nuestras calles, gime por la educación paupérrima que reciben sus hijos, a raíz de la cual, están condenados a ser unos eternos serviles que percibirán salarios de hambre que no les alcanzaran para mantener una vida digna, gime por los empleos mal remunerados y esclavizantes, por el subempleo y por el desempleo (que si existe aunque el presidente Martinelli diga lo contrario), gime por la pobreza y pobreza extrema que sufre gran parte de la población en un país rico que se destaca por ser unos de los líderes mundiales en el nefasto ranking de peor distribución de las riquezas, gime por la mediocridad y politiquería de sus gobernantes, quienes juegan con las esperanzas del pueblo y le roban sus sueños de vivir en un país justo, próspero y equitativo, donde todos participen de la bonanza económica de la que hoy por hoy, solo se benefician unos pocos.
Ahora bien, sería injusto señalar que, el gobierno actual es el responsable de las carencias y problemas que aquejan al pueblo panameño, en virtud que, la génesis de los mismos es de vieja data y vienen de arrastre e ignorados por todas las administraciones anteriores. No obstante, hay algo de responsabilidad atribuible al gobierno actual, en el sentido que, estas problemáticas en lugar de solucionarse, continúan in crescendo, y los que tienen el turno al bate son ellos (“La Alianza por el Cambio”), quienes en campaña prometieron un sinnúmero de soluciones y alternativas, para hacerle frente a la situación asfixiante que sufre el pueblo panameño.
Sobre este particular, es necesario mencionar que, las causas de los problemas que hacen gemir al pueblo panameño son muchas, complicadas y estructurales, ergo, las mismas requieren ser erradicadas de veras, y no maquilladas con paliativos (beca universal, 100 a los 70, etc.) y subsidios paternalistas. Es hora de proyectos serios que le cambien el rumbo al país, es hora de entrenar al panameño en el arte de pescar, no regalarles el pescado como acostumbran nuestros poco creativos, mediocres y populistas políticos.
Es hora que, el gobierno de turno se ponga el overral de obrero para construir un mejor Panamá, que se quiten el traje de políticos y se pongan el de estadistas, el cual espero no les quede demasiado grande, toda vez que, hasta ahora solo los vemos prometer, prometer, y prometer cambios, sin aterrizar nada en concreto y como si la campaña política no hubiera finalizado.
En cuanto a este último punto, es necesario que el gobierno de turno entienda que, los panameños estamos hastiados, intoxicados, y saturados de la campaña política; que ya tuvimos suficiente con la última campaña que comenzó con las primarias y resultó maratónica, estéril, insufrible, y desgastante, por lo sucia que fue.
De manera que, no aplaudimos que la administración actual se haya dedicado a politiquear tan temprano y a adelantar la campaña electoral proponiendo segundas vueltas inconstitucionales, luchando en su alianza por espacios políticos, y por desacuerdos acerca de quién será el futuro candidato a presidente, y por el ungimiento de presidenciables como Ferrufino (me imagino que esto es una broma), faltando tres años para finalizar su periodo, lo cual me resulta inaudito y es un síntoma de un problema muy serio que afecta a nuestros políticos, el cual he denominado como: El Síndrome del eterno candidato.
Quizás para mis hermanos panameños, el hecho de que nuestros gobernantes no aterricen, ni se bajen nunca del carro de la politiquería estilo campaña electoral, y una vez en el poder, en lugar de gobernar y resolver los problemas que afronta el país, sigan con su agenda electorera para perpetuarse en el poder, y con sus discursos huecos basados en promesas vacías de cambio, es algo normal que no tiene mayor relevancia, pero para mí, que viví algunos años en un país desarrollado de verdad (USA), esto raya en la máxima ridiculez, habla muy mal de nosotros, y es una señal de un subdesarrollo mental y pobreza de pensamiento, extremo.
Cuando escuchó hablar al presidente como en la entrevista con Álvaro Alvarado, de que quiere cambiar al país, me pregunto, ¿y qué se lo impide?, ¿acaso no es el presidente, acaso no se le otorgó un mandato para que gobernara y ejecutara su agenda de cambio que el pueblo le compró en la última campaña?; ya basta con ese discurso trillado de que quieren cambiar a Panamá y manos a la obra pues, que el único cambio que hemos visto hasta ahora ha sido para mal, a saber: más delincuencia, más violencia, canasta básica más cara, más nepotismo, mas mediocres abultando la planilla estatal, más botadera de funcionarios públicos calificados para abrir espacios para sus clientes analfabetos funcionales (clientelismo político en su máxima expresión), más salarios jugosos por hacer nada, más endeudamiento, más compras directas y negociados, menos libertad de expresión, más concentración de poderes, menos institucionalidad, más ineptos que no sirven para nada en puestos de jefes, directores, asesores y ministros, menos poder adquisitivo, más borregos en la Asamblea sin capacidad para el debate, menos justicia en un órgano del estado que parece más un apéndice de otro, que un poder independiente, más politiquería, etc.
Ese no es el cambio que el pueblo esperaba, otra vez más salimos defraudados y hemos sido engañados, tal parece que el único camino que nos queda es buscar otra fórmula al margen de los partidos políticos; de pronto, la alternativa del Señor Juan Carlos Tapia como un futuro candidato independiente a la presidencia, es una luz al final del túnel y pudiera ser el camino a seguir, como quiera que, estos políticos oportunistas que nos han gobernado y gobiernan, solo sirven para campañas electoreras y para ser eternos candidatos, no dan la talla, carecen de visión, y no tienen estatura de verdaderos líderes, ni de estadistas con capacidad de cambiar al país de veras y dejar huellas para bien, ese traje les queda muy grande; y me refiero a todos los partidos y administraciones que tienen gimiendo al pueblo panameño y le han mentido (no solo a la actual), las cuales han fracasado en la difícil, más no imposible, tarea de erradicar la pobreza, mejorar la calidad de vida, la educación, la salud, la vivienda, la seguridad, y el empleo, posicionando así a Panamá, entre el grupo de países desarrollados, lo cual es posible, dado las grandes riquezas conque ha sido bendecido nuestro hermoso pero mal administrado país.
Moraleja: Se busca un presidente que gobierne, no un eterno candidato.
Saludos Cordiales.
Erick Simpson Aguilera.
Proverbios de Salomón 11:14 Por falta de gobierno un pueblo se hunde, pero se salva si hay muchos hombres de consejo.