Por: Erick Simpson Aguilera
Es triste ver el espectáculo barriobajero ofrecido por los funcionarios del gobierno, quienes en lugar de ofrecer explicaciones respecto de las denuncias de corrupción (Visagate, Murciagate y Migración) y rendir cuentas a la ciudadanía, recurren al ataque gratuito, la intimidación, las amenazas y la descalificación, para tratar de acallar a los que exigen transparencia en el manejo de la cosa pública. Dejan mucho que desear estos políticos de pacotilla.
Ahora resulta que, si USA le quita la visa al ministro de turismo por sospechas de vinculación con el narcotráfico (según el Diario la Prensa), si se desencadena una trama de corrupción en Migración (tráfico de chinos), y si importantes funcionarios del gobierno tienen un tema monetario-electoral oscuro pendiente con Murcia, por el cual dar la cara y responder ante las autoridades competentes, la culpa es de la oposición, de los medios de comunicación y de los ciudadanos que exigimos transparencia y cuentas claras; cuanto cinismo y desfachatez por parte del gobierno.
Los ciudadanos que exigimos explicaciones respecto de esta ola (al paso que vamos, pronto será un tsunami) de escándalos, no estamos aseverando que, ninguno de los funcionarios cuestionados, a saber: el ministro de Turismo, el director de la Autoridad de Aseo y la directora del Servicio Nacional de Migración, sean culpables de los escándalos en que se encuentran implicados, escándalos que dicho sea de paso, han estremecido los cimientos del gobierno actual y han puesto de relieve una institucionalidad maltrecha, en la cual la rendición de cuentas no existe, ergo, exigirla desde el punto de vista de ellos (gobierno) equivale a una mentada de madre y a una suerte de conspiración golpista; no faltaba más.
Somos conscientes que, no se puede condenar a nadie sin el debido proceso que demuestre su culpabilidad de haberla o los exonere limpiando su nombre si fuera el caso, en virtud de la debida presunción de inocencia, el tema es que, no vemos a ninguna autoridad competente tomar las medidas pertinentes en aras de esclarecer los hechos y sanear el clima de escándalo que azota al país, razón por la cual, seguimos esperando acciones por parte del gobierno, a saber: que sean separados de sus cargos los funcionarios en cuestión y se sometan los casos a las autoridades competentes para que procedan con las investigaciones pertinentes; esto es lo que sucedería en un país serio, con un gobierno decente e instituciones fuertes.
Los ciudadanos panameños tenemos derecho a exigirle al gobierno cuentas claras respecto al manejo del estado, el cual es patrimonio de todos, no solo de la alianza partidista en el poder, pero, el gobierno en lugar de dar la cara y explicar que es lo que está pasando de acuerdo a su versión oficial de los hechos (versión oficial del tema de la visa a USA, Migración y Murcia) optan por el camino de la confrontación, al típico estilo de un gobierno autoritario, chabacano y dictatorial, donde vemos a los varilleros del gobierno de turno acusar de conspiradores contra el estado y desafiar amenazantemente, a todo aquel que ose exigir un manejo correcto y transparente del país.
Pareciera ser que, Panamá se nos cae a pedazos ante nuestros ojos, y que la institucionalidad está en vías de extinción, o mejor dicho, en cuidados intensivos; ojala la gente decente que queda en el país, evitemos que el mismo colapse y retrocedamos a épocas oscuras que creíamos ya superadas, pero, lastimosamente vislumbro que, esta tarea no será nada fácil, dada la prepotencia, peligrosidad, mediocridad, miopía e involución de un gobierno terco, desconectado de la realidad.
Sin embargo, seguimos dándole un voto de confianza al gobierno para ver como solucionarán esta crisis ocasionada por los escándalos de corrupción; crisis que, constituye una oportunidad para que el Presidente Martinelli demuestre su estatura de líder y estadista, en virtud que, las crisis son oportunidades para crecer y mejorar, pero, si no damos la talla, también pueden derrumbarnos, sacarnos el cobre, y dejar en evidencia nuestra mediocridad e incapacidad de liderazgo. Por el bien de Panamá, ojala el presidente actué a la altura de las circunstancia y tome las medidas necesarias para esclarecer cada uno de estos casos, para la tranquilidad de todos los panameños y el reforzamiento de la marca país en el exterior (la cual se ha visto gravemente deteriorada en su imagen), como quiera que, de lo contrario, los ciudadanos nos sentiremos más defraudados, engañados y burlados de lo que ya estamos, y la poca credibilidad de que goza el gobierno de turno, se esfumará cada dia más hasta extinguirse pronto, sumiéndose peligrosamente el país en un estado de coma e ingobernable.
¿Cómo actuará Señor Presidente? ¿Como un político más del montón que solo piensa en su minúsculo grupo de allegados y aliados en detrimento de todo un país?, o ¿Como el presidente de todos los panameños que se preocupa por el bienestar de las grandes mayorías? ¿Permitirá que se vaya al traste la imagen de Panamá, que nos hundamos en una crisis de ingobernabilidad y nos sumerjamos en aguas profundas de desasosiego, división y guerra cuerpo a cuerpo para cortarnos todos como propone un miembro de su gabinete?
Amanecerá y veremos.
Saludos.
Erick Simpson Aguilera